El Monstruo Extranjero VS el Soberano de los Mares:
HA PASADO LA TORMENTA, PERO INCLUSO MÁS PROBLEMAS PERSISTEN
—¡Eso fue jodidamente increíble!—exclamaban los dioses—. ¡Y más considerando que ese anciano era humano!
—Tienes razón. ¡Han pasado muchos milenios desde que no me sentía tan emocionado! ¡Tengo muchas ganas de ver la siguiente pelea!
—Aunque...
—La arena está un poco cambiada...
El magno anfiteatro que se alzaba sobre el Valhalla había visto su campo de batalla completamente remodelado, inundado bajo profundas aguas de salvaje oleaje al más puro estilo de las naumaquias de Roma. Flotando sobre los inclementes mares, una enorme trirreme griega se balanceaba de un lado a otro, suspendida en su sitio, a pesar de que sus grandes velas atrapaban el viento oceánico con eficacia.
—EL ESCENARIO DEL TERCER COMBATE DEL RAGNARÖK SERÁ SOBRE EL MAR—anunció Heimdall—. ¡¡ESTE BARCO CON UNA LONGITUD DE 35 METROS ES INDUDABLEMENTE UN SÍMBOLO DEL INMENSO PODER QUE EN SU DÍA GOBERNÓ EL MEDITERRÁNEO!!
El público se revolvió en las gradas con inquietud.
—Está temblando bastante. Debe ser por la tormenta de hace rato.
—¿Podrán pelear decentemente con este temblor?
Heimdall, sostuvo su Gjallarhorn a dos manos y habló a voz de grito:
—NO APRECIA A LOS PATÉTICOS HUMANOS. PODRÍAMOS INCLUSO DECIR QUE LE GUSTA PONERLOS A PRUEBA. ¡¡PERO ESO ES LO QUE DEFINE A UN DIOS!! ¡¡LAS PRUEBAS MÁS DURAS Y ESA INDIFERENCIA QUE SIENTE POR LA VIDA FORMAN PARTE DEL REINO DE LOS DIOSES!! ¡¡SIGUE AL TODOPODEROSO ZEUS Y REPRESENTARÁ A LOS DIOSES EN LA TERCERA RONDA!!
Las puertas del coliseo se abrieron de par en par. Una ola de terribles magnitudes se desplazó a través de la apertura, rugiendo salvajemente mientras amenazaba con arrollarlo todo a su paso. Entonces, con un único golpe de su bota, el tercero de los dioses hizo los mares partirse en dios para abrirle paso a través de los escalones que lo llevarían hasta el campo de batalla.
—SI ZEUS FUE EL DIOS DEL COSMOS, ESTE HOMBRE GOBIERNA LOS OCÉANOS CON PUÑO DE HIERRO. ¡¡EL SOBERANO DE LOS MARES!!
Ante aquel despliegue de fuerza y autoridad que acobardaba a dioses y hombres, los espectadores entre las gradas no fueron capaces de ocultar sus emociones:
—¡¿El mar se está partiendo para él?!
—¿Eh...? Debe de ser una broma...
—INCLUSO LOS DIOSES TIEMBLAN DE MIEDO CON SÓLO PENSAR EN PROVOCAR SU IRA. ¡¡EL DIOS MÁS TEMIBLE!! EL SEGUNDO DE LOS TRES GERMANOS DEL OLIMPO. ¡¡TAMBIÉN CONOCIDO COMO EL ZEUS DE LOS MARES!! ¡¡SU NOMBRE ES!!
¡¡POSEIDÓN!!
(GRECIA)
El dios de los océanos se alzó digno e imponente sobre la cubierta de aquel barco que servía como campo de batalla. Sus ojos vacíos evadían la mirada del público, siempre frío y distante, con palpable desprecio hacia quienes le rodeaban.
—Hmph... no hay más que basura ante mis ojos.
Mirando desde la distancia, mientras Huginn y Muninn reverenciaban al tirano de los mares, Loki se abrazó a sí mismo mientras hablaba por lo bajo:
—Así que Poseidón, ¿eh?—dijo, dirigiéndose a Odín—. A él le cuesta más entender mis bromas que a ti, anciano.
Los dioses en las gradas temblaban, con los ojos escondidos y las bocas bien cerradas. Los humanos que los veían no podían hacer más que sentirse intimidados por aquella poderosa reacción de las, hasta el momento, aparentemente imperturbables deidades.
—Incluso los demás dioses le tienen miedo...
—Poseidón...
—El hermano mayor de Zeus...
—¡¡Y AHORA!!—interrumpió Heimdall con gran emoción—. ¡¡EL ESTÚPIDO QUE SE ENFRENTARÁ AL PODEROSO SOBERANO DE LOS MARES HA LLEGADO!!
El presentador señaló hacia donde se encontraba la bodega del trirreme. Más allá de la sombra y la tiniebla, un monstruo desconocido se ocultaba, listo para atacar.
