Capítulo diecisiete:
EL DIOS QUE JAMÁS HA SIDO DERROTADO, Y EL MÁS GRANDE HÉROE DEL OLIMPO.
—¿Sabes que es lo mejor del asunto?—dijo Percy sonriendo mientras golpeaba su bolígrafo repetidamente contra su pierna—. Fuiste tú el que me diste esta arma.
El rostro de Poseidón seguía ensombrecido, sostenía su tridente firmemente sin dar señales de movimiento.
—Así que...
El semidiós se lanzó de frente a toda velocidad sosteniendo su bolígrafo con fuerza.
Todos los espectadores se quedaron en silencio y esperaron, el aire rugió y el agua tembló mientras el chico de ojos verdes acortaba la distancia entre Poseidón y él.
Con un simple movimiento de su dedo, Percy destapó el utensilio de escritura. El bolígrafo aumentó su tamaño y se extendió, desplegando una larga espada de tres pies de largo. Una hermosa hoja de bronce con doble filo.
ANAKLUSMOS
Contracorriente voló directamente hacia la cabeza de Poseidón con intención de partirlo en dos. Sin embargo, el Xiphos griego es una espada bastante corta, que se maneja tradicionalmente únicamente con una mano. Lo que significaba entrar en el rango de Poseidón.
El tirano de los mares se movió rápidamente hacia un costado, la hoja de bronce pasó frente a sus ojos sin tocarlo.
Poseidón alzó su tridente y lo bajó a toda velocidad dispuesto a terminar con esa farsa de una vez. Sin embargo el semidiós reaccionó con la misma rapidez. Reacomodo sus piernas y plantó firmemente los pies en el suelo. Dió un poderoso golpe lateral con la espada e interceptó el tridente de su padre de otro universo.
Las armas echaron chispas al contacto. El chico retrocedió un par de centímetros para ganar impulso en su siguiente embate. Lanzó una finta por la izquierda de su rival, para luego desviar su arma a toda velocidad hacia la derecha. Su objetivo, la mano con la que su rival sostenía el tridente.
Una técnica medianamente avanzada, que le había sido enseñada por su primer maestro en la esgrima, en su tiempo némesis y mayor rival, Luke Castellan.
Poseidón no cayó tan fácilmente, deslizó gracilmente sus pies por el sólido suelo y retrocedió casi medio metro. Lo suficiente para evadir el ataque del semidiós.
—Ese chico es rápido... ¡¡ES MUY RÁPIDO!!—chilló Ares—. ¡¿Venció el movimiento de Poseidón?!
Hermes se llevó la mano derecha a la barbilla.
—¿Oho? Fascinante... para que Lord Poseidón lo miré a los ojos.
En efecto, los fríos ojos del dios estaban posados en los orbes verdes de su hijo de otro mundo.
—Vaya, papá, hasta que te dignas a mirarme—se burló Percy.
Ambos luchadores retomaron una distancia prudencial del otro.
Ares tembló nervioso en su asiento.
—No... no lo puedo creer...—murmuró el dios de la guerra—. Qué Poseidón realmente...
La mirada del dios del mar pasó de la indiferencia a la ira nuevamente.
Percy le dedicó una sonrisa torcida.
—Heh, ¿ya te he dicho que molestar a los dioses se me da muy bien?
Desde su lugar entre los espectadores, Geir apretó los puños e hizo una mueca decidida.
"Bien... ¡¡Esto funcionará!!", pensó la joven. "Hermana Hjörþrimul... ¡¡Regrésale la ventaja a los humanos!!"
—Hmm... esa velocidad... increíble, nunca pensé que funcionaría tan bien—sonrió Percy para sí.
En su collar de campamento, una de las cuentas de barro empezó a brillar con un fulgor verde esmeralda. El adorno de color negro con un tridente verde mar dibujado empezó a agitarse, revelando su naturaleza como Volundr.
Hjörþrimul: Guerrera de la espada.
—Gracias—murmuró Percy—. Ganemos esto juntos.
Poseidón lo miró fijamente, todos los dioses se sorprendieron y asustaron.
—No me jodas—dijo el tirano de los mares—. Tú no eres mi descendiente.
El dios empezó a caminar imponente con dirección a su rival.
—ESTE... ¡ESTE ES UN GRAN PROGRESO!—anunció Heimdall—. POSEIDÓN... EL DIOS DE LOS DIOSES HA... ¡¡¿EMPEZADO A AVANZAR HACIA SU OPONENTE?!!
Poseidon se inclinó ligeramente y flexiono el brazo a su costado, con su tridente apuntando a Percy.
En un abrir y cerrar de ojos, empezaron a llover ataques a toda velocidad, puñaladas, una otras otra con la velocidad de un huracán enfurecido.
ANFITRITA
Percy alzó a Contracorriente y bloqueó un ataque, luego otro, y otro, y otro más.
El semidiós se movía a toda velocidad, con un ritmo errático y cambiante como las mareas. Deteniendo cada ataque, desviando cada golpe, y evitando cada puñalada. Su colgante brillaba intensamente mientras el semidiós luchaba ferozmente por navegar entre ese mar de ataques.
Si tu oponente tiene un arma más larga, acércate a él. Haz que la ventaja de su rango superior sea inútil.
Esa fue una de las primeras lecciones de lucha con espada que Percy recibió en su vida, básica pero en extremo importante.
—¡¡LOS ATAQUES ESTÁN LLOVIENDO EN LA CARA DE PERCY, POSEIDÓN SE MANTIENE ATACANDO!! ¡¡TODO SU SER ESTÁ FIJADO EN EVADIR Y BLOQUEAR!!
—Increíble...—celebró Geir—. ¡Me dijiste que Percy era habilidoso, pero no creí que tanto! ¡Y con la ayuda de la hermana Hjörþrimul para hacerlo más veloz es invencible!
—Lo mejor será que te tranquilices Geir—murmuró Brunhild con los brazos cruzados—. Confío en Percy plenamente, pero nunca hay que confiarse hasta que la batalla esté ganada. Lo aprendimos de la mala manera en la ronda anterior.
Por su lado, Hjörþrimul estaba eufórica. Al ser la octava hermana valquiria, era relativamente joven. Su apariencia era la de una chica en plena pubertad, entre diez y trece años. Era sin duda una de las más hiperactivas de las hermanas. Siempre activa y entrenando el dominio de su espada. No por nada su nombre era ese: Guerrera de la espada.
La chica sin duda estaba deseosa de venganza por la muerte de su hermana Skalmöld, la espada del tiempo. Había perdido a su principal compañera de entrenamiento, rival y amiga. Haría pagar a las deidades muy caro.
Su Volundr había sido sin duda perfecto. Un guerrero de la espada hiperactivo y habilidoso. Combinar sus ondas no había sido en lo absoluto difícil. Y ahora esa ventaja se manifestaba en la velocidad de reacción del semidiós, superior a nada con lo que hubiera soñado antes.
Poseidón seguía atacando furiosamente, lanzando una estocada y retrocediendo al mismo sitio en donde estaba parado un momento antes. De manera que parecía que solamente movía sus brazos sin dar siquiera un paso. Aún así, cada embate era evadido cuidadosamente por Percy. Quien poco a poco se iba acerando más y más.
Un feroz golpe de Poseidón, en el que el dios impregnó toda su velocidad y peso fue evadido por Percy moviéndose hacia la derecha con un salto.
Sus instintos estaban al máximo, Percy veía todo en cámara lenta. Era capaz de ver cada mínimo movimiento en la arena, y las pequeñas señales de ataque de su padre. Había sido lo mismo en su primera lucha contra Ares en su mundo. El que todo a su alrededor se moviera lentamente pasó de ser una desventaja fruto de su hiperactividad a ser una enorme ventaja gracias a los instintos de combate impresos en su ADN de semidiós.
Evitó un golpe, y otro, y otro, y otro y otro.
Poseidón trazó un arco ascendente con su arma desde el suelo hasta el cielo.
Percy retrocedió de un salto aún con su espada en alto.
Ambos contrincantes se miraron fijamente, Percy respiraba agitadamente, pero con una sonrisa en su rostro.
—¡¡Bien hecho chico!!
—¡¡Eres el héroe más grande de la historia!!
La humanidad estaba eufórica.
—E-esos fueron muchos ataques—murmuraban los dioses.
—Escapó del bombardeo de ataques de Poseidón sin ningún rasguño...
Los dioses no estaban tan contentos.
—Maldito semidiós bastardo—murmuraban—. ¿Cómo se atreve a traicionar a los dioses?
Eres temblaba incontrolablemente en su asiento.
—¡Detuvo todos los golpes!
—Sí, eso parece—asintió Hermes.
—¿Que rayos pasa...—murmuró Ares—. Con esos humanos que han llegado a la cima...?
Loki estiró ambos brazos y se miró las uñas.
—ME EMOCIONA~ DEMASIADO—dijo con una sonrisa macabra en el rostro.
Odín permaneció impasible. La muerte de su hijo lo había llenado de deseos de venganza contra la humanidad. Ya no era solo el desprecio a ella, ahora era personal.
En la arena, Poseidón sonrió muy levemente de manera siniestra.
—Heh.
Percy retrocedió ligeramente por instinto, por experiencia propia, cuando los enemigos se reían confiados después del primer intercambio de ataque, significaba que algo muy malo estaba apunto de ocurrir.
El dios empezó a silbar.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Una melodía tranquila y hermosa. Pero al mismo tiempo impredecible y salvaje como el mar mismo. Las notas inundaron el estadio entero y resonaron por el agua.
—¿Está silbando?—preguntó Hjörþrimul en la cabeza de Percy.
—S-sí—murmuró el semidiós—. Pero esa melodía... puedo sentir el poder del mar en ella....
Hermes se llevó la mano a la boca.
—Ah... eso es...
Poseidón ejecutó su posición de ataque y se lanzó a la carga a una velocidad imposible. Más rápido que un parpadeo, el dios ya se alzaba imponente frente a Percy.
El semidiós reaccionó tan rápido como su habilidad y Volundr le permitieron.
Alzó su espada y levantó su guarda. Logró empujar levemente el tridente del tirano hacia la derecha. Evitando que el golpe fuera letal. Aún así, el arma perforó el costado de Percy y derramó su sangre por el suelo.
—¿Qué pasa...?—preguntó Poseidón fríamente.
Percy se sujetó el costado mientras retrocedía torpemente.
—Creí que eras capaz... de detener mis ataques—la sonrisa maniaca del dios, llena de ira y orgullo era más aterradora que cualquiera de sus ataques—. INSIGNIFICANTE PEDAZO DE MIERDA.
"La voluntad de los dioses es arrogante. Revelarse en esa arrogancia es reservado para aquellos verdaderamente fuertes"
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