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Capítulo setenta y cinco:


Ares empezó a temblar mientras miraba al velocista parado en la arena.

—No... no es posible—murmuró—. ¡No es posible!

Zeus frunció el ceño, él era capaz de superar el tiempo, y aún así no había logró distinguir nada de la batalla después de las primeras veinte o treinta milmillonésimas de microsegundo.

Heimdall se llevó su cuerno a la boca con el brazo tembloroso.

—Yo... YO NO TENGO IDEA DE QUÉ ACABA DE SUCEDER—gritó—. PERO DESPUÉS DE SOLO UN PAR DE SEGUNDOS, ¡¡EL ÚNICO LUCHADOR QUE PARECE MANTENERSE EN PIE ES BARRY ALLEN, EL VELOCISTA ESCARLATA!!

Geir miró a su hermana, quien simplemente asintió satisfecha antes de darse media vuelta y empezar a irse por el pasillo.

Savitar por su lado se acercó a Heimdall y le mostró la cámara.

—Tengo... tengo todo gravado—murmuró el dios hindú en estado de shock—. Puedes... puedes reproducirlo a velocidad ultra lenta para que todos puedan ver lo que sucedió.

Un equipo de técnicos liderado por el dios griego Hefesto entraron en la arena para instalar todo lo necesario para poder reproducir las grabaciones. Al tiempo que Flash simplemente se sentaba con la espalda recargada en el muro de las gradas y recuperaba el aliento.

Lastimosamente no podía volver a su habitación hasta que se declarara al ganador, y eso no iba a pasar hasta que el video se reproduciera por completo, lo cual iba a tardar un buen rato.

Al menos logró conseguir que una amable persona en las gradas le arrojara una barrita de proteína. No era mucho pero se agradecía.

Zeus por su lado se limitó a bufar y a darse media vuelta para irse.

Ares miró a su padre horrorizado.

—¿N-no te quedarás para saber que fue lo que sucedió?

El anciano hizo un gesto despectivo con la mano.

—Hermes perdió, no importa cómo lo hizo—dijo Zeus simplemente—. Iré a dar una siesta, despiértenme cuando valla a comenzar la siguiente ronda.

Y con eso dicho, Zeus abandonó el lugar.

Por su lado, Geir y Brunhild tuvieron una conversación muy similar.

—¿No te quedarás para ver que fue lo que ocurrió, hermana?—preguntó la más joven de las hermanas.

Brunhild negó simplemente con la cabeza.

—No es necesario saber exactamente qué ocurrió—dijo—. Puedes quedarte a ver si quieres, yo iré a seleccionar a nuestro siguiente luchador.

La cámara finalmente estuvo conectada y cientos de miles de pantallas aparecieron por todo el estadio mostrando el choque de los velocistas a una velocidad más o menos asequible para el ojo humano.

...

Brunhild se encontró con su madre Freyja en los pasillos, quien estaba cargada con su armadura de batalla completa y su capa de piel de halcón a la espalda.

—¿Vas a alguna parte, madre?—preguntó Brunhild haciendo una reverencia.

La diosa de la magia se volvió hacia la mayor de sus hijas.

—Gracias a ti Thor y Odín están fuera del juego, los Vanir podremos volver a alzarnos en armas y tomar el reino de los Aesir, así podré tener acceso de una vez por todas al Hliðskjálf.

Hliðskjálf era el nombre que recibía el trono de Odín, capaz de permitirle a quien lo ocupe todo lo que deseé ver, proporcionándole un conocimiento virtualmente ilimitado en el proceso, pero tenía el peligro de que se guiaba por los deseos más profundos del corazón de quien lo usara, cosa que solía conducir a la desgracia y la muerte.

Brunhild hizo una mueca de preocupación.

—Madre, ¿estás segura de querer usar el trono?—preguntó—. Cuando Lord Frey lo intentó...

Freyja la detuvo poniéndole una mano en el hombro.

—Tu tío fue bien intencionado, pero tonto al usar el trono—respondió la diosa—. Él creía que su mayor deseo era verme feliz, así que intentó encontrar a Óðr con el trono. Pero su corazón lo traicionó y terminó viendo lo que realmente buscaba, ya sabemos donde terminó todo eso.

Brunhild asintió con la cabeza.

—Abandonó su espada, capaz de luchar contra gigantes por sí sola, en busca de conseguir el amor de la gigante Gerð.

Freyja miró a Brunhild a los ojos.

—Yo no tendré ese problema, el mayor deseo de mi corazón es encontrar a Óðr sin importar qué.

La mayor de las valquirias asintió con la cabeza.

—Buena suerte entonces, madre.

Freyja tomó con fuerza su lanza.

—Espero que consigas lo que buscas con todo esto—murmuró—. No soporto tener que ver morir a más de mis hijas. Cuando nos volvamos a ver, hayas salvado a la humanidad o no, me encontrarás como la nueva soberana de Asgard, y con algo de suerte con Óðr a mi lado.

Brunhild no era muy aficionada a las muestras de efecto, pero aún así dio un fuerte abrazo a su madre antes de partir por caminos separados.

Freyja había preparado a los ejércitos de los Vanir para tomar Asgard, la ciudad de los Aesir, una vez que sus líderes cayeran en el Ragnarok. Solamente quedaba una amenaza, un cabo suelto que debía solucionar.

Loki.

...

El dios del engaño apareció en medio de un torbellino justo frente a las narices de Belcebú.

—¡Hola, chico mosca!—sonrió la deidad hija de gigantes—. ¿Cómo va todo?

El demonio alzó la mirada y miró a Loki directamente a los ojos.

—¿Qué es lo que quieres?

El dios del engaño simplemente empezó a flotar boca arriba en el aire.

—Bueno... tenía interés por tu pequeño... "proyecto de ciencias"

Belcebú frunció levemente el ceño y escondió su mano tras su espalda, en la cual empezó a acumular grandes cantidades de energía oscura.

—¿Cuánto sabes?

Loki ladeó un poco la cabeza.

—Lo suficiente, Odín no era el único que sospechaba de ti, ¿sabes?—dijo el dios—. Además, el ni siquiera está realmente muerto.

El señor de las moscas retrocedió un poco.

—¿Qué?

Loki sonrió malévolamente.

—Bueno... al parecer su alma quedó atrapada en este pedazo de cartón que tengo aquí.

El dios arrojó la carta de Odín, Padre de los Aesir a Belcebú.

El demonio se limitó a arrojarla a la chimenea donde se incineró sin más.

Loki miró casi horrorizado al demonio, para luego estallar en carcajadas.

—¡¿Mataste al dios nórdico más poderoso e importante así como así?!—rió—. ¡Amigo, eres increíble!

Belcebú miró fijamente al dios del engaño.

—Te lo preguntaré una vez más, ¿qué es lo que quieres?

Loki puso una cara seria y aterrizó de pie en el suelo.

—Es simple, en realidad—dijo—. Quiero ser parte de tu plan.

...

Zeus caminaba por los pasillos del Valhalla de mal humor de camino a su castillo.

Si había algo que le importaba de aquella competición era la victoria. La verdad no tenía ningún interés en si la humanidad vivía o moría, lo único que quería era ganar.

Así que sí, estaba furioso.

Primero Thor, luego Hércules, incluso el dios supremo Odín le había fallado.

Y rematando con Hermes y Apolo, sus propios hijos, superados por pequeños e insignificantes humanos, era simplemente inaceptable. Zeus ya había ganado su batalla y lo hizo con bastante facilidad. Realmente estaba tentado en volver a aparecerse de sorpresa en la arena y enseñarles una lección o dos a los humanos.

Mientras el viejo pensaba distraídamente en todo eso, se tropezó de frente con un niño que no aparentaba más de doce años.

Zeus gruñó molesto.

—¡Fíjate por donde vas pequeño mocoso!

Billy Batson se levantó del suelo frente a él y lo miró a los ojos.

—Oh, así que tú eres Zeus—murmuró el chico.

El anciano bufó al ver que se trataba de un niño humano.

—Escúchame, enano—gruñó el viejo—. No sé cómo te perdiste y no me importa, lárgate de aquí antes de que desintegre todas tus moléculas en el vacío.

Billy se cruzó de brazos.

—Con que esas tenemos—dijo el chico con molestia—. Déjame decirte algo anciano, no me agradan las personas como tú.

El viejo dios se rascó la barba.

—Tienes coraje, lo reconozco—gruñó—. Ahora, largo.

El chico hizo crujir sus nudillos.

—Yo creo que no—dijo Billy—. Te he estado buscando por casi una hora, me estoy perdiendo la batalla de Barry por estar aquí. Así que no te librarás tan fácilmente.

Zeus decidió que ya había sido muy amable, incluso le había dejado al niño irse con vida. Ahora si él no quería aprovechar esa oportunidad no era su problema.

—Bien, niño, no sé quién te has creído, pero déjame enseñarte una pequeña lección de respeto a tus mayores.

Por un momento los ojos del chico refulgieron con brillantes rayos eléctricos.

—Ya lo veremos.

El cuerpo de Zeus creció hasta ocupar gran parte del pasillo solo con sus músculos.

—Ahora, vas a arrepentirte de no haber huido cuando tuviste la oportunidad.

Billy no parecía asustado, miró a Zeus a los ojos fijamente y dijo una sola palabra:

¡¡¡SHAZAM!!!

El mortal más poderoso que existe salió disparado a través de las paredes del Valhalla sujetando a Zeus por el cuello. Ambos enemigos salieron al exterior donde el Capitán Maravilla giró varias veces sobre si mismo antes de arrojar a Zeus violentamente contra el suelo en uno de los jardines divinos.

Buda ladeó la cabeza mientras estaba recostado contra un árbol y se llevó un puñado de caramelos a la boca.

—¿Qué es todo esto...?—murmuró el iluminado para si.

La veloz figura de Shazam atravesó el aire en dirección al dios padre del cosmos, pero éste lo repelió de un poderoso puñetazo.

Shazam aterrizó en el suelo, con sus pies dejando marcas por el suelo al ser arrastrados por la fuerza del impacto.

Una red de rayos dorados recorrieron el cuerpo de Zeus, mientras que una red igual atravesó el cuerpo del humano.

Buda se encogió de hombros.

—Esto podría ser interesante.

Zeus atacó a toda velocidad, y el Capitán Maravilla respondió de la misma forma. Con los puños de a,nos chocando en el aire y liberando una gran onda expansiva que mandó a volar varias envolturas vacías de los caramelos de Buda, además de arrancar varias hojasde las ramas de los árboles cercanos.

Fue en ese momento que comenzó la verdadera batalla de titanes: Zeus el Dios Padre del Cosmos y Shazam, el Mortal más Poderoso que Existe.

Un duelo que ocurriría tras bambalinas, oculto del público y sin ningún espectador además del iluminado Buda. Una batalla que sin que ninguno de los combatientes lo supiera, servía a un muy oscuro propósito orquestado por el señor de las plagas.

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