Capítulo 8
Varias semanas después...
~Shadow~
Alegría, emoción, entusiasmo... Eso es lo que refleja mi rostro en todas las fotografías que he visto en el transcurso de estos días. Siempre las mismas fotografías, intentando buscar en algún rincón de mi corazón esa emoción que en ese entonces tenía.
Y el amor que por los demás sentía...
¿Cómo todo se esfumó tan fácil?
Me siento un simple desconocido, en un lugar al que no pertenezco, rodeado de personas que no me merecen y con las cuales me es imposible volver a relacionarme.
Es ese momento en el que sientes la mente a punto de explotar de la impotencia y el corazón dejar de latir de la tristeza.
Y lo peor es que no sólo esto me afecta a mí, sino que, también lo hace con ese erizo que en algún momento fue mi "amado" esposo y en un futuro, a ese par de bebitos. ¿Qué culpa tienen esos cachorros?
No quiero que crezcan sin un padre, pero tampoco quiero que sean criados por un completo desconocido...
Y lo que más me desconcierta es averiguar:
Todo ese amor ¿dónde quedó?
— Amy te espera temprano ¿gustas que te acompañe? —cuestionaba aquel erizo de ojos esmeraldas, manteniendo su mirada sobre mí. Hacía rato que me mantenía en el jardín, pensando, solo... Recapacitando.
Escuchaba ecos molestosos en mi cabeza desde hacía unos días, una voz femenina que me impedía dormir en las noches y que me hablaba a momentos. No sólo perdí todos mis recuerdos, ahora también, estoy perdiendo mi cordura.
— Debería preguntarte yo a ti —me levanté, sacudiendo mis piernas al tener un poco de polvo por estar sentado sobre el pasto —, hoy irás a ver el estado de los bebés ¿no? —pregunté, observándole asentir —. ¿Puedo ir contigo?
Sonrió suavemente, como si esas palabras fueran las mejores que haya podido decir hasta el momento.
Solo tengo curiosidad de ver a esas dos criaturas.
— Primero con tu cita y después la mía —me tendió su mano, invitándome a seguirle —, vamos.
Me limité a tomarla, apretándola un poco.
¿Dónde quedó esa sensación mágica que sentía con el simple hecho de tocarlo?
Salimos de la casa, Sonic tomando las llaves y colocándose su típico suéter rojo, mirándose bastante más esponjoso a causa de los cuatro meses que traía encima.
Es tan extraño verle así, pero... También me es divertido. Se asimila a una botarga.
Caminaríamos al hospital, no queda lejos y además había sido a petición mía. Sentía la necesidad de despejar mi mente de esa manera.
Y como era de esperar, el camino se tornó silencioso, a pesar de los intentos de Sonic porque ambos conversáramos.
— ¿Te has sentido cómodo estos días? —cuestionó por quincuagésima vez en la semana, mostrándose cohibido ante la pregunta, pero curioso ante la respuesta. Suspiré, mirándole por el rabillo del ojo y mostrando una sonrisa.
— Sí, Sonic, mucho —respondí volviendo a quedarme callado. Volvimos a ese silencio incómodo.
Es que ¿qué más puedo decirle?, ¿de qué es bueno conversar? No... no tengo la menor idea.
«Por lo menos un: "gracias"...»
¡A eso es a lo que me refiero! ¡Ya escucho voces!
— Gracias —musité pasados unos minutos, llamando la atención del menor —... por todo lo que has hecho por mí este mes.
— Es lo menos que pude haber hecho por ti —respondió con una pequeña sonrisa, entre feliz y triste —, sé que si todo hubiera pasado de otra forma, tú hubieras hecho lo mismo por mí.
«De verdad, yo ¿lo hubiera hecho?»
Me límite a responder, siguiendo con mi andar a su costado. De allí, nadie volvió a hablar...
(...)
