4 | ¿Por qué mejor no lo adopta?
✨ Sara ✨
La tradición de ir a la iglesia los domingos se fue dejando de lado durante este tiempo y en su reemplazo la familia comenzó a almorzar reunida en la casa de la abuela fin de semana por medio.
Me alegra el hecho de que hoy conoceré a Harry, el bebé de Vicky. Quise venir para su nacimiento, pero justo coincidió con las pruebas de fin de curso y se me hizo imposible, así que aquí estoy, por conocerlo después de tres meses y medio de nacido.
He visto fotos de él y debo admitir que su parecido con Landon es enorme, excepto por los ojos, que son tan azules como los de Lucca.
—¿Qué más falta? Fíjate en la lista —dice Klara, pasándome una botella de vino blanco, el favorito de la abuela—. Tenemos que comprar aceitunas para Evelyn y el tata.
—Yo las traigo.
Me alejo de ella buscando la góndola en donde están las aceitunas y esa clase de cosas, hasta que después de cinco minutos sin encontrar nada me doy por vencida y decido preguntarle al chico detrás del mostrador.
Amablemente me acompaña hasta una góndola por la que crucé veinte veces sin notar que ahí estaban las putas aceitunas. Le agradezco con una sonrisa, tomo un bote de aceitunas y me doy media vuelta en busca de Klara que está en la fila para pagar.
—Te tardaste la vida, hermana —se queja y yo ruedo los ojos.
No es mi culpa que las aceitunas hayan decidido esconderse.
—¿Segura que no falta nada más? —pregunta, sacando su propia lista del bolsillo.
—Si falta algo, vas tú a buscarlo. —advierto, porque conociéndome encuentro el producto mañana.
—Creo que está todo, y de última podemos venir más tarde si nos olvidamos de algo —se encoge de hombros y comienza a pasar todos los productos por el receptor de códigos de barras.
El aroma a carne asada nos golpea las narices ni bien doblamos la esquina, y la música tan alta como para romperle el tímpano a alguien resuena por toda la calle.
—Verás que es un tremendo caos —asegura Klara, desabrochándose el cinturón y saliendo del auto.
Ayudo a bajar las cosas y la sigo mientras caminamos hacia la casa y hasta llegar a la cocina. Ni bien dejo las compras encima de la mesada escucho la voz de Vicky detrás de mí y me doy vuelta esperando ver al niño más lindo del pueblo, pero solo está ella.
—¿Y Harry? —pregunto con confusión.
—Yo también me alegro de verte, Sara, tanto tiempo. Si, estuve bien, no te preocupes.
—Que bueno saberlo —digo irónicamente intentando no sonar tan grosera—. ¿Harry?
Le doy un abrazo que no dura más de tres segundos y me despego de ella alzando las cejas en mi frente y esperando su respuesta.
—Está afuera, pero...
No espero a que termine de hablar y me encamino hacia el patio en donde está toda la familia reunida conversando.
Ni bien me doy cuenta de lo que Vicky trataba de advertirme me detengo y considero la posibilidad de dar marcha atrás, pero como si pudiera sentir mi presencia, Lucca gira su cabeza hacia la puerta y sus ojos dan con los míos.
La sonrisa que tenía mientras le hablaba a Harry desaparece de su rostro para ser suplantada por una mirada cruda. Estoy debatiendo internamente si volver a la cocina o pedirle a Lucca para cargar a Harry cuando él comienza a caminar hacia mi sin despegar su vista de mis ojos. Su boca levemente curvada hacia arriba mientras me pasa a Harry con cuidado, sosteniéndole la cabeza con extrema delicadeza.
—No me mires con esa cara de pánico, no voy a comerte, Sara.
Ruedo los ojos y me enfoco en el hermoso bebé que tengo en mis brazos.
Su cabecita apenas tiene una capa fina de cabello rubio cubriéndola, tiene los labios más lindos que haya visto nunca y los ojos más hermosos de la galaxia, es...es...
—Es igual a mí cuando era bebé —dice Lucca como si me estuviera leyendo la mente.
—No te he preguntado.
—¿Lo ves Harry? que mala prima tienes —acerca sus dedos a la mano de Harry y él le atrapa el índice como pidiéndole que no se aleje—, y que cosas feas le dice a tu tío favorito, eh.