—A DIFERENCIA DEL RESTO DE HUMANOS HASTA AHORA, ESE HOMBRE NO ES DE JAPÓN. ¡ASÍ ES! ¡ESE HOMBRE ES UN ASESINO QUE VINO DESDE INGLATERRA! ¡ECHÓ A UN LADO A LOS CLAMOROSOS Y VALIENTES VASALLOS DEL CLAN MŌRI! ¡¿DEVORARÁ A LOS DIOSES CON ESA FUERZA QUE LE PERMITIÓ ESTAR AQUÍ PARADO?!
Un sonoro golpe resonó desde puerta de la bodega. Las bisagras chirriaron y la madera crujió, como si una salvaje bestia pugnase por salir del encierro.
—¡CIERTAMENTE ESTE HOMBRE ES EL INVASOR DEL RAGNARÖK! SU NOMBRE ES...
Las puertas estallaron con violencia, saliendo disparadas por los cielos en medio de una poderosa explosión. Ante la atónita mirada de los dioses y el terror de Heimdall, un hombre emergió desde las entrañas de aquel barco plantando sus botas con firmeza en la cubierta.
—¡¿QUÉ TE CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!—se quejó el presentador, habiendo evitado a duras penas ser golpeado por las puertas, arrancadas de su marco con una patada.
—Discúlpame, little god—sonrió el humano—. Cuando me golpea la brisa marina no puedo evitar ponerme algo salvaje.
—¿Eh? ¿Cómo?
El hombre se alzó imponente a toda su altura sobre el campo de batalla, mostrando su pecho al descubierto y largo cabello sacudido por la brisa marina.
—¡¡MI NOMBRE ES WILLIAM ADAMAS!!—bramó a los cuatro vientos para hacerse oír por sobre el fragor de las olas—. ¡¡DE ACUERDO A LA GUÍA DEL DESTINO, HE VENIDO A PARTICIPAR EN ESTA GUERRA!!
Una macabra sonrisa se dibujó en su rostro.
—It's party time!
En primera fila de las gradas, Mōri Terumoto, patrocinador de William, exhaló un suspiro.
—Dame un respiro—sonrió.
Las reacciones del púbico no se hicieron esperar.
—Su pronunciación es buena. Ha estado practicando bastante.
—Un inglés, ¿eh?
—¿Oh?—Loki sonrió, ladeando la cabeza—. Parece que la humanidad sigue teniendo algunos ases bajo la manga.
—William Adams...—murmuró Göll, pensativa—. Llegó recientemente a Japón. Más allá de eso, no se conocen más detalles sobre él. Ese hombre, ¿qué clase de arte marcial tendrá?
Observando desde la distancia, escondiendo su presencia entre el público, Yagyū Munenori sonreía por lo bajo.
—Está perfectamente parado, como una línea recta sobre un plano medio—reconoció—. Parece que su sentido corporal es excelente.
—William—llamó Mōri desde su asiento—. Ese hombre de facciones delicadas es tu oponente.
El británico sonrió con malicia.
—Ah, ya veo, Mōri-dono—sin miedo alguno, el hombre se encaminó hasta donde su rival—. Su rostro realmente se ve como el de una mujer, ¿eh?
Las pupilas del dios se dilataron. Los espectadores en las gradas se removieron confusos.
—¿Eh?
William extendió una mano amistosamente hacia el dios de los mares.
—Hagamos una señal de respeto, Lord Poseidon—pidió—. Usted tiene el mayor prestigio de los cielos. Escuché que es un guerrero espléndido.
Los instintos del humano le advirtieron del mortal peligro justo a tiempo. Con un salto, el marinero consiguió ponerse a salvo, saliendo del alcance del tridente de su contrincante antes de ser atravesado. La mirada de Poseidón, siempre fría y distante, estaba teñida en ira y desprecio.
—Vaya, tener semejante elegancia e intención asesina a la vez... ciertamente ese es el símbolo de los dioses—la torcida sonrisa del hombre se ensanchó en una horripilante mueca—. Eso es tan erótico.
Heimdall ladeó la cabeza, incapaz de darle sentido a las palabras de aquel extraño humano.
—¿E...ERÓTICO?
—Soy muy afortunado—prosiguió William, mientras desde su cintura desenvainaba una larga cuchilla de hoja curva—. En esta tierra a la que llegué atravesando una tormenta, tener la oportunidad de invadir el símbolo de la divinidad...
Poniéndose en guardia, el marinero dejó escapar todo su furor asesino por medio de una malévola mirada de demencial brillo.
—Lord Poseidon, su cuerpo y alma, lo violaré todo sin excepción hasta que se agote.
Las deidades saltaron indignadas de sus asientos.
—¿Violar... al señor Poseidón?
—¡¿Ha dicho que pretende violar a los dioses?!
—Que raro, casi siempre es al revés...
Mōri exhaló un suspiro, armándose de paciencia para lidiar con las extravagancias de aquel occidental.
—Incluso para mí, no fue más que una hipótesis. Sin embargo, cuando conocí a ese hombre llamado Adams, supe que no había ningún otro guerrero al que pudiera elegir salvo él—comentó—. Pronto, todos en este estadio confirmarán su significado.
