Solo... solo un minuto más...
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Han sido tantas veces en las que escuché decir que las historias de amor eran aburridas.
Qué había perdido su encanto ese típico "final feliz".
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Sus manos acariciaban con la mayor dedicación cada centímetro de ese rostro melocotón, admirando con tristeza cada rasgo que conocía a la perfección.
Aún sentía ese cuerpo azul tibio, cómo si todavía mantuviera la vida...
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Entonces ¿el final debe ser trágico? Solo así ¿será más interesante?
Claro, ¿qué tan difícil puede ser seguir el ciclo de la vida? ¿Qué les parecería solo dejar que pase lo que tenga que pasar?
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Acarició ese par de labios carentes de color, llevando sus dedos en suaves toques a los hoyuelos marcados en su piel.
Se limitó a imaginarle despierto, consciente, obsequiando esa dulce sonrisa a todos y dirigiéndose a él con las más dulces de las palabras.
— Te necesito aquí, Sonic...
«Ya, Shadow, no te escucha. No insistas más...»
El moreno negó volviendo a envolver al cobalto entre sus brazos y apretándole en su pecho, como si eso fuese a ayudar en algo.
Como si eso le trajese a la vida de nuevo...
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Sería tan sencillo para cualquiera solo escribir el final de lo que hubiese sido una gran historia, así, desmoronando todo.
Pero ¿saben qué?
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Volvió a sollozar con el erizo cían en brazos, acunándole cual bebé contra él como si quisiera cuidarle de algún mal, de cualquier otro daño que llegase a azotar contra ambos.
Malo que todo había ocurrido ya, más nada podía ocurrir... Por lo menos no, algo malo...
Dio un pequeño beso en la frente del azul, cerrando sus ojos y dejando que las lágrimas corrieran por sus mejillas hasta su mentón.
Ya era momento de dejar que se llevaran el cuerpo, ya no podrían hacer más nada...
Ya no...
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Eso dejémoslo para otra historia...
Aún quiero creer en los finales felices, a pesar de todo...
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Sintió un pequeño agarrón en uno de sus brazos, causando que se separara rápido del rostro del menor creyendo que Rouge le llamaba; llevó la mirada a su antebrazo encontrándose con una mano de pelaje melocotón tomándolo. Palideció.
Hubiese gritado con semejante susto si su mente no le haya hecho enfocarse en algo aún más importante: el erizo que tenía en brazos.
Éste movía los músculos de su rostro en forma de queja, respirando en pequeños jadeos e intentando moverse entre los brazos del azabache.
La murciélago y la coneja se miraron con total sorpresa al ser las únicas —además de la pareja— en la habitación, causando casi el desmayo en ambas.
— ¡Sonic! —exclamó presuroso, volviendo a abrazarle contra su pecho con el mayor de los cariños, llorando de nueva cuenta pero, esta vez con la más grande felicidad —. N-no de vuelvas a hacer esto.
Mientras tanto, el menor abría a batallones sus ojos, topándose primero con el rostro de Shadow quién cargaba lágrimas a montones. Le miró preocupado al no tener idea de lo que pasaba, bajando sus orejas y llevando una de sus manos al rostro del azabache.
— Aquí estoy, amor, no llores. —Ronroneó siendo abrazado con más fuerza por el azabache, correspondiendo con las pocas fuerzas que tenía, dicho gesto —. Todo está bien, ¿verdad?
— Ahora sí lo está... —asintió uniendo sus labios con los del menor en un beso suave y lento, lleno de cariño... Lleno de amor...
De todo eso que ambos compartían y jamás se arrepentirían de demostrar...
Dos semanas más tarde...
¿Se trató de algún acto mágico de resurrección? Nah~, sí, murió, pero a la segunda desfibrilación su cuerpo reaccionó y el resto se trató de un leve caso de catalepsia* causada por el mar de sentimientos que cargó en tan poco tiempo.
Ése fue el informe que dieron los doctores a la pareja, sus amigos creyeron que fue un acto de amor, otros enterados del tema que fue un milagro... Tantas versiones y solo un acontecimiento. Pero ¡llámenlo cómo quieran! A final de cuentas, todo había terminado mejor de lo que cualquiera lo hubiera esperado y ellos ya no tenían qué preocuparse por encontrar explicaciones ya que, estaban juntos, con sus bebés sanos y tal vez, intentando todo de nuevo.
Los cuatro se encontraban en casa después de haber pasado casi dos semanas en observaciones, tanto los bebés como el cobalto. Por fin se sentía un ambiente ligero, tranquilo, por demás relajado entre ambos erizos mayores.
