
Una indestructible iluminación:
Bajo la apacible sombra de un gran árbol, mientras Gautama Buda, el hombre que alcanzó la iluminación, reposaba tranquilamente disfrutando de los placeres del azúcar, una sombre se cernió sobre él, ejerciendo una inmensa presión en el ambiente.
—Creía haberte advertido que no empezaras más peleas—dijo con severidad Zeus, el dios padre del cosmos—. He estado recibiendo muchas quejas sobre ti, niño.
Buda alzó la mirada lentamente, ahogando un bostezo. La paleta que llevaba en la boca se partió en mil pedazos, obligándole a escupir el palo vacío con gran fuerza.
—Y yo creía haberte dicho que él único que puede decirme qué hacer en todo el cielo y la tierra soy yo.
La tensión en el aire se antojaba insostenible. Ambos dioses se miraban a los ojos emitiendo peligrosas vibras de increíble agresividad.
Y entonces, los ojos de Zeus se desviaron del iluminado, más específicamente hacia tazón que reposaba frente a él.
—¡Vaya, esos dulces lucen deliciosos!—estiró el brazo—. ¿Puedo tomar uno...?
Como si de animal rabioso se tratase, Buda ejerció un control draconiano sobre sus tan amados caramelos. La mano de Zeus voló por el cielo a toda velocidad, tratando se hacerse con una pieza, pero con una inesperada agilidad Buda se las arregló para alejar su tesoro de las garras del anciano una y otra vez.
—¡¿Qué demonios?!
En cuestión de segundos, Buda se había dado la vuelta y lanzando envoltorios en todas direcciones se llenó la boca a tope con sus muestras, masticando con dificultad, pero con su misión cumplida.
—¡Eres un mezquino!—le espetó Zeus—. ¡¿No podías siquiera haberme dado uno?!
El viejo se dispuso a abandonar aquel jardín enfurruñado. Entonces, los sobrenaturales instintos de ambos entraron en alerta máxima. Uno de los caramelos había caído lejos de Buda en medio del forcejeo, y ahora yacía sobre la suave hierva justo en medio de ambos.
Se hizo un largo silencio. Muy lentamente y sin realizar movimientos bruscos, Buda estiró su mano hacia su Rokudō, el Báculo de los Seis Reinos. Zeus se irguió en toda su altura, llenando su cuerpo de energía.
—No lo hagas...—advirtió el padre del cosmos.
Buda frunció el ceño y salió disparado de frente. El anciano respondió adoptando su enorme forma de batalla y atacando a toda prisa con un veloz puñetazo.
0.01 SEGUNDOS
El iluminado hizo una mueca, habiendo evadido el golpe con un ligero quiebro a la izquierda.
—Oh... no está mal...—una sonrisa tiró de los labios de Zeus—. Continuemos...
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Una veloz lluvia de jabs lanzados con la mano izquierda cayó sobre Buda, quien comenzó a retroceder a toda prisa, siempre con los ojos fijos en su oponente, saltando de un lado a otro mientras era perseguido de cerca por su oponente.
0.001 SEGUNDOS
La presión ejercida sobre el iluminado le forzó a hacer girar su báculo a toda velocidad enfrente suya, usándolo para bloquear los interminables puñetazos en una danza que destrozaba el suelo a su alrededor.
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¡¡¡METEOR JAB: GRUPO DE METEORITOS CREPUSCULARES!!!
Ráfagas de vientos huracanados hicieron temblar el Valhalla. Los ojos de Buda relucían intensamente, con un intrincado patrón dibujado en sus iris. Los puños de Zeus seguían cayendo sobre él como si de un bombardeo divino se tratase.
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El padre del cosmos usó todo su peso en un último jab, el cual su oponente evadió saltando fuera de su trayectoria.
—Espera, que aún hay más...—rió Zeus.
Apuntando al lugar en el que Buda caería, el anciano balanceó su cuerpo en una devastadora patada con giro que barrió el campo de batalla de un lado a otro como si fuese un rayo.
¡¡¡KAMI NO ONO: HACHA DIVINA!!!