—No es para nada parecido a ti, no te hagas falsas ilusiones.
Obviamente solo estoy buscando molestarlo, porque he visto fotos de Lucca de pequeño y aunque él tenía el pelo oscuro, se parecen bastante.
—¿Ah, no? —le da un beso en la mejilla a Harry que se me hace extremadamente tierno—. Es lindo, tiene dinero y te vuelve loca. En fin, es igual a mi.
Sonríe con las cejas formando un arco en su frente.
—Coincido contigo únicamente en lo del dinero, porque lindo no eres y a mi definitivamente no me vuelves loca.
—Dilo mirándome a los ojos —fija su mirada en la mía y siento un cosquilleo de nervios en el estómago—. Tu prima es una mentirosa, Harry.
—Imbécil. —le suelto.
—¡Déjenme tomarles una foto! —chilla Klara sacando su celular—. ¡Se ven divinos!
—Klara, yo no...
—Anda, rubia, que ya te dije que no voy a comerte.
Cierro los ojos soltando un suspiro mientras él se para a mi lado.
—¿Puedo? —pregunta, alzando su brazo para ponerlo encima de mis hombros y yo asiento.
Sonrío a la vez que miro a Klara fijo a los ojos para intentar ignorar el ardor que siente mi piel desnuda bajo su tacto. Me frustra no poder controlar las reacciones de mi cuerpo, porque cuando él está cerca todo mi ser parece necesitar que esté aún más y de alguna forma siempre termina saboteándome para dejarlo permanecer a mi lado.
Pero no esta vez.
—¿Ya está? —pregunto, con tono asqueado, a Klara que sigue sonriendo detrás de la pantalla del celular.
—Ya, Sara. Eres libre de ir donde quieras —me responde, haciendo un ademán—. ¿Te quedarás a comer, Lucca?
—Es una comida en familia —Lucca me mira de arriba a abajo con cara de asco y me hace desear nunca haber hecho ese comentario.
Bueno, no.
—¿Qué? —le espeto—. No eres parte de la familia, Lucca.
—He almorzado con tu abuela cada domingo desde que iniciaron con esto, a esta altura soy uno más de la familia. —él lleva la lengua hasta sus muelas superiores y me sonríe con un aire de superioridad.
Miro a Klara algo confundida. Jamás mencionó que Lucca fuera partícipe de los almuerzos domingueros, y no sé por qué pero siento que me dejó fuera de muchas cosas que necesitaba saber.
—Tiene razón. —ella se encoge de hombros—. La abuela se pone contenta cada vez que él acepta alguna de sus invitaciones a planes familiares.
Alzo las cejas y hago una mueca con mi boca para después darme la vuelta y encaminarme hacia la cocina con Harry en mis brazos.
Debo admitir que esta amistad entre Klara y Lucca me molesta. Y sí, sé que eran amigos desde antes de que él me lastimara, pero lo hizo y en el fondo siento que a Klara no le importó mucho el hecho de que me haya roto el corazón en mil pedazos.
Sé que si Pablo le hiciera lo mismo a ella le haría una cruz enorme encima y no podría perdonarlo aunque ella lo hiciera porque en cierta medida me sentiría traicionada yo también.
No culpo a mi familia porque ellos no están al tanto de cómo terminó nuestra relación, al menos no se enteraron por mí, pero viendo que Lucca está tan cercano a ellos no me sorprendería que supieran la forma en la que me cortó.
Aunque tampoco creo que le dé la cara como para contarles la verdad.
—¿Está todo bien?
Klara aparece detrás de mi cuando llego a la sala y me toma por el hombro para hacer que me de vuelta.
—¿Te parece que puede estar todo bien? —pregunto irónicamente—. Dices ser la mejor amiga del chico que me hizo mierda el corazón, y que bajó mi autoestima hasta dejarla en el piso con las cosas horribles que me dijo ¿y en serio me preguntas si está todo bien?
—Me dijiste que no lo atacara.
—¡Lo has dejado sentarse en la mesa junto con la abuela como si nada hubiera pasado! ¿Estás hablando en serio?
—La abuela lo quiere, Sara. Lo invita a todo lo que hagamos y él no sabe cómo decirle que no. —mueve las manos exageradamente en el aire.
—Si tanto lo quiere ¿por qué mejor no lo adopta?
