Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❰17❱─•❥

┌──── ∘°◈°∘ ────┐

LA ÚLTIMA CITA

└──── °∘◈∘° ────┘

Elsa Menzel Pov

—¿Y tú que supones que deba hacer?

—¿Comenzar otra vez la profesión que dejaste?

Anna balanceó insegura su cabeza de un lado a otro.

—No tengo el presupuesto como para costearme una carrera en este momento. Quiero decir, tomaría años para que pueda tener ese título.

—¿Cuántos tenías cuando la empezaste? —pregunté curiosa.

Anna sonrió ligeramente y jugó con su batido.

—Bueno... Era un cerebrito. ¿En qué año crees que empecé a estudiar medicina veterinaria?

—A los dieciocho. La mayoría de las personas empiezan su carrera universitaria a esa edad e incluyéndome.

Anna rio.

—Bueno, no soy de esa mayoría, Elson. Comencé un año antes.

Abrí mis ojos de par en par asombrada.

—¿Cómo?

—¿Cómo? —repitió de manera confusa y con una sonrisa divertida.

—Sí. ¿Cómo es eso posible?

—¿Te recuerdas de mi padre con una profesión de profesor?

«Oh...»

—¿Estudiaste desde casa?

Ella asintió.

—Mi padre me educó y preparó para el mundo estudiantil. En resumen, me salté un año por estar más avanzada que mis compañeros. No fue una sorpresa cuando la directora estaba esperándome con mi padre en la dirección para decirme esa noticia.

Sonreí sutilmente.

—Eres inteligente y orgullosa.

Anna volvió a reír.

—Primero: no me considero una persona inteligente, pero aprecio el alago. Segundo: sí, lo soy. En esos casos —explicó, para luego darle un sorbo a su batido—. ¿Quieres ir a la piscina de natación conmigo el próximo sábado?

«¿Natación?», me dije aterrada recordando que para eso debía quitarme la ropa.

—¿No crees que sea una buena idea conocer uno de mis Hobbies? —preguntó nuevamente.

—Me parece una excelente idea, Anna. Pero... no creo que sea el momento.

—¿Por qué no? —dijo confundida.

—El agua no es mi mayor fuerte.

—Espera un momento —dijo aún más confusa—. ¿No sabes nadar?

«Sí», me contesté en mi mente. «Simplemente no quiero que descubras mi sexualidad y tampoco quiero que nuestras amigas nos vean.» Comenzarían a hacerme un sin fin de preguntas si me descubrieran con ese aspecto, ya que supuestamente eso de hacerse pasar por un hombre se había "acabado".

Suspiré profundamente con una expresión cansada, y con esa acción le di a Anna la respuesta que esperaba.

—¿Estás bromeando? —cuestionó y negué con la cabeza siguiendo esa pequeña mentira—. Bueno, no es malo. Puedo enseñarte.

—Otro día.

«Otro día...»

—Está bien. Avísame cuando te sientas listo.

—¿Cómo te va en casa de tu amiga? —pregunté comenzando un nuevo tema de conversación.

—Bastante bien. La casa es... cómoda. No tengo que preocuparme más de que una persona entre a "mi habitación" sin permiso —comentó con gracia. Reí ligeramente y volví mi vista al plato para seguir degustando de él—. Sabes, creo que he tomado una decisión.

Regresé a mirarla y esperé a que hablara mientras masticaba.

—Mi sueño de pequeña, era hacer mi propio negocio.

La miré con sorpresa. Ella sonrió más... ampliamente. Esa sonrisa causó un cosquilleo en mi pecho.

—Mira, estoy cansada de trabajar para alguien más. He estado pensando en ese sueño "infantil" y la verdad... no pierdo nada en intentarlo.

—Es bueno que pienses en cómo mejorar tu futuro.

—Sí... —dijo con duda—. Necesito dinero para eso.

—Todos necesitamos dinero —incluí provocando que volviera a sonreír de manera amplia y después negara con la cabeza.

—Bien, sabelotodo...

—Oh no —le interrumpí—, la sabelotodo aquí es usted, Anna. —Ella nuevamente rio y por mi parte bebí un poco de mi vaso de agua antes de continuar— ¿Qué negocio deseas hacer?

—Un veterinario.

—¿Veterinario? —repetí levantando una ceja—, nada mal, pero... ¿No necesitas el papel especial para eso?

—¿Quién necesita un papel especializado para hacer algo?

