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3 | Cinco meses y contando.

✨ Lucca ✨

«Tengo novio».

Es increíble como dos putas palabras pueden derribarte el mundo abajo dejándote hecho polvo.

—Em —golpeo la puerta de su habitación y me responde el silencio—. No me siento muy bien. ¿Estás despierta?

Sus pasos acercándose toman presencia. Abre la puerta y me mira con la cabeza de lado, sé que ella lo sabía, lo noto en la culpa que me transmite su mirada.

Ahora entiendo por qué estaba rara hoy más temprano, sabía que volvería a casa con el corazón hecho trizas y no podía hacer nada para evitarlo, no le correspondía a ella ni a nadie decirme que Sara siguió su vida sin mí, cosa que no está mal, porque al fin y al cabo fui yo quien le hizo mierda el corazón en primer lugar.

Y, por poco que me guste, yo también tendré que avanzar. Y aunque no esté orgulloso de ello, he roto una que otra relación a lo largo de mi vida, pero si ella está feliz con sea quien sea ese chico no veo la pena en insistir.

—Ven aquí.

Abre sus brazos y yo camino hacia ellos como prisionero hacia su condena.

—Tenías razón, me olvidó.

Me soba el pelo con la mano y mantiene su cuerpo pegado al mío, soltando suspiros.

—Sé que ahora mismo nada te hará sentir mejor, pero sinceramente no creo que te haya olvidado. Hablé con ella casi que todo el año y siempre intentaba disimuladamente sacarme información de ti.

—Tiene novio, Em.

—La lastimaste, Lucca, creer que se iba a quedar de brazos cruzados llorando por alguien que ella siente que no la valoró es ingenuo.

—Me moría por besarla y sin embargo me contuve para darle tiempo a apartarme antes de perder el control. Su lenguaje corporal y la forma en la que su piel se estremeció bajo mi tacto me indicaba que ella también quería besarme, que quería volver a sentirme, pero luego me apartó y eso me cayó como un balde de agua fría.

—Piensa que podría haber sido peor —ríe y se gana una mirada de confusión por mi parte.

—¿Peor que el amor de tu vida te diga que está saliendo con alguien y que superó lo que pasó entre ustedes sin dificultad? —alzo las cejas—. Intenta superar eso, Em.

—Podría haberte dicho que está embarazada y a punto de casarse con ese tal Gabriel.

Definitivamente podría haber sido mucho peor, me quejo de gratis.

—¿Dónde hay una cuerda? —bromeo—. ¿Has visto fotos del chico?

—No, Lucca. No es más lindo que tú.

Suspiro conteniendo la risa.

—Dios, no cambias más.

—Desde el momento en que no me quiso mostrar foto sospeché que no me podía superar en físico, que sé que no es realmente lo importante pero me ayuda con la autoestima.

—¡Ay, Lucca! —Em me aparta riéndo—. ¡Como si algo pudiera bajarte la autoestima!

Camina hasta su cama y se deja caer encima de esta, negando con la cabeza a la vez que yo sonrío.

—¿Quieres ver una película? —Busca el control remoto entre las sábanas y enciende el televisor—. Hace tiempo que no vemos una juntos.

Sí, principalmente desde tuve que quedarme toda la noche con ella porque estaba convencida de que había algo dentro del closet.

—Voy a extrañar esto cuando te vayas a New York.

Levanta el acolchado para que me meta con ella a la cama. Pone la primera película que aparece al abrir Netflix y me mira con los ojos llorosos.

—Viviré con Klara, puedes visitarme siempre que quieras.

No lo veo como un gran drama, además, vendré seguido a ver a mi sobrino y a algunas personas del pueblo con las que creé lazos estos meses.

—Sí, y yo viviré con Débora y Pedro —me mira con los ojos entornados—, puedes visitarme cuando quieras también.

Sonrío ante su ironía. Desde que junté cada cosa que me pertenecía y salí de esa casa juré que no volvería a poner un pie en ella.

—Te dije que puedes quedarte aquí...

—No voy a dejar que me pagues todos los gastos más el alquiler solo porque no quiera soportarlos, sobreviviré.

—De todas formas sabes que si en cualquier momento quieres salir de esa casa solo tienes que llamarme y estaré aquí.

Ella asiente.

—Me vas a hacer llorar, Lucca.

—Ya, ya, cierra la boca y veamos la puta película.

[✨]

—No hubieras venido si ibas a estar así —dice Klara y se gana una mirada fulminadora de mi parte.

