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Capítulo noventa y ocho:


Ares soltó un suspiro de alivio al no haber tenido que salir a la batalla.

—Fiu...—exhaló, mientras se limpiaba el sudor de la frente—. Aún así... no puedo creer que el mismísimo Hades decidiera participar.

—Sí...—dijo Anubis olisqueando el aire, sintiendo una enorme concentración de muerte a su alrededor—. Está claro quién ganará la siguiente ronda. Hay un poderoso halo de muerte proveniente de la entrada de los humanos, sea quien sea, no le queda mucho tiempo.

Ares sonrió.

—¡Y echa un vistazo a lo magnífica que se ve la arena!—señaló.

Efectivamente, el campo de batalla ahora estaba adornado con motivos de huesos y calaveras, arcos de metal con intrincados detalles en metal precioso y cruces invertidas bordeando el estadio del Valhalla.

Dentro de la arena, distribuidas en las cuatro esquinas, una serie de gigantescos pilares de huesos sostenían sobre cráneos ardientes antorchas de fuego infernal.

Las puertas de entrada de ambos luchadores parecían portales al mismísimo infierno, estando construidas con cientos de cráneos, huesos y adornadas cada una con una cruz invertida sobre el marco.

—¿No es el escenario Perfecto para la victoria de Hades?—siguió Ares.

Anubis soltó un bufido canino.

—¿Y se preguntan porque los humanos confunden a Hades con Satanás?

Shiva rodó los ojos.

—Da igual todo eso—murmuró—. La verdadera pregunta es ¿a quién enviará la humanidad como su último intento de sobrevivir?

Ares sonrió y levantó la cabeza.

—¡Hmph! ¡A quien quiera que escojan dará igual!—dijo, muy confiado—. ¡Besarán el suelo frente a Hades! ¡Y rogarán por su misericordia!

...

En la arena, las antorchas infernales chisporrotearon de poder, las luces se apagaron, dejando el estadio en una oscuridad total, salvo por la fantasmal luz del fuego y el reflector que apuntaba a Heimdall.

El dios miró al suelo, con sus ojos brillando intensamente a la espectral luz de las antorchas.

—CON LA FINALIZACIÓN DE LA DECIMO PRIMERA RONDA... ÉSTA COMPETICION ESTÁ IGUALADA—anunció a través de su cuerno—. AMBOS, LOS DIOSES Y LA HUMANIDAD, TIENEN SEIS VICTORIAS... Y NOS ESPERA MUCHA VIOLENCIA A MEDIDA QUE EL RAGNAROK LLEGÁ A SU FINAL... Y EN ÉSTE FESTÍN DE BERSERKERS, ES QUE EN LA RONDA FINAL ¡¡TENEMOS OTRO ENCUENTRO ABSOLUTAMENTE SALVAJE!!

...

Hades caminaba por los oscuros pasillos por debajo de la arena, alzando en alto el bidente que sostenía con su mano derecha.

Caminaba de frente y decidido, pensando para sí mismo sobre lo que estaría a punto de suceder.

—Ha pasado algún tiempo...—murmuró para sus adentros—... desde que utilicé mi bidente...

Entonces, una voz lo llamo desde sus espaldas:

—Señor Hades—pidió—. Un momento de su tiempo.

El rey de Helheim se volvió hacia atrás, encontrándose con un hombre vestido muy elegantemente, quien se inclinaba para reverenciarlo con la mano izquierda abierta cruzada sobre su pecho.

En la frente del individuo había una extraña mancha con forma de rombo, mientras que sus oídos se asemejaban más bien a aletas.

—Ah, eres tú—lo reconoció Hades—. Eres el...

—¡Sí!—se adelantó aquel hombre—. ¡Soy el humilde sirviente de Poseidón, Proteus!

El dios marino se arrodilló frente a Hades, agachando la cabeza.

—¿Qué quieres?—preguntó curioso el dios del inframundo.

—Tome esto, señor...