El iluminado hizo una mueca, lanzó su báculo al cielo y se dejó caer, permitiendo que la pierna de su oponente pasase centímetros por sobre su rostro. El suelo estalló al paso del pie de Zeus, lanzando destructivas ráfagas de viento a lo largo de su trayectoria, pero ningún daño pareció alcanzar a su objetivo.
Buda sonrió de oreja a oreja, parándose de manos mientras volvía a atrapar su bastón una vez este cayó de regreso.
—¡Wow, hombre!—exclamó, mientras aplaudía con los pies—. ¡Eso fue genial!
Zeus comenzó a aletear animadamente.
—Digo exactamente lo mismo, realmente vales la pena—elogió—. Aunque no me vas a derrotar escapándote, ¿sabes?
El ex-humano se reincorporó y, adoptando un semblante serio, se puso en guardia.
—Actuaré cuando tenga ganas de actuar, pequeño Zeus.
El anciano ladeó la cabeza, dedicándole a su adversario una macabra sonrisa.
—Como quieras, esto sigue siendo genial. Hacía unos cuantos milenios que no me lo pasaba tan bien...
Adoptó una extraña posición, con las piernas flexionadas mientras daba pequeños y veloces saltos en su lugar, acumulando energías.
—Pero me pregunto...—salió disparado, moviéndose a toda velocidad alrededor del iluminado, dejando múltiples reflejos de velocidad a su paso—. ¡¿Qué te parece esto?!
Zeus lanzó una devastadora patada lateral con la esperanza de terminar así a su adversario, no obstante, Buda lo esquivó agachándose por debajo del golpe, como si supiese desde antes de donde vendría. Acto seguido, el asta del Báculo de los Seis Reinos impactó con fuerza contra el cráneo del anciano.
—¡Hey!
El padre del cosmos se volvió sobre sí mismo, lanzando un puñetazo. Buda nuevamente evadió el ataque, saltando para así para asestarle un poderoso golpe al cuello que le causó arcadas al viejo dios.
—Pequeño desgr...
Un tercer golpe le cerró la mandíbula, comenzando una nueva persecución en la que el Rokudō volaba de un lado a otro, alrededor de los puñetazos del anciano, asestando contundentes golpes uno tras otro.
El iluminado tomó distancia mientas se apoyaba tranquilamente el bastón sobre los hombros.
—Tú...—Zeus le miró divertido—. ¡No lo haces nada mal! ¿Cómo es que puedes evitar todos mis ataques?
Una sonrisa tiró de los labios de su adversario.
—Digamos que como que eché una especie de vistazo...
¡¡SAMYAK SAMBODHI ALAYA VIJNANA!!
¡¡¡ILUMINACIÓN PURA: OCTAVA CONCIENCIA!!!
Entonces la sonrisa de su rostro desapareció. Las flores de loto que brillaban en sus ojos relucieron intensamente y su rostro se tornó en una mueca de incredulidad.
—Whoa... ¿no es esto una especie de trampa?
Zeus reía a carcajadas. Se irguió en toda su altura e infló aún más sus músculos, aumentando su ya de por sí descomunal tamaño. La piel le brillaba a causa de su calor interno, las venas se le marcaban en cada rincón del cuerpo.
—Estoy tan contento... tan contento... ¡¡Estoy tan contento que estoy a punto de explotar!!—exhaló con fuerza una cortina de vapor. Sus ojos amarillos refulgieron en el interior de sus oscuras cuencas—. Entonces, pequeño mono... ¿puedes seguirle el ritmo a esto?
Buda le sonrió, a pesar de que sus ojos veían un futuro absolutamente inevitable que no podía ser esquivado.
—Descubrámoslo...—respondió, blandiendo su arma a dos manos—. Giro Alrededor de los Seis Reinos...
Una poderosa luz envolvió la cabeza del Rokudō. La rueda de oración comenzó a desenrollarse a toda velocidad en una larga tira de pergamino con sutras escritos en ella. Las escrituras surcaron el cielo alrededor de Buda, reorganizándose a toda prisa.
