Capítulo uno:
Voy a hacer un par de aclaraciones, voy a utilizar personajes de muchos universos diferentes, aunque obviamente los personajes de Percy Jackson tendrán bastante peso.
Voy a actualizar esta historia muy lentamente por ahora, uno o dos capítulos al mes más o menos, aunque el ritmo de subidas va a aumentar cuando termine alguna de mis otras historias. Estamos a unos cincuenta días aproximadamente de acabar con "las pruebas de la luna" así que tendré mucho tiempo extra una vez termine allí.
Los criterios que tuve para elegir a los humanos fueron
1) tiene que ser como mínimo medio humano (esto elimina a Goku o Superman)
2) debe ser más humano que dios (con esto quitamos a Kratos o al Thor de marvel)
3) no puede llegar a un nivel cósmico (así que nada de Chapulín Colorado o Shaggy)
4) mientras sea humano, pudo haber nacido en cualquier planeta o universo.
5) son personajes que yo conozco y domino la mitología tras ellos, así que la lista estará limitada a mis gustos personales.
Por el otro lado, mi lista de dioses es muy similar a la de Shuumatsu, pero quité a Loki, Buda y Bishamonten/Zero. Sí aparecerán en la historia, pero no como luchadores.
...
LA LARGA HISTORIA DE LA HUMANIDAD ESTÁ LLEGANDO A SU FIN.
Dos figuras recorrían los pasillos del Valhalla, caminando sin detenerse hacia la brillante puerta que se alzaba al final del corredor.
¿La causa fue una guerra nuclear? ¿O la colisión de un asteroide? O a lo mejor una invasión alienígena? ¡NO!
Las dos figuras se detuvieron frente a las puertas, observándola atentamente.
—Está a punto de empezar, hermana—dijo Geir, la menor de las trece hermanas valquirias.
La joven vestía como una joven humana, a pesar de su condición semidivina. Una camisa/vestido que terminaba en una pequeña falda, unos pantalones cortos, en la pierna izquierda llevaba una malla que cubría toda su extremidad y usaba dos zapatillas casuales, su cabello corto de un color lila caía por su cabeza mientras respiraba agitadamente.
Se veía en extremo nerviosa, sus ojos verdosos brillaban de preocupación.
Su hermana miraba fríamente la arena, sin mostrar algún atisbo de emoción en su mirada, esta era Brunhilde, la mayor de las valquirias.
Esta portaba un largo vestido blanco con detalles similares a plumas y multitud de adornos negros y dorados. Su larga cabellera negra ondeaba al viento, en su cabeza relucía una suerte de tiara dorada con un par de alas a sus costados
Sus ojos verdes relucían con determinación.
EN ESTE MOMENTO, LA HUMANIDAD QUIERE SER LLEVADA A SU TOTAL DESTRUCCIÓN POR NADIE MÁS QUE LA VOLUNTAD DE SUS CREADORES, LOS DIOSES.
Nos encontramos en el consejo del Valhalla, la sede del parlamento divino.
Miles, tal vez millones de dioses se encontraban allí, todos mirando atentamente al centro de la sala.
Por el pasillo central caminaba con dificultad un pequeño anciano de aspecto débil y decrépito, jadeando y pujando a cada dificultoso paso que daba hacia el centro de la sala.
—Ven aquí lindo—dijo el hombre al llegar al centro, donde un gigantesco dragón yacía recostado alrededor de una silla en la que el viejo se sentó tranquilamente, golpeó una mesa con un martillo de juez para llamar la atención del público—. Bueno, entonces, escúchenme todos.
El dragón recargó su cabeza afectuosamente junto al viejo antes de volver a dormitar con tranquilidad.
—Han pasado 1000 años desde que nos reunimos todos aquí—dijo el viejo—. Empecemos la conferencia.
Este anciano decrépito no era otro que Zeus, el presidente del consejo del Valhalla y rey de los dioses del Olimpo en Grecia.
Y es que una vez cada mil años, los dioses de cada reino se reúnen para organizar una conferencia.
LA CONFERENCIA DE LA SUPERVIVENCIA DE LA HUMANIDAD.
La pequeña Geir estaba asombrada al presenciar el salón desde la puerta.
—¡Wow! ¡Todos los dioses están reunidos aquí!—dijo a su hermana—. ¡Qué increíble espectáculo! ¿Verdad hermana Hilde?
