Capítulo treinta y cuatro:
¡¿UNA PELEA TRAS BAMBALINAS EN LA CUAL LOS HUMANOS Y LOS DIOSES SE JUEGAN EL ORGULLO?!
Loki y los siete dioses de la fortuna se miraban fijamente con Buda, Hulk, Meg y Lester.
Ambos bandos estaban listos para lanzarse a la batalla.
¡¡CINCO SEGUNDOS ANTES DE QUE COMIENCE LA PELEA!!
Hulk desvió la mirada levemente hacia los otros dos guerreros.
—Niña, deberías irte—gruñó, con algo de preocupación por la joven.
Meg solamente lo fulminó con la mirada, sin importarle que el monstruo fuera más de cinco veces más grande que ella.
—Es una semidiosa, estará bien—aseguró Lester.
Los dioses de la fortuna se removieron levemente, el último semidiós que había estado por allí había matado a Poseidón, si esa niña era al menos la mitad de poderosa, no sería una pelea fácil.
Loki gruñó, con los ojos ensombrecidos.
—Debieron haberse quedado en sus universos, idiotas—murmuró el dios nórdico—. Parece que no pueden evitar meterse en lo que no les importa.
Loki torció su cuerpo y se inclinó hacia un lado mientras hacía un gesto con los dedos, formando una suerte de pistola que apuntaba hacia el suelo.
—Está vez... es posible mueran, ¿entienden?
Lester dejó escapar una risa.
—Oh, pero si los asuntos divinos son muy de mi interés—dijo—. Sé cómo son los dioses, no tienen límites en su egoísmo—. El humano apuntó con su arco dorado, cambiando su posición para que las tres flechas apuntaran directamente al craneo de Loki—. Sin importar la situación, siempre creen que las cosas saldrán a su manera.
Loki lo miró fijamente.
—Las cosas no "salen a mi manera"—corrigió—. Las cosas "son" como yo hago que sean.
Hulk hizo crujir los nudillos.
—Voy a disfrutar azotarlo contra el suelo—dijo—, otra vez.
Meg miró al dios nórdico.
—No...—dijo—. Déjamelo a mí.
El Gigante Esmeralda sonrió mostrando sus dientes verdes.
—De acuerdo—gruñó—, pártelo en pedazos.
Las plantas en el jardín empezaron a enloquecer, se movían y crecían agitadamente, como si la presencia de esa niña las estimulara
—Bueno...—dijo Hulk—. Me pido al más grande.
Los cuatro guerreros se prepararon.
Entonces Loki se abalanzó a toda velocidad hacia Buda, pero Ebisu lo bloqueó interponiendo su brazo.
—Oye, viejo, discúlpame—dijo el dios de la fortuna—. Pero ¿te importa si mato a esos idiotas?
Le mostró la mano ensangrentada a Loki.
—Si no los hago pagar por esto, no podré dormir bien por la noche—. Ebisu miró furiosamente al iluminado—. ¿Cierto? Buda...
El iluminado bostezó con aburrí.
Ebisu estalló en ira, apuntó con su pistola y descargó una ráfaga de disparos.
—¡¡BAILA, BUDA!!—gritó—. ¡¡O VOY A VOLARTE LOS SESOS!!
El iluminado dio un leve quiebro hacia su izquierda.
La lluvia de balas pasaron a su lado sin siquiera rozarlo, y luego impactaron en la fuente detrás de él, partiéndola.
Loki y Los dioses de la fortuna se quedaron en extremo confundidos.
—Ebisu...—preguntó Fukurokujo—. ¡¿A quién le apuntas?!
Buda se llevó las manos a la cintura.
—Ah, cielos—murmuró—. No puedes romper cosas así nada más... la pubertad es dura, ¿eh?
Lester miró disimuladamente a Meg, quien lo fulminó con la mirada no tan disimuladamente.
Le empezó a temblar la mano de la pistola a Ebisu.
"¿Huh...? ¡¿Pero qué...?!", pensó. "¿Pudo esquivar mis disparos a una distancia tan corta...? No, espera, es como si hubiera..."
Loki se inclinó con algo de interés.
—WOW~ Justo como se esperaba de Buda...—dijo el dios nórdico- . Lo sabía, tú...
Loki extendió ambas manos, de las palmas de sus manos, en los círculos negros de sus guantes, dos hojas curvas con formas de luna atadas con una cadena en sus extremos aparecieron. Loki empuñó sus armas, dos filosas cuchillas atadas a cadenas arrojadizas.
—Debes desaparecer.—Terminó de decir el dios.
Loki cargó con su arma a toda velocidad, con los siete dioses de la fortuna detrás de él con sus armas en ristre.
Buda permaneció en su lugar, mientras que Meg y Hulk cargaban y Lester disparaba una ronda de flechas.
Antes de que se pudiera producir un choque, un poderoso puño bloqueó a todos los ataques y deparó a ambos bandos con un estallido de poder.
—¡YA ES SUFICIENTE!
Loki se volvió nervioso hacia los recién llegados.
De entre el polvo de la explosión, Odín y sus cuervos se mostraban de pie imponentes, mientras que Zeus estaba en el suelo agrietado, arrodillado después de haber lanzado su devastador golpe.
—Por todos los cielos...—murmuró Zeus—. Ustedes niños, tienen mucha energía, ¿eh?
Loki se volvió hacia los dioses de la fortuna y señaló a los recién llegados.
—El viejo... y también mi tío.
Zeus se acercó lentamente.
—No sé qué pasó, pero pelear entre ustedes, en un momento como este...—dijo—. Estoy algo decepcionado.
Buda miró al viejo de reojo, mientras que Lester retrocedió instintivamente y bajó la mirada.
El cuervo negro de Odín abrió las alas y se puso a graznar.
—¡No pueden pelearse cuando les de la gana!—chillo—. ¡Tienen mierda en la cabeza!
El cuervo blanco se unió a su compañero.
—¡¡Es indignante pensar que los dioses pelearían entre ellos en un momento así!!
Lester estaba a punto de comentar algo sobre eso último, cuando Meg se le adelantó.
—¡Wow! ¡Los cuervos hablan!—dijo—. Qué lindos.
Lester la miró medio horrorizado.
—Que rápido te olvidaste de la Torre Sutro.
Meg lo miró alzando una ceja.
—¿Cómo me voy a olvidar de eso?—pregunto—. Sí allí fue cuando Reyna...
El chico fue salvado por Ebisu, quien apuntó a Zeus con su pistola.
—¡¿Eh?! ¡Por si no lo sabes, somos los ejecutores del cielo!—gritó—. No tienes ninguna autoridad sobre...
Odin miró fríamente al dios, con su único ojo brillando en un amarillo furioso.
—Detengan esta riña.
Su tono fue seco pero severo, las palabras bastaron para derribar a todos los demás presentas, con la excepción de Zeus, quien miraba divertido como todos caían al suelo, impresionados con unas simples palabras del Padre de Todos.
Los dioses de la fortuna lo miraron acobardados.
Incluso Hulk se quedó quieto, el poder que esos dos dioses recién llegados emanaba era abrumador, y después de ver lo que el rayo de Zeus había hecho con el chico japonés en su batalla, El Hombre Increíble no tenía muchas ganas de experimentarlo.
El jardín entero se quedó en un silencio mortal por un minuto.
Entonces Loki estornudó.
El dios nórdico se agachó, dejando colgar sus brazos y guardando sus cuchillas.
—Ah, bueno—murmuró—. Como que perdí las ganas de pelear~ olvídenlo, iré a ver la pelea. Nos vemos, Buda~
Mientras se retiraba, Loki miró sombríamente al iluminado.
—...Hasta que nos volvamos a encontrar.
Buda ni siquiera le prestaba atención, estaba ocupado desenvolviendo una nueva paleta.
Bishamonten miró a Buda por encima del hombro.