— ¡Shadow, Sonic, qué gusto el volver a verlos por aquí! —exclamó la eriza de color rosado, con bastante energía a decir verdad —, pasen, en un momento los atiendo —nos dijo al ambos estar en la puerta al esperarla; obedecimos a lo dicho, pasando y yendo a los asientos mientras ella salía un instante.
Miré por un momento al azul, dedicándole una sonrisa tranquila. Sólo me la devolvió después de bajar ambas orejas. Esta situación solía repetirse muy a menudo... nos mirábamos y nos daba tanta tristeza que preferíamos ni siquiera dirigirnos la palabra en muchas ocasiones.
— Bien Shadow, te haré un pequeño test rápido, varias preguntas referentes a tus experiencias en este mes y te pediré que me cuentes tú lo que creas necesario. —dijo la chica al haber entrado de nuevo al consultorio, con varios documentos en las manos y posando su mirada sobre mí —. ¡Ah Sonic!, lo olvidaba —le miró ahora a él —, me haría muy bien tu ayuda en esto, ya que tú lo conoces muy bien.
— Me encantaría ayudar —musitó sonriente, mirando a la chica con esa faceta a la cual yo ya me había acostumbrado tanto. Feliz...
Como siempre lo reflejaba en las imágenes de aquellas fotografías. Cuando yo era el causante de esa sonrisa... Cuando en realidad me interesaba mirarle feliz. Pero y ¿ahora?
Ya no siento nada...
... Ya no siento que me interese...
... Ya no hay amor...
(...)
Explicar la experiencia que viví con la psicóloga no me es de mucha importancia, lo que sí me llamó mucho la atención y llegó a interesarme bastante fueron los momentos en los que él tenía que hablar.
Había tantas cosas que de verdad no me imaginaba con referencia al tiempo en que estuvimos juntos, que ahora comprendo un poco la situación en la que él también se encuentra...
— Esta situación parecer ser que se tornó demasiado complicada—habló la rosada, desvaneciendo el silencio en el cual ya habíamos llevado varios minutos sumergidos—. He tenido casos en los que hay una pérdida de memoria muy similar a la tuya, pero en esas situaciones los sujetos se recuperan bastante bien: su mente obtiene la información perdida en menos de tres meses. En el primer mes muestran una gran aceptación con su entorno y de allí en los siguientes dos meses muestran más avances hasta el punto de llevar su vida como lo hacían normalmente. Pero tú, no entiendo qué es lo que pasa.
— Puede que ya no tenga remedio—me encogí en hombros, observando sin mucha preocupación a la médico —, ésa es la única explicación ¿no? —me crucé de brazos, escuchando ahora a Sonic quien tomaba la palabra.
— No digas eso, debe de haber algo que...-
— No intentes buscar respuestas que simplemente no existen, por favor—le interrumpí sin mirarle. Admito que hubieron ocasiones en las que me llegó a sacar de quicio, pero más bien esta ocasión en especial no me hizo enojar en sí, pero sí a desanimarme. ¿Para qué sacar a relucir esperanzas vacías?
Le escuché recorrer su silla; le miré por el rabillo del ojo observando que se retiraba, cerrando la puerta después. Amy negó mirándome.
— No te comportes así, Shadow —dijo con tono sutil, como si le hablase a un niño pequeño —. Todo es muy difícil, lo sé, pero piensa un momento lo que pasará si esto no mejora: Él, tanto como los bebés sufrirán las consecuencias al igual que tú. Él "perdió" —hizo unas comillas con ambas manos — a su pareja, a tu antiguo tú, eso no se supera de un momento a otro y menos en el estado que se encuentra. Todo pasó cuando tenía un mes. —soltó un suspiró pesado, inclinándose para tomar algo de uno de los cajones de su escritorio —. Tienen que abrirse a posibilidades. No será fácil, claro está, pero es posible.
— Comprendo —respondí mirando hacia mis manos —, lo intentaré ¿está bien?