Poseidón empuñó su tridente, dedicándole una muerta y silenciosa mirada a su rival. William asió su daga con fuerza, sonriendo de oreja a oreja, listo para lanzarse a la batalla.
—¡MUY BIEN! ¡¡LA CANTIDAD DE CALOR EN ESTE LUGAR ES SUFICIENTE!!—declaró Heimdall.
"EL TIRANO DE LOS MARES"
POSEIDÓN
VS
"THE BARBARIAN BEAST"
WILLIAM ADAMS
—¡¡QUE EMPIECE EL COMBATE!!
Inmediatamente después de la señal de inicio, el cuerpo de Adams saltó alto en el cielo, cerniendo su sombra como la de un demonio sobre el cuerpo de su letal adversario.
—Ahora bien, Lord Poseidon—sonrió, con una mirada de desenfreno y locura—. Shall we dance?
En cuanto hubo puesto pie en la cubierta, el cuerpo del humano se movió de una extraña forma, saltando de un lado a otro alrededor de su adversario con retorcidos movimientos de incomprensible ritmo. Poseidón le miraba desde el centro del escenario, tan quieto como un árbol, aguardando en silencio.
—¿Ha saltado?—preguntó Göll—. No. Espera... eso es...
Brünnhilde sonrió con malicia.
—Ha comenzado...—rió.
THE DIRK DANCE: LA DANZA OSCURA
Reflejos de velocidad cubrían el campo de batalla. El humano aparecía y desaparecía alrededor de su oponente a pautas irregulares y en lugares aparentemente aleatorios. Poseidón seguía esperando, violento e inescrutable como las profundidades mismas del océano.
—Hmmm... sólo están a un paso del rango de ataque del otro—murmuró Ares—. Parece que los dos quieren atacar contrarrestando el primer golpe del otro.
Hermes, para sorpresa de su hermano, ahogó una risa.
—Lo siento—se disculpó—. El señor Poseidón no está preocupado por su ofensiva. Él simplemente atacará a cualquier cosa que entre en su rango. No hay nada más que decir.
William se movía. Poseidón aguardaba. Nada cambiaba en el campo de batalla más allá de la posición del humano y el soplar del viento.
—¿Por qué será...?—se preguntó Hermes—. Se siente como si estuviera esperando.
—¿Eh? ¿Hablas de Poseidón?—quiso saber Ares.
—No—repuso su hermano—. El que está esperando es Adams. Pero, ¿a qué?
Finalmente sucedió aquello por lo que el hombre tanto había estado esperando. Las rugientes olas golpeaban el escenario, el instinto marinero de William, finamente entrenado con los años, entró en alerta máxima:
"¡Aquí!"
El trirreme dio una violenta sacudida. Poseidón perdió el equilibrio, sólo por un instante, pero fue suficiente para que, fluyendo junto al océano mismo, William se colocase sus espaldas y lanzase una poderosa patada giratoria, balanceando su cuerpo en un ángulo imposible.
—¡¡Ese humano es rápido!!—se asombró Ares—. ¡¿Venció el movimiento de Poseidón?!
Hermes sonrió intrigado.
—Fascinante... para que el señor Poseidón mira a un humano a los ojos.
El dios de los mares se llevó una mano al herido rostro, sangre comenzaba a manar desde un prominente raspón bajo su ojo izquierdo. William le sonreía con aquella torcida mueca, volviendo a ponerse en guardia en el extremo opuesto del barco.
Poseidón le miraba aún en silencio, con un rostro que cada ves reflejaba más furia en sus secos ojos. El cabello rubio del dios hondeaba al cada vez más salvaje viento de una tormenta inminente.
—No... no lo puedo creer—murmuró Ares—. Qué Poseidón realmente...
—Ese hombre se aprovechó de la agitación para reducir la distancia a recorrer—se admiró Yagyū—. Esa manera de caminar en círculos no era para engañar a su oponente, sino para leer las olas y el balanceo de la cubierta.
La nave tembló con fuerza una vez más. Mōri sonrió con gran emoción.
—¡Es una buena ola!
Poseidón notó como su cuerpo se inclinaba hacia atrás a causa del bamboleo del barco. William se abalanzó en su contra como un clavadista, fijando sus ojos sobre su presa mientras balanceaba su daga en un letal arco.
—Si pierde el equilibrio con olas de este nivel, morirá en el mar—advirtió, con un dejo de ironía en su voz.
El sonido de metal contra metal sacudió los cielos al dios protegerse del ataque interponiendo su lanza de tres puntas. Ambos oponentes, cara a cara, forcejeaban en el centro del escenario. William sonreía divertido, intrigado por la destreza de su adversario.
—Como era de esperar, este nivel no es suficiente para matarle—rió—. Sería preocupante que hubiera muerto con algo como esto. En cualquier caso, lo de hasta ahora no fue más que un calentamiento. A partir de ahora vendrá la Dirk Dance.
El viento soplaba y las olas rugían mientras las sombras ocultaban tras de sí el iracundo rostro del dios tirano de los mares.
—No me jodas...—siseó.
Y aquellas simples palabras bastaron para sacudir los océanos más que cualquier tormenta, maremoto o huracán.
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