—En este caso estamos hablando de medicina. Y vidas de animales —aclaré.

—Pensé que dirías eso, y te tengo una buena respuesta. Desde que abandoné mi carrera primordial y me dediqué a la otra, nunca dejé de estudiar la primera.

Nuevamente elevé una ceja.

—Lo sé, lo sé. Eso no me asegura el puesto de doctora, pero puedo asegurarte de que soy muy buena en lo que me gusta.

—¿En serio?

Anna asintió y acercó sus labios a su batido. Lentamente lo bebió y después relamió sus labios. Esa acción de su parte la había visto con detalle y en cámara lenta, apreciando más el momento en el que había pasado su lengua por las curvas de sus labios.

—¿Qué opinas?

Bajé la mirada un segundo e ignoré la nueva sensación de deseo que apareció en mí para contestar con naturalidad y no con nerviosismo.

—Me parece una excelente idea, pero recomiendo hacer pruebas antes de... atender a un pequeño e inofensivo animal enfermo.

—El perro que tienes está enfermo.

«¿Mi perro?», me dije desconcertada.

—El perro de tu vecino —aclaró al ver mi expresión de extrañes.

—Oh... —«Cierto...» Ese animal se la pasaba más en mi territorio que en el suyo— ¿Y cómo lo sabes? Quiero decir: ese día lo viste a simple vista.

—¿Nunca te has preguntado por qué está en tu patio?

—No entiendo la lengua perruna —dije, recordando no haberle dado tanta importancia.

Anna puso los ojos en blanco y luego suspiró.

—Está enfermo. Y está pidiendo ayuda: porque sabe que algo está mal con él.

Arrugué mi entrecejo asimilando sus palabras.

—¿Y por qué no se lo pide a su dueño?

—Eso tiene varias razones que no puedo afirmar, pero... aprovechando que ese animalito se encuentra en mal estado... ¿Me dejarías atenderlo?

La miré con sorpresa y con mi vaso de agua en mi mano derecha. «¿Atenderlo?». De inmediato no me pareció una buena idea. Anna estaría experimentando con un animal que no era de mi pertenencia, y si le sucedía algo... «No. Definitivamente no.»

—El perro no es mío —le recordé—. El dueño caería en mi contra si le ocurre algo o se pone peor.

—No creo que eso suceda. El amo de ese perro ni ha notado que se encuentra enfermo. Eso puede notarse; y más a simple vista.

«¿Y por qué yo no lo noté antes?», me había preguntado. «¿Tal vez porque me hallaba con estrés y frustración en esos momentos?», me contesté dudosa, pero no quería tener que lidiar con problemas en ese momento de mi vida. Suficiente con los dos "pequeños" secretos que tenía.

—Las personas atacaran cuando vean una oportunidad de conseguir dinero —dije a la defensiva.

—¿Qué quieres decir? —preguntó confusa.

—Si al perro le llega a suceder algo malo, Anna, el señor no dudara en aprovecharse de eso para tirarme una demanda que podría hasta llegar a pena de cárcel por unos dos o tres años.

Silencio. Anna me miró fijamente y yo, hice lo mismo.

—Es un riego.

—Un riego que no pienso correr —dije con seguridad.

—Está muriendo. ¿No quieres salvarlo?

—No es mi responsabilidad —contesté, ganándome una mirada incrédula de su parte.

—¿Estás hablando en serio? —dijo totalmente indignada.

Bebí un sorbo más de mi vaso y analicé las palabras que había dicho. Al entrar en cuenta entré en un estado de "shock" y, al recordar de donde había salido aquel comportamiento "frio" que opté en ese momento me paralicé más.

Sin embargo en el instante que salí de mi nube e intenté disculparme y explicar mejor mi punto de vista, Anna dejó con molestia un billete en la mesa y se levantó del asiento diciendo un: "Me voy".

—Anna, espera —pedí, pero ella me ignoró.

Rápidamente despojé de mi bolsillo lo restante para completar lo pedido y la seguí. Mi corazón empezó a latir apresuradamente cuando salí del restaurante, donde estábamos llevando a cabo nuestra cita, y mis ojos de inmediato la encontraron.

Me acerqué corriendo y la detuve con suerte colocando una de mis manos en su hombro, ya que mis llamados eran rechazados. Ella volteó a verme con su ceño fruncido.

—Lo siento... —dije recuperando el poco aliento que perdí.