— Me alegra mucho escuchar eso —me obsequió una sonrisa, tendiéndome una bolsa pequeña en señal de que la tomara —. Ten y dáselo a Sonic, dile que es de parte de su mejor amiga. —guiñó uno de sus ojos, despidiéndose después con una de sus manos.
Me levanté, siguiendo el camino que el cobalto había seguido, deteniéndome antes de abrir la puerta al recordar otro pequeño detalle que había olvidado a mitad de la plática.
— Disculpa —me giré llamando su atención —, ¿es normal escuchar voces de la nada?
— Según el golpe que te hayas dado —entrecerré los ojos mostrándome serio ante su comentario, haciéndole reaccionar a lo dicho —. ¡A-ah, lo siento, lo olvidé! —sus mejillas se tiñeron de carmín, sonriendo apenada ante mi mirar —. Suelen haber ocasiones muy extrañas. Es cuando se sufre de algún trastorno psicológico, o bien, hay algunos que aseguran escuchar voces referentes a un guía espiritual. Ya depende de qué es a lo que te incite a hacer.
— Ya veo. Gracias... Supongo —retomé mi camino, saliendo ahora sí del consultorio, topándome con el cobalto en una de las sillas que se extendían a cada lado del pasillo.
Suspiré. Necesitaba disculparme con él.
Me acerqué tomando asiento a su costado, sin obtener su atención en ningún momento. Sus manos descansaban sobre su estómago y su mirada se perdía en el piso, no se mostraba molesto, solamente triste.
— Oye —me incliné un poco, acercándome hasta el punto de solo ver su rostro, le intenté sonreír, ganándome su mirada apagada. Suspiré al verle así —. Lo siento ¿sí? No debí comportarme así.
— No importa, puede que tengas razón.
— No, no la tengo, por mucha que sea mi terquedad, no. Sí debe haber alguna solución. No sabemos cuál, pero debe haberla —me senté derecho sobre la silla, mirando ahora a la pared que estaba enfrente nuestro —. Algo debe haber.
— ¿Volver a intentarlo? —musitó suave, jugueteando con la orilla de las mangas de su suéter —. E-es lo único que se me ocurre.
Me extrañé un poco ante aquel comentario, posando mi completa atención de nuevo en él. Sólo hay un tema al que puede referirse con eso.
— Exactamente ¿a qué te refieres? —alcé una de mis cejas con duda, frunciendo un poco el ceño de igual forma.
— A esto, por lo que estamos separados. El tú y yo. Esos sentimientos que ya no tienes. Intentemos enamorarnos de nuevo, o por lo menos antes de que nazcan los bebés —hipó suavemente, agachando sus orejas en el proceso —. Shadow, llevábamos siete años de pareja ¿sabes lo que es eso? Es una tercera o cuarta parte de nuestras vidas —me miró, teniendo los ojos cristalinos —, apenas seis meses desde que nos casamos y tuvo que ocurrir esto. Pasamos tantas cosas, luchamos para que mis padres nos dejaran estar juntos y después contra la pérdida de los tuyos. Siempre habían peleas entre nosotros, pero terminábamos felices al final del día —sus labios temblaron, llevando su mirada a sus manos al no saber qué hacer, igual bajé la cabeza aún atento a sus palabras —. Me acostumbré a verte siempre con amor, que ahora que sé que no hay nada entre nosotros, ni siquiera tengo idea de cómo dirigirte la palabra ¡mucho menos de qué forma verte! —le miré de nuevo, observando como lágrima tras lágrima salían de sus ojos —. Sólo te ruego hasta este punto, que intentemos por lo menos un poco... P-por lo menos u-un poco —cubrió su rostro con ambas manos, dejando salir pequeños sollozos de sus labios.
Juro no saber qué hacer. No tengo idea de la forma en la que tengo que reaccionar.
