┌────── ∘°◈°∘ ──────┐
CAMBIO DE ASPECTO
└────── °∘◈∘° ──────┘
Elsa Menzel Pov
«Esto va a salir mal. Esto va a salir bastante mal».
Rapunzel: Permanece quieta.
—Está muy ajustado —me quejé.
«Me voy a quedar sin pechos».
Ariel: Hubiera sido más fácil si no tuvieras tanto busto.
«¿Y es mi culpa?»
—Para tu información, nací mujer. No hombre —dije con cierta molestia, mientras observaba mi reflejo en un enorme espejo más grande que mi estatura de uno setenta y dos.
Mulán: Hay que hacer algo con tu cabello.
—¡Nada de cortado! —dije enseguida, asustada de la idea.
Moana: El trabajo sería más sencillo si dejas que nosotras lo...
—¡No! —interrumpí.
«Me ha costado mucho mantenerlo de ese largo».
Rapunzel: ¡Ya quedamos! —exclamó terminando de unir los ganchos de la banda que ocultaba mis pechos—. ¿Qué prosigue?
Jazmín: He conseguido la dirección de donde estará Anna con Kristoff. Se verán en Memphis esta noche.
«Espera un momento».
—¿Tendrán una cita?
Ariel: Eso parece —dijo en canto.
«Oh no, interrumpiré una cita, pero...»
—Si van a tener una cita eso es bueno, ¿no?
«Significa que la relación puede arreglarse sin hacer esta idea estúpida».
Moana: No, no lo es. Kristoff siempre hace lo mismo cuando comete un error y desea remediarlo.
Jazmín: Sin embargo, en vez de no volverlo a hacer...
—Déjame adivinar, lo vuelve a hacer —continúe con mis ojos entrecerrado acompañado de una expresión aburrida y un poco molesta.
Jazmín se rio ligeramente y guardó su móvil.
Jazmín: Créeme cuando te digo que en verdad me impresionó cuando te vi en ese sofá. Creí que Moana se refería a otra persona cuyo nombre también era Elsa.
—¿Oh, enserio? —solté con claro sarcasmo manteniendo mis brazos aun extendidos.
Mérida: Sé que te disgusta la idea, pero te hemos entrenado para que cumplas con lo que debes hacer sin preocupaciones.
—Bueno... mi vida al menos es más interesante.
«Mejor que la antigua. Debo pensar en lo positivo de esto y dejar de preocuparme un poco de lo que pueda o no suceder».
Rapunzel: ¿Ya no era interesante? —preguntó con una sonrisa juguetona a la vez que sostenía un saco de color negro.
—Muy usual, ¿no crees? —comenté.
Ariel: Es cierto... —dijo tampoco muy convencida—. ¿Memphis no es un ambiente más... Rock 'n' rol?
Mulán: Es verdad.
Mérida: ¡Necesitamos algo estilo Punk, baby! ¡Te verás deslumbrante! —exclamó emocionada.
Di mi mejor sonrisa y de inmediato Mérida desapareció de mi vista en busca del nuevo conjunto. Debía admitir que encontrarme en unos de esos sitios de cambia ropa en una tienda, obviamente de ropa, era bastante acogedor y amplio comparado con otros almacenes donde el lugar era más pequeño y sólo podía ser ocupada por la persona que se iba a probar un conjunto.
Había pasado una semana desde que... contaron todo ese rollo de la relación de Anna con Kristoff, y de cómo era su "plan bien planificado". Aun no me encontraba muy convencida de ese "plan bien planificado", pero como había dicho Mérida anteriormente: "Es un favor y no puedes rehusarte". Debí haberme negado y tal vez ella hubiera escogido que hiciera otra cosa totalmente distinta, aunque lo dudaba. Lo que me pidió de repente parecía urgente.
Honestamente aun sentía que todo lo que estaba pasando era demasiado repentino y precipitado. Me sentía también incomoda y nerviosa. Y sinceramente no me importaba en absoluto lo que esa chica llamada: "Anna", estuviera teniendo problemas comunes entre pareja. Aun pienso que era algo que debían arreglar entre ellos.
Al parecer, el "gran Kristoff" con bíceps marcados trabajaba: porque si no lo hiciera, ¿Por qué no salir en un día de semana en vez de un fin de semana? Además, ¿Si Anna abandonó sus estudios quien la mantendría? Aunque simplemente podía buscar un trabajo de medio tiempo y ahorrarse muchas cosas.
Cada vez que sus amigas hablaban de Anna, me hacían pensar lo irresponsable, desorganizada e inmadura que era. Quería decir: ¿Por qué enfrascarse tanto con un tipo que te había engañado dos veces? «Oh, espera. ¡Fueron más de siete veces! ¡Eso era totalmente repugnante! ¡¿Es que acaso era masoquista?! ¡Rayos, enserio!». Y gracias a eso no podía pensar que tuviera sus "motivos": eso me parecía algo que... solamente las personas tontas soportarían de otra persona igual de tonta, pero buenas manipulando.
