Capítulo 5
Una semana después...
~Shadow~
~•°♡°•~
«Y ahora ¿qué? ¿Qué me espera de ahora en adelante?»
Dos días seguidos en los que el mismo sueño se repetía una y otra vez.
Tal vez pueda significar algo...
Un prado con salida a una barranca, la cual tenía vista al mar y un cerezo en la punta más delgada de la barranca, una vista hermosa.
Lo conocía, sí, pero no sabía de dónde o por qué.
— ¿Qué hago aquí?... —cuestioné al viento, como si éste me fuera a dar alguna respuesta. Me dirigí al árbol, posando una de mis manos sobre el tronco, admirando la amplia vista que tenía a mi alcance.
Me mantuve quieto allí, no era como que pudiese hacer mucho... Era un sueño después de todo...
— Si supieras cuanto te amo~...
Alcé mis orejas al percibir tal oración, girándome en busca de quien haya dicho aquello. Era una voz suave, tanto que no alcanzaba a distinguir que tan aguda o grave era.
Miré atento a mi alrededor, intentando encontrar a alguien o algo, mas nada apareció o se mostró frente a mí. Estaba solo, completamente...
— Shadow...
Escuché de nuevo, sólo que esta vez la voz sonaba un tanto más fuerte, haciendo que lograra reconocerla un poco.
Observé dos siluetas al fondo del todo, como si estuviese delimitada la imagen con una línea imaginaría. Una de ellas era completamente oscura, no se alcanzaba a percibir sus rasgos ni figura y la otra, podría jurar que era ese chico azul.
— Shadow... Despierta...
Caminé por la colina, llevando mi mirar al piso en una pequeña zona arenosa, logrando admirar pequeñas huellitas. Manitas y pies muy pequeños, asimilando a los de un bebé.
Me incliné para verlos, percibiendo como la luz de aquel sol imaginario se desvanecía; todo aquello desapareció poco a poco, provocando que aquel sueño terminara...
... Como más de una vez ya había ocurrido...
~°•♡•°~
Abrí los ojos, mostrando que aún me encontraba en aquella alcoba totalmente blanca, esa habitación de hospital. Mis ojos caminaron por cada rincón que tenía alcance mi vista, encontrándome a ese mismo erizo azul que llevaba todos los días viniendo, estando siempre en mi compañía.
Me dedicó una sonrisa, saludándome con una de sus manos.
Siempre venía y conversaba conmigo...
... Siempre me contaba que yo tenía muchos amigos, pero hasta ahora sólo él me había venido a visitar...
...Era agradable... Con una actitud extraña, sí, no puedo negarlo, pero era noble, me había caído bastante bien...
Le miré, devolviendo una sonrisa pequeña en respuesta, enderezándome en la camilla, quedando sentado en ésta.
— Hola.
— Hola —respondí, poniendo atención en aquel chico. Siempre solía comportarse igual, se mostraba orgulloso, pero esa sonrisa nunca se borraba de su rostro.
Aseguraba que hasta a la persona más seria lograría amansar...
... Y a lo que suele decirme... Yo era así, serio, "amargado" sino es que peor...
... Y lo sigo siendo, la actitud y comportamiento es lo más difícil de cambiar...
— ¿Cómo te sientes? —inquirió tomando una pequeña maleta de atrás de los pies de la cama, colocándola sobre una silla cercana.
— Mucho mejor, aunque el estar aquí me agobia bastante. ¿Cuándo podré ir a mi casa?
— Justo por eso estoy aquí —sacó un abrigo de aquella maleta, junto a un par de zapatos —, hoy te llevaré a casa. —sonrió de manera suave, tendiéndome aquellas prendas. Las tomé, colocándolas sobre mi regazo —. Iré a arreglar el papeleo, en un momento vengo —dejó de nuevo aquella maleta en el piso y fue a la puerta, saliendo de la alcoba con rapidez.
Miré el abrigo —que más bien se trataba de una chaqueta—, retiré la cobija que cubría mis piernas y me dirigí al baño, dejando la ropa también a los pies de la cama.
Entré en el baño, retirando el camisón que me colocaron, mirándome en el espejo que se encontraba en la puerta de la bañera, uno de cuerpo completo. Me quedé observando mi reflejo.
Tenía cicatrices en varios lugares, una en el estómago a causa de la sonda que me habían puesto mientras permanecí dormido y varias más que parecían ser por dicho accidente.
Me era muy extraño verme, no lograba acostumbrarme ni siquiera a mi cuerpo. Me sentía bastante extraño en él.
Sacudí mi rostro, intentando pensar en otra cosa. Mojé mi cara, ayudándome a calmar un poco mi agobio, recordando aquello que una doctora —psicóloga mejor dicho— le había dicho a Sonic el día que vino.
Ella insinuaba que yo no tenía más capacidades que un niño de cinco años, que no razonaría. Vaya chica, ni siquiera me había visto y ya me daba por cerebro de chícharo.
Ese día nos reímos como nunca, burlándonos bastante de las palabras de la joven. Si supiera todo lo que sé... Por suerte, hoy vería a otra doctora que tal vez si tendría un poco más de paciencia.
Salí del baño, dejando la prenda que recién me había quitado y dejándola a un costado de la cama. Me coloqué las zapatillas junto a unas calcetas que estaban en el interior de éstas y después me coloqué la chaqueta. De verdad que era preciosa.
Escuché la puerta abrirse a mis espaldas, me giré topándome con el menor que se limitó a obsequiarme una pequeña sonrisa.
— ¿Nos vamos? —cuestionó, apoyándose en el marco de la puerta. Asentí, sonriendo ladinamente.
Me encaminé hacia él, saliendo por aquella puerta a la par de su caminar.
Me enfoqué por un momento en su cuerpo, curioseando el suéter gris que vestía aquel día. Se miraba bastante esponjoso vistiendo tal prenda y más de la zona de su vientre.
Le seguí por los pasillos, iríamos con la nueva médico de ayuda psicológica que me atendería, esto antes de irnos del hospital según lo que Sonic me dijo.
Fuimos por los pasillos del hospital, era un lugar descomunal. Enfermos, médicos, enfermeras y visitas abundaban en gran parte.
Parece que me tendré que volver a acostumbrar a convivir entre tanta gente. Porque según Sonic mi convivencia era algo nula entre los demás.
Nos detuvimos en uno de los consultorios principales, muy cerca de la entrada/salida en donde "Médica psicóloga Ames Rose" se señalaba en una placa metálica en la puerta.
Él abrió la puerta entrando y después halándome a mí del brazo, como si fuese un niño al que llevaban a fuerzas al doctor. Rodé los ojos, mirando a la chica al por fin haber entrado.
Una eriza, de extravagante color rosado, orbes verdes y cabello corto. Demasiado aniñada para mi gusto...
— ¡Sonic, hola! —exclamó con voz chirriante, aturdiendo no sólo al nombrado, sino, que igual lo hizo conmigo. Fruncí un poco el sueño por su voz, no lo hacía con intención.
Bueno, tal vez poquita.
— Hola, Amy —le respondió él mirándole con una sonrisa y saludando de mano.
— ¡Qué gusto verte a ti también, Shadow! —exclamó encaminándose hacia mí, extendiendo ambos brazos y dándome un apretujón como saludo. Me limité a mirar al azul que se reía de mis muecas.
— Ella es Ames Rose —explicó él mientras la chica me liberaba de sus brazos _brutalmente fuertes para su tamaño_ y se dirigía hacia el escritorio —. Es vieja amiga, tanto tuya como mía.
— ¡Ay claro! —chilló de nuevo —, ustedes me aman.
— ¿De verdad? —enarqué una ceja ante sus palabras, negando de manera suave —. Creo que no.
— Siempre tan bromista, lindo —hizo un ademán con su mano, tomando asiento al igual que nosotros, teniendo una mirada algo seria por parte de Sonic —. ¿Qué? Todo olvidadizo pero sigue siendo lindo.
— Mejor no ayudes, ¿sí? —hizo un pequeño puchero para la joven. Miré a ambos con duda, no teniendo ni la menor idea del porqué de su comportamiento.
— ¿Les importaría? No entiendo nada.
— Sí sabe ¿no? —le cuestionó ella a él, recibiendo una negación de éste —. Ah, ya —se giró hacia mí, sonriendo algo apenada —. Olvida lo que dije, solía bromear así antes —se encogió en hombros, carraspeando su garganta y tomando su portafolio —. Bueno, en esta primera cita médica sólo te haré varios exámenes y según los resultados será la frecuencia con la que tengas que asistir conmigo.
Asentí al ella terminar de darme tales indicaciones, miré al azul que estaba cabizbajo, dejándole así para no incomodarle con alguna pregunta.
(...)
Todo fue relativamente sencillo, sólo preguntas, tras preguntas y más preguntas.
Ella me dijo que estaba mejor de lo que cualquiera haya previsto y eso era grandioso. Pero también me habló sobre esos "temas delicados" de los cuales tenía que tomar de la forma más tranquila posible.
Después de todo, era como si volviese a conocer todo... Como si volviese a hacer amigos de nuevo... Y como si volviese a tomar todas las noticias por primera vez...
Ahora me mantenía a las afueras del consultorio, apoyado a un costado de la puerta y con ambos brazos cruzados. Esperaba a Sonic, quien permanecía en el interior de aquel consultorio a petición de la chica; charlaban, mas no sabría decir de qué tema.
Giré mi cabeza al escucharle salir, topándome con ese erizo azul que se mantenía pensativo, con un rostro que reflejaba como si haya cometido el peor de los delitos. Le miré con duda, ganándome después de unos segundos su mirada algo descolocada.
— ¿Todo bien? —inquirí mientras comenzaba a caminar a la par de él, alejándonos de aquella puerta a paso tranquilo.
— Sí, todo está bien —forzó una pequeña sonrisa, volviendo su vista hacia el piso —. Unos amigos nos llevarán a casa, sólo tenemos que esperarlos —explicó mirando a la puerta de entrada y salida del hospital, deteniéndose en la sala de espera —. Ah, y otra cosa —se encogió de manera suave en hombros, yo le miré atento —; tú y yo vivimos juntos, espero no te incomode —jugueteó con el suerte que vestía, sacándome una pequeña risita ante su actitud.
Todos los días se había mostrado igual de cohibido en distintos temas, como si el más mínimo detalle me fuera a molestar.
Ya veo a lo que se refería cuando me decía que mi actitud no era muy propiamente la más suave.
— No me molesta, en lo absoluto —le devolví una sonrisa ladina, tomando asiento en aquellas sillas —, ¿razón?
— Después te explicaré —me dijo más tranquilo, tomando lugar a un costado de mí —. Mira, ellos son.
Miré al frente, en donde el azul me señalaba, mirando a un erizo blanco, con un peinado bastante extraño y de ojos amarillos y a su costado un erizo... Muy similar a mí...
— Es mi idea o ¿tengo un clon? —cuestioné mirando atento a aquel erizo de franjas turquesa, recibiendo una risa por parte del cobalto.
— Él, Shadow, es algo más que tu clon —rió nuevamente, levantándose para dirigirse al par que venía en nuestra dirección; imité su acción yendo unos pasos atrás de él.
— ¿Me reconoces? ¿Por lo menos un poco? —me cuestionó aquel erizo, de mi mismo faceta y diferentes colores, mirándome esperanzado —; soy Mephiles, tu hermano —negué de manera suave, intentando imaginar o por lo menos tratar, ya tenía parentesco, pero no consciencia de él —. Lo harás, ya verás —me sonrió haciendo una seña con la cabeza en dirección a la salida.
Le seguí, mirando ahora al de piel bronceada que igual se acercaba a saludarme.
— Yo soy tu cuñado, me llamo Silver —estrechó mi mano, sonriendo alegre —, después me recordarás mejor, por ahora sólo te doy pequeñas pistas —me soltó y fue a tomar la mano del otro erizo azabache mientras salíamos por la puerta he íbamos al estacionamiento.
Apenas que iba a preguntar que si yo tenía hermanas.
Sonic me había contado la frecuencia en la que dos varones solían contraer nupcias, no era tan bien visto como se suponía —y que yo no comprendía la razón de ello—. Y ahora que lo pienso pueda que ésa sea la razón de que él no me haya contado de mi familia...
Aunque también es extraño que él viva conmigo...
«A menos de que...»
— Sonic, ¿podría hacerte una pregunta? —le alcancé al él ir unos pasos más adelante de mí, tomando su mano para que se girara hacia mí.
— Claro, Shadow ¿de qué se trata? —cuestionó curioso, deteniéndose a un costado del estacionamiento para mirarme con más atención.
— Sobre lo que dijiste, de que tengo familia ¿les pasó algo? —pregunté en un tono preocupado. Bajó la mirada.
— No en sí —explicó de forma suave, jugando con el suéter que vestía —. De eso hablé con Amy, son temas que poco a poco te iré diciendo.
— ¿Por qué no me dices y ya? ¿Qué tiene de malo que lo hagas? —le tomé de los hombros, mirándole con seriedad, sintiendo el cuerpo del contrario encogerse cohibido.
— Pro-prometo contarte en un futuro —bajó sus orejas, apoyando sus manos en mi pecho ejerciendo fuerza en éste para alejarme —, no lo hago por este tipo de cosas, por cómo vayas a reaccionar.
Abrí un poco mis ojos y relaje mi expresión, soltando sus hombros de manera suave y retrocediendo un poco.
— Lo siento, es sólo que, ya sabes. Es un tema delicado y eso —le miré apenado, tendiéndole mi mano para que siguiéramos con nuestro camino.
Se limitó a tomar de mi mano, para ambos ir hasta el auto en donde ya la pareja nos esperaba. Se subió a lo que yo hice lo mismo, quedando yo detrás de Silver quién conducía y Sonic detrás de Mephiles que estaba en el asiento del copiloto.
«Sí era así o ¿ya les cambié de nombre?»
El de blanco si era mi primo ¿no? O ¿qué era de mí?
«Esto será más difícil de lo que pensé...»
(...)
Nos estacionamos frente a una casa de color beige de dos pisos, patio amplio y cochera techada. Bastante linda la casa, para decir verdad. El cobalto se limitó a obsequiarme una pequeña sonrisa, saliendo del auto.
— Aquí es donde vives —me dijo el albino, girándose en el asiento para mirarme. Salí del auto, mirando mejor la casa al estar parado frente a ella y tras el auto.
— Gracias por traernos —dijo Sonic a la pareja mientras yo me acercaba a la casa, mirando cada detalle que ésta tenía.
— No es nada, sólo es un favor —le respondió uno de ellos, más no tenía mi atención puesta en ellos, así que no sabría asegurar cual fue.
«O una de dos: fue mi idea esta casa o el estilo es de Sonic. Porque debo decir que me encanta...»
— Adiós Shadow, nos vemos mañana —se despidió aquel erizo que tanto se parecía a mí, gritando desde el auto, me despedí igual agitando mi mano, mirando por fin como se iban en aquel auto a una dirección desconocida para mí.
— ¿Gustas pasar? —cuestionó el de ojos verdes, abriendo la puerta de la casa, mirándome desde el marco de ésta; sonreí, yendo a donde él y así entrar a aquella casa detrás de él, cerrando la puerta a mis espaldas.
La miré al estar por fin adentro, bastante sorprendido ante sus decoraciones y amplitud.
« ¡Es enorme...!»
— ¿Te gusta? —inquirió el azul dejando las llaves en la barra de la mesa, asentí mirando todo como un niño pequeño en dulcería —. Tú la diseñaste. Eras un grandioso arquitecto.
— ¿Yo hice esto? —le miré con algo de sorpresa, obteniendo un asentimiento en respuesta —, dijiste ¿arquitecto?
— Ajá, lo eras, esa es la razón de que hayas tenido el accidente a tal altura —se encogió de manera suave, apoyándose en una de las sillas del comedor —, tú construiste esta casa antes de que yo comenzara a vivir contigo —suspiró, tomando ahora asiento en dicho objeto —. Tienes un gran talento.
— Tendré que estudiar nuevamente todo para volver a trabajar —solté un jadeo cansado, imaginando aquello por un momento. Me acerqué al azul, tomando lugar en la una silla frente a él.
— No lo creo —me sonrió, observando mis ojos con detenimiento —, siempre fuiste muy inteligente, sólo será cuestión de tiempo para que vayas recordando y en un par de clases de nuevo podrás trabajar.
A veces llegaba a sorprenderme la forma en la que me decía las cosas, con un cariño bastante difícil de asimilar a otros.
— Me hablas como si me conocieras de toda la vida —comenté provocando que virara la mirada a otra parte de la habitación en donde estábamos, alcancé su mano, tomándola para que me mirara —, ¿por qué? ¿Por qué hay tanto que no quieres contarme? —inquirí.
— Porque sé que en estos momentos cualquier cosa que te llegue a decir podrá afectarte —bajó ambas orejas, retirando su mano de entre las mías.
— Sabes que si se trata de un tema delicado tengo que estar al tanto ¿no? —dije serio por su actitud, no recibiendo algún tipo de respuesta de su parte —. Sonic, entiende lo que te digo.
— Entiendo, sí. Pero también entiéndeme tú a mí, son cosas muy difíciles de explicar —se levantó de su asiento, yendo hasta la parte trasera de la barra de la cocina —. Shadow, no quiero que pienses que esto lo hago a propósito —alzó su mirada hacia mí, ladeando un poco su cabeza —, te diré lo que quieres saber. Pero sólo espera un poco, deja que tu cabeza se acostumbre a estos cambios de ambiente y poco a poco logre reconocer. No es bueno forzar nada.
Tal vez tenga razón...
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