ROKUDŌ: BÁCULO DE LOS SEIS REINOS
¡CUARTO REINO: MUNDO ASHURA!
¡¡KANNON AVALOKITEŚVARA DE ONCE CARAS!!
¡¡¡AHIMSA: ESCUDO QUE DESTRUYE LAS SIETE DESGRACIAS!!!
Un enorme escudo dorado más grande que el propio Buda apareció en el campo de batalla, clavándose fírmenme en el suelo, pero sin rastro de su propietario.
Buda golpeó el suelo a velocidad terminal, rebotando un par de veces antes de dejar un cráter a su alrededor. Sus lentes habían estallado en mil pedazos, sus dientes habían volado y su nariz se había torcido.
—Vaya...
Zeus se alzó ante él, con el puño derecho humeando.
—¿Qué te pareció eso, niño?
¡¡¡TOKI O KOERU KEN: EL PUÑO QUE SUPERÓ AL TIEMPO!!!
Buda trató de sonreír, aún con sólo la mitad de su dentadura.
—Hombre... realmente querías uno de esos dulces, ¿no?
Se puso de pie, tambaleante, y volvió a asir su escudo.
—¿Qué me dices de un acercamiento más directo? ¿El poderoso Zeus no puede enfrentarme sin tener que recurrir a controlar el tiempo?
El anciano exhaló con pesadez.
—Lo dice el hombre que ve el futuro.
—¡Hey! ¡Pero si tú eres el Dios Padre del Cosmos! ¿Realmente no puedes jugar alrededor de mi precognición, pequeño Zeus?—Buda escupió otro puñado de dientes—. Vamos, te compraré un helado si te portas bien.
Zeus hizo rechinar los dientes que ya no tenía, apretando los puños cada vez más furioso.
—Sólo por eso... te seguiré el juego...—gruñó—. Pero vas a lamentarlo por el resto de tu corta vida...
Se abrazó a sí mismo, sus músculos se comprimieron, su piel se contrajo y un agónico grito de dolor escapó de su ser mientras una repulsiva presencia se cernía sobre el cielo, como si acabase de nacer algo maligno. Una explosión cubrió el campo de batalla, Buda retrocedió y levantó su guardia.
Lentamente, el humo y el polvo se despejaron, permitiendo ver la horrorosa figura de su adversario alzarse ante él.
¡¡¡FORMA FINAL DE ZEUS: ADAMAS!!!
Gotas de sudor nervioso se deslizaron sobre el rostro de Buda.
—¿Qué diablos se supone que es eso...?
Su arma relució una vez más, haciendo volar sutras mientras se transformaba de nueva cuenta.
ROKUDŌ: BÁCULO DE LOS SEIS REINOS
¡TERCER REINO: MUNDO ANIMAL!
¡¡¡KANNON AVALOKITEŚVARA CABEZA DE CABALLO!!
¡¡¡NIRVANA: FIN DEL SUFRIMIENTO!!!
El iluminado blandió un pesado garrote cubierto de púas que relucía intensamente.
—Oh, eres tú...—murmuró—. Eso significa que tendré que acercarme, ¿huh?
Se dispuso a tomar la iniciativa, pero Zeus se le adelantó con un salto. Habiendo comprimido todos sus músculos, condensó y acumuló toda la energía que pudo antes de dirigirla hacia su puño para liberar en un potente golpe de mortal simplicidad.
¡¡¡SHIN KAMI NO MIGI: LA VERDADERA DERCHA DE DIOS!!!
El puñetazo de Zeus trazó el cielo como una bala divina. Buda lo esquivó echándose al suelo, deslizándose hábilmente antes de balancear su garrote y asestar un golpe de cosecha propia.
El iluminado se reincorporó a todas prisas, volviéndose sobre sí mismo apenas a tiempo para alzar su guardia y saltar lejos del siguiente golpe del padre del cosmos, no obstante, su margen de error se estaba estrechando cada vez más. El siguiente ataque chocó directamente contra su garrote, mandando a Buda a volar de espaldas a gran velocidad.