Anna cruzó sus brazos y me observó con atención. Tragué pesado y después miré donde se encontraba mi mano. Sutilmente de manera curiosa acaricié su piel expuesta y enseguida me gustó lo suave que era. Sin embargo cuando la vi nuevamente ella miró, con una expresión molesta mi mano y luego a mí. Entendí de inmediato la señal y la aparté.

—Lo siento —volví a decir con un leve sonrojo en mis mejillas.

No era la primera vez que la tocaba, pero si la primera vez que curioseaba su piel.

—¿Confías en mí?

—¿Qué? —solté de manera confusa.

—¿Confías en mí? —volvió a decir.

Parpadeé extrañada y me tardé unos segundos en comprender a lo que se refería. Nuevamente tragué saliva con pesadez y me tomé otro tiempo para buscar esa respuesta dentro de mí.

Ella no despegó sus ojos de los míos, e igualmente por mi parte tampoco lo hice. Pero su expresión se había vuelto más suave y su mirada me trasmitía... seguridad y decisión. Sentía... que no podía competir contra eso.

Al final, asentí ligeramente con una sonrisa media.

—Confió en ti.

.

.

.

—Lo primero que haremos es atraerlo —dijo mientras ingresaba a mi hogar y dejaba que me ocupara de su chaqueta—. Lo segundo sería que lo sostuvieras mientras le hago un rápido chequeo. —Anna giró a verme— Y tercero: después de que averigüe lo que le sucede, dependiendo de que tiene, iré a comprar la medicina o darle las que traje.

Asentí con mis manos en los bolsillos de mi pantalón largo de color azul, mientras observaba con atención su optimismo y emoción. Por dentro me sentía bastante dudosa de ese plan, pero Anna se veía segura de sí misma y eso me calmaba en cierta parte. Sin embargo, si algo salía mal, entonces en ese día aprendería a como cavar un hoyo.

Era de noche, y por las nubes negras que había visto con anterioridad, no demoraría en llover. Suspiré profundamente aun con mi mirada puesta en ella. Anna se las había arreglado para venir a mi hogar después de nuestro último encuentro hace aproximadamente dos semanas.

En ese tiempo me encontraba aterrada de tan sólo imaginar que una persona estaría experimentando con un perro que no era de mi pertenencia, pero que a la vez estaba permitiendo que lo hicieran. Era una cómplice. Y lastimosamente, no podía contarle a ninguna de mis amigas lo que pasaría.

Probablemente ellas me preguntarían primero el por qué seguía haciéndome pasar por un hombre y después me regañarían diciéndome que no accediera a tal cosa con un pobre animal, pero a la vez tomando en cuenta como era Ariel y Rapunzel con los animales, seguramente lo aceptarían. «Quien sabe que otras cosas más dirían o preguntarían.» Y en ese momento no me encontraba preparada para responder.

Mis sentimientos eran... confusos.

—¿No quieres cenar primero? —dije, sacándola de la nube donde se hallaba su mente.

Ella sonrió y asintió.

.

.

Honestamente el tiempo se pasó bastante rápido. La cena fue entretenida y la había pasado bien hablando de otros temas referente a las cosas que deseábamos hacer en un futuro. Le conté como también quería hacer un sistema o un mercado para la empresa que construiría y, así, no tener que encontrarme en ella y dejar que fluya efectivo sin necesidad de poner mucho de mi esfuerzo o tiempo.

A ella le pareció fascinante toda la explicación detallada que hice de los pasos que realizaría para llegar a eso. Anna se había impresionado de la inteligencia financiera que poseía, y de lo emocionada que estaba al hablar de ese tipo de cosas.

Sinceramente me gustaba hablar de finanzas.

Después de terminar de cenar, atrajimos al perro de mi vecino para su sutil chequeo. El animal no tuvo problema en acercarse y dejarse revisar. Cuando lo vi de cerca pude notar lo que Anna había dicho con anterioridad.

Era verdad que el perro se encontraba enfermo y pedía ayuda en su lenguaje. Anna me lo explicó, con más detalle, cómo funcionaba y me mostró las heridas que se escondían debajo de su pelaje.

El chequeo del animal no duró mucho. Anna descubrió lo que tenía y lo que necesitaba. Y para suerte del perro ella poseía en su cartera los medicamentos que le ayudarían a recomponerse.

Pasamos unos minutos más acariciando al pobre animal enfermo mientras la lluvia caía con fuerza. El aire frio ayudó a que mi mente se despejara y me sintiera más tranquila con la compañía de Anna y del perro cuyo nombre decía en su placa que era: Olaf.