Proteus levantó sus brazos, tendiéndole a Hades una almohada y finas mantas sobre las cuales reposaba la punta de un arma que el señor de los muertos reconoció al instante.

—Esto es... el Tridente de Poseidón...

Proteus le acercó el arma con la mirada ensombrecida.

—Por favor... lleve a mi señor con usted...—imploró el dios marino entre lágrimas—. Y por favor... se lo ruego... ¡¡ANIQUILE A ESOS HUMANOS QUE ASESINARON A POSEIDÓN CON EL MARTILLO DE LOS DIOSES!!

Hades dejó escapar una pequeña sonrisa.

—Ja... Estúpido, mi hermano no era de esos que piden a otros que los venguen—dijo Hades con voz fría.

Proteus presionó la almohada con la que sostenía el tridente contra su pecho, y bajo la cabeza, soltando lágrimas a mares.

—M... mis más sinceras disculpas, señor...

—Sin embargo...—lo interrumpió Hades sombríamente, mientras tomaba la punta del tridente de Poseidón y la levantaba en alto, mirando su resplandor divino con una mezcla de dolor, pena y determinación en sus ojos—. Es mi deber como el hermano mayor tomar venganza por él...

El tridente empezó a brillar muy intensamente, con un poder tal que se convirtió en una luminosa esfera de energía en la mano de Hades,

El dios acercó la luz a su lanza bidente, fusionando ambas armas en una sola.

—Vayamos juntos—exclamó mientras sostenía su lanza a ambas manos.

Seguía siendo un bidente, una lanza de dos horcones, pero ahora tenía la intrincadamente detallada guarda del tridente de su hermano, Poseidón, rey de los océanos.

Proteus empezó a derramar lágrimas de alegría.

—Un... ¡¡Un millón de gracias, mi señor!!—exclamó arrodillado, pero alzando la mirada con esperanza hacia la cegadora luz que el arma de Hades emanaba.

"Ah... gracias a los cielos, Poseidón"—pensó Proteus en su mente, mientras veía como Hades se alejaba por el túnel, dirigiéndose hacia la entrada de la arena—. "Nuestro querido Hades... ¡Vengará su muerte sin duda alguna!

...

—¡Y AHORA! ¡PRESENTADO AL LUCHADOR DE LOS DIOSES!—exclamó Heimdall—. EN VISTA DE LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE LOS ÚLTIMOS DOS LUCHADORES, SE HAN AÑADIDO A DOS NUEVOS PELEADORES A LA LISTA.

Heimdall respiró profundamente, tomando su cuerno a dos manos, sabiendo ya quiénes eran los luchadores, y, considerando lo frenéticamente sangrienta que había sido la tercera ronda, está batalla podría tomar cualquier rumbo.

—¡¡VINIENDO DESDE EL HELHEIM EN UN MOMENTO DE NECESIDAD ESTÁ ESTE DIOS!!

La figura oscura del señor de los muertos salió lentamente por la calavérica puerta de entrada.

Los dioses dejaron escapar un terrible grito de terror al reconocerlo.

Los humanos, acobardados por el miedo en la mirada de los dioses, retrocedieron nerviosos y asustados.

—Esos dioses están actuando extraño...—murmuró un hombre.

—¿H-Helheim?—chilló un enorme guerrero vikingo, extremadamente horrorizado—. No puede ser...

—¿Qué es eso?—preguntó otro hombre, cerca de él.

El antiguo guerrero lo miró con terror.

—Creo... que es a lo que ustedes llamarían... Infierno.

Los dioses en las gradas se pararon muy firmes, llevándose los puños al pecho y alzando la mirada en señal de total respeto.

Los pasos del señor oscuro hicieron eco por todo el Valhalla.

—CUANDO ÉSTE DIOS CAMINA, EL MUNDO ENTERO TIEMBLA. CUANDO ÉSTE DIOS PONE MALA CARA, ¡¡TODOS SE ARRODILLAN ANTE ÉL!! CERBERO, EL GUARDIAN DEL INFRAMUNDO, SE INCLINA ANTE ÉL. TIFÓN, EL MONSTRUO MÁS TERRIBLE, RONRONEA COMO UN GATITO.

El señor de los muertos sostuvo su lanza con fuerza al tiempo que le dedicaba al público una fría y seca mirada, casi indistinguible de la que Poseidón había tenido al entrar a su batalla.

—EL MAYOR DE LOS TRES DIOSES MÁS PODEROSOS DE GRECIA Y EL REY DEL INFRAMUNDO... ¡¡¡HAAAAAAADEEEEEEES!!!

El dios tomó su elegante saco y se lo quitó de un tirón, quedándose únicamente con una camiseta sin mangas negra, la cual le permitía mejor movilidad en la batalla.

Heimdall suspiró profundamente, en aquella competición había presenciado a científicos que se convertían en gigantes radiactivos, hombres que controlaban el Chi, el tiempo y la magia. Había visto reyes ancestrales, dioses caídos en desgracia, humanos transformándose en alienígenas y mucho más.

Y aún así, jamás se había sentido tan intrigado como sí lo hizo durante la tercera ronda, donde aquel semidiós había ascendido y se había transformado en una anormalidad divina.

Y era por eso mismo que se las había arreglado para convencer a los dioses de anunciar quién sería su luchador, con la esperanza de que las valquirias respondieran trayendo a un nuevo mestizo al juego, y lo había conseguido.

—AHORA, EL ÚLTIMO CAMPEÓN DE LOS HUMANOS—anunció—. EL HOMBRE QUE LOS LLEVARÁ A LA SALVACIÓN O A LA TOTAL ANIQUILACIÓN, Y ESTÁ AQUÍ.

Una nueva figura sombría emergió de la oscuridad en el lado humano de la arena. Las sombras se curvaban atraídas hacia él, la muerte se sentía en el ambiente, un frío intenso empezó a sentirse entre los espectadores al tiempo que escalofríos recorrían sus columnas.

—LA UNIÓN DE UN DIOS Y UNA HUMANA, A MITAD DE AMBOS MUNDOS, PERO PERTENECIENDO A UNO PROPIO. ¡¡POR SEGUNDA VEZ EN ESTE RAGNAROK NOS ENCONTRAMOS BAJO LA PRESENCIA DE UN SEMIDIÓS!!

Eso activó las alarmas de Hades instantáneamente. Había sido un semidiós aquel que mató a su hermano, y ahora un semidiós sería su contrincante, era una oportunidad de oro para completar su venganza. No solo daría fin al Ragnarok y a la humanidad, sino que también castigaría a la raza mestiza que había osado asesinar a Poseidón.

—¡NACIDO EN ÉPOCAS DE MUERTE Y DESGRACIA, APARTADO DE SU TIEMPO Y DEJADO SIN NINGUNA FAMILIA QUE VEMARA POR ÉL! ¡ESTE SEMIDIÓS SE ABRIÓ PASO POR LAS REGIONES MÁS OSCURAS DEL INFRAMUNDO, ATRAVESANDO EL MISMÍSIMO TÁRTARO A PIE!

Los dioses en el palco VIP fueron los primeros en entender lo que se venía.

Ares empezó a sudar frío, Anubis maldijo por lo bajo, Zeus se inclinó rascándose la barba y Shiva se acomodó com interés.

—¡DESPUÉS DE LICHAR CONTRA EL AMARGO SENTIMIENTO DE LA VENGANZA, Y DE SUPERAR EL FATÍDICO DEFECTO DEL RENCOR... ¡HA SIDO LLAMADO AQUÍ PARA CUMPLIR CON UNA MISIÓN! ¡¡VENGAR LA MUERTE DE SU PRIMO Y AMIGO EN LA TERCERA RONDA!!

El joven vestido con una armadura negra y un yelmo, extraña y poderosamente oscuro, hizo que las sombras se concentraran en su mano, invocando un pequeño objeto, un bolígrafo.