Zeus le miraba fijamente con aquella horrorosa sonrisa, sus ojos relucían llenos de maldad y crueldad infinita. Un aura morada de poder comenzó a refulgir a su alrededor.
El único consuelo del iluminado era el rastro de gotas de sangre que el viejo dejaba a su paso, fruto del golpe que había recibido en el costado izquierdo del abdomen momentos atrás.
—Hmm... no creo que este truco vaya a servir contra eso...—murmuró—. Gira, Seis Reinos...
Un poderoso fulgor dorado parpadeó brevemente, dando lugar a una nueva forma para su arma divina: una alabarda.
ROKUDŌ: BÁCULO DE LOS SEIS REINOS
¡PRIMER REINO: MUNDO DEVA!
¡¡KANNON AVALOKITEŚVARA QUE CUMPLE DESEOS!!
¡¡¡LOKAPALA: HACHA DE LOS DOCE DEVAS!!!
—Derecha, izquierda, derecha... realmente es una técnica simple, ¿eh? ¡¡Perfecto!!
Sus ojos brillaron con intensidad conforme seguía retrocediendo, balanceando su arma a gran velocidad para recibir con ella los puñetazos de su adversario.
Cada puño de Zeus enviaba a Buda varios metros hacia atrás y hacía estallar el suelo, lentamente destruyéndolo todo a su alrededor. El iluminado dio un poderoso salto, esquivando un nuevo golpe antes de dejar caer una lluvia de estocadas venidas desde el cielo.
El padre del cosmos respondió a su avance con un único puñetazo, deteniendo la ráfaga de ataques y exponiendo la guardia de su adversario. Un golpe, eso era todo lo que necesitaba para ganar.
La mirada de Buda se oscureció, en menos de un parpadeó hizo girar su alabarda y trazó un arco ascendente, abriendo un profundo corte en el pecho de Zeus. Los pies del dios dejaban marcas al hundirse en el suelo. Cada agitada respiración que exhalaba era un hirviente chorro de vapor. Los músculos de su cuerpo convulsionaban y escupían sangre a chorros, amenazando con romperse en pedazos en cualquier momento.
Doce o trece minutos, ese era todo el tiempo que Zeus podía mantener aquella forma. La pregunta era si Buda podría sobrevivirlo.
—Hombre... ¡Eres muy divertido!
ROKUDŌ: BÁCULO DE LOS SEIS REINOS
¡SEGUNDO REINO: MUNDO HUMANO!
¡¡KANNON AVALOKITEŚVARA DE LA SOGA INFALIBLE!!
¡¡¡AKSAYYA: ESPADA INDESTRUCTIBLE DEL VAJRA!!!
Convertido su bastón en una corta espada dorada, Buda se puso en guardia, sintiendo sus ropas hondear al viento. Un extraño silencio se había hecho en el campo de batalla, únicamente interrumpido por el crujir de los huesos y gritar de los músculos de Zeus.
El dios padre del cosmos lanzó un nuevo puñetazo. Buda esquivó y buscó responder trazando un arco con su espada, sólo para descubrir que el anciano había detenido su golpe usando su otra mano.
Una veloz sucesión de ataques y contraataques hizo volar escombros por todo el cielo. Buda podía esquivar a su oponente, pero eso requería de moverse constantemente y seguir retrocediendo, lentamente minando sus fuerzas. Sus ataques, además, no estaban teniendo ningún efecto. Su espada no hacía más que rebotar y echar chispas contra los puños de Zeus, con cada impacto lanzando a Buda más y más hacia atrás, dificultándole el siguiente ataque en un efecto bola de nieve que se iba construyendo lento pero seguro.
Un corte apareció en el brazo izquierdo de Buda, seguido de varios más por todo su cuerpo. El siguiente golpe de Zeus volaba hacia su rostro sin que el iluminado hubiese podido reponerse del último intercambio, su visión futura le advertía de la futilidad de intentar evadir.
ROKUDŌ: BÁCULO DE LOS SEIS REINOS
¡CUARTO REINO: MUNDO ASHURA!
¡¡KANNON AVALOKITEŚVARA DE ONCE CARAS!!
