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El Santo de la Espada VS El Dios Padre del Cosmos:


Gritos y vítores. Encendidos en furor, los dioses del Valhalla celebraban con potentes rugidos y alardes a todo pulmón lo que de un momento a otro se había convertido en su primera e irrefutable victoria.

Shiva apretaba los puños con ansia, sonriendo para sí mismo mientras se preparaba para su futuro enfrentamiento.

—Eso estuvo genial—dijo—. ¡¡Ha pasado mucho tiempo desde que algo hacía hervir mi sangre de esta forma!!

Thor contemplaba con cierta melancolía el silencioso cuerpo de quien momentos antes fuese su más grande oponente. La espada más fuerte, retorcida, digna y hermosa, que se alzaba teñida de rojo sobre el campo de batalla.

—LA PRIMERA PELEA DEL RAGNARÖK ENTRE EL DIOS THOR Y EL HUMANO TOGO SHIGEKATA HA ACABADO CON THOR COMO GANADOR—anunció Heimdall—. ¡¡LA HUMANIDAD HA DADO SU PRIMER PASO HACIA SU EXTINCIÓN!!

Desde la primera fila de las gradas, sosteniendo en brazos la cabeza arrancada de su derrotado campeón, el señor de Satsuma, Shimazu Yoshihisa sonreía con malicia en su avejentado rostro. Las sombras ocultaban su fas, pero su interior bullía en una intensa euforia:

—Ja. Esos dioses idiotas no se enteran de nada. No podría estar más feliz ahora mismo—sus ojos refulgieron mientras se dirigía a la cabeza de Togo—. Estoy seguro de una cosa... ¡Llegará el día en el que el estilo que forjaste cortará en pedazos el mundo! ¡¡A partir de este momento, el Jigen-ryū se convertirá en el arma secreta de Satsuma!!

Shimazu volvió a sonreír para sí mismo.

—No importa si no es hasta dentro de décadas o siglos. En el futuro, los descendientes de Oda y sus aliados se inclinarán ante los Shimazu gracias a nuestro Jigen-ryū. Será mejor que su clan se prepare para lo que le espera cuando ese momento llegue.

Mirando a los humanos desde arriba, con diversión y desprecio en sus ojos a partes iguales, los dioses del mundo reían y se burlaban de sus pequeñas creaciones:

—¡¡¿Vieron eso, estúpidos humanos?!!

—¡¿De verdad creyeron que su luchador tendría posibilidades?!

—¡Este es el poder de los dioses!

—¡Arrodíllense!

—¡Recen!

—¡¡Y ofrezca sus patéticas vidas como ofrenda!!

Göll miraba al suelo, sintiendo cómo se encogía su corazón. Mientras temblaba de rodillas con los ojos llenos de lágrimas, escuchaba con incredulidad las crueles palabras que los dioses proferían.

—¿Qué demonios están diciendo...?—murmuró—. Parecen niños... ¡¿Y aún así se hacen llamar dioses?!

Brünnhilde se dio la vuelta, internándose en la oscuridad del coliseo con paso firme y resuelto.

—Ah... ¡¿Hermana?!—llamó Göll, apresurándose a seguirle.

Heimdall, en la arena, se volvió hacia donde el vencedor, quien lentamente y con aire distante finalmente apartaba la vista del cuerpo sin vida de su rival.

"Con tan sólo un espadazo, ha conseguido que me prepare para morir"—pensaba—. "Es como si este hombre hubiera convertido su vida misma en una espada."

—Así que este era Togo Shigekata...

—Lord Thor—llamó Heimdall—. Permítame acompañarlo a la salida...

La falta de respuesta del berserker captó la atención del presentador.

"Aunque ha ganado, parece estar de mal humor, ¿eh?"







A la distancia, a través de los oscuros pasillos que recorrían el magno anfiteatro, Göll finalmente dio alcance a su hermana, lanzando entonces la pregunta que más le carcomía en sus adentros:

—Hey... espera... espera un momento—pidió—. Ehm... ¿Qué... qué ocurrirá con Togo y la hermana Randgríðr después de esto?

Brünnhilde respondió con cruel desapego, con una fría mirada que no dejaba espacio a la duda o al arrepentimiento en sus desiciones, al menos aún no:

—¿Después de esto?—repitió—. Qué pregunta más estúpida...

