Las historias no siempre inician con un «Érase una vez un príncipe y una princesa...» y lastimosamente no todas terminan con un «Y vivieron felices por siempre».

Esta historia dió inició con una disputa entre dos chicas, Thalía y Lana peleaban valiente y torpemente por el corazón de un chico bastante idiota que no sabía valorar a ningúna de las dos. La pelea las llevo a golpearse una a la otra en un antro mientras ambas estaban de fiesta con sus amigas, y como era de esperarse, esa pelea en un lugar público las llevo a la delegación junto a quienes trataban de detenerla, sus mejores amigas Amber y Jane.

¡No puedo creer que estemos en la delegación! -grito Jane al borde de un colapso- ¿Sabes lo que me harán mis padres por tu culpa, Lana?

Deja de culparme, esa perra fue la que empezó -respondió la bonita trigueña mientras se sobaba el pómulo hinchado-

¡Te dije que ese tipo no te convenía! ¿Que esperabas de quién engaña a su novia contigo, Thalía? -grito la extrañamente furiosa Amber del otro lado de la celda-

¡Deja de regañarme! -la castaña se cruzó de brazos molesta-

Las dos chicas que iniciaron la pelea se veían arrepentidas, heridas y decepcionadas por qué el objeto de su disputa se fue cuando ellas empezaron a pelear; sus amigas estaban lejos de sentirse mejor que ellas, Jane sabía que cuando sus padres llegarán esto le costaría un regaño del tamaño del universo y Amber no dejaba de pensar en que su fiesta de cumpleaños número diecinueve estaba más que cancelada. De pronto las dos pensativas chicas desviaron su mirada y se encontraron con la de la otra, Jane pensó de inmediato en la hermosa mirada que poseía Amber y está pensó en lo mucho que queria besar los labios rojos de esa chica; es raro, pero hasta ahora ningúna se había tomado el tiempo de ver a la otra pues estaban ocupadas preocupándose por sus problemas y por sus amigas.

Amber, siendo una chica valiente y deshinibida, se levantó de su incómodo asiento y se encamino hasta la chica de sonrisa nerviosa.

Eres Jane, ¿Verdad? -pregunto con una sonrisa dulce en los labios y un brillo en la mirada-

Ajá... -respondió de forma torpe la siempre tranquila Jane-

Yo soy Amber Watson -le tendió su mano en un gesto que hizo sonreir a su interlocutora-

Un gusto conocerte formalmente -afirmo mientras tomaba la mano de la aspirante a bailarina-

Eres muy bonita ¿Lo sabías?
-Jane abrió mucho los ojos y un sonrojo cubrió sus mejillas-

Gracias -dijo nerviosa-

¿Aceptas una cita conmigo? -pregunto sonriente-

Eh... -miro efímeramente a Lana que observaba la escena con incredulidad-

¡Hey! Lo que pasa entre ellas no debe afectarnos a nosotras ¿No crees? -la chica asintió de acuerdo-

Bien... aceptó salir contigo
-respondió segura-

En ese momento dió inició una historia de amor dulce, auténtica y llena de momentos felices.

Ellas se amaron apesar de sus diferencias sociales, mentales e incluso apesar de que no tenían la misma visión para su futuro, su amor fue fuerte y su historia seguirá conmoviendo a los corazones que la escuchen.