—Sara, no seas infantil. Si ya lo superaste no sé por qué diablos te afecta tanto, tienes un novio nuevo, avanzaste. Ya está, deja a Lucca y todo lo que pasó entre ustedes en el pasado.
Recuesto a Harry en su coche con cuidado y lo llevo hasta la cocina donde está Vicky mientras Klara camina detrás de mí sin decir siquiera una palabra.
—Te lo dejo, Vicky.
—Ya va a estar la ensalada —me avisa mamá.
—¿Puedes mandarme un mensaje? Quiero llamar a Gabriel mientras tanto.
Klara aguarda de pie detrás de mí, golpeando con insistencia su pie contra el suelo como el conejito de Bambi.
Mamá asiente y esa es mi señal de escape. Doy zancadas hasta estar otra vez en la sala y subo la escalera de dos en dos escalones para llegar antes que Klara a la habitación y poder refugiarme en ella.
—¡Sara! —grita, cruzando la sala.
—¡Ve con tu amigo! —replico.
—¡Sara, no seas infantil!
Entro en la habitación, cerrando la puerta detrás de mí y dejo de escucharla por unos segundos efímeros hasta que la abre de un manotón y se mete dentro conmigo.
—Déjame en paz, Klara. Quiero hablar con mi novio.
Camino hasta mi mesita de luz y cojo el celular de encima de esta, dispuesta a llamar a Gabriel a pesar de que sé que no me atenderá porque seguramente esté con sus amigos.
—¡¿Por qué te afecta tanto que sea su amiga?! —me quita el celular y se aleja para que no intente tomarlo devuelta.
Yo me dejo caer sobre la cama suspirando.
—¿Por qué te afecta que sea su amiga? —vuelve a preguntar— Se supone que lo superaste hace meses, Sara, no debería....
Si le respondo con sinceridad, no. No lo superé y eso es lo que más me frustra, porque a pesar de todas las cosas que dijo, mi corazón se niega a expulsarlo y aún espera una explicación para lo que hizo.
Sé que con el tiempo voy a lograr olvidarlo y el recuerdo de nosotros va a dejar de doler, estoy segura de ello, pero por ahora solo me queda fingir que sí lo hice y hacer como si nada me importara.
—No me afecta, y tienes razón.
—¿En qué parte exactamente? Dije muchas cosas. —suelta una risita.
—En que estoy siendo infantil —suspiro intentando aguantar el llanto—. Supongo que solo estoy celosa porque sea tu mejor amigo y algo enojada porque no me hayas contado detalles como que almorzaba aquí.
—Puede ser mi mejor amigo, pero tú sigues siendo mi prima, Sa. La familia siempre está primero, además eres mi favorita.
—Lo sé, he estado siendo una tonta inmadura desde que llegué, perdón. —ella se sienta a mi lado y me abraza—. Tu también eres mi favorita.
—Nunca lo dudé. —me da un beso en la coronilla de la cabeza.
—¿Me dejas sola que quiero hablar con Gabriel?
Asiente con la cabeza y se pone de pie para salir de la habitación. En cuanto la puerta se cierra detrás de ella, me dejo caer de espaldas sobre la cama y suspiro para contener las lágrimas de nostalgia que amenazan con salir de mis ojos.
Tengo que olvidarlo cuanto antes o lo que se suponía sería un verano tranquilo, se convertirá en una completa tortura.
Pasados unos quince minutos masomenos siento que golpean la puerta y me hago la dormida.
—Sara, baja a comer, ya está todo listo. —susurra mamá, apenas asomando la cabeza en la habitación.
—Voy en cinco —gruño, arrastrando las palabras como si recién me estuviera despertando.
—Apresúrate que ya estamos todos en la mesa.
Me deslizo por el borde del colchón hasta salir de la cama y la sigo. Tomo asiento entremedio de ella y de la tía Tina y aguardo a que el tío Cameron, el padre de Klara, me alcance el plato con la carne asada. Este año le tocó estar en una sección de la armada relativamente cercana al pueblo y por eso se da escapadas para ver a la tía y a Klara cada vez que puede.
—¿Hablaste con Gabriel? —me pregunta Klara que está sentada frente a mi.
—Sí, te mandó saludos —miento y ella hace un mohín de asco.
Siento sus ojos clavados en mí, pero me niego a mirar en su dirección. Ni siquiera está tan lejos, bastaría solo con que corra un poco la vista para...
