Capítulo ciento seis:
—¡¿A-AL BORDE DE LA MUERTE, NICO DI ANGELO VOLVIÓ A LEVANTARSE?!—se sorprendió Heimdall—. SIN SU BRAZO IZQUIERDO, INCLUSO CON SU VIDA DESVANECIÉNDOSE, AHORA ESTÁ DE PIE, ¡¡POR PURA FUERZA DE VOLUNTAD!!
Los humanos, incluso en su sorpresa se aferraban a su última esperanza con cada gramo de sus almas:
—I-increíble...
—Este tipo no es poca cosa...
—Ese chico es persistente.
—¡¡Vamos, Rey del Apocalipsis!!
—¡¡No pierdas contra ese dios!!
Mientras los humanos estallaban en gritos y vítores, los dioses los miraron sorprendidos, anonadados ante la energía que desprendían los mortales.
"Todos ellos nos apoyan"—pensaron Nico y Geir—. "Todas esas almas poniendo sus voluntades y destinos sobre nuestra espalda... no podemos decepcionarlos"
—Papá...—murmuró Will—. Nico... él no puede perder ahora... ¿verdad?
Apolo miró a la arena, se negaba por completo a responder, sabía que nada era seguro, en realidad todo se veía muy poco favorable, incluso como una Anormalidad Divina, el poder de Nico era menor al de su oponente, y Apolo se sentía extremadamente culpable por haber arrastrando al hijo de Hades a tal masacre.
—Sólo nos queda confiar, Will—dijo Apolo finalmente—. Tú siempre lo hiciste, y no es momento para que dejes de hacerlo. Observa la pelea de los reyes más grandes.
Nico y Hades, ambos heridos y llenos de sangre, con sus fuerzas vitales desbordando para potenciar sus respectivas habilidades, se miraban a los ojos sonriendo mientras apuntaban sus armas.
La segunda hermana valquiria, Hrist, apretaba los puños con fuerza mientras observaba todo.
—Geir...
—Ya no tiene el Yelmo de la Oscuridad ni el brazo izquierdo—murmuró Hércules—. Diría que podría darse por muerto, pero...
—Pero el aún no se ha dado por vencido—terminó de decir Meg.
—Entonces, ¿tiene alguna clase de plan?—preguntó el murciélago de Gotham, no viendo muy claras las posibilidades.
Esa misma duda pasó por la mente de la más joven de las valquirias.
"Ehm... Nico, Hades ya nos sobrepasó en fuerza, y no tenemos suficiente energía como para seguir por mucho tiempo"—dijo ella—. "Se nos agotaron los trucos"
—No...—dijo el hijo de Hades—. Aún nos queda uno...
"¿Eh? ¿No estarás hablando de...?"
—Precisamente en eso estoy pensando.
Nico mostró su espada, sosteniéndola delante de sí, y haciendo uso de sus poderes logró invocar una vez más los trocitos rotos del yelmo de su padre.
Los miles de pedazos de metal oscuro volaron por el aire hasta la Anaklusmos, fusionándose con la hoja, impregnándola con su antiguo poder, el poder de uno de los divinos tesoros de los Tres Grandes.
"El cielo y la tierra tiemblan ante el poder del rey. ¡Deja que el poder del único gobernante supremo se grave en tu alma"
La espada emitió una oleada de oscuridad, y usando su propia fuerza vital, Nico transformó la hoja en una nueva espada, una de un material completamente negro, que irradiaba muerte y terror, intrincadamente detallada con imágenes de muerte, horror y masacre, y que a cada segundo se iba haciendo más y más terrible, el Yelmo de la Oscuridad hecho una espada, con el poder del océano propio de la Anaklusmos y con las propiedades celestiales del Völundr.
Cielo, mar e inframundo, los tres combinados en mayor o menor medida en la hoja de la espada.
EREBUS MORTEM: ESPADA DE HIERRO DEL INFRAMUNDO
Hades sonrió con alegría, se puso en guardia y apuntó a Desmos mientras se preparaba para el embate, el choque de las dos armas divinas, potenciadas con al vitalidad de sus usuarios, era inminente.
—¡JA! Me siento orgulloso por haber podido luchar contra ti, hijo mío.
TANTO LOS DIOSES...
...COMO LA HUMANIDAD
CADA OJO EN LA ARENA PODÍA SENTIR...
Que el siguiente choque sería el último del Ragnarok.
Y EL PRIMERO EN HACER UN MOVIMIENTO... FUE EL REY DEL INFRAMUNDO.
Hades se lanzó de frente, extendiendo a Desmos por delante, corrientes de poder se arremolinaban sobre la hoja, ondas de choque rodeaban a Hades mientras el suelo, el aire y el espacio eran cortados a su paso.
ICOR: EOS
¡¡¡AMANECER GUIADO POR LA SANGRE!!!
Una estocada aterradora de Desmos, cargada con todo el Icor que Hades podía otorgar.
—¡¡Esquívalo!!—urgió Will desde las gradas—. ¡¡Debes esquivarlo!!
Sin embargo, Nico no se movió, seguía apuntando con su espada, mirando a los ensombrecidos ojos de su enemigo.
Contra este ataque tan poderoso del Rey del Inframundo, que parecía que podría matar con un simple roce...
EL REY DEL APOCALIPSIS, SIN VACILAR... LO RECIBIÓ.
Las puntas de ambas hojas chocaron en el aire, ráfagas de muerte y oscuridad envolvieron la arena, una aplastante ola de desesperación se apoderó del estadio, y por momentos, en lugar del Valhalla, la batalla parecía desarrollarse en el poso más profundo del Tártaro.
Hades presionó, sus pies hicieron el suelo bajo sus pies añicos, el brazo de Nico empezó a doblarse, vencido ante el supremo poderío de su oponente.
Todo el mundo se había preparado para el final.
A EXCEPCIÓN DEL REY DE LOS FANTASMAS...
Nico sonrió, apretó el mango de su espada, y de un segundo para otro, la oscuridad que lo abrazaba se hizo una con él.
Desmos atravesó el aire con toda potencia, pasando limpiamente y sin resistencia alguna a través de Nico.
Pero ni una sola gota de sangre brotó del obliterado cuerpo de la Anormalidad Divina.
—¡Imposible!—entendió Freyja—. ¡¿Utilizó los pedazos del yelmo... para hacerse intangible?!
Hades se percató de ello también, su sorpresa era absoluta, pero poco o nada podía hacer al respecto.
La hoja de Desmos había atravesado de un extremo a otro la espada de Nico, y al propio Nico también, pero no había cuerpo al que dañar, únicamente sombras conscientes y vivientes.
Hades lo miró a los ojos, los recuerdos de aquella ola de poder que el semidiós había mandado como último recurso hacia poco tiempo volvieron a su memoria, el viaje al Tártaro para intentar cerrar las Puertas de la Muerte, todo terminando con aquella torturadora captura a la que fue sometido, toda la pena, todo el dolor, se materializaba en la forma de un último ataque.
Nico cargó hacia adelante, posicionando su cuerpo fuera de la trayectoria de Desmos, y volviéndose a hacer tangible, con la hoja de su espada aún siendo atravesada por la lanza de Hades.
Desmos estalló en pedazos, y sin dejar de avanzar, Nico apuñaló el pecho de Hades, atravesándolo de extremo a extremo.
Hades, incluso lleno de dolor, miró a los ojos a su oponente.
—Magnifico...
El dios alzó el asta rota de su lanza, y se dispuso a intentar apuñalar a Nico, a intentar llevárselo consigo.
—¡NO ESPERABA MENOS...!
La Anormalidad Divina, con un rugido de esfuerzo, lanzó un golpe lateral, atravesado el cuerpo de Hades, cortando a través de su corazón y sacando su espada, cubierta del Icor de Plutón, del cuerpo del dios a través de su hombro.
—...de mi hijo.
Con una sonrisa de orgullo en su rostro, Hades cayó de espaldas al suelo, con la vida abandonando sus ojos de poco en poco.
"Hermanos míos... no logré... cumplir mi promesa..."
Ante la atenta y horrorizada de los dioses, ante los ojos completamente sorprendidos, anonadados y llenos de dolor de Zeus y Adamas, Hades cayó al suelo en medio de un charco de sangre, con su cuerpo disolviéndose en el aire en la forma de polvo de estrellas.
"He fallado como el hermano mayor... perdónenme"
Entonces, un estallido de energía golpeó la arena en un devastador brillo cegador.
La espada de Nico empezó a despedir rayos de una extraña energía morada, el espíritu de Hades empezó a ser arrastrado y absorbido, su esencia estaba siendo tomada por la espada del Rey de los Fantasmas.
"¡¿Qué está pasando?!"—preguntó Geir, sorprendida y asustada.
—El hierro estigio...—murmuró Nico mientras se esforzaba en que la espada no saliera despedida de sus manos—. Absorbe la esencia de todo lo que asesina, pero... el alma divina de Hades debe de estar causando una anomalía...
Una nueva explosión mandó a Nico de espaldas contra el suelo.
Cuando el polvo se despejó, el estaba allí tendido, vivo. Su espada yacía con la punta enterrada en el suelo, despidiendo una nueva y extraña aura de poder.
El silencio en el Valhalla fue absoluto por varios minutos.
—E-EL... EL... EL GANADOR... EL RAGNAROK... EL—Heimdall ni siquiera podía pronunciarlo, estaba conmocionado, todos los dioses lo estaban—. ¿LA...? L-LA HUMANIDAD... LOS HUMANOS... ¡¡¡LA HUMANIDAD HA VENCIDO!!! ¡¡¡ÉSTE RAGNAROK CONCLUYE CON MIL AÑOS MÁS PARA LA EXISTENCIA DE LA RAZA HUMANA!!!
Entonces empezó el caos, los humanos estallaron en vítores, gritos de celebración y alegría, una euforia inimaginable se extendió por todas las almas mortales.
Los dioses no dijeron nada, con miradas sombrías y furiosas, uno a uno fueron abandonando el estado, ya sea en silencio o entre gritos de ira y reclamos de trampa e injusticia. La vergüenza colectiva de las deidades no tenía precedentes, no era nada que jamás hubiese sido visto.
Humanos venciendo a los mismos dioses.
Nico caminó hasta su espada y la sujetó por la empuñadura.
—¿Realmente sucedió lo que yo creo que sucedió?—preguntó débilmente.
Una fantasmal figura se proyectó a través de la hoja, Hades miró su nuevo cuerpo espectral y luego a Nico.
"Parece ser que sí..."—murmuró—. "Mi esencia y existencia está ligada ahora a la hoja de tu espada"
Nico miró la imagen mental de Geir.
—Así que... realmente lo hicimos..."
"Ni siquiera yo me lo creo... pero, sucedió"
Nico miró al cielo, con el sol de un nuevo día alzándose sobre el horizonte.
—Así que... está fue la nueva frontera que rompimos...
Los músculos del joven cedieron, cayó al suelo y su agotamiento finalmente lo puso a dormir.
"Descansa, rey de los fantasmas"—dijo la fantasmal figura de Hades, mientras desaparecía—. "Te lo has ganado"
Mientras Nico caía inconsciente, el amanecer de un nuevo día traía esperanza para la raza humana.
...
Hades vs Nico di Angelo
Tiempo de batalla: 12 minutos, 57 segundos
Técnica decisiva: Intangibilidad del Yelmo Oscuro: Espada de Hierro del Inframundo
Ganador: Nico di Angelo
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