Existía un poco de incomodidad aún, era extraño verse a los ojos después de todo lo que ocurrió pero, no podían negar que ya coincidían en que estar lejos del otro no era una opción.
El azabache terminó de arropar al cían en la cama, ayudándole con las almohadas y a acomodar a los pequeños a un costado del azul para que lograran dormir más cómodos. No había palabras dirigidas entre ambos mas los dos sentían esa necesidad de decir algo, lo que fuese.
Shadow tomó asiento en la orilla de la cama y miró al menor por un momento, dando un pequeño suspiro y rascando su nuca.
— Heh, Sonic... sobre todo lo que pasó... yo... -
— ¡Ey! No te preocupes, ya está en el pasado. El que menos culpa tiene de todo eres tú. —le interrumpió con una sonrisa comprensiva, provocando que el azabache le devolviera el mismo gesto —. Ahora debemos dedicarnos a que vuelvas a estudiar y hasta yo podría conseguir un empleo, no sé, algo así.
— No deberás preocuparte por eso —se acercó un poco más al azul, tomando la mano de éste para acariciarla entre las suyas —. Tengo ahorros que no servirán el suficiente tiempo para que yo recupere mi trabajo. Solo debemos preocuparnos por criar bien a este par. —giró la mirada hacia ambos bebés que se removían entre sueños, casi que abrazándose entre sí.
El moreno se mantuvo un momento en silencio antes de soltar las manos del azul y levantarse de su asiento, yendo a la cómoda que estaba frente a la cama. Sonic le miró con total curiosidad, ladeando un poco su cabeza para intentar ver qué hacía el de púas alzadas mas el cuerpo de éste le cubría.
Se giró sosteniendo un montón de papeles y guardando algo en su mano, mirando al azul que bajó sus orejas en cuanto reconoció aquellas hojas.
— Creo que esto ya no será necesario —sonrió tomando de los costados los papeles halando cada punta en direcciones contrarias, rompiendo así a la mitad cada documento.
Sonic sonrió sin poder evitarlo; sus ojos se aguaron y se abstuvo de soltar un chillido por la presencia de las criaturas. Ahora sí no había qué pesara sobre sus hombros.
El azabache terminó destrozando por completo cada papel, dejando solo pequeños trozos de lo que fuera un acta de divorcio. Los arrojó al cesto de la basura como último, volviendo a tomar asiento frente al azul que mantenía con felicidad esa radiante sonrisa.
— Solo necesitamos esto —abrió su puño, mostrando ese par de anillos de oro. Tomó el del azul y se lo colocó, siguiendo los mismos pasos Sonic en la mano de su esposo —, ahora sí, estamos completos. —se inclinó para besar esos labios melocotón, siendo correspondiendo de inmediato por su amado, envolviéndose entre sí en un abrazo cálido.
Solo eso era necesario para demostrar su amor...
Para dejarle en claro al mundo que estaban hechos el uno para el otro...
Y para convencer aún más a su mente de que sin ese amor no volverían a ser felices...
Pasó sus manos por las mejillas del erizo de brillantes ojos esmeraldas, separando sus labios y dando una rápida mirada a ese rostro que, ante sus ojos, era angelical.
— Si la vida me obligara a vivir todo nuevamente, lo haría, las veces que fuesen necesarias, sin importar las veces que tenga que resistir el mismo sufrimiento... —ronroneó con dulzura, apoyando su frente con la del contrario, ambos con los ojos cerrados —. Porque sabría que al final tú estarás allí, esperándome. Amándome con la misma intensidad... Con la misma nobleza.
Ambos corazones palpitaban con frenesí, emocionados por de nuevo estar tan cerca del otro, por saber que todo estaba bien...
Qué todos los inconvenientes que fuesen a llegar los sabrían tratar...
Qué ambos, junto a sus bebitos, compartirían las alegrías y superarían las tristezas...
Qué criarían a sus hijos y siempre estarían allí para ellos...
Porque su amor era más fuerte de lo que muchos creyeron...
No por nada ambos —a pesar de todo— seguían con vida...
La vida sí los quería juntos pero, quería demostrar sus fortalezas...
Hacerles saber que de sus errores se aprenden y lo más hermoso es lo que más cuesta...
Porque por muy mal que pueda terminar algo, siempre habrá algo bueno, no a simple vista pero lo habrá...
Y ellos lo habían demostrado...
Ya estaban juntos y ahora sí...
Ya podían ser felices, por el resto de sus vidas...
~• Fin •~
Catalepsia: Es un estado en el que la persona presenta rigidez, palidez, no presenta signos vitales y aparenta estar muerto cuando realmente su cuerpo aún está con vida.
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