Mierda.
—¿Perdiste algo? —Lucca sonríe de lado en cuanto nota que también lo estoy mirando.
—Justo eso te iba a preguntar, parece que no me puedes quitar los ojos de encima —replico alzando las cejas.
Su sonrisa se ensancha y justo cuando abre la boca para responder, Cameron deja un plato frente a él, robándose su atención y haciendo que en vez de responderme a mí, le de a él un simple y para nada útil «Gracias».
El almuerzo transcurre en armonía, tal como aquellos que recuerdo de cuando era niña, de cuando mis padres se amaban y mi mundo parecía ser perfecto solo por eso.
Que Vicky se pase la mayor parte del tiempo hablando de Harry quita el foco de encima de mi y de mamá. Ya me cansé de relatar la misma historia de lo que hicimos en Brasil durante estos meses. Es gracioso ver como la abuela discute con cada persona que le pide para sostener a Harry y se niega a dárselo bajo el argumento de que ella tiene menos tiempo en este mundo que nosotros para poder disfrutar del niño.
Estoy ahogándome de la risa por un chiste muy malo que acaba de hacer el tata cuando siento el impulso de mirarlo y al hacerlo noto sus ojos en los míos y una sonrisa ladina, esa sonrisa ladina que me gusta tanto.
—¡Voy a por agua! —anuncio, poniéndome de pie.
Ahora mismo no creo que a mi garganta le haga mucha gracia que beba siquiera un trago de vino blanco considerando que llevo diez minutos riéndome a carcajadas y está seca como el mismísimo desierto.
Estoy tomando agua parada frente a la mesada de la cocina cuando siento dos toques en mi hombro y me doy la vuelta.
—Llevo todo este tiempo preguntándome por qué si eras tan feliz con Lucca lo dejaste y te fuiste a la otra punta del continente. —Vicky habla con detenimiento, como si estuviera analizando cuidadosamente la situación—. Anna me dijo que él te fue infiel, pero lo dudo y acabo de confirmar que es mentira por la forma en la que te mira. Es totalmente improbable que te haya puesto el cuerno. Así que dime ¿qué pasó entre ustedes como para que decidieras escaparte tan lejos?
La miro con el ceño fruncido. ¿Qué mierda dice?
—Hay algo en tu historia que no está bien, no me fui a Brasil porque cortamos, es al revés, cortamos porque me fui a Brasil.
Que mentirosa Sara Angelina Dustin Clayson.
—Sigo sin creerte —entorna los ojos como si así fuera a hacer que le diga la verdad y le revele todos mis secretos.
Yo me encojo de hombros con la esperanza de que así me deje en paz y se trague la mentira, pero Vicky es Vicky y no se va a quedar cruzada de brazos tan fácilmente.
—¿Por qué no retomaron la relación ahora que volviste entonces?
Abro y cierro la boca varias veces sin saber que responder concretamente porque hasta cierto punto tiene sentido. Si hubiéramos dejado la relación por culpa de la distancia, ahora que estoy aquí podríamos retomarla, es una pena que ese no haya sido el motivo.
—Porque ella tiene novio y yo estoy saliendo con alguien.
La voz de Lucca hace que me sobresalte y parece también tomar por sorpresa a Vicky que lo mira con unos ojos enormes.
¿Entonces lo del helado era cierto?
—No sabía que estuvieras viendo a alguien, Lucca...
—No tienes por qué saber todo de mi vida, Vicky —él deja su plato en la fuente de lavar los trastes y le sonríe con suficiencia.
—¿La conocemos? —la curiosidad de Vicky está saciando la mía y absteniéndome de preguntar—. ¿Se puede saber quién es?
Él me mira fijo a los ojos unos segundos, como aguardando a que de mis labios salga una frase que cambie la suya, pero permanezco callada y al hacerlo, él vuelve su vista a ella.
—Llevo saliendo con Teresa un tiempo. —dice con tranquilidad.
Trago grueso y lo felicito después de que Vicky lo hace, fingiendo que sus estúpidas palabras no tuvieron ningún efecto en mí .
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Holaaa feas.
Acá nuevo cap, se suponía que iba a subirlo ayer pero me re olvidé xd.
No se olvide de votar en este y en los otros capítulos culeras, las kiero ❤️
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