Luego de otros minutos más se hizo tarde, y Anna debía regresar. Ella se colocó su chaqueta y yo tomé las llaves de mi auto. Me reí al recordar como antes no podía utilizarlo, pero ahora que mi invitada lo había visto, no era necesario ocultarlo más.

—Has un hecho un buen trabajo —dije estando cerca de la puerta. Anna me miró con atención—. Si no fuera por ti, nunca me hubiera percatado de ese detalle importante.

Ella sonrió y se acercó a mí.

—Me alegro de haber ayudado.

Silencio. Quedamos en silencio unos segundos mirándonos mutuamente. Me sentía relajada y confiada; sentía que podía hacer cualquiera cosa en ese instante. Y nuevamente mi mente retrocedió al pasado y recordó ese momento en donde el tiempo se había vuelto lento; en donde mis ojos se habían posado; y en donde ese sentimiento de deseo nació.

Y para cuando volví a estar consciente, los labios de Anna se hallaban cerca de mi mejilla. Sentí un ardor recorrer las mías y la sensación del beso depositado en esa zona. Mi cuerpo se movió inconscientemente y mis manos se situaron en su cintura no dejando que se separa. Miré sus ojos y después sus labios. Se veían... demasiado suaves y apetecibles. Ese deseo naciente incremento.

Sentí las manos de Anna pasar por mi rostro con sutileza hasta llegar a mi cabeza donde enredó sus dedos en mi cabellera y, seguidamente imitó la acción de mis ojos. Ardía. Ardía demasiado ante la aspiración de poder unir mis labios con los que tenía cerca. Pero cuando ocurrió no demoró mucho. Un sentimiento de culpa y engaño nació al instante causando que mi cuerpo tomara distancia e hiciera que ella también lo hiciera.

Había sido una pequeña probada. Un pequeño beso que imploraba volver a repetirlo, sin embargo la mentira de mi verdadera apariencia que guardaba me superó. Mis manos empezaron a temblar, e instintivamente me abracé a mí misma retrocediendo unos pasos con mi cabeza agachada.

Sentía miedo, culpa y arrepentimiento. «No, no, no, no, no, no», me repetía mientras mi corazón latía con aflicción. «¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?», me pregunté estando consciente de las palpitaciones dolorosas en mi pecho. «¿Por qué...?», otra vez me cuestioné tragando con dificultad saliva por el nudo que se formó en mi garganta.

—¿Estás bien...? —murmuró con preocupación colocando una de sus manos en mi brazo, pero inmediatamente la quité con un movimiento agresivo de mi cuerpo.

—Yo... A-Anna... Yo... —Exhalé con fuerza tratando de no asfixiarme con mi propio aire—. No puedo seguir con esto —dije dándole la espalda.

—Lo siento, no debí...

—No —le interrumpí—. No es tu culpa. No eres la que está mal aquí —le dije controlando mi voz.

El miedo. El miedo me estaba comiendo por dentro. Sentía como llenaba por completo todas mis emociones y recorría cada parte de mi cuerpo; sentía miedo. Demasiado miedo. Traté de ignorarlo por un segundo y soltar la verdad. Las cosas no podían seguir; no de esa manera. No obstante, estaba segura de que no funcionaría de la otra.

A Anna le gustaban los hombres. No las mujeres. Y eso, provocó que mi corazón doliera más. «¿En dónde me he metido?», me dije. «¿En dónde me metí? Esto... no tuvo que haber ocurrido», me recordé, pero por el camino donde iban las cosas debí haberlo imaginado. Anna había dicho que le había atraído de manera romántica, pero simplemente lo ignoré por mi deseo egoísta de conocerla más.

Suspiré. Agarré una gran cantidad de aire y me volteé encarándola con mis ojos cristalinos. Ella me miraba con confusión. Y con la fuerza de voluntad que había tomado previamente me quité la peluca dejando a la vista mi largo cabello albino.

—No soy un hombre —dije utilizando mi voz femenina mientras miraba con cierto enojo y mucha tristeza la peluca en mi mano derecha.

Levanté la mirada con una expresión de arrepentimiento y observé la suya que era de total sorpresa. Noté también como había retrocedido un paso.

—Mi nombre es... Elsa. Y creo... —Sonreí forzosamente derramando una lagrima— Creo que me he enamorado de ti.

-----------------

Fin del Cap. 17 (La última cita)

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro