Capítulo noventa y tres:
Nombres de los alienígenas en inglés y versiones en español:
Four Arms—Cuatrobrazos
Diamondhead—Diamante—Diamantino
Heatblast—Fuego—Inferno
Ghostfreak—Fantasmático—Espectral
Wildmutt—Bestia—Feral
Stinkfly—Insectoide—Libélulo
XLR8–XELR8–XL8
...
Los dos oponentes se veían fijamente, Ben se preparaba para hacer su movimiento. Quetzalcóatl estiró su brazo y un enorme macuahuitl intrincadamente gravado apareció en su mano.
La vulgarmente llamada "espada azteca" era en realidad un arma similar a un machete de un tamaño similar al de una espada europea de la época, con trozos extremadamente filosos de obsidiana sujetos a sus costados.
Y en caso de que no suene demasiado impresionante, un pedazo de obsidiana de la época dela conquista es mucho más filoso que un bisturí de acero quirúrgico moderno.
Según registros, un buen golpe dado por un macuahuitl era capaz de parir en dos a un hombre en armadura metálica, cosa que los conquistadores españoles descubrieron a la mala.
—¡¡LA DECIMOSEGUNDA BATALLA DEL RAGNAROK COMIENZA!!
Geir tragó saliva.
—Hermana Hilde...
—No te preocupes—le dijo su hermana Randgriz llegando al lugar—. Nuestra hermana Brunhild puede encargarse perfectamente de la situación. Es la mayor y más poderosa de nosotras, ademas de que está acompañando a nuestro representante más fuerte.
Ben miró la armadura brillante que portaba y luego sonrió.
—Bueno, veamos que puedes hacer.
Con un golpe de su mano, el humano presionó el botón de su Ultimatrix y un destello verde brillante iluminó la arena.
Cuando la luz se despejó, un gigantesco ser humanoide de piel rojiza extremadamente musculoso se puso en guardia, con dos pares de brazos y dos pares de ojos verdes.
La armadura brillante que era Brunhild se adaptó a la nueva forma del héroe.
—¡¡Cuatrobrazos!!
Desde las gradas, en el palco VIP, Shiva parpadeó dos veces y luego miró los muñones que tenía por manos.
—¡Escúchame, salvaje!—le gritó Shiva a Quetzalcóatl—. ¡Más te vale arrancarle tres de esos brazos a ese sujeto! ¡¿Me escuchaste?!
El tetramand estiró el cuello e hizo girar sus brazos.
—Empecemos por los clásicos—dijo Ben antes de cargar de frente.
Quetzalcóatl se lanzó también en respuesta, dando así inicio al choque de titanes.
El dios azteca dio un salto y balanceó su macuahuitl para poder asestar un devastador golpe descendente.
El alienígena detuvo el golpe sujetando ambos brazos de su oponente con fuerza. La fuerza del impacto agrietó el suelo bajo sus pies. Acto seguido, Ben lanzó dos poderosos golpes con sus brazos inferiores, impactando en el pecho de su oponente.
Quetzalcóatl salió disparado y aterrizó violentamente contra el suelo.
El Tezcatlipoca Blanco se levantó del suelo gruñendo y miró a su oponente.
—Vas a necesitar mucho más que sólo convertirte en un monstruo.
Ben sonrió y ladeo la cabeza.
—Oye, tan feo no estoy.
El dios azteca estiró su brazo izquierdo, el aire destelleó y una nueva arma apareció en su poder. Un chimalli, un tipo de escudo muy popular entre las culturas prehispánicas, usado por multitud de estas.
El dios se lanzó al ataque una vez más.
Ben esquivó el primer golpe del macuahuitl y respondió con un doble derechazo que Quetzalcóatl detuvo alzando su escudo.
El señor de la luz giró sobre sí mismo usando su escudo como base y se posicionó a espaldas de su enemigo para terminarlo con un certero golpe.
Sin embargo, al bajar su macuahuitl, el arma se topó con una pared de minerales brillantes.
—¡¡Diamante!!
El alienígena se dió media vuelta y golpeó con fuerza la cabeza del dios. Acto seguido extendió los brazos y decenas y decenas de filosos fragmentos de cristal orgánico de un color verdoso fueron disparados.
Quetzalcóatl alzó su escudo, logrando detener la lluvia de ataques a duras penas.
Ben volvió a sonreír.
—La obsidiana se pica con diamante, sabes.
"Deja de jugar y termínalo rápido"—advirtió la voz de Brunhild en su cabeza.
El dios dio un salto para salir de la trayectoria de los disparos, estiró su brazo y atrapó uno de los cristales. Luego levantó su macuahuitl, con un destello el arma cambió de forma hasta convertirse en una honda, un tematlatl.
El dios cargó la honda con el fragmento de cristal que había atrapado, le dio varias vueltas y lo arrojó con fuerza.
Ben abrió mucho los ojos antes de que su resistente cuerpo fuera atravesado por el proyectil en el hombro izquierdo.
Quetzalcóatl se lanzó al ataque una vez más, devolviendo su tematlatl a la forma de un macuahuitl.
Ben gruñó por el dolor, estiró su brazo derecho hasta que este se hubo convertido en una larga espada y un duelo se desencadenó en la arena.
Mientras la obsidiana y el diamante se entrechocaban, y filosos fragmentos de ambos materiales saltaban por el aire y se encajaban en la resistente piel de los rivales, fue el dios quien demostró quien era el que tenía la ventaja.
Usando su peso a favor logró desviar una embestida de Ben hacia el suelo y luego balanceo su macuahuitl, golpeando la cabeza del petrosapiens con violencia.
Ben cayó de espaldas al suelo, viendo cómo el dios se alzaba imponente sobre él.
El héroe se llevó la mano al pecho y presionó el Ultimatrix con fuerza.
Tras un destello, Quetzalcóatl ya no se enfrentaba al diamante, sino al...
—¡¡Fuego!!
Una llamarada cruzó el aire y el dios se vio obligado a retroceder cegado y aturdido por el repentino golpe de calor.
El pyronita apuntó sus manos al suelo, una explosión ígnea catapultó al alienígena hacia el cielo, donde empezó a descargar una lluvia de disparos de fuego.
Quetzalcóatl levantó su escudo, bloqueó varios golpes antes de que su espada desapareciera en un destello, dando lugar a un Tlahhuītōlli, un arco de guerra. Siendo que su escudo también desapareció para que en su espalda apareciera un Mīcomītl, es decir un carcaj.
El dios apuntó su arco y tomó una Yaomītl, una flecha de guerra.
El proyectil se elevó por el cielo, viajando a toda velocidad en dirección a la cabeza de Ben.
Un destello verde iluminó el cielo.
—¡¡Fantasmático!!
La flecha cruzó el aire sin siquiera tocar al alienígena.
—Yo no quería transformarme en esto...—murmuró Ben con nerviosismo—. Nunca es bueno transformarse en Fantasmático, él podría salir.
"Fui yo quien te transformó"—dijo Brunhild—. "Era eso o la muerte, tu eliges"
Ben se encogió de hombros.
—Ya que...
El ectonurite voló por el aire a toda velocidad en dirección al dios.
Quetzalcóatl disparó una decena de flechas, pero todas atravesaron a Ben sin siquiera tocarlo.
—Veamos que se siente ser un dios—dijo el fantasmagórico ser con diversión.
Ben intento poseer el cuerpo de Quetzalcóatl, pero rebotó contra su cuerpo y cayó al suelo.
—Hey... ¿qué pasó?
"Pues, claramente el ectonurite no puede poseer a un dios"—dijo Brunhild.
Quetzalcóatl miró con extrañeza al fantasma e intentó aplastarlo bajo sus pies, pero simplemente lo atravesó sin tocarlo.
Ben voló a través del cuerpo del dios hasta quedar a sus espaldas, una luz verde iluminó la arena y una criatura peluda cayó sobre la espalda de Quetzalcóatl, aferrándose con sus colmillos y garras.
El dios se llevó las manos a la espalda, se arrancó a la criatura y la arrojó lejos.
El alienígena rugió, pero no pronunció palabra alguna.
La Bestia se abalanzó contra Quetzalcóatl con las garras en alto, pero el dios se limitó a lanzar un ataque lateral, dando un tremendo golpe en el hocico a la Bestia.
El vulpimancer gruñó y rugió, diciendo algo en su complejo e inentendible lenguaje.
"No, aun no es el momento"—respondió Brunhild.
Ben golpeó una vez más el Ultimatrix, transformándose una vez más.
—¡¡Insectoide!!
Un insecto de proporciones monstruosas se elevó en el aire mientras disparaba chorros de un extraño y maloliente líquido.
—¿Y de qué planeta es esa cosa?—preguntó Ares—. ¿Australia?
Shiva se encogió de hombros.
—No lo sé, pero no me sorprendería que allí hubieran cosas aun peores.
El alienígena voló a toda velocidad por el aire mientras disparaba más y más chorros de liquidó.
Quetzalcoatl se movió ágilmente por el suelo y apuntó con su arco, entonces un pedazo de baba le dio de lleno en la cara.
—Ahggg...
Mientras el dios luchaba por deshacerse del adhesivo, el lepidopterrano disparó más y más chorros hasta cubrir el cuerpo del dios por completo en un asqueroso capullo.
—Pica como abeja, apesta como Insectoide—sonrió Ben.
El capullo se empezó a agitar violentamente.
—Las babas de Ben aguantaran, ¿no?—preguntó Geir.
Reginleif miró desde más cerca.
—No... no lo harán.
El capullo salió disparado en pedazos, mandados a volar por una poderosa ráfaga de viento que también derribo a Ben.
Los espectadores en las gradas se quejaron cuando el liquido les cayó encima.
Quetzalcóatl miró con furia al humano.
—Humano... o lo que se supone que seas... insecto gigante—dijo el dios—. Ya tuve suficiente de ti.
—Hey, pero si sólo es el comienzo, aun tengo varias decenas de alienígenas para usar.
El dios golpeó el suelo, una ráfaga de viento, tan poderosa que arrancó grandes trozos del suelo, se arremolinó alrededor de Quetzalcóatl y luego se dirigió hacia dónde Ben.
Un destello verde iluminó el cielo, pero era imposible que algo pudiera esquivar aquel ataque, ¿verdad?
—¡Olé!
El dios se volvió hacia sus espaldas, en donde un nuevo alienígena lo esperaba.
—¡¡XLR8!!
Una silueta veloz atravesó el campo de batalla de un lado a otro, golpeando y golpeando sin parar a Quetzalcóatl, llovían patadas sobre el dios, puñetazos y demás ataques.
El Tezcatlipoca Blanco intentó golpear en repetidas ocasiones al alienígena, pero éste era demasiado rápido. Ben esquivó todos y cada uno de los ataques hábilmente.
Aprovechando un momento en el que Ben había tomado distancia para ganar impulso, el dios apuntó su arco y disparó una docena de flechas
El kineceleran evadió todos y cada uno de los disparos mientras se acercaba más y más a su oponente, sintiendo como la resistencia del dios contra él era a cada segundo mayor.
Para cuando se quiso dar cuenta, Ben estaba corriendo sin moverse en su sitio.
Quetzalcóatl alzó su gigantesco brazo y aplastó al alienígena con un poderoso golpe descendente.
La fuerza del impacto agrieto el suelo de toda la arena y creo un cráter en la zona del golpe.
Ben volvió a su forma humana.
El dios miró al humano en el suelo, el golpe tenía la fuerza suficiente como para pulverizar una montaña. Y aún así Ben se levantó.
El chico miró la armadura que recubría su cuerpo.
—Rayos, esta cosa es increíble.
"Te agradecería que dejaras de recibir esa clase de golpes"—repuso Brunhild con algo de dolor en su voz, pero aun así llena de determinación.
Ben se llevó la mano al Ultimatrix.
—Bien, round dos reptil—dijo—. ¿Qué te parecería conocer al trío de monstruos?
...
Bien, empezamos con los clásicos, luego ya ire metiendo más y más alienígenas.
Aquí un pequeño aviso:
Tengo otra historia de Shuumatsu, bueno... no exactamente.
Es más bien una selección de canciones que funcionarían para los diferentes personajes, con una historia simple cómo excusa para el asunto.
El punto es que me harían un gran favor si van y le echan un ojo, porque el ganador de cada ronda se decide por la decisión de los lectores, y necesito que al menos 13 de ustedes me de su opinion.
Así que eso... si les interesa ir a ver si hay alguna canción que les gustaría agregar a su playlist, o por el contrario si ustedes tienen una que le quedaría bien a algún personaje, pásense por allí, gracias.
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