Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28 | No tenemos que hacerlo juntos.

✨ Sara ✨

TRES HORAS ANTES.

Desde que nos subimos al auto de Lucca noté a Gab algo raro. No me miraba a los ojos cuando me hablaba, casi ni hizo caso a los comentarios de Klara y apenas interactuó con Pablo, que del grupo es con quien mejor se lleva.

Al llegar a casa tuvo que aguantar un sermón de mamá. Resulta que no pidió permiso para viajar a Italia, sus padres ni siquiera sabían que estaba allí, lo descubrieron al hablar con mamá y evidentemente enloquecieron.

—Soy estúpido —se lamenta Gab sentado en mi cama.

—No, no lo eres, solo no pensaste en las consecuencias.

Le sobo la espalda intentando tranquillizarlo. Lo he visto llorando por haber traicionado la confianza de sus padres y de verdad me ha partido el alma. Conozco el sentimiento horrible que genera decepcionar a aquellos que amas y el agujero enorme que parece formarse en tu pecho cada vez que lo piensas.

Gab no se merece esto y yo no me lo merezco a él.

—Por no pensar en las consecuencias no voy a volver a verte, amor —me da un beso corto.

—Puedo visitarte en vacaciones, Gab, mantendremos la relación a distancia, la haremos funcionar —le aseguro.

—Vas a volver con él —pronuncia con voz baja y agacha la cabeza evitando mi mirada.

—No.

—Tu voz puede sonar segura, pero tu corazón lo ama, Sara. En cuanto me suba a un avión él va a conquistarte otra vez y vas a olvidarme.

—Eso no va a pasar, Gab.

Ya lo dije una vez y terminó sucediendo todo lo contrario, no sé con qué cara puedo volver a repetírselo.

—Yo...

Saca algo de su bolsillo y en cuanto noto el bulto de la cajita entro en pánico.

—¿Qué es eso, Gab?

—Sé que somos jóvenes aún, y que no es a mi a quien amas, pero con este anillo quiero pedirte que consideres ser mi esposa...

Abre la cajita mostrándome un anillo de plata con una piedra rojo rubí encima.

¿Es que acaso está loco? Apenas tengo diecinueve años ¿Cómo mierda voy a casame con alguien? Quizá sea el sueño de muchas, pero yo tengo muchas metas antes de una boda.

—Gab...

—No digas nada, Sara. Me aferro a que intentarás enamorarte de mí y llevaré esa idea en mi mente mientras estemos lejos.

Siento pena por Gab, pena por ser a quien sus ojos contemplen de tal forma y no poder regresarle el brillo en mi mirada.

—Quizá algún día —digo con un suspiro.

Siento la punzada en mi corazón al decir esas palabras, esas que algún día pensé dirigirlas a otra persona. A alguien que debe quedarse donde siempre debió estar, en el pasado.

—¿Eso significa que quieres casarte conmigo?

—Sí...

El pestillo de la puerta de la habitación suena de repente y nos quedamos esperando en silencio a que alguien entre, pero no sucede nada, entonces continuo hablando.

—Pero no ahora, todavía tenemos muchas cosas por vivir, Gab.

Quiero estudiar, conocer más personas, hacer amigos, comprar mi primer auto, una casa, viajar, no sé...sinceramente creo que no me va a alcanzar la vida para todas las metas que deseo cumplir.

—Te amo, Sara.

No puedo decir lo mismo, no puedo mentirle con tal descaro, así que en vez de hablar simplemente lo abrazo, dejando que el silencio sea quien otorgue las palabras.

Ahora golpean la puerta y nuevamente nuestros ojos se dirigen hacia ella. Mamá es quien abre asomando apenas la cabeza para luego entrar apretando los labios.

Observa a Gab con detenimiento y niega suavemente.

—No debiste hacer eso, Gabriel, tus padres casi me sacan los ojos por teléfono.

—Si se los decía tampoco me iban a permitir viajar, tendrán que entenderlo —Gab se encoge de hombros y me mira sonriendo—. Hay veces que uno tiene que arriesgar su propio pellejo por la chica a la que ama.

Mamá ladea la cabeza sonriendo como si las palabras de Gab hubiesen generado ternura en ella.

—He conseguido que te dejen permanecer aquí hasta mañana, así que les sugiero que aprovechen el poco tiempo que les resta juntos —mamá se acerca y me da un beso en la coronilla de la cabeza—. Si salen lleven paraguas que pronostican mucha lluvia, no quiero que se enfermen.

—Gracias, mamá.

Ella se mueve hasta la puerta y agita la mano despidiéndose.

—Los dejo, disfruten y si se quedan aquí y tienen sexo usen protección, por favor.

En este tiempo que hemos estado juntos lo intentamos hacer múltiples veces, pero nunca llegamos a concretar nada. Cada vez que estábamos desnudos y a punto de comenzar, algo nos interrumpía y así acabamos en una relación donde el único contacto sexual que tuvimos fueron orales.

—¿Quieres hacerlo? —alza las cejas curvando sus labios.

—Ponle seguro —ordeno, señalando con la cabeza hacia la puerta.

Ya es hora de pasar página.

[✨]

PRESENTE.