En el campo de batalla, el cuerpo de Togo Shigekata se tornó brillante y cristalino, como un faro de luz esmeralda que se resquebrajaba hasta estallar en mil pedazos, disolviéndose en el viento hasta perderse en la nada. Como él, la herida valquiria Randgríðr, y la cabeza cercenada del espadachín, aún en manos de Shimazu. De ellos no quedaba ya nada más que el recuerdo.

—Esta batalla es entre almas—explicó Brünnhilde—. Si un alma es destruida, no puede volver al ciclo de reencarnación. Por lo tanto, es reducida a polvo en el vacío del espacio.

—¿Huh? ¿Polvo...?

—Nifhel—concluyó—. Ya no hay más después de esto para ellos. Nunca más.

Göll quedó congelada en su sitio, lentamente procesando las palabras de su hermana, digiriéndolas, comprendiendo por primera vez el verdadero coste y riesgo que Brünnhilde había asumido al convocar el Ragnarök.

"Randgríðr... ¿me prestarías tu cuerpo?"—había dicho la mayor de las valquirias antes del primer combate.

—¿Cómo...?—preguntó Göll—. ¡¿Cómo puedes estar ahí fingiendo que no ha pasado nada?! ¡¿No sientes nada?! ¡¡No podremos volver a ver a la hermana Randgríðr nunca más!! ¡¡No volveremos a ver su hermosa sonrisa!!

—Göll...—Brünnhilde se volvió hacia ella, con el rostro deformado en una mueca de la más primitiva ira—. ¿Crees que hay alguna forma de matar a esos bastardos sin tomar ese riesgo?

—Pero... ¿de verdad tenemos que ir tan lejos?—insistió la más joven, temblando fuera de control, perdiendo aquel empuje que le daba la ira, dejada sola con el vacío que la muerte de una de sus hermanas le dejaba—. Esta guerra es...

—El destino de toda la humanidad depende del resultado de esta guerra—interrumpió Brünnhilde, dando la espalda a Göll y perdiéndose en la oscuridad.







En medio del silencio y penumbra de su habitación designada, Brünnhilde estudiaba con detenimiento los Registros Akáshicos, que contenían la información sobre todo humano en la existencia. Su mente trabajaba a toda velocidad, contemplando posibles opciones para salir de su actual predicamento.

—La primera pelea ya terminó. Nuestro deber ahora es decidir quien será el representante de la segunda pelea.

Göll, sentada en una esquina con actitud afligida habló mirando al suelo:

—Pero ni siquiera Togo tuvo una oportunidad contra los dioses. ¿Quién podría...?

Brünnhilde detuvo su mano repentinamente sobre uno de los archivos. Una sonrisa se dibujó en sus labios.

—En ese caso, iremos con él—decidió—. De entre toda la humanidad, él es el hombre que ha llegado más alto en el arte de la espada. Un hombre hacia el que todos se sienten agradecidos. Apostaremos por el hombre con la técnica más fuerte.

Göll se volvió sorprendida hacia su hermana, abriendo sus ojos verdes como platos.

—¿Qué...?







Bajo el brillante sol del día y ante la cada vez más ansiosa multitud, Heimdall se colocó en el centro del anfiteatro para ser visto por el mundo entero.

—¡¡BUENO, A PESAR DEL TERRIBLE ESTADO EN EL QUE SE ENCONTRABA EL RING DESPUÉS DEL PRIMER COMBATE, PODEMOS DECIR QUE GRACIAS A LOS DIOSES TODO VUELVE A ESTAR BONITO Y LIMPIO!!—anunció—. ¡MUY BIEN, ESPECTADORES! ¡¿QUIÉN ESTÁ LISTO PARA EL SEGUNDO ROIND?!

Hombres y dioses gritaron enardecidos, encendiendo el ambiente como si de un feroz incendio se tratase.

—¡VOY A PRESENTAR AL SEGUNDO LUCHADOR DE LA HUMANIDAD! ¡¡QUE ENTRE EL PARTICIPANTE!!

Las puertas del coliseo se abrieron una vez más. Decenas de músicos comenzaron a hacer sonar una intensa melodía que impregnaba el aire con una extraña aura de misticismo.

—SU EXISTENCIA YA ES LA DE UN DIOS. ¡SIENDO EL FUNDADOR DEL SHINKAGE-RYŪ, FUE EL GRAN MAESTRO DE YAGYŪ MUNENORI Y HŌZŌIN INSHUN! ¡NO ES POSIBLE HABLAR DE ALGO COMO LA HISTORIA DE LA ESPADA SIN SU FIGURA!