¡¡¡AHIMSA: ESCUDO QUE DESTRUYE LAS SIETE DESGRACIAS!!!
Alzó su arma y recibió el golpe con ella, saliendo despedido como un cometa a travez del Valhalla hasta quedar en medio de una gran explosión. El escudo golpeó el suelo con gran estrépito, volviendo a su forma original lejos de su propietario. Buda quedó tendido en el epicentro de un cráter, respirando con dificultad.
—Ah...—murmuró—. Jesus... llámale a tu papá...
—¿Buda? ¿Qué está pasando aquí?
Atraído por todo el caos y la destrucción, el dios Zerofuku había echo acto de presencia para intentar averiguar lo que sucedía.
El iluminado le miró suplicante.
—¡Zerito! ¡Ayuda!
La deidad de la fortuna volvió la mirada en dirección a Zeus Adamas, ahogando un grito de terror ante tan grotesca apariencia.
—¡La mano!—urgió.
Buda y Zerofuku gritaron al unísono y se fundieron en un cegador resplandor verde esmeralda que poco a poco se fue tornando de un color blanco puro:
¡¡SAMAVADHĀNA: DESTINOS ENTRELAZADOS!!
¡¡¡ARMA DIVINA LOTO: VÖLUNDR!!!
Blandiendo su flamante nueva espada, el arma divina definitiva, Buda sonrió de oreja a oreja, dejando que su largo cabello se soltase de sus ataduras.
—Luchemos juntos...
¡¡¡ESPADA DEL GRAN NIRVANA: ZERO!!!
Arropado con el poder de Zerofuku y los Siete Dioses de la Fortuna, Buda volvió a erguirse con un brillo en los ojos.
Los puñetazos de Zeus comenzaron a llover sobre él a una velocidad inconcebible, pero de igual forma el iluminado esquivaba y cortaba, haciendo llover tejido carmesí a través del cielo.
¡¡¡METEOR JAB: GRUPO DE METEORITOS CREPUSCULARES!!!
¡¡¡KAMI NO ONO: HACHA DIVINA!!!
¡¡¡SHIN KAMI NO MIGI: LA VERDADERA DERCHA DE DIOS!!!
El cuerpo de ambos combatientes se llenó de cortes sangrantes en cuestión de segundos, el viento rugía y la tierra temblaba fuera de control. Buda se las arregló para tomar con su espada uno de los irrefrenables puñetazos, lo desvió lejos de sí y aprovechó el impulso del mismo para trazar un arco ascendente, abriendo una nueva herida que atravesaba el pecho de Zeus de lado a lado.
Y entonces, con un bramido, el padre del cosmos balanceó todo su peso en un izquierdazo que hizo estallar a Buda en mil pedazos, creando una nueva explosión que por poco partió en dos la isla flotante en la que combatían.
"¡¡Finalmente!!"—celebró el anciano.
Entonces un escalofrío recorrió su columna. La imagen del iluminado ante él se deshizo en la nada, y el verdadero Buda hizo acto de presencia a espaldas del padre de los dioses.
Alzó su espada en alto a dos manos, dio un paso y respiró profundamente antes de desatar su golpe más poderoso.
—Este es nuestro camino Zero, vayamos juntos...
¡¡¡MAHĀPARI NIRVANA: CORTE CELESTIAL DE LA GRAN ILUMINACIÓN!!!
Un arco de luz bajó por el cielo, sangre voló en todas direcciones, y Buda cayó al suelo, desprovisto de su cabeza.
¡¡¡TOKI O KOERU KEN: EL PUÑO QUE SUPERÓ AL TIEMPO!!!
Con una explosión, Zeus regresó a su forma base, cayendo de rodillas y respirando con dificultad.
—Maldita sea, niño... tus juegos me colmaron la paciencia...
Se volvió para reclamar su ansiado premio, pero al mirar el campo de batalla reducido a nada más que escombros, se encontró con la deprimente visión de su tan deseado caramelo aplastado en el suelo, completamente arruinado.
La ira de Zeus no conocía límites.
—¡¡Maldición!!
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