Ella me hizo levantarme, me arrastró hasta la ducha y prácticamente me obligó a conducir hasta aquí.

—No busques sarna si no quieres rascarte —le advierto.

—Hay que escoger cosas para la casa y tu opinión es tan importante como la mía, genio.

—Me da igual el puto color de las cortinas o el diseño de la vajilla, Klara.

Son cosas de las que puede encargarse ella sin problema. Me hizo venir solo porque cree que estoy molesto con ella por no contarme lo de Sara.

—Tenemos toda la tarde para estar aquí, no me hagan encerrarlos en un armario otra vez —Pablo nos mira a ambos y nos sentencia con el dedo índice.

En cuánto él se da vuelta Klara me echa la lengua y yo le echo la mía en respuesta.

—Falta mucho para mudarnos, ¿no podemos hacer esto más adelante?

Sé que es mejor comprar todo de una vez y después librarnos de esto, pero mis ganas de sonreír cada vez que Klara me muestra algo que a ella le parece hermoso se agotaron la segunda vez que la acompañé a un shopping y estuvo cuatro horas probándose ropa.

Consejo para la vida; nunca acompañen a una mujer a hacer compras a menos que quieran aburrirse como la puta madre.

—No seas amargado —dice Klara y le da dos toques en el hombro a Pablo—. Amor ¿no se te antoja un helado?

Él la mira con desconfianza y luego alza la vista hacia el enorme cartel de heladería encima de nuestras cabezas.

—Yo quiero helado —le hace ojos de gato y bate las pestañas con rapidez.

—Pablo... —suelto en una queja.

Meternos en una heladería estaba muy por fuera del plan.

—Será solo un rato, luego quedas liberado —promete, rodando los ojos.

Klara parece la chica malcriada de Charlie y la fábrica de chocolate, lo que quiere lo tiene.

—¡Ustedes vayan a pedir que yo busco mesa! —anuncia y desaparece antes de que se lo impidamos.

—No sé cómo la aguantas, a veces es insoportable. —le digo a Pablo y él sonríe, negando con la cabeza.

—Estoy enamorado de ella desde los trece y he visto todas sus facetas. No hay cosa en el mundo que Klara Floweer haga que pueda parecerme insoportable. La amo tal y como es.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres que llame a un médico? —sonrío de lado.

—Te haces el gracioso, pero yo sé bien que cualquier cosa que se le ocurra a Sara la harías sin rechistar por más aburrida que te parezca.

—Cállate. —tiene razón, pero no es algo que vaya a admitir justo cuando me estoy burlando de él por ser un meloso enamorado.

—¿Todo bien con eso?

—¿Con qué? —sé exactamente a que se refiere, solo quiero hacerme el tonto para evitar hablar de ello.

—Con que Sara tenga novio.

—Ya me resigné. Se merece ser feliz y quiero que lo sea aunque eso no me incluya a su lado.

—¿Quieres que te busque un médico también? —imita mi voz.

—Cállate —repito y me enfoco en la cola que avanza delante nuestro.

El hombre frente al mostrador nos toma la orden. Yo me pido crema del cielo con chocolate, Pablo pide tramontana para él y dos más de menta granizada con chocolate con almendras.

Nos ponemos del lado de la cola para levantar nuestro pedido. Pablo coge el suyo y uno de los de menta granizada con chocolate con almendras y me pasa el otro a mí. Así terminamos llevando dos cada uno mientras yo lo sigo por entremedio de las mesas camino hacia donde sea que se haya metido Klara.

—¿Crees que habrá conseguido me...

Mi mirada se conecta con la suya y el mundo se me vuelve a detener como hace unos días en la fiesta.

—Sorpresa. —dice Pablo, sonriente.

Sonrío y me muerdo el labio inferior, negando con la cabeza sin apartar mis ojos de los de Sara.

—Es increíble ver como te mejoró la cara, eh —me pecha con el codo, haciendo que dirija mi atención hacia él otra vez.

—Podrías haberme dicho que estaría aquí, se habrían ahorrado la cara de culo todo el día, porque no habría venido.

—¿Eh? —en su rostro hay pura confusión.

—Voy a superarla así como ella lo hizo.

—¿Dónde quedó lo de reconstruir las estrellas y toda esa mierda? —ahora parece preocupado y eso me hace gracia—. No puedes rendirte.

Ya lo hice.

—No voy a interferir en su relación.

Dejo los dos helados que llevo en mis manos encima de la mesa a mi lado y me doy media vuelta dispuesto a marcharme, pero en cuanto doy el primer paso Pablo se me para enfrente con expresión seria.

—Al menos toma el helado —pide—. ¿Cómo crees que se sentirá si después de verla solo te vas? Además, supongo que me debes algo por negarte a abrirme la puerta después de la fiesta del sábado.

A Sara no creo que le importe mucho lo que yo haga y en cuanto a no abrirle la puerta, bueno, Em fue quien no quiso bajar a ver quien era que golpeaba, no puedo cargar con la culpa de tener una hermana perezosa.

—Con amigos con ustedes quién quiere enemigos, eh.

Si esto resulta mal para cualquiera de los dos no voy a poder evitar sentirme culpable, porque de antemano debí saber que Klara no se iba a quedar quieta como una niña buena, ella siempre tiene que andar de cabezota.

—Debí decirte que Klara planeaba esto, pero es mi novia y está ilusionada con que sean su misión de verano. No puedo decirle que no cuando me mira como un gatito.

La puta mirada de gato haciendo de las suyas.

Echo una ojeada hacia las chicas y lo miro a Pablo otra vez.

—Va a ser incómodo para ella.

—Sabe que venías y aceptó. Si le incomodara tu presencia no habría dicho que si ¿no crees?

—No me voy a meter en su relación.

—No te estoy diciendo que lo hagas, solo nos tomaremos un helado como buenos amigos que somos.

—Le dirás a Klara que sea lo que sea que haya planeado se detendrá —advierto—, porque en serio no quiero generarle problemas con ese chico.

—Hablaré con ella, lo prometo.

Tomo los helados otra vez, esquivo el cuerpo de Pablo y me encamino hacia la mesa.

—A esta altura se deben de haber derretido los helados, tardaron más que una embarazada corriendo una maratón. —Klara coge su helado y suelta una risita fastidiosa, tirando del brazo de Pablo para que se siente junto a ella.

—Podrías haber ido a buscarlos tú si tan apresurada estabas. —finjo una sonrisa a la que me responde echándome la lengua.

—¿Para qué? si están ustedes para complacernos. —me lanza un beso al aire con una expresión típica de las Mean Girls.

Dejo el helado de menta granizada y chocolate con almendras frente a Sara y tomo asiento a su lado. Noto como se aleja unos centímetros y se remueve algo nerviosa, aunque lo haya negado me gusta creer que todavía provoco algo que no sea asco dentro de ella.

—Aprovecha ahora a tu novio, porque en tres meses no lo verás más —pongo mi mejor expresión de lástima.

—Falta mucho aún para que termine el verano, quien sabe lo que pueda pasar, quizá termine mudándome a Nueva York después de todo —los ojos de Klara se iluminan tras las palabras de Pablo.

No sé por qué se empeña en mantenerla a falsas esperanzas, está decidido que irá a Yale, lo sabe incluso antes de que nosotros fuéramos aceptados en la NYU y es una oportunidad enorme que no puede desperdiciar por más enamorados que estén.

A veces el amor no es motivo suficiente como para renunciar a todo y apostar por él.

—¿Y tú, Sara? —se interesa Pablo—. ¿Qué tal Brasil?

Ella le sonríe antes de comenzar a hablar.

—Es... —mira hacia el techo, como si estuviera buscando la palabra indicada para describir al país—, es hermoso.

Que descripción tan inspiradora, no me lo puedo creer.

—Pero habla más muchacha —la reprende Klara—. No sé, el clima, la gente, los chicos...

Sube y baja las cejas sonriendo con picardía.

—Hace un calor de la puta madre todo el tiempo, de verdad no sé cómo las personas soportan tanta temperatura, cuarenta y tres grados para mí eran como el infierno y ellos andaban por la calle como si nada...

—¿Las personas? ¿Son amables? —por la forma en que Sara mira a Klara cada vez que ella pregunta algo me doy cuenta de que ya han hablado de estas cosas antes.

—Son bastante religiosas, algunas quieren meterte la religión hasta por el culo y a veces es cansador, pero dentro de todo son buenas personas.

—Última pregunta —sonrío al ver como Sara rueda los ojos—. Háblanos de los chicos.

—Todos super bronceados.

—¿Solo eso tienes por decir? —Klara alza las cejas en el aire aguardando a una continuación.

—Son lindos —Sara se encoge de hombros evidentemente incómoda.

—No creo que sean más atractivos que las chicas de Los Angeles —suelto y un segundo después me arrepiento de haber abierto la boca.

—¿Visitaste Los Angeles? —pregunta ella.

—Un par de veces...