Una procesión emergió de entre las sombras, llevando en un amplio carruaje a un avejentado hombre de largas barbas que plácidamente recostado chupeteaba en sueños, ajeno al mundo que giraba a su alrededor.

—Y AQUÍ Y AHORA... ¡¡UNA NUEVA HISTORIA SERÁ TALLADA!! ¡¡EL SANTO DE LA ESPADA!!


¡¡KAMIIZUMI ISE-NO-KAMI NOBUTSUNA!!


Y el viejo espadachín, perdido en los brazos de Morfeo, comenzó a balbucear dormido:

—¡¿Ooh?! De nuevo... tus melones son muy agradables...

Un incómodo silencio se había apoderado del coliseo.

—¿Eh...?—se preguntaba el público.

—Vaya, qué vulgar.

—¿Acaso bromean...?

—¿Se considera digno de enfrentar a los dioses?

—Pero él se ve tan débil comparado a Togo...

—¡¿ESTÁ DORMIDO?!—se sorprendió Heimdall.

Marume Kurando, fundador del Taisha-ryū, dio un paso adelante con una sonrisa en el rostro.

—No se preocupe.

—¿EH?

—Aún si se enfrentara a muchos artistas marciales, podría hacerse con la victoria perfectamente incluso mientras duerme—prometió, ignorando por completo los balbuceos de su maestro—. Si desean ver las técnicas de sensei estando despierto, les pido que preparen a alguien verdaderamente fuerte.

—¡¿Oh?!—seguía murmurando el viejo—. Las tuyas son más grandes de lo que esperaba...

El púbico seguía en silencio. Gotas de sudor nervioso se deslizaban sobre el rostro de Heimdall.

"Marume Kurando, escuché que él también es otro maestro"—meditó—. "Para qué él diga algo así tan convencido... ¡¿Está bien tener semejantes expectativas?! ¡¿No es tan sólo un viejo pervertido?!"

Un hombre de largo cabello negro se abrió paso hacia las primeras filas de las gradas, sonriendo muy levemente, ocultando tras su tranquila mirada un espíritu encerraba intensión asesina sin límites.

Yokai-jisama—murmuró el inigualable con la espada, Yagyū Munenori—. ¿Acaso podremos ver su verdadera forma en esta batalla?

"¡Interesante!"—decidió Heimdall—. "No estoy seguro de si es el santo de la espada o la naturaleza de la espada o lo que sea, pero sin duda es el dios de la espada"

—¡¡Y AHORA, ENFRENTÁNDOSE AL SANTO DE LA ESPADA POR SÍ MISMO, Y SIGUIENDO AL DIOS NÓRDICO MÁS PODEROSO DE LA PRIMERA BATALLA, TENEMOS AL DIOS MÁS PODEROSO DE TODA LA INDIA HACIENDO SU GRAN ENTRADA!!

Heimdall señaló hacia el túnel de entrada desde el lado de los dioses.

No pasó nada.

—¿HUH?

El teléfono del dios comenzó a resonar, aumentando la confusión general en el estadio.

—¿Cuál es su problema?—quizo saber Göll.

Heimdall se llevó el teléfono al oído.

—¿Qué? ¿Cambiamos el orden? ¿Entonces quién sigue? Espera... ¿Quién? ¿Qué? ¡Imposible!

El cielo se tiñó de negro repentinamente, oscureciendo el mundo entero. Una suave melodía comenzó a hacerse oír a través del escenario, llamando la atención del público entero.

—¿Hm?

—¿Qué es ese sonido?

—¿Es un violín, cierto?

—Pero, ¿quién lo está tocando?

La humanidad aún no lo sabía, pues en la historia que conocemos pasaría casi un siglo para que los hombres conociesen aquella melodía bajo la forma de la "Aria para la Cuerda de Sol" de John Sebastian Bach.

Bajo la tierna luz de la luna llena, el dios Hermes emergió de entre las entrañas del anfiteatro, tocando casi en trance su instrumento.

—¿Nuestro próximo oponente es Lord Hermes?—se sorprendió Göll—. Pero su nombre no estaba en la lista, ¿verdad?

