Capítulo sesenta y tres:
Poco a poco la emoción y el sentimiento se fue tranquilizando entre los espectadores.
Lester... o Apolo... o quien fuera ahora, él miraba fijamente el lugar en el que su contraparte había estado hasta no hacía mucho.
—Espero... que hayas podido comprenderme...—murmuró el dios—...adiós, antiguo yo.
Apolo se dio media vuelta y empezó a caminar penosamente hacia la salida de la arena, la victoria del dios Apolo era un hecho asegurado.
El joven empezó a respirar con dificultad, cansado y herido. Había agotado casi toda su energía en su canción, pero había ganado, le había comprado a la humanidad un paso más hacia la salvación.
Una débil luz esmeralda iluminó la arena, y la figura de Reginleif se mostró flotando en al aire frente a Apolo, sumamente debilitada y agotada por la batalla, ¿quién hubiera dicho que devolverle la divinidad a Apolo sería tan cansado?
La joven valquiria cayó sin fuerzas, pero Apolo la atrapó en brazos antes de que tocara el suelo.
—Lo hiciste increíble, Leif—le dijo—. Ya puedes descansar.
Ella le sonrió débilmente antes de caer inconsciente.
Apolo llegó a la entrada del túnel de salida, en donde la segunda hermana valquiria, Hrist, lo estaba esperando.
—Muchas gracias—le dijo mientras tomaba a Reginleif en brazos—. Me encargaré de que se recupere. Tú también deberías ir a la enfermería.
Apolo asintió solemnemente antes de seguir su camino.
Mientras salía del túnel, se encontró con dos personas que no esperaba ver. Se veían muy diferentes a cómo lo hacían en su mundo, pero aún así Apolo lo sabía, ellas eran su familia.
—¿Mamá?—preguntó, sin saber muy bien si se trataba de una alucinación.
Leto asintió tímidamente con la cabeza, sin saber muy bien que decir. Estiró la mano hacía su hijo de otro mundo, pero la retiró de inmediato con nerviosismo.
Artemis, por su lado, lo miró fijamente por un tiempo, con los ojos aún húmedos por las emociones liberadas en la canción de Apolo.
—Yo...—el dios se lanzó contra ambas y las abrazó con fuerza, sin importarle realmente si no eran las mismas de su universo. El joven estaba tan feliz de volver a verlas que simplemente disfrutó el momento—... lo siento. Yo.,.. Apolo...
—Está bien—murmuró Leto temblando—. Está bien... estoy feliz de ver que... al menos en algún lugar del multiverso... mi hijo es alguien que aprendió de sus errores y es una mejor persona... yo... la yo de tu mundo... debe de estar orgullosa.
Apolo se separó lentamente de ambas diosas.
—Eso espero...—murmuró—. No... no la he visto en mucho tiempo...—al notar un atisbo de preocupación en la cara de Leto, se apresuró a añadir—. Está en su casa de retiro en Florida, no me he dado el tiempo de ir a visitarla últimamente.
Artemis miró al chico fijamente, Apolo retrocedió un poco, aunque se alegró enormemente de volver a ver los furiosos ojos plateados de su hermana.
La diosa lo abrazó con fuerza antes de soltarle un puñetazo en el estómago e irse sin decir nada.
Leto puso una mano sobre el hombro de Apolo.
—Ella... ella adoraba a su hermano—explicó—. No sabe como debe de sentirse en este momento, esta triste, furiosa, alegre y pensativa, todo a la vez.
Apolo asintió, comprendiendo la situación.
Mientras andaban por los pasillos del Valhalla, Leto preguntó:
—¿Qué harás ahora?—dijo.
Apolo tardó un momento en comprender.
—Me quedaré a ver cómo se desarrollan las siguientes batallas—contestó—. Y cuando termine, volveré a mi universo para terminar unos asuntos pendientes.
Leto lo meditó por un momento.
—¿Y si te quedarás?—preguntó—. En tu mundo eres un simple humano, aquí podrías ser el nuevo Apolo, tomar su lugar.
El joven negó amablemente la oferta.
—Me siento alagado y tal—dijo—. Pero mis amigos, mi familia y mi universo depende de una misión que dejé inconclusa antes de venir aquí. Además, por fin entendí que "simple" es una palabra que definitivamente no sirve para describir a los humanos.
Ambos dioses siguieron caminando por un tiempo, de camino a la enfermería, hasta que se toparon con una joven de unos doce años cruzada de brazos a mitad del camino.
—No te moriste—observó ella.
—No, pero poco me faltó—sonrió Apolo débilmente.
—Ma asustaste por un momento—reconoció la semidiosa.
—Tranquila, Meg—dijo Apolo—. Estoy bien, estoy bien.
...
En el palco de los dioses, Ares y Hermes veían nerviosamente a Zeus, esperando a que volviera a destruir todo el lugar en un arranque de ira.
Sin embargo, cuando el dios estaba a punto de hacer eso mismo, su hermano mayor le llamó la atención poniéndole una mano sobre el hombro.
—Tranquilo, hermano—dijo Hades com voz firme—. Los humanos tomaron la delantera, pero no es el fin del mundo.
Zeus miró a Hades fijamente.
—¿Y qué propones, rey de Helheim?—preguntó—. ¿A quién deberíamos mandar a la batalla?
Hades repasó mentalmente la lista de luchadores, no tenía idea sobre quiénes eran los humanos, pero los dioses eran harina de otro costal.
—Propongo que en la siguiente ronda dejes de intentar derrotar a tu oponente—dijo Hades con simpleza.
Zeus se rascó la barba intrigado.
—¿Cómo así que no derrotemos a nuestros enemigos?—murmuró confundido.
Hades miró fijamente el campo de batalla.
—Sí... lo que propongo es que no envíes a un dios a derrotar a su oponente—dijo fríamente—. Propongo que envíes a un dios a MATAR a su oponente.
Zeus comprendió lo que su hermano quería decirle.
—Bien, bien, tomaré tu concejo—murmuró—. Ahora dime, hermano, ¿qué te ha traído por aquí?
Hades camino tranquilamente al trono de Ares con los brazos cruzados tras la espalda.
—Me enteré de la muerte de Poseidón—dijo simplemente—. A manos de un semidiós hijo suyo, ni más ni menos. Tenía que asegurarme de que fue cierto.
Hermes hizo una reverencia.
—Con gusto le mostraré una repetición de la batalla, Lord Hades.
El dios sonrió levemente.
—Te lo agradesco, sobrino—dijo, finalmente llegó frente al trono de Ares y lo miró fijamente.
El dios de la guerra miró nerviosamente a su tío.
—L-Lord... Ha-Hades...
—Fuera de mi asiento—ordenó el dios.
Ares asintió rápidamente con la cabeza y se arrastró fuera de la silla.
Hades se sentó en el trono y admiro la arena de batalla.
—Entonces, Zeus, ¿entiendes lo que tienes que hacer?
El rey del cielo rió alegremente.
—Por supuesto, hermano—el anciano acarició su barba con emoción—. Enviaremos al combate a la propia MUERTE.
...
Brunhild no entendía muy bien lo que había pasado, juraría que el dispositivo que Caos le había entregado estaba en su bolsillo derecho, pero por alguna razón ahora estaba en el izquierdo.
Parecería algo de nula importancia a primera vista, pero sus instintos le decían que era algo peligroso, algo que muy seguramente tendría repercusiones en el futuro.
Sin embargo, por el momento la valquiria tenía otras cosas en las que pensar.
Finalmente los humanos habían tomado la delantera, con un 4-3 las cosas empezaban a verse mejor para ellos. Apolo había logrado vencer a... Apolo, y de paso había logrado desequilibrar a los dioses con su música. Ya tenían la ventaja, ahora tenían que evitar perderla.
Su mayor problema era que no sabía quién sería el siguiente combatiente por parte de los dioses. Había habido un profundo secretismo entre las deidades sobre quién sería el siguiente en luchar, y ni siquiera el mismo Hércules sabía quien sería el siguiente representante divino.
La valquiria analizó la lista de luchadores con detenimiento, como Zeus, Shiva y Odín ya habían luchado, el dios más poderoso que quedaba seria el señor del nuevo mundo, y veía poco probable que este fuera el luchador, probablemente lucharía más delante, en un momento aún más desesperado para las deidades.
En vista de la derrota de Apolo, lo fácil sería pensar que Hermes o Helios saldrían a vengarlo, pero la verdad sea dicha, ninguno de los dos tenían algún aprecio por el arquero divino, lo que hacía poco probable que salieran a la batalla pronto.
Al final, sus candidatos finales fueron Susano'no Mikoto, Anubis y Belcebú.
Brunhild sabía poco o nada sobre el señor de las plagas, y eso era lo que más le preocupaba. Independientemente, decidió que su siguiente luchador tenía que ser alguien capaz de enfrentarse a cualquiera de los dioses restantes.
Su comodín estaba descartado, y ya tenía luchadores planeados para Hermes y Helios, otro de sus luchadores podría contra Susano, pero tal vez no contra Belcebú o Anubis.
Finalmente decidió que tendría que mandar a uno de sus hechiceros, pero decidió que guardaría a su hechicero supremo para un momento más desesperado.
Lo que le dejaba a una última candidata, quien sin duda estaba acostumbrada a lidiar con dioses molestos.
...
Belcebú se sentó en su laboratorio y observó por una pantalla la repetición del último combate entre los Apolos.
—Entonces, ¿en qué arma estás trabajando?—preguntó Billy observando los artefactos en el laboratorio.
—Intentó... expulsar a un demonio del cuerpo de un dios—dijo Belcebú—. Originalmente ese era un dios puro y bondadoso, con el único deseo de ayudar a la humanidad. Si lo libero, es posible que nos ayude en contra de los demas dioses.
El demonio seleccionó cuidadosamente sus palabras, a pesar de ser solo un niño, Billy Batson no era tonto, sin embargo Belcebú no era tampoco un mal mentiroso, era un manipulador de primera y sin duda sabía cómo manipular los hechos a su favor.
—¿Qué necesitas exactamente que haga?—preguntó Billy.
—Zeus, el más poderoso de los dioses me tiene un ojo encima—explicó Belcebú—. Necesito que lo distraigas mientras capturo al dios poseído, no será fácil, pero deberías de poder con él. Tienes el poder de Zeus después de todo.
El joven sonrió confiado.
—Claro, déjamelo a mí.
...
Geir llegó corriendo a donde Brunhild respirando entrecortadamente.
—Aquí estas... Hermana... Hilde....
La mayor de las valquirias se volvió para verla.
—¿Cómo está Reginleif?—preguntó.
—Está bien, Eir se encarga de ella, se recuperará pronto.
Brunhild asintió satisfecha antes de seguir su camino.
Geir empezó a caminar a su lado.
—¿Qué haremos ahora que no sabemos quién será el siguiente luchador de los dioses?—preguntó la joven.
—Mandaremos a alguien que pueda contra cualquier oponente posible—dijo Brunhild con simpleza.
Geir alzó la mirada intrigada.
—¿Quién podría hacer eso?—cuestionó—. Hasta el momento todos los encuentros estaban planeados, ¿de verdad tienes a alguien que podría contra cualquiera de los dioses?
—No prometo que pueda vencerlos a todos, pero si que podría darle batalla a cualquiera, y ganarle a varios de ellos. Estadísticamente es la opción segura. Nos quedan cuatro luchadores capaces de hacer tal cosa, y de ellos, tengo a una en mente.
Ambas valquirias se pararon frente a las puertas de sus participantes, siendo una aparentemente normal, pero con varios jeroglíficos grabados en ella.
—Pertenece a una suerte de súper-policía que se encarga de evitar que los dioses causen demasiados problemas entre los humanos—explicó la mayor de las valquirias—. Ella será nuestra siguiente luchadora.
Geir se acercó a la puerta.
—¿Es una buena idea?
—Geir, para este punto, nada de lo que hagamos es una buena o mala idea—contestó Brunhild—. Ya terminó la primera etapa del Ragnarok, la recta final comienza ahora.
...
Un frío viento recorría el Valhalla, una oscura aura envolvía la arena y hacía sentir una pesadez y angustia a los espectadores.
El cielo se había oscurecido y las nubes se habían arremolinado en el cielo, un mal presagio recorrió la espina de Brunhild.
—Esto... es muy malo...—murmuró.
Geir tragó saliva y miró nerviosa a su hermana.
—A... ¿a qué te refieres?
Brunhild miró fijamente la arena de batalla.
—De todos los dioses, ese era el único que no quería que nuestra luchadora enfrentara.
—¿Por qué? ¿Qué sucede?
Brunhild no respondió.
Heimdall llegó al centro del estadio y miró a los espectadores mientras un reflector de posaba en él.
—EN LA RONDA PASADA LOS HUMANOS SORPRENDIERON CON UN DIOS ENTRE SUS FILAS—dijo el dios guardián—. AHORA, CON EL MARCADOR 4-3 A FAVOR DE LOS HUMANOS, LOS DIOSES HAN DECIDIDO PONER TODA LA CARNE EN EL ASADOR PARA LA SIGUIENTE RONDA.
Las brillantes puertas del lado de los humanos se abrieron de golpe.
—¡PRIMERO, LA REPRESENTANTE DE LOS HUMANOS! ¡UNA MAGA QUE OSTENTA EL ANTIGUO PODER DE EGIPTO! ¡¡SEGUIDORA DE LA SENDA DE LOS DIOSES Y RESTAURADORA DEL TRONO DE FUEGO DE RA!!
De las puertas, una joven entró a la arena, con un cabello de color caramelo con mechas teñidas de morado. Llevaba ropas de lino blanco que contrastaban con sus botas militares. En su mano derecha portaba un largo báculo mientras que en la mano izquierda llevaba un pequeño objeto similar a un bumerán.
—¡HERMANA DEL MÁS RECIENTE FARAÓN DE EGIPTO, ESTA JOVEN SE ENFRENTÓ AL SEÑOR PRIMORDIAL DEL CAOS Y LA DESTRUCCIÓN APOPHIS, Y LO SELLÓ EN LAS OSCURAS PROFUNDIDADES DE LA DUAT!!
Una gran cantidad de jeroglíficos brillaron en el aire intensamente, al mismo tiempo que la joven empezaba a analizar la arena, notando quien podría ser su oponente, y rezando por estar equivocada.
—¡¡CAPAZ DE CANALIZAR EL PODER DE LA DIOSA ISIS DESPUÉS DE CONVERTIRSE EN SU ANFITRIONA POR UN TIEMPO!! ¡¡DESCENDIENTE DE LOS FARAONES NARMER Y RAMSÉS II!!
Esto último tomó a los antiguos reyes de Egipto por sorpresa, ya habían temido su momento de gloria con la victoria del Faraón Atem frente a Odín, y ahora descubrían que esa joven era descendiente de dos de los faraones más importantes: El rey que unificó Egipto, Narmer, y el faraón más grande de la historia, Ramsés II
Octava representante de los humanos:
¡SADIE KANE, SEGUIDORA DE LA SENDA DE ISIS!
Los dioses guardaron un momento de silencio. Con o sin ayuda, enfrentar al señor del caos Apophis no era algo que cualquiera con dos dedos de frente se atrevería a hacer. Esa joven era descendiente de un antiguo linaje de faraones y era capaz de invocar el poder de los dioses.
No les agradaba como se veía el panorama para ellos.
Sin embargo, pocos notaron que la propia Sadie era la que estaba más inquieta.
Ella sentía la muerte en el aire, no es que le asustara en sí el peligro, más bien le preocupaba quien era el que liberaba esa aura.
—¡AHORA, REPRESENTANDO A LOS DIOSES!
https://youtu.be/_y32Ro9SUaM
Las oscuras nubes se empezaron a arremolinar en la arena al nivel del suelo, empezando a crear una fantasmagórica figura sombría.
—¡SE DICE VIDA HUMANA SOLO TIENE SENTIDO PORQUE TIENE FINAL!—dijo Heimdall—. ¡¡Y PARA AQUELLAS ALMAS DESAMPARADAS SE NECESITA UN GUÍA QUE LOS LLEVE AL OTRO MUNDO, ESTÁ ESTE HOMBRE!!
Sadie tragó saliva.
—Mierda...
—¡¡EL SEÑOR DE LOS FUNERALES Y GUÍA DEL INFRAMUNDO!! ¡FIEL DISCIPULO DE OSIRIS, JUEZ DE HELHEIM, ESTE DIOS ES LA ENCARNACION DE LA MISMA MUERTE!!
La oscura figura tomó una forma humanoide, con una piel oscura y varias joyas doradas en todo el cuerpo. A manera de báculo, portaba una enorme balanza dorada, pero lo que más resaltaba era su cabeza, un chacal negro que enseñaba los colmillos y cuyos ojos brillaban intensamente.
—¡¡HIJO DEL SEÑOR DEL CAOS Y LA SEÑORA DE LA NOCHE!! ¡¡CRIADO POR LA DIOSA DE LA MAGIA Y EL SEÑOR DE LOS MUERTOS!! ¡¡SI ALGUIEN ES CAPAZ INCLINAR LA BALANZA DE NUEVO A FAVOR DE LOS DIOSES, ES EL!!
Los dioses reconocieron rápidamente de quien se trataba, al igual que los antiguos faraones de Egipto, cosa que no los tranquilizó en lo más mínimo.
—¡EL MENSAJERO DEL FIN, QUE LLEVA A LAS ALMAS A TRAVÉS DEL RÍO DE LA NOCHE HASTA EL JUCIO DE OSIRIS! ¡AQUEL QUE ES INEVITABLE E IMPARCIAL! ¡¡LA MUERTE LLEGA A TODOS POR IGUAL, EL NO DISCRIMINA, EL NO JUZGA, EL NO FAVORECE O PERJUDICA A NADIE, SOLO HACE SU TRABAJO, CUMPLIENDO SU SAGRADA MISIÓN!!
Octavo representante de los dioses:
—¡EL SEÑOR DE LA MUERTE...! ¡¡ANUBIS!!
ANUBIS, DIOS EGIPCIO DE LA MUERTE Y LOS FUNERALES.
Sadie miró la cabeza de chacal del dios, tratando de recordarse que ese no era el Anubis que ella conocía, solo era un enemigo más a vencer.
El señor de la muerte, por su lado, la miró fijamente, con un par de brillantes ojos que desprendían poder, y un aura oscura que no instigaba nada más que muerte, miedo e incertidumbre.
Anubis había ido a tomar otra alma, no importaba quien fuera o de cuántos faraones descendiera.
Heimdall señaló a ambos luchadores.
—¡¡LA OCTAVA BATALLA DEL RAGNAROK COMIENZA AHORA!! ¡¡UN DUELO DE ANTIGUA MAGIA EGIPCIA QUE SACUDIRÁ LA TIERRA DE LOS FARAONES!!
Brunhild golpeó una pared con fuerza.
—¡Maldición!—gritó molesta.
Geir la miró asustada.
—Hermana, ¿qué sucede?
Brunhild señaló a Sadie, quien se veía indecisa en el campo de batalla.
—De todos los dioses qué hay, Sadie Kane tendrá que enfrentar al único que ama realmente.
...
Antes de que pregunten, sí, re subí el capítulo, sucede que los últimos tres capítulos me quedaron excesivamente cortos, así que los junté en uno solo.
...
Bien, en serio he tenido muchas peticiones tanto en comentarios como en mensajes privados sobre hacer un leyendo de esta historia.
Y mi respuesta sigue siendo: no, yo no haré un leyendo.
Sin embargo, como ya he dicho en otras ocasiones, cualquiera que quiera hacer un leyendo de cualquiera de mis historias puede hacerlo, solamente avíseme antes.
De verdad, por favor, dejen de mandarme mensajes pidiéndome que haga un leyendo. Si ustedes quieren hacer el leyendo no hay problema, pero dejen de pedirme que yo lo haga, porque no lo voy a hacer.
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