—No dijiste que hubieras visto chicas atractivas, no recuerdo siquiera oirte hablar de chicas —salta Klara, ganándose mi odio.

—¿Por qué hablaría de chicas contigo? —ladeo mi cabeza como si fuera obvia la respuesta.

En realidad es verdad, había chicas muy atractivas, pero ninguna que llamara mi atención, no como la rubia, ahora castaña, que tengo a mi lado.

—No sé, me parece extraño nada más...

A veces la odio, solo a veces.

—¿Tu nuevo pasatiempo está en Los Angeles? —los ojos de Sara se clavan en los míos.

—Puede ser —respondo, queriendo sonar desinteresado en el tema—. ¿Te preocupa?

Sonrió de lado y ella me hace un mohín de asco.

—Solo quiero asegurarme de que no sea mi hermana tu próxima víctima —dice, sin apartar su mirada de la mía.

—Hablas de víctimas como si fuera un asesino, rubia —le lanzo un guiño a la camarera que se acerca sonriente y vuelvo a ver a Sara—. Y no te preocupes por Naomi, no es a mi al que le gusta salir con personas de la misma familia.

Noto como se pone tensa y sé que por dentro está encendida en llamas esperando a que la camarera se aleje para largarme una sarta de cosas llegando hasta a insultar a mi abuela que en paz descansa.

—¿Se les ofrece algo? —pregunta la pelirroja con amabilidad.

—¿Me pueden envasar medio kilo de crema del cielo para llevar? —pido con una sonrisa fingida en mi rostro—. Y una notita que diga "Cinco meses y contando", por favor.

Tres pares de ojos se clavan en mí y yo sonrío con suficiencia porque sé exactamente lo que están pensando.

—¿Pasa algo? —le pregunto a Klara que me mira con el ceño fruncido.

—¿Para quién es eso? —cuestiona—. ¿Y por qué "Cinco meses y contando" ? ¿Contando qué, Lucca?

¡Bingo!

—¿Desde cuándo tengo que darte explicaciones?

Ver a Klara rabiar se convirtió en una de mis cosas favoritas durante ese tiempo.

—Desde que somos mejores amigos ¿no es obvio?

—Es para alguien que llevo viendo hace cinco meses ¿Contenta?

Técnicamente es verdad.

—¿Y ese alguien es? —Pablo está igual de confundido, porque como a Klara, esto lo tomó por sorpresa.

—Aquí tienes, serían cinco dólares.

Dice la pelirroja, depositando el pote de helado encima de la mesa. Saco diez dólares de mi billetera y se los paso, ella me sonríe y se aleja con rapidez hacia la mesa de al lado.

—Nos vemos.

Me pongo de pie, dispuesto a marcharme.

—Tenemos que hablar de esto, Lucca. —los ojos de Klara me miran furiosos.

—No quiero hacer esperar a mi chica, Klara. Además, si me quedo se me echará a perder el helado ¿No crees?

Sin esperar respuesta me doy media vuelta y busco mi camino de salida hacia el estacionamiento. Es una suerte que Klara haya accedido a dejarme venir en mi propio auto, porque sino ahora tendría que esperar hasta que ellos quisieran irse o de lo contrario, volver a casa caminando.

Ni bien subo al auto y cierro la puerta saco mi celular del bolsillo y aprieto el primer número que sale en la lista de favoritos.

—¿Estás en casa? —pregunto, sacando el auto del estacionamiento.

—Ajam, aquí estoy, estaba por comenzar a ver Crepúsculo.

—Ponle pausa que llego en cinco, llevo crema del cielo.

—¿Desde cuando mi hermano está tan dispuesto a ver películas de romance?

—No hagas que me arrepienta, Em.

—¿Crema del cielo dijiste? Perfecto, aquí te espero.

Cuelgo la llamada y lanzo el celular encima del asiento del copiloto.

"Cinco meses y contando" se refiere al tiempo que llevo viviendo con Em, hoy se cumplen cinco meses, un claro motivo de celebración.

Nadie se fue al infierno por fingir que su hermana es una chica con la que sale ¿o sí?

Sea como sea, no me importa.



———— ✨ ————

Se suponía que este capítulo era para mañana, pero hoy cumple una persona muy especial para mi y quiero dedicárselo a ella. A Jaz, o Min como le gusta que le digan, feliz cumple bro. Sabes que te quiero muchote y que si no fuera por la maldita distancia ya estaría ahí jalándote de las orejas y llenándote de besos y abrazos.
jazmin_luviano
♥♥♥

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