Brünnhilde había palidecido, sudando a mares, temblando sin poder controlar su propio cuerpo, con los ojos abiertos de par en par.

—No puede ser...

—LES PIDO DISCULPAS—prosiguió Heimdall—. PARECE QUE TUVIMOS ALGUNAS DIFICULTADES TÉCNICAS. ¡¡PERMÍTANME PRESENTARLES NUESTRO SEGUNDO COMBATIENTE DE PARTE DE LOS DIOSES!! EL ÚNICO QUE ENFRENTARÁ AL SANTO DE LA ESPADA ES ESTE DIOS... NO, ESPEREN... ES EN REALIDAD... ¡¡EL ESTIMADO CABALLERO QUE ESTÁ AHÍ!

Hermes sonrió divertido, y sin dejar de tocar su violín miró hacia la entrada de su túnel. Un segundo hombre hizo acto de presencia, los reflectores se encendieron sobre su figura y los miles de espectadores emitieron un gemido colectivo:

—Hola a todos—sonrió el viejo Zeus—. ¡Sean amables conmigo!

Tanto Göll como Brünnhilde pegaron un brinco, sintiendo como el más absoluto pánico se apoderaba de sus almas.

"¡¡Ese viejo bastardo!!"—pensó la mayor de las hermanas.

—¡¿Qué demonios?!—gritaron los dioses.

—¡¿Lord Zeus se lanzó al segundo round?!

—¿Huh?—murmuró incómoda la humanidad.

—¿Qué pasa con ese viejo frágil?

—Él es un dios... ¿tal vez?

—¿Siquiera puede pelear?

Con gran emoción, Zeus comenzó a menear su tembloroso cuerpo al son de la música del violín. Arrojó su bastón al cielo, chasqueó los dedos y se volvió hacia su hijo:

—¡Hermes! ¡Vamos!

El dios mensajero sonrió por lo bajo, asiendo con firmeza el arco de su violín conforme múltiples instrumentos más aparecían flotando a su alrededor.

—Pobre de mí—rió, con los ojos reluciendo de emoción—. ¡¿Cuántos milenios han pasado desde que anuncié la marcha de Lord Zeus para batallar con esta canción?!


¡ARIA PARA LA CUERDA DE SOL!

¡¡MASACRE EN EL CUADRILÁTERO DE LOS DIOSES!!


—¡¡Oh!!—saltó el público de sus asientos—. Así que este es el concierto de los dioses...

Zeus se hecho a reír.

—Esta canción siempre me hace arder la sangre...

—¡SI LLAMAREMOS A KAMIIZUMI EL PADRE DEL SHINKAGE-RYŪ, ENTONCES LO MÁS ADECUADO SERÍA DECIR LO MISMO DE ÉL! ¿PADRE DE LOS DIOSES? ¡¡NO!!


D-P-D-C


—¡¡DIOS PADRE DEL COSMOS!!

Y el público estalló enardecido. Mientras Hermes tocaba y Zeus bailaba, uno al lado del otro, con genuina alegría, euforia y ansia en sus extasiados cuerpos.

—¡D-P-D-C!

—¡D-P-D-C!

—¡D-P-D-C!

—¡D-P-D-C!

—¡D-P-D-C!

—¡D-P-D-C!

—¡D-P-D-C!

Los dioses levantaban las manos, vitoreaban y se movían al ritmo de la danza de Zeus, atrapados en el momento, atrapados por la energía que aquel pequeño anciano desprendía.

—Querida hermana, ¿qué estoy viendo en este momento?—quizo saber Göll.

—No tengo idea—respondió Brünnhilde sin tapujos.

—¿Por qué están bailando?—quizo saber la humanidad.

—Dan miedo.

—Como dije, ¡¿quién demonios es ese viejo?!

—¡USANDO LOS PODERES DE LA CREACIÓN A SU PROPIO CAPRICHO, REGRESANDO AL VACÍO LO QUE NO LE QUEDE BIEN EN SU ELEGANTE ESPALDA! ¡¡EL VERDADERO REY DE LOS DIOSES!!

Y así, para el horror de la humanidad al completo, los músculos del en apariencia frágil dios se hincharon y abultaron, creciendo y expandiéndose exponencialmente de forma grotesca.