La mayor de las valquirias permaneció en silencio mientras observaba a los dioses.
—Ahora, déjenme preguntarles—continuó Zeus desde su lugar—, acerca de la supervivencia de la humanidad para los próximos 1000 años. ¿Deberíamos perdonarlos? O... ¿Deberíamos acabar con ellos?
Mostró dos letreros, uno con un círculo representando la piedad, y el otro con una cruz representando la extinción.
—Muéstrenme la voluntad... de los DIOSES.
En un inicio nadie movió ni un músculo, pero justo entonces dos manos se levantaron a la vez, mostrando la cruz de la extinción:
—¡Sí! ¡Aquí tienes!—dijo una voz—. Causemos el apocalipsis, ¿les parece bien?
Quien había hablado era el poderoso Shiva, en la India era el dios de la creación y destrucción. Éste estaba recostado tranquilamente sobre un colchón típico de sus tierras, sosteniendo los letreros con dos de sus cuatro brazos. De sus cinco ojos, solamente los dos superiores de su cara y su tercer ojo, el que estaba en el centro de su frente permanecían abiertos. Su desordenada cabellera negra estaba recogida por un pañuelo amarillo. En su cuerpo, principalmente al lado de sus articulaciones habían distintas marcas de un color azul sobre su piel morada. Vestía únicamente una suerte de pantalón tradicional hindú para cubrirse de cintura para abajo. Su expresión era arrogante, relajada y confiada.
—Por lo que he visto durante estos últimos 1000 años, parece que la humanidad no tiene intención de arrepentirse—continuó el dios hindú—. Intentar guiarlos es una verdadera molestia. Una vez que los eliminemos a todos ¡intentemos hacer evolucionar a otro animal!
Geir veía con miedo y tristeza la reunión.
—No puede ser, cómo podrían...
—Es verdad—dijo otra voz, sacando de sus pensamientos a la joven—. Es justo como dice Lord Shiva...
Quien había hablado era una chica rubia vestida con unas vestimentas tradicionales griegas muy reveladoras, estaba sentada sobre la espalda de un enorme hombre que parecía esculpido en pierda, otros dos hombres iguales al anterior estaban parados a su lado con los brazos cruzados como escoltas y un último hombre sostenía el pesado busto de la diosa, cuyos... atributos, eran demasiado pesados como para sostenerse por sí mismos.
Esta era Afrodita, la diosa griega del amor y la belleza.
—Los mares están llenos de residuos y petróleo—continuó la diosa—. Los bosques han desaparecido y los animales se han estado extinguiendo uno tras otro. Por así decirlo... La humanidad es el cáncer viviente más peligroso de la tierra. Una calamidad que llevará al planeta a su destrucción. ¿No es eso verdad?
Eso desató un coro de voces divinas quienes asentían enérgicamente, la única que se mantuvo impasible fue Brunhilde, quien seguía mirando la escena fríamente.
—Afrodita tiene razón—dijo otro dios cubierto de lo que podrían ser hojas o escamas.
—La humanidad es peligrosa y malvada—estuvo de acuerdo otro dios de apariencia hindú.
—Ya no hay salvación para ellos—dijo un hombre mayor con una poblada barba rizada.
—Es cierto—siguió un gran hombre con cabeza de toro lleno de joyas y otros adornos.
La emoción se extendió por toda la sala con velocidad, llenando el corazón de cada dios con deseos de destrucción y exterminio.
—¡Acabemos con ellos!
—¡Estoy de acuerdo!
—¡Acabemos con ellos!
Geir miraba horrorizada el espectáculo y el caos de los gritos de los dioses.
—¡Acabémoslos!
—¡Sí, acabémoslos!
"Esto es justo lo que dijo antes la hermana Hilde..."—pensó Geir con terror—. "La voluntad de los dioses es acabarlos"
La joven miraba con miedo e impotencia la situación, se volvió hacia su hermana, teniendo un último pensamiento pesimista: "La humanidad será..."
Es imposible oponerse a la voluntad de los dioses. Si la votación de la conferencia de la supervivencia de la humanidad concluye en un voto unánime a favor de acabarlos, la humanidad...
—Hmm...—Zeus miraba atentamente en silencio la deliberación de los dioses a través de las cuencas negras que tenía por ojos.
La humanidad... SERÁ INEVITABLEMENTE DESTRUIDA EN UNA COMPLETA Y TOTAL ANIQUILACIÓN.
Sobre una de las grandes ciudades humanas, los cielos se abrieron para mostrar un titánico pie dispuesto a aplastar a cada mortal que se encontrara.
Si los dioses lo quieren... es imposible que nadie pueda detenerlos...
Zeus tomó su martillo de juez y lo levantó con dificultad.
—Supongo que, llegamos a un acuerdo—dijo el anciano—. Entonces, el fin... de la humanidad ha sido... DECIDID...
—¡POR FAVOR, ESPEREN UN MOMENTO!—interrumpió la potente voz de Brunhilde.
Geir miró a su hermana totalmente conmocionada. Los orbes verdes de la mayor de las valquiria destellaban con furia y determinación.
—¡¿Qué?!—preguntó Zeus momentáneamente confundido.
Todos los dioses se volvieron com miradas de ira y confusión hacia la valquiria.
—¿Hmmm?—Zeus ladeó la cabeza confundido.
—¿Eh?—Shiva alzó la vista con aburrimiento.
Los dioses empezaron a murmurar:
—¿Una valquiria?
—¿Es una valquiria verdad?
—Hey, hey. ¿Qué le pasa?
—¡Hey! ¡¿Adónde vas?!
La mayor de las valquirias se limitó a empezar a caminar tranquila y decididamente hacia el centro de la habitación.
—¡¿QUÉ DEMONIOS ESTAS HACIENDO, HERMANA?!—gritó Geir aterrorizada—. ¡¡NO PUEDES DECIRLE "¡ESPEREN UN MOMENTO!" A LA VOLUNTAD DE LOS DIOSES!!
Su hermana la ignoró mientras seguía su camino.
—Disculpen mi intrusión, dioses furiosos—dijo la valquiria.
—¡¡CUIDA TUS MODALES, BRUNHILDE!!—graznó furioso un cuervo de plumaje blanco.
La pequeña Geir se encogió de miedo y se aferró a la cintura de su hermana con sus ojos llenos de lágrimas.
Un ojo de color negro con el iris de un amarillo brillante se fijó el la valquiria.
—¡Estupida semidiosa!—graznó el cuervo blanco en el hombro izquierdo de un dios.
Este era un gigantesco hombre mayor, con el cabello negro y largas barbas del mismo color, su ojo izquierdo había sido sustituido por un parche, y sus ropas oscuras estaban adornadas con una capa cubierta de distintos símbolos rúnicos.
Este era el dios nórdico supremo, Odín el Padre de Todos.
—¡Cómo te atreves a abrir tu sucia boca en esta conferencia de dioses!—graznó un cuervo, esta ves de color negro en el hombro derecho de Odín.
El padre de todos permaneció en total silencio, mirando fijamente a la valquiria.
Brunhilde permaneció serena y decidida en su cometido.
—Es verdad que la humanidad es increíblemente vulgar y violenta—dijo la valquiria—. Pero tienen el potencial de cambiar, mejorar y llevar este mundo a una nueva época dorada, mejor que cualquiera que haya habido antes.
—¡No digas estupideces!—rugieron los dioses.
—¡Infórmate antes de hablar!
—¡Alguien saque a esta idiota de aquí!
—Querida, lo que todos quieren decir—dijo Afrodita en un tono de falsa compasión y con mucha arrogancia— es que si los humanos pudieran cambiar, ya lo habrían hecho. Ninguna prueba respalda que...
La valquiria levantó en alto un pequeño dispositivo, al presionarlo una enorme y compleja proyección holográfica de un árbol iluminó toda la sala.
—Este—dijo la valquiria—. Es el árbol de los mundos, el Yggdrasil sobre el que se sostiene el Valhalla, Midgard y Helheim.
La proyección se alejó y mostró no cientos, sino miles de millones de Árboles Yggdrasil, en cada uno se reproducían imágenes y videos de las miles de historias de cada mundo.
—Y esta, es la gran arboleda de Yggdrasil—continuó la valquiria—. Cada árbol es su propio universo totalmente independiente de los otros. Después de mucho tiempo investigando, puedo decir con total seguridad si en todos estos árboles la humanidad pudo mejorar para mejor, ¡en el nuestro también es más que posible!
—¡Deja de decir tonterías!
—¡Eso ni siquiera es real!
—¡Qué tonterías estas diciendo!
Zeus decidió ignorar a la valquiria.
—Cómo decía, la humanidad será extermina...
Un poderoso estallido del poder más absoluto de la creación hizo temblar la sala entera.
De entre una nube de la energía más pura surgió un ser indescriptible por cualquier palabra que no fuera "caótico"
La entidad se alzó frente a todos, tan poderosa e imponente que hizo temblar a los mismos dioses, Geir estaba apunto de sufrir un paro cardíaco. Solamente Brunhilde seguía tranquila.
La mayor de las valquirias se inclinó respetuosamente.
—Lord Caos.
Los dioses soltaron gritos de terror, se encogieron en sus asientos y se quedaron anonadados ante la presencia del creador del todo.
El primigenio miró a toda la sala.
—Mierda, Brunhilde. Te dije que no te inclines—se palmeó la cara—. Por yo... okey, no pasa nada. ¡Buenas tardes a todos ustedes, dioses!
Las deidades no sabían cómo reaccionar.
—Sí... esto, no les quiero decir que hacer ni nada, no es mi estilo—dijo el Creador—. Pero bueno, vine a dejar constancia de que lo que Brunhilde les acaba de mostrar es totalmente cierto, yo planté la arboleda solo solin solito. Y eso... quiero pedirles que la escuchen, digo, fui yo quien le dio toda esta información. Así que... bueno, estaba aburrido y... creo que ya me voy.
Tan rápido como el primigenio vino, se fue.
Los dioses se volvieron automáticamente hacia la valquiria.
—Sí la voluntad de los dioses es acabar con los humanos, que así sea, pero deberán darles la oportunidad de defenderse. La pelea final de la humanidad ¡El Ragnarok!
Los dioses mayores miraron a Brunhilde con sorpresa.
—Ra...¿Ragnarok?—pregunto Geir, tratando de distraer su mente de la visita del creador.
—Constitución del Valhalla, explicado en el párrafo 15 de la cláusula súper especial—explicó Brunhilde mientras abría un gran libro—. Enfrentamientos 1 contra 1
LOS DIOSES CONTRA LA PELEA FINAL DE LA HUMANIDAD
con 13 combatientes en cada lado, el primer lado que consiga siete victorias, gana. Obviamente, en el momento en que la humanidad pierda 7 veces, su destino será decidido. En el improbable caso de que la humanidad gane, se les permitirá vivir 1000 años más. Aunque esta regla jamás ha sido aplicada desde la creación de la humanidad.
Y LA RAZÓN ES...
PORQUE ES IMPOSIBLE PARA LA HUMANIDAD GANAR EN CONTRA DE LOS DIOSES.
ESTA CLÁUSULA SÚPER ESPACIAL FUE CONSIDERADA UNA BROMA.
La valquiria serró el polvoriento libro con un sonoro golpe.
El silencio invadió el salón por un largo momento.
—¡HA!—graznó el cuervo blanco de Odín—. No sé en qué estas pensando... pero parece que tú, valquiria, no entiendes nada. ¡¡La humanidad no es rival para los dioses!!
—Tu propuesta es absurda—dijeron los dos cuervos de Odín a la vez.
—¡Es verdad!—dijo un dios con una capa romana.
—¡Sería demasiado fácil!—asintió una diosa hindú.
—¿Por qué deberíamos molestarnos en luchar contra ellos? Es ridículo—estuvo de acuerdo un dios de apariencia draconiana.
—Ni recordaba que teníamos una ley tan antigua—siguió un caballero con capa negra y corbata.
—Tal vez eso sea cierto en este mundo—dijo Brunhilde—. Pero en el basto multiverso hay decenas de miles de poderosos humanos que no solo tienen el poder, sino que también las virtudes que les permitirán enfrentar a los dioses, y salvar a sus compañeros humanos.
Decenas de imágenes se reprodujeron en el holograma de Brunhilde: Zeus enfrentándose a un veloz chico vestido únicamente con una hoja de árbol; el poderoso Thor chocando su martillo contra la lanza de un guerrero asiático; un espadachín mandando estocadas al temido Poseidón; un caballero lanzando cuchillos en la oscura ciudad de Londres al mismo Hércules; un fornido luchador intercambiando cabezazos con Shiva y muchos enfrentamientos más.
—Yo misma me encargué de reclutar a los mejores, más honorables, y más poderosos guerreros de varios universos, quienes estuvieron más que dispuestos a venir a luchar por bien de la humanidad y así demostrar que los humanos pueden llegar a ser mucho mas que "el cancer de la tierra"
El silencio se apoderó de la sala, los dioses contemplaban las imágenes y videos anonadados, querían creer que era falso, un montaje, pero el Caos creador había hablado, todo eso era real. Los humanos de los otros mundos tenían el poder para enfrentarlos. Y eso... eso los asustaba.
Estaban contra la espada y la pared, si aceptaban tendrían que luchar contra aquellos elegidos por la valquiria. Pero si se negaban, entonces quedarían como cobardes al rechazar el desafío.
Sin embargo, aun con las pruebas de que podían ser enfrentaos, nadie había dicho que pudieran ser derrotaos, y de eso se colgaron los dioses.
Aceptar el desafío era la apuesta segura.
Zeus acarició el hocico del dragon.
—Ragnarok, eh...—dijo el viejo—. Qué propuesta más interesante. Bien dicho. Tu propuesta... es una absoluta... y BUENA...
El brazo de Zeus se hinchó y creció hasta ser más grande que el propio dios, los músculos abultados y las venas salidas le daban un aspecto grotesco.
—¡IDEA!—gritó el dios con emoción, aplastando el craneo del dragon junto a él y manchando de sangre toda la sala.
Todos los dioses se quedaron atónitos, mirando con los ojos muy abiertos la demostración de poder del viejo. Varios fueron salpicados con la sangre del inocente dragon.
—Ademas, no creen que—levantó al cielo el brazo ensangrentado— ¡YA HA PASADO MUCHO TIEPO DESDE QUE VIMOS... EL PODER... DE LOS DIOSES!
Brunhilde miró a Zeus con aburrimiento, mientas que lo dioses seguían atónitos.
—¡¿Qué piensan de esto?!—exclamó Zeus con los brazos abiertos dirigiéndose a la multitud—. ¡¿Deberíamos tener una batalla entre los dioses y los humanos de estos otros mundos?!
Los dioses permanecían en un profundo silencio, poco a poco la energía de la sala fue aumentando.
Zeus golpeó la mesa de juez con tal fuerza que la redujo a astillas y dejó un gran cráter en el sólido suelo.
AQUÍ, RAGNAROK, ¡¡LA BATALLA ENTRE LOS DIOSES Y LA HUMANIDAD!! ¡¡HA SIDO DECIDIDA!!
...
Las dos hermanas valquirias caminaban por los pasillos del Valhalla, con cada uno de sus pasos haciendo eco por todo el lugar.
Brunhilde estaba bastante seria, mientras que Geir por su lado estaba totalmente anonadada.
La joven valquiria cayó al suelo de rodillas con cara de total incredulidad.
Brunhilde tomó a su hermana por la mano.
—¿Qué ocurre, Geir?
La joven soltó un quejido.
—No puedo aguantar más. Hermana...—Geir se aferró al vestido de su hermana—. ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué te opusiste a la voluntad de los dioses y los hiciste enojar? ¡¡ESTÁS PIDIENDO QUE TE ASESINEN!!
Brunhilde se volvió haca su hermana y le habló delicadamente:
—Geir... eres una aprendiz de valquiria, así que aún no puedes entender esto...—dijo la mayor de las valquirias—. El Lazo entre los humanos y nosotras, las valquirias... Es más profundo un el que tenemos con los dioses. Es imposible que pueda... abandonarlos.
Geir abrió los ojo con admiración.
—Hermana...
"Se está arriesgando por el bien de la humanidad"—,pensó la joven—."Qué valquiria más increíble... solo la hermana Brunhilde podría hacer algo así. Es increíble cómo está protegiendo a la humanidad hasta tal extremo"
—Pero, ¿la humanidad realmente puede ganar?—preguntó Geir—. ¿Quiénes crees que serán los representantes de los dioses?
Brunhilde sonrió con confianza.
—Qué pregunta más estupida, Geir—dijo ella—. Su vanguardia será...
—Hey, Brunhild—la interrumpió una nueva voz.
Las valquirias se volvieron para encontrarse con un extraño chico vestido con ropas oscuras con un flequillo que le cubría el ojo derecho, del lado izquierdo de su labio colgaban dos anillos metálicos, y de su espalda sobresalían dos pequeñas alas.
Ese sujeto era Incubus, el demonio del sueño y la lujuria.
—Lo que hiciste en la conferencia fue algo diferente a lo usual, ¿eh?—dijo el demonio.
Brunhild lo miró secamente, mientras que Geir lo hacía con preocupación.
—No se que planeas pero será mejor que tengas cuidado—continuó Incubus—. Los dioses son crueles y despiadados. Y solo son un grupo de estúpidos ególatras.
El demonio sujetó con fuerza a Brunhild por la cintura y la atrajo hacia él, luego colocó su dedo debajo de la barbilla de la valquiria para que ésta lo mirara a los ojos.
—Pero si ocurre algo malo, me aseguraré de protegerte, ¿vale?—el demonio sujetó con fuerza la cara de la valquiria y sacó de su boca una larga y repulsiva lengua —. Sin embargo, eso depende de tu actitud.
Incubus relamió la cara de Brunhild, quien seguía mirándolo fríamente. Acto seguido, la valquiria retrocedió liberándose del agarre del demonio y se puso de rodillas mirando al suelo.
El demonio rio con arrogancia y diversión.
—Qué buen actitud tienes. Ya hace tiempo que estoy interesado en ti, sabes...—Incubus rio con dirección e impaciencia—. Me pregunto que tipo de voz saldrá de la orgullosa y poderosa Brunhild.
La risa del demonio inundó los pasillos del Valhalla.
—No me puse de rodillas por ti—dijo simplemente la valquiria.
—¿Eh?
Eso fue lo último que Incubus dijo en su vida. Un gigantesco martillo salido de la nada lo golpeo de llenó en el costado con tanta fuerza y velocidad que el demonio fue partido a la mitad, esparciendo entrañas y tripas por todo el pasillo.
Brunhild volvió a inclinar la cabeza, cubierta por la sangre del demonio recién acecinado.
—Ha pasado mucho tiempo...—dijo ella—. Lord Thor.
Frente a ella se alzaba imponente Thor, un gigantesco hombre cubierto con una capa y cubre bocas blanco, sus manos enfundadas en un par de guantes negros, su largo cabello rojo caía por las telas de su ropa, su ojo derecho estaba cubierto por su cabello, mientras que su ojo izquierdo, negro con un iris amarillo miraba fijamente a la valquiria. Una marca amarilla atravesaba su cara por arriba y abajo de su ojo. Recargado en su hombro, sostenía con una sola mano un titánico martillo cubierto de sangre y tripas de demonio.
Ese era sin duda el más fuerte de los dioses, Thor, el dios de la guerra y el trueno.
"¡¿Thor?!", pensó Geir con terror. "¡¿Ese dios del trueno, Lord Thor...?! ¡¿Qué hace aquí?! ¡Tengo que arrodillarme! Sino seré..."
Thor la pasó de largo sin siquiera mirarla, con su larga capa blanca hondeando al viento.
—Brunhild... ¿Qué tramas?—preguntó Thor.
—Siento decirle que no sé de qué me habla—respondió la valquiria, aun con la cabeza agachada y la sangre de Incubus goteando por su cara.
Thor se volvió hacia ella, mirándola fríamente por encima del hombro.
Geir casi se desmalla del susto, mientras que Brunhild permanecía impasible.
—Bueno...No me decepciones—dijo Thor—. O sino te mataré.
Y con eso, el dios del trueno siguió su camino sin mirar atrás.
Geir calló al suelo de rodillas, apretando las piernas.
—Yo... casi me orino encima—dijo—. Pero tu pareces estar muy calmada, Hermana Mayor.
—¿En serio te parece que estoy calmada?—dijo Brunhild—. Bueno...
La valquiria mayor se volvió hacia su hermana, mostrando una cara de estrés, terror, y miedo absoluto.
Geir se mordió el dedo asustada.
—Hermana Hilde...
La mayor de las valquirias se levantó del suelo y empezó a caminar tensamente, con el largo cabello negro cubriéndole los ojos.
—Hay que darnos prisa...—dijo—. Tenemos que reunir a los 13 humanos del multiverso que lucharan en el Ragnarok.
Geir contrajo los dedos estresada.
—Es imposible, hermana... ¡¿Qué humanos pueden luchar contra dioses tan poderosos?!
Brunhild encendió nuevamente el dispositivo que Caos le había entregado hacía algún tiempo porque, en palabras del creador "quiero ver qué pasa"
Cientos de imágenes de cientos de humanos aparecieron frente a las valquirias.
—Ya he elegido a nuestro primer luchador—dijo Brunhild—. Él debería ser capaz de hacerlo.
Geir miró las imágenes sin entender.
—¿Eh?
—Es un viejo científico con problemas de ira—dijo la mayor de las valquirias—. Él es probablemente el más fuerte... el más salvaje de todo el multiverso.
Geir abrió mucho los ojos, luego los entrecerró decepcionada.
—¿Eh? ¿Pero si solo es un pequeño hombre? ¡¿Qué podría hacer frente a un dios?!
—Él es mucho más de lo que parece a simple vista—dijo Brunhild—. Ademas, él ya ha enfrentado dioses en el pasado.
...
Nos encontramos en la arena del Valhalla: un gigantesco estadio repleto a reventar por dioses y humanos de todas las culturas y épocas.
Los dioses lanzaban insultos y celebraban por lo que sería una victoria fácil para ellos. Mientras que los humanos gritaban palabras de animo y amenazas a los dioses.
Solamente los dioses mayores, los mas poderosos se mantenían en silencio, expectantes ante lo que habría de pasar.
Una figura se encontraba en el centro del estadio, siendo enfocado por un potente reflector.
—¡Éste es el momento que he estado esperando durante mucho tiempo!—dijo el hombre con emoción—. ¡¡El momento de soplar el Gjallarhorn!!
Este hombre no era otro que Heimdal, el vigilante del Apocalipsis entre los dioses nórdicos.
Era pequeño y de piel gris oscuro, cubierto por una capa morada, su cara estaba conformada por una mandíbula de aspecto metálico y un par de redondos lentes protectores, un mechón de cabello negro asomaba de entre sus lentes y se ocultaba rápidamente en su capucha.
—¡¡¡EL MOMENTO DE LEVANTAR EL TELÓN DEL RAGNAROK SE ACERCA!!!—siguió Heimdall, alzando los brazos y dirigiéndose a los espectadores—. ¡¿Están listos para eso?!
El rugido de la multitud era un indicador claro, las dos hermanas valquirias observaban todo atentamente con sus ojos verdes, Brunhild con su clásica expresión seria, aunque con algo de nerviosismo, mientras que Geir no lograba ocultar el miedo en su expresión, por más que lo intentara.
—¡Las reglas son simples!—continuó el Vigilante del Apocalipsis—. Luchar a "MUERTE" ¡Eso es todo! ¡El ganador se decide con la completa aniquilación del otro lado!
"Es cuestión de tiempo...", pensó Geir—. "Hermana Brunhild"
La mayor de las valquirias observaba en silencio la arena, una gota de sudor se deslizó por su mejilla.
—¡El primer combate!—seguía Heimdall—. ¡Presentando al luchador del lado de los DIOSES!
Al final de un oscuro pasillo, el dios del trueno estaba sentado en su trono, con su enorme martillo incrustado en el suelo frente a él. Se veía profundamente concentrado, al escuchar el llamado de Heimdall abrió de golpe su ojo izquierdo, dejando ver su color negro y brillante iris amarillo.
—¡Este hombre!—siguió el presentador—. Todo el mundo conoce a este dios. ¡¡Su Mjolnir puede incluso pulverizar los mares y la tierra!!
El dios se levantó de su asiento, y echándose su martillo al hombro empezó su camino por el largo pasillo, con cada uno de sus pasos resonando como poderosos truenos.
—Si él no lucha, ¿quién lo hará?—decía Heimdall—. Vivir luchando. Morir luchando. ¡El nórdico más poderoso! ¡¡El Berserker del Trueno!! ¡¡EL DIOS... THOR!!
Cuando Thor llegó a la arena, los dioses estallaron en vítores. Incluso el frío y calculador Odín, quien miraba fijamente a su hijo con su brillante ojo amarillo, abrió la boca para hablar:
—Aplástalos... Y ANIQUÍLALOS.
Entre el rugido y euforia del público, Geir se cubrió la boca con las manos mientras se dirigía hacia su hermana.
—¡Qué miedo!
Brunhild se mantenía mirando con atención al estadio, a pesar de su seriedad, el nerviosismo era visible en su rostro.
"Como pensaba, Lord Thor es su primer luchador", pensó la valquiria.
—¡¡Y ahora, su oponente!!—anunció Heimdall.
La mirada de Thor era fría y profunda, esperando con impaciencia a su contrincante.
—¡¡El luchador del lado de los humanos... ES ESTE HOMBRE...!!
Una explosión hizo temblar el estadio, una suave neblina verde se deslizó por la arena. Unas gigantescas puertas se abrieron, soltando las enormes y gruesas cadenas que la sostenían, como si lo que estuviera del otro lado de la puerta fuera la bestia más peligrosa de la existencia.
—¡¿Esto acabará aquí?! ¡Los siete millones de años de existencia!—decía Heimdall—. ¡¿Serán olvidados aquí?! ¡¡Los siete millones de años de orgullo!!
—Em... yo diría que los humanos aún tenemos mucho que dar—dijo una voz desde el otro lado de las puertas.
Unos sonoros pasos se acercaban lentamente desde las tinieblas verdosas de la puerta.
Todos guardaron silencio al escuchar la voz, las miradas de los dioses se giraron hacia las puertas.
—¡Este hombre... fue llevado al mal camino por la culpa de un gobierno hambriento de poder! ¡Este hombre, alguna vez un brillante y aclamado científico se convirtió el bestia más terrible que su mundo hubiera presenciado jamas! ¡Este hombre se ha enfrentado a dioses... y los ha aplastado con sus puños! ¡Este hombre, tiene una furia e ira incontrolable!—Heimdall hizo una pausa—. Y... este hombre fue rechazado por los suyos, ¡Perseguido y y cazado por los mismos humanos que lo convirtieron en tal monstruo! ¡Fue condenado a una vida eterna de soledad e injusticias! Pero... ¡¡A pesar de todo esto, decidió utilizar su ira, fuerza y poder para el beneficio y protección de la humanidad!!
Los dioses miraban con terror quien podría ser este humano tan poderoso.
—¡El Gigante Esmeralda! ¡El Destructor de Mundos! ¡El Hombre Increíble!
La neblina verde se despejó con una ráfaga de viento, un pequeño hombre con el cabello desordenado salió por las grandes puertas, una bata de científico hondeaba a su espalda y un par de lentes torcidos sobre sus ojos le daban un aspecto bastante desaliñado. Caminaba algo retraído y nervioso, cómo si deseara estar en cualquier lugar menos allí.
Las risas de los dioses inundaron el estadio, mientras que los humanos veían incrédulos al pequeño sujeto que había salido como su representante.
—¡Robert Bruce Banner, del universo M616!
La mirada de Thor abandonó al sujeto y se volvió en dirección a Brunhild con furia, le había advertido que no lo decepcionara, y pensaba cumplir su promesa de muerte. Esperaba, por el bien de la valquiria, que eso se tratara de una mala broma.
Geir se encogió detrás de su hermana, Brunhild se puso rígida, pero ella confiaba en su elegido.
Luchador de los humanos: Bruce Banner.
Luchador de los dioses: Thor.
El dios miraba con deprecio y decepción a su rival, quien se veía nervioso y preocupado.
Sin embargo, la mirada del científico se volvió dura y salvaje de un momento a otro, un leve resplandor verde iluminó sus ojos.
—Te lo advierto—dijo—. No te gustará verme enojado.
Thor vio esto como una amenaza vacía, pero tenía que reconocer que el humano tenía coraje.
Los humanos en las gradas gritaban con decepción y miedo ante el participante que los representaría, no se veía capaz de dañar ni a una mosca.
Un viejo anciano budista se postró de rodillas y empezó a rezar con miedo.
—Na Mu Ami Da Bu Tsu Na Mu Ami Da Bu Tsu...
—Será mejor que dejes de rezar, humano—dijo Brunhild con frialdad cerca de allí—. Ya que tenemos que derrotar...
¡¡LA PRIMERA PELEA DEL RAGNAROK...
—... A los mismos dioses a los que estas rezando.
... EMPIEZA!!
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