Geir, la menor de las trece valquirias caminó hasta quedar al lado del semidiós, con sus ojos verde esmeralda refulgiendo en determinación.

—¡¡EL ÚNICO E INCOMPARABLE REY DE LOS FANTASMAS!!

El semidiós destapó el Bolígrafo, el cual creció y se extendió, convirtiéndose en una espada a la que el público pudo reconocer: Anaklusmos, la Contracorriente.

Sin embargo, su hoja estaba surcada por líneas que reflejaban todos y cada uno por los que la espada había sido destruída en pedazos en el pasado. Reparados, sí, pero habiendo dejado una cicatriz en el metal.

Luego, el joven invocó una espada más, de un oscuro metal negro. Sostuvo ambas hojas frente a sí, las alzó en alto y junto ambas espadas.

Geir desapareció en un destello verde esmeralda, su energía se envolvió alrededor del semidiós, recorriendo su cuerpo hasta llegar a sus manos, filtrándose dentro de las espadas, convirtiéndolas en una sola.

VÖLUNDR.

Ahora, su brillo celestial ahora estaba entremezclado con una oscuridad, negra como la noche, mientras que su, en el pasado puro, bronce celestial ahora estaba fundido y aleado con un nuevo metal divino: Hierro Estigio.

Hades miró el arma con interés, mirando con frialdad a su oponente.

—¡NICO DI ANGELO, HIJO DE HADES!

Última ronda del Ragnarok: Hades vs Nico di Angelo.

Nico se puso en guardia, sosteniendo su nueva espada con fuerza y apuntando al pecho del dios con ella.

Hades apretó el mango de su lanza y se mantuvo firme en su sitio.

—¡EL REY DE LOS FANTASMAS, NICO DI ANGELO! ¡Y EL REY DEL INFRAMUNDO, HADES! ¡RAGNAROK! ¡ULTIMA RONDA!

¡PADRE CONTRA HIJO!

—¡¡ÉSTE ES EL VERDADERO COMBATE QUE DECIDIRÁ EL DESTINO DE LA HUMANIDAD!!

Heimdal sopló el Gjallarhorn con todas sus fuerzas y salió del campo de batalla antes de que la masacre comenzara.

Los espectadores guardaron un silencio de muerte.

Aquel combate finalmente lo decidiría todo, era momento de terminar con aquel Ragnarok de una vez por todas.

Hades empezó a caminar lentamente hacia su oponente, sosteniendo su lanza con mucha fuerza a su costado.

—Nico di Angelo...—murmuró—. Entonces... eres mi descendiente en tu mundo...

Nico permaneció en total silencio y en guardia, esperando el movimiento del dios.

—No tengo nada en tu contra—siguió diciendo Hades con tono sombrío—. Sin embargo... ES UNA LÁSTIMA QUE SEAS PARTE DE LA RAZA QUE ASESINÓ A MI HERMANO.

Hades flexionó su brazo, apuntando su lanza, una furiosa aura de poder se extendió a su alrededor al tiempo que la presión en el ambiente empezaba a asfixiar a los espectadores.

Mientras un extraño silencio se cernía sobre la arena... ¿El primer ataque de Hades sería como el de Poseidón? ¿Una ráfaga frontal de golpes improvisados?

NO

Hades atacó de frente a toda velocidad, apuntando directamente a la cabeza del semidiós.

Cargado con su tremenda fuerza, era un solo golpe con la intención de matar.

Nico se hizo a un lado al tiempo que alzaba su espada, desviando el ataque muy a duras penas por el lado izquierdo de su cabeza.

La lanza de Hades echó chispas contra su yelmo mientras pasaba como un rayo a su lado.

El dios retrajo su arma tan rápido como había lanzado el primer golpe, y sin darle un solo segundo a Nico para recuperarse, se lanzó de frente una vez más.

—¡¡HADES ATACA A NICO CON UN FUERTE GOLPE TRAS OTRO!!

El semidiós alzó su espada, y con toda su concentración puesta en ello, empezó a bloquear los ataques, desviándolos y entrechocando golpes contra el bidente de la contraparte de su padre.

—¡ELUDE! ¡ESQUIVA! ¡ZIGZAGUEA! ¡¡NICO DETIENE Y DESVÍA CADA UNO DE LOS GOLPES DE HADES!!

Ares se inclinó sobre su balcón para ver de más cerca.

—Que golpes tan violentos...—se sorprendió.

—Un simple rasguño debería matar al instante a ese mocoso—ladró Anubis, emocionado.

Viendo cómo la espada del semidiós había desviado cada uno de sus golpes, Hades se impulsó con fuerza en el aire, saltando en alto gracias a la fuerza de tan sólo uno de sus pies.

Nico levantó la mirada para ver venir lo que se avecinaba,

Los músculos de los brazos de Hades se hincharon, sus venas se marcaron y su tamaño aumentó exponencialmente mientras tomaba con una abrumadora fuerza su lanza.

El dios se lanzó de frente desde el aire, extendiendo su lanza a toda su longitud, sosteniéndola desde la parte más baja de su asta mientras cortaba el aire a toda velocidad.

PERSÉFONE: KALLICHORN

¡¡MARTILLO DEL INFRAMUNDO!!

Nico retrocedió con un salto.

Hades chocó contra el suelo, la roca se resquebrajó y voló por los aires a pedazos.

Nico trató de mantener sus distancias, pero los vientos huracanados de aquel poderoso ataque lo alcanzaron, la honda expansiva lo lanzó hacia atrás, chocándolo contra la pared de las gradas, mientras en su abdomen, atravesando su armadura de hierro, una profunda herida se habría expulsando sangre a borbotones.

—Q-que poder...—murmuraban los dioses.

—Así que ese es... el poder del rey de Helheim—exclamó el vikingo de las gradas.

—¡¡CIELOS!! ¡NICO, QUE PARECIA HABERLO ESQUIVADO, HA SUFRIDO UN GRAN DAÑO! LOS PODEROSOS GOLPES DEL REY DE HELHEIM... ¡¡CONVIRTIERON HASTA LAS RÁFAGAS QUE ENVÍAN EN ARMAS MORTALES!!

Nico aterrizó torpemente en el suelo tras rebotar contra el muro, sin embargo Hades no daba ninguna tregua.

El dios se lanzó de frente contra él, tratando de acabar el combate antes de que su oponente pudiera tan siquiera atacar.

Hades trazó un amplio arco de arriba abajo, el cual Nico esquivó a muy duras penas mientras retrocedía con un desesperado salto.

Hades se lanzó una vez más a toda velocidad, con sus profundos ojos llenos de ira y odio.

—¡Muere!—ordenó el dios mientras se abalanzaba.

El rey del inframundo empezó a hacer girar sus bidente violentamente sobre sí mismo al tiempo que cargaba, convirtiendo su lanza en un gigantesco taladro.

PERSÉFONE: ROA

¡¡ROMPE TORMENTAS!!

El choque levantó gigantescas ráfagas de vientos huracanados por toda la arena. Heimdall se aferró a una pared para evitar salir despedido, al tiempo que se preparaba para dar de una vez el veredicto del combate.

Apolo miró horrorizado el despliegue de poder de Hades, al tiempo que Will apretaba los puños y, con los ojos en lágrimas, miraba hacia la arena, sintiendo como se rompía por dentro.

Hades retrajo su bidente, sorprendiéndose enormemente cuando la nube de polvo se despejó, puesto que mientras que había dejado un gigantesco cráter que abría el suelo y la pared de las gradas, con inclusive algunos espectadores habiendo salido heridos, su contrincante no se encontraba por ninguna parte.

"¡¿Esquivó mi ataque?!"—se preguntó el dios, alarmado.

En ese mismo instante, de la misma sobra de Hades, una figura oscura se solidificó, convirtiéndose una vez más en el rey de los fantasmas.

—¡Un viaje sombra!—exclamó Will aliviado, al tiempo que la mayoría de humanos exhalaban un gran suspiro de alivio.

—¡Deberías cuidar más tu sombra, padre!—rugió Nico mientras se abalanzaba a toda velocidad sobre la espalda del dios.

Hades se volvió con una rapidez espeluznante, lanzando un golpe frontal con su bidente.

Nico inclinó su cuerpo, esquivando el golpe por las justas, aunque su ataque también se había visto interrumpido.

Nico retrocedió.

Hades se lanzó tras él, sin embargo, antes de lograr tan siquiera reponerse para lanzar un nuevo ataque, Nico soltó un rugido de esfuerzo y dio un pisotón al suelo.

La tierra tembló salvajemente, envuelta en un terremoto que apareció de un momento a otro.

Hades salió de balance, perdió el equilibrio y empezó a caer de frente hacia el suelo.

En ese mismo momento, una gran roca, pedazo del suelo, se desprendió de la arena y se chocó contra el cuerpo de Hades con tal fuerza que lo mandó a volar.

El dios soltó un grito de dolor mientras salía despedido y se chocaba con violencia contra la pared opuesta de la arena, levantando una gigantesca nube de polvo a su paso.

Nico cayó de rodillas y respiró agitadamente, sintiendo como su cuerpo temblaba y se debilitaba, al tiempo que las náuseas empezaban a apoderarse de sus sentidos.

"¿Así se siente siempre que usas tus poderes?"—le preguntó Geir, abrazándose a sí misma y compartiendo el malestar.

"No..."—respondió el semidiós—. "Sólo cuando hago algo verdaderamente útil... Mis poderes son mucho más desgastantes que los de cualquier semidiós... si me sobrepaso... me disolveré en el Érebo, la oscuridad primordial..."

Geir retrocedió nerviosa, pero al recordar la imagen de Brunhild deshaciéndose en polvo, frunció el ceño, apretó los puños y empezó a proyectar su poder semidivino hacia Nico.

"Debería... servir por ahora..."—dijo Geir con esfuerzo—. "Necesitamos ganar esto rápido..."

Nico asintió, sintiendo un repentino aumento de energía y viendo cómo sus síntomas se entumecían para darle paso a una recarga de poder.

"Gracias... hagamos esto y terminemos de una vez"

—¡¿P-PERO QUÉ?!—estaba balbuceando Heimdall—. ¡¿QUÉ FUE ESO?! HADES FUE DERRIBADO CON UN TEMBLOR... ¡¡Y FUE MANDADO A VOLAR POR UNA ROCA!!

Nico se puso de pie, alzó su espada y la apuntó a la nube de polvo, sabiendo de sobra que la contraparte de su padre no sería derrotada tan fácilmente.

"Percy, donde quiera que estés"—pensó Nico—. "Espero estés viendo esto, y quiero que sepas que hago esto por ti, primo"

El polvo se despejó, y Hades emergió de la pared destruida, sujetándose con una mano la zona en la que había sido impactado y con su cabello blanco desparramado sobre su cara.

—¡Hades!—lo llamó Nico en voz alta mientras alzaba la Contracorriente en alto—. En mi mundo, tus hijos somos conocidos por nuestro rencor... y, aunque no hayas sido tú... ES UNA LÁSTIMA QUE SEAS HERMANO DEL DIOS QUE ASESINÓ A MI AMIGO.


...

Debo decir... que por algún motivo hay una enorme cantidad del fandom que sigue creyendo que Percy tiene Geoquinesis, cuando no es que sólo jamás se haya mostrado en los libros, sino que inclusive Percy dice explícitamente en "héroes griegos" no haber heredado esa característica de su padre.

Pero por otro lado, Nico sí que ha mostrado en varias ocaciones un gran control sobre la tierra, al grado de que (no es broma) literalmente lo primero que sale en Google si buscas "Geoquinesis" es una imagen de Nico, (hablo en serio, pruébenlo)

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