Pasé una de mis manos por su espalda, acariciando ésta un poco; mas él reaccionó ante mi tacto abrazándome por el dorso, ocultando su rostro en mi mechón de pelo. Sollozó, a lo que le abracé igual, con las intenciones de calmarle un poco.
— Tranquilo —susurré contra una de sus orejitas con las intenciones de calmarle —. Estoy dispuesto a intentarlo ¿está bien?
— Gracias... En serio, gracias...
El ambiente se fue tranquilizando poco a poco, mostrando de nuevo una sonrisa pequeña en los rostros de ambos, como si un pequeño peso se haya ido de nuestros hombros por esa simple charla.
— ¿Aún sigue en pie en que me acompañes a ver a los bebés? —cuestionó frotando sus ojos, dejando el asiento que hace un momento ocupaba. Asentí, riendo ante su comentario.
— Claro que sí, tengo demasiada curiosidad de ver a los cachorros —me levanté igual, siguiéndole al él comenzar a caminar por el pasillo.
Caminamos no mucho, sólo unos cuantos pasillos, llegando ahora a otro de los consultorios y topándonos con una murciélago blanca que despedía a una pareja en la puerta de dicho sitio.
— ¡Cuídense! —les exclamó ella al par, girándose después al vernos —. ¡Pero mira a quien tenemos aquí! ¡Shadow, creí que no te vería más! —exclamó emocionada, viniendo a mí para abrazarme. Y vaya que lo hizo.
No sé qué consumen estas chicas que tienen una fuerza brutal para su tamaño.
Además... ¡No tengo ni la menor idea de quién es!
— Doctora Rouge —le llamó Sonic, mientras yo le preguntaba confundido y a base de señas el porqué de la confianza de la chica. No es por ser grosero, ¡pero su perfume me asfixia! —. ¿Recuerda que le dije que mi esposo había tenido un accidente?
— ¡Es verdad! —me soltó rápido, pasando las manos por mi pecho como si desarrugara alguna camisa _la cual no vestía_ —, lo siento, no te lastimé ¿verdad? —me miró preocupada, yo negué.
— No me refería tanto a eso —de nuevo el azul habló, agachando una de sus orejas —, es que él, puede que no la recuerde.
— Pero ¿cómo, niño? Él es mi mejor amigo, tienen que...
— Siendo sincero, no sé quién seas —le interrumpí encogiéndome en hombros, mostrando sinceridad en mis palabras —. Lo siento.
— ¿Así como así, Shuny? —chilló en berrinche, "llorando" con cierto dramatismo. Rodé los ojos.
— Fue a causa del golpe —expliqué por fin, observando las reacciones de la joven —. Perdí muchos recuerdos, incluyendo personas.
— Ya veo —se calmó un poco, mirándome y después al azul —. ¡Es verdad, lindo, tienes cita conmigo! —hizo varios ademanes, tomando la mano de Sonic para llevarle al interior del lugar, yo simplemente les seguí a una distancia prudente. No quería volver a ser víctima de otro abrazo de parte de ella o de la rosada. —. Lamento estar tan distraída, es que ha sido un día bastante pesado —se pasó a una de las mesas del consultorio, en donde había unas pequeñas maquinas la cual encendió —. Pásate a la camilla, Sonic y tú toma asiento si gustas, Shadow.
— Así estoy bien, gracias —me coloqué a un costado de la puerta, observando las acciones de ambos.
— Allá tú —alzó los hombros, tomando una botella y varias cosas del escritorio para volver a donde el azul —. Bien cariño, ya sabes. Yo pregunto y tienes que responder de forma sincera —él asintió ya sentado en la camilla, moviendo sus pies al estos colgar por la altura —. ¿Mareos?
—... No —musitó, yo negué mirando a ambos.
— Sí —alcé la voz, sacando un chillido molesto de parte del ojí-esmeralda y una negación seria, hacia éste mismo, de parte de la albina —, casi todos los días.
— Sonic.
— Está bien, sí, he tenido muchos.
— Así es mejor —levantó el suéter que cubría el pecho y estómago del menor, retirándolo por completo de su cuerpo y tendiéndolo hacia mí para que lo tomara y así lo hice —. ¿Desmayos? ¿Dolores? ¿Fatiga? —le comenzó a revisar, pasando sus manos por el estómago melocotón del más chico, haciendo pequeñas presiones sobre éste.
— Sí, sí y sí —se encogió en hombros, mirando a la chica con cierta preocupación, ésta sólo torció los labios mostrándose igual.
No es que me quiera hacer el experto, pero se supone que muchos de esos síntomas desaparecen a los tres meses. Y eso ya pasó hace bastante.
Sólo les seguí mirando, evitando hablar para no interrumpirles —de nuevo—. Mientras tanto, pensaba.
Pensaba en todo eso que había escuchado de los labios de él, intentaba imaginar y acomodar recuerdos que ya tenía de varias de las situaciones.
Me es tan complicado el simple hecho de creer en que eso pudo llegar a pasarme. Intentar imaginar, me es una verdadera tortura... Odio estar en esta situación.
¡De verdad lo odio!
«Molestándote no ganarás nada... »
Aquella voz resonó de nuevo en mi cabeza, provocando que buscará con insistencia en la habitación, como si hubiese la posibilidad de que alguien más me hablara.
Es la veinteava vez que me pasa en esta semana. ¡Ya estoy completamente loco!
¡Tengo que entrar a un maldito psiquiátrico!, ¡no puedo criar a los cachorros en este estado!
— ¡Shadow! —di un brinco al escuchar tal grito de la vampiresa, mirando a ésta de forma rápida —. ¡Por chaos! Llevó llamándote desde hacía cinco minutos, ¡te fuiste completamente! —se cruzó de brazos, mirándome seria.
— Lo siento, lo siento ¿qué pasa? —me acerqué. Sonic ya estaba en la camilla recostado y Rouge con aquel aparato en una de sus manos, pasándolo de forma suave sobre el estomago del más chico.
— Ven a ver a los bebés, ¿no es eso lo que querías? —apuntó a la pantalla del aparato. Asentí, colocándome al lado contrario de la camilla, mirando a Sonic quien me sonreía. Viré la vista a la pantalla, esperando a que la chica siguiera con el ultrasonido —. Ya le expliqué a Sonic, pero lo volveré a decir para que te quede claro lo buena que soy —rodé los ojos, sacando una risilla de parte de ella —. Mira, éste es el saco, ambas crían comparten uno solo —movió un poco el aparato, mostrando una imagen a blanco y negro, con dos bultos, no más grandes que mi mano empuñada, parecían ambos estar abrazados. Eran muy pequeños.
Miré atento la imagen, teniendo cada pequeña figura lo más definida que me era posible, imaginando un poco como serían las crías al nacer y escuchar el latido de ambos corazones provocaba una cosquilleo en mi pecho. Una sensación por demás linda.
Ahora me causaban todavía más curiosidad.
Sonreí, tal vez sin pensar o sin querer, pero lo hice. Por el simple hecho de pensar en esas criaturas.
Ahora comprendía lo que Sonic me solía repetir a veces, cuando me estresaba por todo esto... "Ellos, ¿qué culpa tienen?"
Froté un poco mis ojos al sentirlos irritados, sintiendo la necesidad de dejar salir pequeñas lágrimas. Sonic tomó mi mano, obsequiándome una de esas miradas suaves que sólo él sabía dar. Juraba estar a punto de soltar al llanto.
Tal vez de la alegría de por fin ver a los pequeños o de la emoción de pronto tenerlos en brazos. No sé cuál sea la verdadera razón, pero puedo asegurar que me enamoré de esas criaturas.
«Tal vez sí valga la pena intentarlo de nuevo...»
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