También me había puesto a pensar y analizar llegando a una conclusión que me dejó con una duda. ¿Por qué específicamente tenía que ser un chico atractivo? Digo, Aladdín era una buena elección, aunque no fuera "tan hermoso", pero tenía un bello corazón que estaba dispuesto a darle a la persona que se encontraba a un costado mío viendo los mensajes de su celular. No obstante, tampoco tenía en mente influir a Jazmín para que le diera una oportunidad a mi pobre amigo que había perdido lo poco de dignidad que tenía con ese...
Jazmín: Oiga... ¿Esté no es su amigo? —consultó confundida mostrándonos en su celular un video de Aladdín titulado: "El chico flores de Stanford regresa".
«Oh no... Esto no puede ser peor». Rapunzel y Ariel rieron con nerviosismo.
Mérida: He vuelto. ¿De qué me perdí?
Jazmín le mostró el video.
Mérida: Que galán. ¿Quién tendría tantos huevos como para hacer ejercicio bajo una tormenta?
—¿Alguien ha ido a verlo? —pregunté, no dándole importancia al video.
Rapunzel: No he tenido tiempo.
Ariel: Yo tampoco, pero prometo que le llevaré una deliciosa sopa.
Fruncí el ceño bajando cansada los brazos y suspirando hondo.
Moana: ¿Por qué lo llaman flores?
Arial: Somos sus únicos amigos. También Bella y Tiana, pero saben dónde están.
Bella y Tiana tenían otros planes familiares y no pudieron asistir a la conmemoración de mi... apariencia masculina. Pero, pidieron fotos.
Rapunzel: Somos amigos desde la Universidad. Aladdín... siempre se la pasaba con nosotras y lo molestaban por eso —contó, agarrando las prendas traídas por Mérida.
Mérida: Intentó muchas veces hacer amigos varones, pero la mayoría lo rechazaban por las constante burlas de Hans.
Ariel: Al final se conformó con nosotras y dejó de darle atención al chico cretino.
—Sin embargo, ahora parece querer unirse a su grupo de amigos y necesitamos hablar con él. —Miré fijamente a Rapunzel, Ariel y Mérida acusándolas con la mirada—. Antes de que cometa otra locura más —acoté.
Ariel: Es un buen chico. No tiene malas intenciones. Él solo quiere... hacer amigos varones —dijo dudosa.
Moana, Mulán y Jazmín asintieron no muy convencidas de nuestras palabras, pero lo suficiente como para quitarles unas que otras dudas.
Rapunzel: Bien, Elsa. ¿Qué te parece? —preguntó emocionada sujetando la camisa frente a mí.
Me miré en el espejo analizando el color negro con diseños dorados más la combinación de un pantalón roto de color azul y las zapatillas negras con blanco.
—Me iré por lo usual.
Moana: ¿Estás segura?
—Causar una buena impresión es lo importante, ¿no? —recordé arqueando una ceja.
Mulán: Pero iras a Memphis.
—A acompañar a un amigo.
«Claramente iré sola, pero es una excusa perfecta».
Jazmín: Destacaras mucho si vas tan... formal.
—¿Esa no es la idea? —consulté confusa.
Moana: Sí, pero a la vez no. Necesitaras algo que no resalte cual foco de navidad.
—¿Y una chaqueta de cuero negro?
—Mejor —dijeron todas en coro.
.
.
.
Era hermoso. El lugar era simplemente excepcional. Había guirnaldas de luces naranjas, verdes, azules y purpura, y letreros neones con sus distintivos logos de lo que representaba el negocio. También se encontraban lo que parecía un sin fin de motocicletas estacionadas organizadamente en línea. Las personas que se hallaban en ese evento o mejor dicho festividad que hasta ahora sabía que existía, estaban tranquilamente bebiendo y caminando por la calle con libertad.
Mi vestimenta consistía en una camisa gris de cuello abierto y encima se encontraba la chaqueta negra de cuero que había dado como idea hace unas... tres horas. Mi pantalón era de un chándal azul marino y mis tenis verde oliva.
Mi bolso fue remplazado por una billetera sencilla de color negro donde cargaba un por ciento de dinero y mi identificación, pero claro, no debía en ningún momento dejar que, Anna, viera eso. De todas formas, no iba a dejar que ocurriera. Necesitaba ser bastante precavida con esos simples detalles.
Lo que hicieron con mi cabello no fue nada de otro mundo. Cuando estaba en ese almacén una de las chicas que trabajaba en ese lugar nos proporcionó la idea de crear una peluca con la misma tonalidad de mi cabello. Mis amigas no lo pensaron dos veces y de inmediato se pudieron a buscar pelucas varoniles, mientras una de ellas se dedicaba a investigar cómo ponerla correctamente en la cabeza: ninguna de nosotras sabía cómo hacerlo.
Les tomó aproximadamente una hora en quitar el tono de la peluca y luego pintarla del color natural de mi pelo. Después tardaron unos minutos en decidir qué peinado hacer optando por uno despeinado con ondas hacia atrás y un pequeño mechón que caía en mi frente.
Sinceramente, la peluca parecía demasiado real y similar a la tonalidad de mi real cabello. Hicimos varias pruebas antes de que agarrara la llave de mi auto y tomara rumbo a donde estaría Anna. La peluca estaba firmemente ajustada y ningún movimiento brusco conseguiría quitármela fácilmente.
Mis pechos obviamente fueron aprisionados por una banda que no me dejaba respirar con libertad, pero que era obviamente necesario para que no hubieran sospechas, o peor aún, fuera rechazada de inmediato. Por lo que tenía entendido, Anna era heterosexual, no bisexual.
Tenía que hacer mi voz un poco más grave y también cambié un poco mi caminar. Mis amigas me pusieron a entrenar y estudiar muchas cosas que incluían las acciones de un chico "común" y las pláticas que tenían ellos para "conquistar", o al menos "atraer" a una mujer.
Y para acabar, me juntaron un poco de maquillaje. Y cuando decía un poco, era muy poco. Simplemente me coloraron una base para ocultar mis pocas pecas. Gracias a mi "belleza" natural no era requerido hacer nada más.
Rapunzel, Ariel, Mulán y Jazmín fueron las primeras en suspirar ante mi nuevo aspecto. Honestamente no me sorprendió que lo hicieran: porque igualmente me encontraba... impresionada de mi nuevo cambio que por un momento creí que en verdad... era un hombre, pero la realidad era otra. Era una mujer disfrazada de un hombre que intentaría hablar con una chica insegura de su apariencia.
Caminé tranquilamente con mis manos en los bolsillos mientras observaba y admiraba mi entorno. Nunca antes había asistido a un sitio parecido, pero las personas parecían bastante agradables a simple vista. Me acerqué a uno de los negocios de bebidas y pedí una limonada.
Entre los minutos que les tomó hacer lo que ordené, miré con calma las guirnaldas con focos de distintos colores a una distancia poco lejos de mi ubicación.
—Hola. No te había visto antes por estos lugares. ¿Eres nuevo?
Parpadeé confundida y observé a la mujer que llevaba un conjunto bastante atractivo que delineaba su buen físico. Éste consistía en unos jeans azules ajustados y una camisa holgada de tonalidad negra, acompañado de unas argollas plateadas. La examiné de arriba a abajo deteniéndome en sus curvas, provocando una risa en la mujer.
—Mis ojos están arriba, chico —dijo juguetona.
Me sonrojé. No pude evitar ruborizarme al entrar en consciencia de donde se había quedado atascado mis ojos azules. Aclaré mi garganta y eché un pequeño vistazo al negocio de comida de al frente con unas mesas al aire libre.
—Estoy de visita —hablé ganándome una sonrisa tranquila de aquella mujer.
Tensé mi mandíbula soportando el hecho de... tener a una bella chica hablándome. En el pasado muy poco se me acercaban mujeres con esas intenciones. Simplemente deseaban que las ayudara con algo o, solamente las escuchara, aunque lo segundo era un poco extraño para mí, ya que... me sorprendía la facilidad con la que me contaban lo que les sucedía en su vida. ¿Mi aspecto real daba tanta confianza así?
—¿De dónde eres?
Pregunta sencilla, respuesta difícil. «¿De dónde soy? ¿De dónde puedo ser? Vamos, piensa. ¿Dónde un chico de cabello albino puede llegar a hacer?».
—Rusia.
«¡Estúpida!». Ella me miró con sorpresa y se acercó a la barra del negocio para estar... más cerca de mi persona. «¿Rusia, enserio?».
—Veo que manejas bien el inglés. ¿Te molestaría decirme algo en ruso?
«Rayos... Bien, piensa en tus clases de idioma que te saltaste en algunas ocasiones porque no te interesaba incluir otro estúpido idioma a tu lengua, Elsa». A punto de abrir mis labios para decir algo totalmente inventado porque dudaba que la mujer frente a mi supiera algo del lenguaje ruso, mi celular sonó salvándome y sacándome de esa situación que pudo haber sido incomoda. Lo agradecí demasiado internamente.
—Disculpa —dije para después agarrar mi pedido de la barra y alejarme a una distancia considerable—. ¿Hola? —respondí acercando el carrizo a mis labios para tomar un poco de mi bebida.
—Ya llego.
—¿Quien? —pregunté extrañada.
—¿Cómo que quien? ¡Anna!
«Oh, cierto... Se me había olvidado». Anna no estaba en Memphis cuando llegué, y ahora... lo estaba.
--------------
Fin del Cap. 3 (Cambio de aspecto)
.
.
.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro