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Capítulo treinta y seis:


Los dioses de la India eran uno solo, todos vitoreaban, gritaban y apoyaban al destructor de mundos.

Tanto Shiva como Danny se quedaron quietos, mirándose, por un momento para escuchar al público más atentamente.

—¡¡Shiva!!

—¡Tú puedes con el!

El dios de la destrucción alzó su puño superior izquierdo y sonrió.

Su público se volvió loco.

—¡¡SHIVA!!

El destructor de mundos apretó los puños y se puso en guardia.

—Yo cargo con todas sus esperanzas—dijo firmemente—. Lo siento, pero... NO TE IMPORTA SI TE ANIQUILO EN ESTE MOMENTO, ¿VERDAD?

Cargando con su orgullo, el dios desata todo su poder.

Danny tardó en ver venir el golpe del dios, Shiva se abalanzó a toda velocidad.

—¡¡ORAA!!

Un poderoso golpe, pero aún así, el humano lo esquivo fácilmente girando sobre sí mismo a la izquierda.

Shiva le pasó por enfrente sin hacerle ni un rasguño.

—¡¿Por qué dio un golpe tan amplio?!—gritó Ares.

Zeus se cruzó de brazos tras la espalda.

—Perdió un brazo, así que es natural que el balance de su cuerpo se haya visto afectado.

Ares recargó su brazo derecho en su rodilla.

—Pero eso significa...

Shiva se re acomodo y lanzó otro devastador golpe.

—¡DORAAAA!

Danny lo evitó con otro leve movimiento.

—Me disculparas—dijo el humano—. Pero estás lleno de aperturas.

El veloz puñetazo del joven dragón impactó en la cara de Shiva. Sin embargo, cuando parecía que el dios caería al suelo derribado, sus piernas se quedaron plantadas en su sitio, mientras que su cuerpo echado atrás se recomponía a toda velocidad como si de un resorte se tratase.

El dios sonrió mientras alzaba su puño superior derecho y lanzaba un puñetazo más directo a la cara de su oponente.

—¡DORAA!

Danny retrocedió con la pierna derecha al tiempo que alzaba el brazo izquierdo, logró desviar el golpe hacia arriba.

Antes de que el Puño de Hierro pudiera lanzar su contraataque, Shiva volvió a cargar. Danny cruzó sus dos brazos y recibió el puñetazo.

El joven dragón salió disparado nuevamente varios metros hacia atrás.

—¡¡EL PUÑO DE SHIVA, LANZÓ A PUÑO DE HIERRO HACIA ATRÁS!!

Mientras Danny se recomponía, su mente no dejaba de pensar en la técnica de su oponente.

"¡¿Sus golpes se han vuelto más fuertes?!", pensó para sí.

Los dioses de la India estallaron en vítores todos juntos.

—¡¡OH, SÍ!!

—¿VES ESO?

—EL ES UN PELEADOR INCOMPARABLE, ¿LO ENTIENDES?

—¡¡SUS PUÑOS TIENEN LA FUERZA DE NOSOTROS, LOS MIL CIENTO DIECISÉIS!!

Danny cargó, Shiva cargó, el Puño de Hierro fue más rápido, una nueva tormenta de golpes y patadas a toda velocidad aterrizó sobré Shiva, cada golpe preciso e implacable.

Shiva no se dejó vencer, esquivó un puñetazo que iba a su cara haciéndose hacia atrás, luego respondió con un gancho al abdomen de su rival. Mientras Danny se doblaba por el dolor, Shiva se adelantó y asestó un poderoso cabezazo.

—¡AAH! ¡¡ORAAAA!!

Antes de que Danny pudiera retirarse, Shiva tomó su cara con sus dos manos superiores y sonrió.

—¡DORA! ¡ORA! ¡ORAAA!

Cabezazo tras cabezazo, Shiva empezó a aplastar a su rival a base de golpes de Craneo contra craneo, mientras que Danny solo podía luchar desesperada mente por liberarse del agarre mortal de su oponente.

—¡¡DORAAAA!! ¡¡ORAAAA!!

Los humanos y valquirias miraban con horror la escena, mientras que los dioses vitoreaban emocionados.

Shiva lanzó otro cabezazo, pero su frente se topó de frente con el puño de su enemigo.

"Jeje", pensó Shiva. "Han pasado unos cuantos miles de años desde que tuve una pelea tan intensa... esto me recuerda a aquella vez..."

¿CIERTO...?

"Rudra"

...

EN ESE ENTONCES, LOS REINOS DE SVARGA Y PATALA ESTABAN LLENOS CON MILES DE DIOSES Y DEMONIOS.

Y ASÍ, CON LOS DIOSES MÁS FUERTES COMO PROTAGONISTAS... ¡COMENZÓ UNA GUERRA CIVIL!

¡¡LA GUERRA DE LOS MIL DEVAS!!

ESTO OCURRIÓ MUCHO ANTES DE QUE LA INDIA UNIDRA A SUS DIOSES EN UN SOLO PANTEÓN.

NI SIQUIERA EXISTÍA LA IDEA DE UNIFICARSE EN ESE ENTONCES...

Y EN LOS CAMPOS DEL SVARGA...

VIVÍAN DOS DEVAS TOTALMENTE DESCONOCIDOS.

Shiva bostezó pesadamente mientras yacía recostado en el suelo, con su cabeza apoyada en la espalda de una gran vaca y disfrutaba del verde pasto bajo él.

—Rudra~—llamó el destructor.

Un poderoso puñetazo impactó en una roca, luego otro, y otro más, una lluvia de golpes había perforado una gigantesca roca hasta crear un túnel perfecto en su interior que la atravesaba de extremo a extremo.

Shiva miró despreocupadamente al responsable de esto último.

—Siempre estás entrenando, día tras día...—murmuró—. ¿No te aburres?

El otro dios se agachó cubierto de sudor para poder tomar aire y recuperar el aliento.

—Ah... aunque solo un poco...—murmuró—. Quiero volverme más fuerte, así que...

Este era Rudra, el dios de la tormenta.

Era alto, delgado y fornido. Al igual que Shiva, tenía cuatro brazos. Su cabello oscuro y medianamente largo estaba peinado de forma puntiaguda, adema de que parte de él lo llevaba atado con dos trenzas. Tenía un par de tatuajes en su rostro y brazos, principalmente en las articulaciones. Llevaba también unos aretes en cada una de sus orejas, además de vestir únicamente con unos pantalones holgados.

Shiva se puso de píe con un salto.

—Hmm~ qué dedicado...—murmuró—. Pero verás~

El dios levantó los brazos y empezó a bailar alegremente.

—Esto no está mal, ¿o sí?—dijo Shiva sonriendo—. ¡Míralo bien! ¡Vamos, baila tú también, Rudra! Es divertido dejarse llevar alguna que otra vez, ¿no lo crees?

El dios de la tormenta se quedó viendo el cómo su amigo bailaba alegremente y los animales se le unían con felicidad: una vaca, un tigre, una cobra, todos alegres acompañando al dios en su danza.

Rudra se rascó la cabeza con su mano superior izquierda.

—Cielo santo...

El dios de la tormenta se unió al baile de su amigo.

—Pero solo un poco, ¿está bien?

—¡Oh, muy bien!—sonrió Shiva.

SE LLEVABAN MUY BIEN.

Entonces, dos hombres llegaron corriendo por el prado muy alterados.

—¡R-Rudra! ¡Shiva!—llamaron—. ¡¡T-tenemos malas noticias!!

Ambos dioses miraron a los recién llegados.

Uno de ellos señaló hacia detrás de él.

—Los hermanos asesinos han llegado al pueblo...

—¡¡P-por favor ayúdenos!!—rogó el otro hombre que lo acompañaba.

Shiva hizo una mueca.

—¿Eeeh?

Rudra miró a los hombres que habían llegado.

—Entendido, iremos en un momento.

Shiva se agachó, dejando caer los brazos e hizo una mueca de desgana.

—¿Eh? ¿Otra vez?—se quejó—. Pero que molestia.

Rudra le tomó el hombro con la mano inferior derecha y sonrió divertido.

—Eso dices, pero vendrás conmigo, ¿cierto?

Shiva sonrió a su amigo.

—No hay de otra~

En una pequeña aldea, los llamados hermanos asesinos estaban sembrando el terror, destruyendo lo que se encontraran y atacando a los indefensos habitantes.

Sumbha, el mayor de los hermanos, un enorme gigante de seis brazos que vestía con un enorme leopardo muerto y usaba un collar confeccionando con cráneos golpeó a uno de los aldeanos con su garrote.

Luego, levantó a una de las personas tiradas en el suelo y le gruñó, mostrando sus filosos colmillos.

—¡¿Dónde está el deva que gobierna este pueblo?!—preguntó.

El hombre tembló de miedo.

—N-nadie lo gobierna...—chilló—. Pero los más fuertes son el destructor y la tormenta.

—¿El destructor y la tormenta?—se rió Sumbha.

Nisumbha, el menos de los hermanos, un hombre de varias caras empezó a reír también.

—Pero qué nombres tan estúpidos—se burló—. Son de clase baja, ¡son tan simplones!

Los pies de Shiva se plantaron firmemente sobre el suelo.

—Lo siento por eso—dijo el destructor—. Nuestros nombres son simplones, ¿verdad?

Shiva y Rudra habían arribado, listos para el combate y con furia en sus rostros.

—¡Somos la Tormenta y el Destructor, ¿entendido?—rugió Shiva mientras alzaba su brazo superior derecho y apretaba el puño—. ¡Mejor váyanse de aquí antes de que sus caras terminen aun más feas!

Sumbha miró de reojo al destructor, un enano a su lado.

—¿Ah?—dijo—. Con que eres el destructor, ¿eh? Quizá deba romperte esa cara tan arrogante...

Shiva se lanzó de frente y asestó un poderoso cabezazo, quebrando la nariz del gigante.

Nisumbha abrió mucho los ojos y las bocas asustado.

Sumbha gritó de dolor mientras se sujetaba la cara sangrante.

Shiva lo miró fijamente.

—Mierda, ¿te dolió?—se burló.

El gigante de seis brazos cayó al suelo de rodillas, Nisumbha se acercó a él a toda prisa.

—¡¡H-hermano!!—el dios señaló con furia a Shiva—. M-maldito...

El ejército de dioses y demonios de los hermanos rodeó a Shiva, quien estaba en guarida espalda contra espalda con Rudra.

—Cielos...—sonrió Rudra—. Ni siquiera les diste oportunidad de retirarse, ¿eh?

Shiva le sonrió a su amigo.

—De todos modos esto iba a ocurrir—aseguró—. Así que, ¿por qué no disfrutamos de un simple baile?

Rudra miró divertido a Shiva.

—Maldición...

Ambos dioses se lanzaron al combate, aunque dieran un ejército contra dos, Shiva y Rudra tenían una clara ventaja.

CADA DÍA SE LA PASABAN YENDO DE PELEA EN PELEA.

PARA SHIVA, RUDRA ERA EL MEJOR AMIGO QUE PODRÍA TENER.

Después de su combate, ambos dioses estaban nuevamente en el prado, Shiva estaba recostado bajo la sombra de un árbol relajándose, mientras que por su lado Rudra admiraba las vistas del lugar y las altas montañas que se alzaban a lo lejos.

—...oye, Shiva—llamó el dios de la tormenta—. ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

Shiva sonrió sin pensarlo mucho.

—Hmm... quizá debería convertirme en el Natajara (danzante divino)—dijo—. Después de todo, siempre he sido un buen bailarín, ¿no crees?

Rudra se llevó los brazos a la cintura.

—Parase que sería perfecto para ti—murmuró—. Oye... Shiva...

El destructor lo miró con algo de aburrimiento.

—¿Qué te pasa hoy?

Rudra se rascó el rostro nervioso.

—...no te rías cuando te diga esto, ¿está bien?—pidió.

Shiva lo miró extrañado.

—¿Eh?

—Veras...—dijo Rudra—. Tengo un sueño...

Shiva lo miró fijamente por unos momentos.

—Un sueño...—entonces, el destructor procedió a cagarse de risa—. ¡Dice que tiene un sueño!

Shiva empezó a revolcarse por el suelo entre carcajadas.

—Tienes un... ¡ja, ja! ¡¿Acaso eres un humano o algo así?!—reía—. ¡¡Un sueño!! ¡¡Dice que tiene un sueño!!

Rudra lo miró en silencio por un minuto, y luego, lo silencio de un poderoso cabezazo.

—L-lo siento...—murmuró Shiva mientras se sobaba la cabeza adolorido.

—Shiva, yo...—dijo Rudra—. Quiero estar en la cima del Svarga.

Ambos dioses admiraron a la montaña más alta de toda la región, alzándose imponente a la distancia, viéndose descomunal incluso a kilómetros de distancia.

—¿La cima...?—preguntó Shiva.

Rudra apretó los puños con determinación.

—Quiero probarme a mí mismo...—dijo—. Quiero saber qué tan lejos puedo llegar como un deva—alzó su mano al cielo, como si quisiese atrapar el sol que se ponía tras la enorme montaña—. Y... quiero ver el paisaje qué hay arriba. Debe ser magnifico.

Shiva miró a su amigo.

—¿El paisaje qué hay arriba?—murmuró—. ¿...Eh?

Rudra le sonrió.

—Shiva, ¿quieres venir conmigo y escalar hacia la sima?—preguntó.

Shiva lo miró en silencio por un tiempo.

—Tengo la sensación...—seguía Rudra—...de que juntos podemos superar cualquier sima.

Shiva sonrió antes de recostarse en el suelo nuevamente y recargar la cabeza contra sus brazos.

—No hay de otra—dijo alegremente—. No me escucharas aunque me queje, y aunque no me interesa lo que haya en la cima... siempre me divierto contigo, Rudra. Así que, supongo que te acompañaré.

Rudra le sonrió antes de recostarse también en el suelo.

—Shiva.

—¿Hm?

Rudra alzó el puño inferior izquierdo.

—Definitivamente nos volveremos importantes, ¿entendido?

Shiva so rio con emoción y alzó su puño inferior derecho.

—¡Sí!

Ambos dioses chocaron puños.

¡LA LEYENDA DEL MÁS FUERTE COMIENZA!

...

Feliz noche buena y feliz navidad a todos, espero pasen unas felices fiestas con sus familias.

Me tomaré el día de mañana libre de escribir, así que los veo pasado mañana con otro capítulo.

Disfruten.

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