—Muerte a los traidores—dijo fríamente—. No lo olvides.
El dios se marchó por el mismo túnel por el que había llegado, aún cruzado de brazos y mostrándose impotente, los otros seis dioses de la fortuna se fueron tras de él.
Meg devolvió sus cimitarras a su forma de anillos.
—Mierda, qué aburridos.
Lester asintió con la cabeza.
—No importa el universo, Zeus siempre es un pesado.
Antes de marcharse, Meg señaló a Buda.
—¿Eso es una paleta?
El iluminado sonrió.
—¿Quieres una?.
Buda le entregó otro caramelo de su bolsillo, Meg y Lester se fueron de allí, con la niña dando saltos y vueltas de carro alegremente.
Hulk también se dio la vuelta.
—Aburridos—gruñó, y se fue de allí de un poderoso salto.
Zeus se acercó a Buda, con los brazos cruzados tras la espalda.
—Bien, la pelea ya se terminó. Tú también deberías irte—dijo el anciano—. Además... TE DARÉ UN CONSEJO. NO EMPIECES MÁS PELEAS. ¿ENTENDIDO?
Buda soltó un ronquido con los ojos cerrados, luego dejó escapar una risa, y luego el iluminado empezó a carcajearse con ganas.
Zeus le siguió, y pronto ambos se estaban riendo sin control.
Buda dio un mordisco y rompió el caramelo en su boca.
—El único...—dijo con firmeza—. Que puede ordenarme en todo el cielo y la tierra... SOY
YO
Buda se fue de allí tranquilamente, pasando al lado de Zeus sin siquiera inmutarse.
El anciano se cruzó de brazos.
—Cielos... qué hombre tan problemático...
Zeus miró fijamente a Odín, dejando relucir sus orbes amarillos.
—Además... este Ragnarok... no va realmente como esperábamos...—dijo—... o tal vez, ¿sí lo hace para ti?
Odín lo miró fijamente y en silencio.
—Sí...—siguió Zeus—. Sé que tú esperabas esto, lo querías. Las valquirias son tus ciervas, después de todo...
—¿Qué estas insinuando?—graznaron los cuervos de Odín.
—No sé que planeabas, Nórdico—dijo Zeus—. Pero si se que la muerte de tu hijo Thor te está afectando. Quiero que seas el siguiente en pelear.
Odín miró al viejo fijamente.
—Acordamos que yo sería el penúltimo—dijo.
—Sí, y también dijimos que yo iría hasta el final—le recordó Zeus—. Sé que quieres aplastar a los humanos, que deseas venganza, y si te esperas a tu turno, es muy probable que ya hayamos ganado el torneo. Así que... lucha en la siguiente ronda.
Todas las plantas del lugar se marchitaron y se hicieron polvo ante el poder de Odín.
—Muy bien—dijo—. Así se hará.
Mientras ambos dioses se iban por sus respectivos caminos, Lester los observaba desde el túnel por el que se había ido.
—Eso no puede ser bueno—murmuró Meg.
—No—convino el chico—. Hay que avisarle a las valquirias.
...
De regreso en la arena.
Zeus se encontró con Hermes y Ares en las ruinas de su palco.
—Ya volví—dijo el anciano, entonces, notó la mirada de total horror de Ares—. ¿Qué pasa? ¿Qué está ocurriendo?
Hermes de encogió de hombros.
—Bueno... véalo, usted mismo.
En el campo de batalla, el brazo inferior izquierdo de Shiva colgaba casi desprendido de su cuerpo.
—¿Como pasó esto...?
Heimdall gritaba a todo pulmón con su cuerno en la boca.
—¡¡EL DIOS DE LA DESTRUCCIÓN MÁS PODEROSO EN TODOS LOS CIELOS HA SIDO SUPERADO POR EL HUMANO, PUÑO DE HIERRO!!
¡El primero en recibir un golpe decisivo es Shiva...! ¿Qué consecuencias tendrán estos daños?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro