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Capítulo ciento cinco:


Nico yacía allí en silencio, mirando a la nada con ojos muertos, deshaciéndose entre las sombras con cada segundo que pasaba.

—C-CON UNA RÁPIDA ESTOCADA, ¡¡HADES FINALMENTE LOGRÓ ATRAVESAR LA DEFENSA DE NICO!!

El dios del inframundo sostenía su lanza en alto, apuntando su lanza con la punta cubierta de sangre a su oponente mientras mantenía la mirada en sus ojos.

Los dioses en las gradas estaban sumamente emocionados, ya se veían como ganadores absolutos del Ragnarok, los segundos de la humanidad estaban contados.

—¡I-increíble!

—¡¡Así que éste es el verdadero poder de Hades!!

—¡¡Qué golpe tan temible!!

Desde las distintas áreas médicas, los dioses de anteriores batallas observaron lo que se veía como el desenlace del combate.

—Ja—murmuró Quetzalcóatl no muy sorprendido.

—No está mal, no está mal...—reconoció Susano'o.

Incluso encadenado y aprisionado, Loki miraba la batalla a través de una tableta portátil:

—¡Oooooooh, eso es brutal!—exclamó—. ¡Me siento muuuuuuy mal por ese humano!

Un pensamiento común recorría la mente de todas las deidades del Valhalla: "Así que ese es el poder que hizo retroceder a los titanes"

Anubis se inclinó sobre el palco para ver desde más cerca.

—Para haber atravesado limpiamente un arma divina... su poder es sorprendente.

—Sí...—reconoció Zeus—. También es la primera vez que veo esto en acción, pero nunca pensé que fuera tan poderoso...

Adamantino se llevó las manos a la cintura y sonrió con suficiencia.

—¡Je! ¡Por supuesto que lo es!

Entonces, el dios de la conquista notó que algo extraño sucedía con el dios de la guerra a su lado. Con una mirada de incomodidad, Adamantino se volvió hacia él:

—¿Hmm? ¿Qué demonios pasa contigo, Ares?—preguntó—. ¿Acaso estás llorando?

Con ojos llenos de lágrimas, Ares admiro la arena de combate:

—Q... que... qué noble se ve ahora...—logró decir—. Él es realmente... EL HERMANO MAYOR DE LOS DIOSES.

En el bando de los humanos, las cosas no se veían tan esperanzadoras.

Nico desaparecía en el aire, haciéndose uno con la oscuridad primordial del universo, ante la impotente mirada de la humanidad.

—Nico.... ¡¡Nico!!—gritó Will horrorizado.

Apolo apretó los puños y bajó la mirada.

—L-lo siento... yo... creía que él... yo no...

Parado allí, Nico di Angelo era muy vagamente concierte de que los dioses vitoreaban a Hades, sabía que el Rey del Inframundo estaba cerca en alguna parte, pero sus sentidos estaban abrumados, ya era más una sombra que un humano, no entendía por qué seguía consciente.

Entonces escuchó la voz:

"Nico, reacciona"—pidió Geir—. "¡No puedes rendirte así como así!"

Con lo último de su conciencia, Nico se dio cuanta de que la única razón por la que no se había desmayado después de su inútil intento de ataque era su propia valquiria, quien literalmente lo estaba sosteniendo para que se mantuviese consciente y de pie mientras se disolvía.

No sabría decir si era un destino mejor o peor que quedar inconsciente antes de desaparecer.

"No puedo ver las estrellas, Geir..."—murmuró Nico—. "No puedo ver nada... todo es... oscuridad..."

"¡¡Eres el jodido hijo de Hades!!"—urgió la joven—. "¡La maldita oscuridad es lo tuyo!"

"N-no... ya no..."

"Escúchame, y escúchame bien"—pidió Geir con firmeza, con una determinación que ni siquiera ella sabía que tenía—. "Hades está aquí por su hermano, yo estoy aquí por mi hermana, y tú estás aquí por Percy, todos son motivos personales, y ese fue nuestro error"

"¿Q-qué...?"

"El objetivo de todo esto, del Ragnarok, es salvar a la humanidad de su total aniquilación por los dioses"—recordó la valquiria—. "No estamos luchando sólo por vengar a nuestros caídos, luchamos por el bien de toda la raza humana, de los millones de años de historia y evolución del Homo Sapiens Sapiens"

"Es... inútil..."—pensaba Nico, ya al borde de la total disolución—. "No tengo más que dar..."

"No"—aceptó Geir—. "Pero podemos conseguir más. Durante su batalla, Percy y mi hermana Hjörþrimul alcanzaron una nueva evolución en sus poderes, fueron más allá que cualquiera y se convirtieron en un nuevo tipo de divinidad"

"Un... nuevo tipo de divinidad..."

"¡Sí! ¡Así es! ¡¿Quieres hacer esto, Nico di Angelo, hijo de Hades, Rey de los Fantasmas?!"—preguntó la valquiria—. "¿Quieres ir más allá que dioses y humanos, vengar a nuestros seres queridos y salvar a toda la humanidad?"

"S-sí... yo... yo quiero..."

En las gradas, los humanos, ajenos a la conversación de los semidioses, miraban sombríamente como Nico casi había desaparecido totalmente, siendo ahora una sombra incorpórea que casi se terminaba de esfumar en el ambiente.

—Esto se ve mal—murmuró Bruce Banner, viendo la batalla de regreso en su forma humana.

—No—dijo Apolo amargamente—. Directamente eso fue todo...

—Se terminó, ¿eh?—dijo el Faraón Atem—. Fue... bueno, mientras duró.

—El Yelmo de la Oscuridad destruido, Nico sin energía o poderes, herido y disolviéndose en la nada...—murmuró Will—. ¿Cómo dejé que esto sucediera? Ya no tiene forma de hacer nada, nada nunca más...

De regreso en la arena, Hades bajó la mirada y apuntó al pecho del semidiós con su lanza.

—Enorgullécete por haberme llevado al punto de tener que tener que utilizar a Desmos—le dijo mientras lo veía a los casi imperceptibles ojos.

—¡E-EL PODER DE HADES ES SOBRECOGEDOR!—anunció Heimdall—. ¡¡AHORA, NICO DI ANGELO NO TIENE FORMA DE VENCERLO!! ¡¡SE ESTÁ ESFUMANDO EN LA NADA FRENTE A NUESTROS OJOS!!

"Iremos más allá"—seguía diciendo Geir—. "Haremos un nuevo y mejor Völundr, algo más allá de la unión de humano y valquiria, la unión de dos seres semidivinos, algo mejor"

"Geir..."—murmuró Nico—. "Yo..."

—Yo quiero... quiero vengar a nuestros caídos—dijo, con una débil pero clara voz—. Quiero salvar a la humanidad... ¡Quiero ir más allá del Völundr! ¡Más allá de dioses y humanos! ¡¡Yo quiero ganar está batalla!! ¡¡¡Y QUIERO ROMPER UNA NUEVA FRONTERA!!!

Geir sonrió.

"¡Entonces, lo haremos! ¡¡Con todo nuestro poder combinado y multiplicado!!"

Una cegadora explosión de luz y oscuridad envolvió a Nico, dejando perplejos a todos en el estadio. Las sombras y el brillo se entremezclaban en caos, la muerte y la vida se entrelazaban mientras el característico verde esmeralda del Völundr se hacía más y más brillante, y conforme más luz nacía, más sombras proyectaba.

Nico recuperó consistencia y forma física, extendió su brazo derecho en alto y la hoja de Anaklusmos rápidamente voló hasta su mano.

—¡¡YO SOY EL HIJO DE HADES!!—rugió él—. ¡¡EL REY DE LOS FANTASMAS!!

"Skalmöld, Hjörþrimul, Þrúðr, Sigrún, Brunhild, esto es por ustedes"—pensó Geir.

El público empezó a enloquecer, confundidos, sorprendidos, esperanzados, empezaron los gritos de emoción, los vítores, las nuevas esperanzas.

Todos esos humanos y dioses creando un enorme tumulto.

El nombre de la decimotercera hermana valquiria, Göll:

TUMULTO

Las mentes de Nico y Geir se hicieron una sola mientras un nuevo tipo de divinidad, únicamente visto una vez antes, nacía frente a los ojos de todo el Valhalla.

Completamente un dios, completamente un humano.

"Yo soy el Rey de los Fantasmas"—pensó Nico.

"Y yo..."—pensó Geir—. "Yo soy la Valquiria del Apocalipsis"

La explosión sacudió la arena de batalla entera, las luces y las sombras se desvanecieron, dejando únicamente lugar para la sólida y poderosa presencia de la segunda Anormalidad Divina en existencia.

—Mi nombre es Nico di Angelo—anunció la nueva divinidad.

EL REY DEL APOCALIPSIS

Hades sostuvo su lanza, mirando sumamente sorprendido a su joven oponente.

Nico se puso en guardia, apuntando con su espada una vez más, el suelo tembló cuando al aura de poder del chico se chocó con la de Hades.

—Soy el hijo de Hades—volvió a decir Nico—. Y a mi padre no le gustan ni un pelo las promesas rotas y los que se libran de sus castigos. Y es por eso que juro ante todo el Valhalla que, si soy la última esperanza de la humanidad, no los defraudaré.

Hades, manchado y cubierto de sangre, sonrió con genuina alegría.

—Excelente, oh, mi excelso rey.—Hades se puso en guardia, apuntando directamente a Nico con su lanza—. ¡Ahora, vamos a desgarrar su corazón por completo, Desmos!

Él, que cargó con el orgullo de los dioses, y entregó si propia vida, el Rey del Inframundo.

Y él, que representa la última esperanza de la humanidad, y entregó todo de sí por el bien de otros, el Rey del Apocalipsis.

Sólo un rey puede entender la mente de un rey, y estos dos reyes podían sentir que el final de la batalla estaba cerca.

Ambos se entendían perfectamente sin necesidad de palabras, ambos podían notarlo, ambos entregaban sus almas y su vitalidad para fortalecer sus poderes y ataques, ya sea derramando el Icor de Plutón o con su Magia del Inframundo, ambos sacrificaban sus vidas por una causa mayor.

Ambos, durante sus respectivas Gigantomaquias, habían bajado a lo más profundo de los infiernos, para así evitar que aquellos encerrados en el Tártaro escapasen y desataran el caos.

Ante la mirada de dioses, humanos, mortales e inmortales, vivos y muertos, reyes y sirvientes, esclavos y emperadores, ricos y pobres, padres e hijos, hermanos y amigos, ambos oponentes se pusieron en guarida, apuntándose el uno al otro con sus respectivas hojas divinas.

Will estaba aliviado y emocionado, pero apretaba los puños intensamente sabiendo que la batalla aún no terminaba.

Ares y Adamantino se inclinaban sobre el palco para mirar de más cerca.

Proteus, el sirviente de Poseidón, miraba la arena de batalla con tal intensidad que parecía se le saldrían los ojos.

Y entonces el choque comenzó.

ICOR: EOS

¡¡AMANECER GUIADO POR LA SANGRE!!

Hades, en medio de una ola de destrucción masiva, cargó de frente a toda velocidad contra Nico.

El suelo se resquebrajaba y destruía a sus pies, el aire estallaba en llamas, el universo temblaba de emoción.

Nico manipuló su espada hábilmente y lanzó con todas sus fuerzas un arco descendente mientras rugía por el esfuerzo:

GURGITE TENEBROUS: GLADIUS INFERNUM

¡¡DILUVIO OSCURO, ESPADA DEL INFRAMUNDO!!

Ambas armas divinas chocaron en el aire a toda velocidad, una explosión se produjo en el centro de la arena mientras ambas inconmensurables fuerzas chocaban, llamas y energía oscura salían despedidas, el suelo se destruía y resquebrajaba, la muerte era palpable en el aire.

Y aún así, la nueva divinidad fue sobrepasada una vez más.

Su espada fue repelida por el golpe de Desmos, Hades siguió cargando con toda su potencia, Nico trató de hacerse a un lado, pero ni siquiera tuvo tiempo de intentar un viaje sombra, el golpe de Hades le impactó de lleno en el brazo izquierdo y lo mandó a volar.

Nico salió despedido por el aire, para el horror de todos los espectadores, el brazo de la Anormalidad Divina salió disparado hacia un lado, y finalmente cayó estrepitosamente al suelo.

Nico quedó rendido una vez más en medio de un cráter.

A Hades se le doblaron las rodillas, y el dios se apoyó en su lanza para mantenerse en pie, estaba herido, exhausto y magullado, pero seguía mirando con determinación hacia donde su oponente.

—¡¡¡E-EL GOLPE DEL REY DEL INFRAMUNDO HA SUPERADO AL REY DEL APOCALIPSIS!!!

—N-no puede ser...—murmuró Hércules.

—A pesar de que se jugó todo poniendo toda su ofensiva en ese movimiento... fue incapaz de alcanzar a Hades—se lamentó Apolo.

—Ni... Nico...—murmuró Will.

—Vamos... levántate, levántate...—murmuraba Freyja—. Más te vale que el sacrificio de mis hijas no sea en vano...

Nico respiraba con dificultad en medio del cráter, la voz de Geir resonó en su cabeza:

"Incluso utilizando todo nuestro poder... fuimos incapaces de alcanzar a Hades"—dijo, con la esperanza claramente perdida.

Nico miró al cielo nocturno, la luna, los astros, las galaxias y las estrellas, todo el universo se veía radicalmente distinto ahora que tenía los sentidos de un dios, todo se veía hermoso y único, pero sólo su mentalidad humana le permitía percatarse de los detalles más pequeños y especiales.

Nico se puso de pie, usando su espada como bastón para apoyarse.

Hades se sorprendió una vez más al verlo reincorporarse.

Los humanos querían gritar, querían suplicar que se detuviera, querían decirle que hizo suficiente, que podía rendirse, pero se veían incapaces de hacerlo, Nico representaba la última esperanza de la raza humana, ya no habría más oportunidades, era todo o nada.

Y como si de una conciencia colectiva se tratase, los humanos pensaron en todo el Ragnarok, en estos héroes y campeones de otros mundos, de otras realidades, otras líneas de tiempo y otros universos, todos ellos habían ido a salvarlos de la extinción, una extinción que ellos mismos habían provocado rehusándose a ser mejores, destruyendo el planeta tierra con su avaricia y negándose a aprender de sus errores.

Ellos habían hecho que otros mundos, otras familias, otras personas, pagaran el precio de sus acciones, y ahora veían a su última esperanza poniéndose en pie una vez más.

Hades miró a su oponente, Nico terminó de ponerse de pie.

—No voy a dudar... No voy a ceder... No voy a confiarme... ¡¡Y NO VOY A RENDIRME!!

Nico se puso en guardia una última vez, sosteniendo su espada y apuntándola hacia Hades.

El estadio entero guardó un expectante silencio.

Hades sonrió con un genuino orgullo.

¡EL ALMA DEL REY SE MANTIENE EN PIE!

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