—¡HACE EONES, TRAJO LA TITANOMAQUIA PARA ESCOJER A LOS DIOSES MÁS PODEROSOS! ¡¡INFAME POR HABER COMETIDO EL CRIMEN DE PATRICIDIO, EL VIEJO ENTRA A LA BATALLA!! ¡¡UN VERDADERO DIOS ENTRE LOS DIOSES!! SU NOMBRE ES...


¡¡ZEUS!!


Bengalas, luces y serpentinas volaron por el cielo. Hermes concluyó su número musical y se inclinó en reverencia. Zeus gritaba a todo pulmón mientras reía a carcajadas, las deidades celebraban y los hombres temblaban en terror.

—Ese...

—¡¿Es Zeus?!

—¿Qué? ¿Qué está pasando?—balbuceó Göll—. ¿Por qué? ¡¿Por qué el jefe final está entrando al prólogo?!

Brünnhilde se mordió el pulgar en gesto de frustración.

—Nunca pensé que él se presentaría tan temprano—escupió—. Tengo que admitir que esto estaba fuera de mis expectativas.

Viendo al padre del cosmos alzarse en toda su altura, saltando de alegría bajo los reflectores, Hermes no pudo hacer más que sonreír con resignación.

"Demonios"—pensaba—. "Sirvo a un maestro bastante molesto..."







Minutos antes, en la entrada del túnel, el dios Shiva estiraba los brazos y calentaba los músculos con emoción, sonriendo para sí mismo sin poder dejar de reír.

—Tengo que calmarme un poco—se dijo—. Si me presento así, él será un montón de cenizas en un instante.

Justo ates de poder cruzar el umbral para entrar a la arena, la mano de Zeus apareció en su hombro.

—¿Qué pasa, viejo?—sonrió Shiva, no sin cierta sorpresa—. ¿Viniste hasta aquí para apoyarme?

Como un demonio sin alma, aquel anciano con oscuras cuencas por ojos se dirigió al dios destructor con una cavernosa voz y macabra sonrisa:

Este es mi turno.

Shiva frunció el ceño.

—Viejo... ¿qué tratas de decir? Yo soy el siguiente, ¿verdad?

Este es mi turno—insistió Zeus.

—¿No habíamos acordado que serías el último?—recordó el dios hindú—. Si me estás pidiendo que te deje pasar antes, olvídalo. Han pasado varios miles de años desde que me emocionaba así... ¡Quítame la mano de encima!

Y para su más absoluta consternación, Zeus volvió a repetir:

Este es mi turno.

Con el rostro deforme por la ira, el destructor de la india se revolvió como animal salvaje.

—¡¿Estás mal de los oídos, viejo de mierda?! ¡Te dije que no...!

Haciendo presión con su mano, el anciano sacó de equilibrio a su rival al empujar su hombro hacia abajo, obligándole a casi hincar la rodilla al suelo.

Este es mi turno.

Tras unos segundos, cuando la sorpresa inicial hubo pasado, Shiva se arrancó la mano de Zeus del hombro con uno de sus brazos y se irguió en toda su altura con el rostro oscurecido.

—Ya veo... Así que será así—gruñó—. Entonces no te importará tener una pelea conmigo aquí y ahora, ¿cierto?

Ambos dioses cruzaron miradas. Hermes, con los brazos tras la espalda, sonrió con gran interés, recibiendo aquella sorpresa como una idea de lo más increíble.

—Oh... qué emocionante...

Los ojos amarillos de Zeus refulgieron en el interior de sus oscuras cuencas. Shiva, exhalando un profundo suspiro, se apoyó contra la pared y señaló al campo de batalla con una mano.

—Creo que no tengo opción. Ve—concedió—. Eres mi superior, después de todo. Sólo recuerda que me debes una.

El anciano siguió con su camino, riendo mientras hacia una seña con la mano en señal de aburrimiento. Hermes, detrás de él, exhaló un bufido de inconformidad.

—Bueno, eso fue decepcionante.







De vuelta en el presente, el dios mensajero contemplaba a su padre alzarse por sobre el campo de batalla, rememorando aquel último episodio con Shiva dentro de su cabeza:

"Él debe de ser el dios más desvergonzado de la existencia"—decidió.

Zeus dio un paso en dirección a su oponente. El suelo templo ante su fuerza y poder, enviando vibraciones que recorrieron el campo de batalla hasta que, abriendo los ojos de golpe, el santo de la espada despertó.

—Mmm... supongo que ya es mi turno.

—Buenos días, sensei—sonrieron sus acompañantes.

—Buenos días.

El anciano las saludó con un gesto de la mano.

—Sí, buenos días.

—EH... SE HA DESPERTADO FACILMENTE—comentó Heimdall.

Marume Kurando agachó la cabeza ante su maestro y humildemente le ofreció su ayuda para bajar de la carroza.

Sensei, su mano.

—Claro, claro—Kamiizumi rió mientras se incorporaba, haciéndose con una de las katanas que llevaba en el cinturón—. Así que tú serás mi compañero de juegos. Sí, veo que eres muy bueno. A todo esto, ¿de verdad eres un dios?

Con ambos ancianos frente a frente, donde el imponente cuerpo de la deidad eclipsaba por completo al pequeño humano, el damyō Shibata Katsuie, patrocinador del Ise-no-kami, comenzó a sudar con nerviosismo.

—Ya lo sabía—murmuró, tragando con dificultad—. Hay mucha diferencia física entre ambos.

Los dioses en las gradas reían y se burlaban a carcajadas:

—¡Por muy débil que se vea, aplástelo con todo su poder, Lord Zeus!—pedían.

—Marume, ¿Kamiizumi puede ganarle a eso?—preguntó Katsuie.

—Sensei jamás perdería ante nadie—aseguró Kurando—. Sin embargo... es la primera vez que veo que alguien le despierta con tan sólo pararse frente a él.

Zeus sonreía de oreja a oreja, brincoteando y sacudiendo las manos mientras se acercaba a su oponente.

—Hey, ¿estarás bien sin esa cosa?—preguntó—. Ya sabes, la "unión valquiriana", esa cosa.

E inclinándose sobre el humano de forma amenazante, mirándolo a los ojos con aquellos refulgentes orbes amarillos en el interior de sus oscuras cuencas, añadió:

—Sin eso, niño, terminaré antes de que lo sepas.

El anciano espadachín le sonrió de regreso, sosteniéndole la mirada a un dios sin el más mínimo dejo de miedo o nerviosismo.

—Oh, al fin miras hacia aquí—rió—. ¿Union valquiriana? ¡Oh! Esa cosa. Sí, parece que ya está aquí.

El público alzó la mirada al cielo, encontrándose con la silueta de un corcel alado sobrevolando el coliseo con una joven sobre su lomo.

—¡¿UN PEGASO!?—se sorprendió Heimdall.

Göll observó como un par de cristales relucían al sol sobre el rostro de la jinete del celestial caballo.

—Esos lentes...

—Sí—confirmó Brünnhilde—. Ella es la valquiria más adecuada para el Ise-no-kami.


HIJA DE LOS DIOSES

Séptima hermana valquiria:


—¡Hermana Reginleif!—exclamó Göll.

La aludida saltó desde el lomo del pegaso y se precipitó desde las alturas, extendiendo su brazo mientras caía a donde el viejo espadachín le esperaba.

—¡¡Kamiizumi, su mano!!—pidió—. ¡Tenemos que emparejar nuestras ondas! ¡¡Una vez hecho eso, me convertiré en una parte de ti!!

Y así, cuando el anciano alzó su arrugada mano al cielo, hombre y valquiria tocaron la punta de sus dedos, emitiendo con su encuentro una poderosa luz de resplandor esmeralda.

—¡¡Ahora, en este momento, somos uno!!


¡¡FORJA DEL DIVINO TESORO!!

¡¡¡VÖLUNDR: DESTINOS ENTRELAZADOS!!!


Zeus usó sus enormes manos para protegerse del cegador brillo y los huracanados vientos. El cuerpo de la valqiuria Reginleif se descompuso en miles de tiras luminosas que se envolvieron alrededor del cuerpo de Kamiizumi, concentrándose finalmente en su espada, fundiéndose con ella antes de, con un estallido, hacer remitir el fulgor.

—Bueno, pequeño Zeus, vamos entonces a jugar—sonrió el humano.

Su oponente rió a carcajadas, apretando los puños y poniéndose en guardia.


LA SEGUNDA BATALLA DEL RAGNARÖK EMPIEZA YA


"EL SANTO DE LA ESPADA"

KAMIIZUMI NOBUTSUNA

VS

"EL DIOS PADRE DEL COSMOS"

ZEUS


¡¡LA INTENCIÓN ASESINA ES EL ÚNICO IDIOMA QUE COMPARTEN!!

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