Sé que Klara iba a salir con Pablo y también sé que iban a dormir en casa de él, por lo que al oír pequeños golpecitos en la ventana camuflados con las gotas de lluvia que dan contra el vidrio, me espanto.

Miles de pensamientos y escenas de peliculas de terror se cruzan por mi cabeza antes de poner un pie fuera de la cama. Con mucho cuidado y sin hacer ruido para no despertar a Gab que ronca a mi lado, me levanto y en puntillas camino hasta la ventana abriendo un poco la cortina para poder ver qué golpea con tanta insistencia.

Mi corazón da un vuelco al encontrarlo allí de pie, completamente mojado.

—¿Qué hace? —mi voz es apenas audible.

Vuelvo a ver a Gab que sin notar nada sigue durmiendo como un tronco y suelto un suspiro. Otra vez en puntillas me dirijo hacia mi cajonera, saco un suéter y un short y salgo de la habitación . No sé qué mierda quiera y tampoco me importa, pero no puedo dejarlo ahí en medio de la lluvia a mitad de la noche.

Me pongo el short en el pasillo y el suéter mientras camino. Anna y Sofía se quedaron esta noche aquí y como de costumbre; duermen en la sala. Sofía no me preocupa, pero si Anna me escucha sé que armará el escándalo del año, así que bajo las escaleras sin siquiera respirar y me meto en la cocina como un ninja.

No tengo que salir al patio para verlo, porque ni bien asomo en la puerta doy con sus ojos azul grisáceos contemplándome con angustia.

Mi corazón se vuelve un bollito al verlo así, tan vulnerable, tan quebrado y tan poco el Lucca que parece devorarse el mundo con una sonrisa, pero mi cerebro aparta los sentimientos y los reemplaza con recuerdos, recuerdos que lastiman y me llenan de coraje.

Abro la puerta y salgo fuera cerrándola detrás de mí con extrema suavidad. Antes de afrontarlo suelto un suspiro que me da valor para decir todo lo que tengo en mente en caso de que sea necesario.

—¿Qué mierda quieres ahora, Lucca? —quizá estoy siendo demasiado agresiva, pero no me importa.

Cuando él tuvo su momento de hablar se aseguró de que no le quedara una sola palabra hiriente por decirme, así que yo no tengo por qué controlar mi boca.

—Vengo a contarte toda la verdad.

Ahí está otra vez esa punzada en mi corazón y otra vez mi cerebro tomando las riendas del juego.

—Lo que hice fue porque tu...

—No —lo detengo e inconscientemente alzo mi mano a la altura de su pecho como si eso sirviera de barrera para sus palabras.

—¿No? —da un paso hacia mí pero yo retrocedo golpeando mi espalda contra la puerta—. Sara ¿Qué...

Intenta tomar mi rostro en sus manos, pero con un movimiento rápido de las mías logro evitarlo.

—Ya está, se terminó, Lucca. Y esta vez es en serio.

No creí que decirlo en alto fuera a doler tanto, lo he pensado decenas de veces desde que volvimos de Italia, pero no habia tenido la valentía de sacar esas palabras fuera de mí y ahora que lo hago es como si quemaran.

—¿Qué? —noto como sus ojos se cristalizan sin apartar la mirada de los míos—. Déjame hablar, rubia, por favor...

—Te di un tiempo para hablar y no lo hiciste. Yo no puedo esperarte toda la vida, Lucca y créeme que nadie va a hacerlo, las personas se cansan de insistir e insistir y por mucho que nos duela, yo me cansé.

—Pero, Sara...

—¿Qué no lo entiendes? Ya está, esto se terminó para siempre.

Mis hombros caen como si estuvieran soportando un peso enorme durante mucho tiempo y por fin se vieran liberados.

—¿Qué con lo de ser "Polvo de estrellas"? ¿Dónde queda eso? —sus manos toman las mías y su tacto arde—. Tenemos que reconstruir las estrellas, rubia.

—Sí, pero no tenemos que hacerlo juntos —alejo mis manos y las llevo detrás de mi espalda—. Voy a intentar formar un futuro con Gab y eventualmente olvidaré todo esto. Finalmente voy a hacer lo que tuve que haber hecho hace mucho, olvidarte.

—No te cases con él, Sara —se tira de rodillas frente a mí—. Por favor, rubia, no lo hagas.

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso?

Alza la mirada hacia mí y veo lo rojo que están sus ojos por las lágrimas.

—Por favor, Sara. Déjame decirte la verdad, volvamos a estar juntos...no te cases con él...

—No vas a contarme tu verdad porque quieras hacerlo, sino porque sabes que me estás perdiendo y quieres aferrarme de cualquier forma, Lucca.

—No te he dicho nada porque tenía miedo, pero me da más miedo perderte...

—Ya me perdiste, Lucca.

—Sara...déjame...

—No me interesa qué tengas por decir, ya no más —mi mano viaja al pestillo de la puerta—. Y, por favor, levántate que das pena.

Sin volver a verlo abro la puerta y me meto dentro de la casa otra vez. Le doy la espalda hasta que veo su sombra desaparecer y entonces me volteo, solo para verificar que se ha ido.

Él se ha marchado, pero aquí sigue presente como desde el primer día y eso da rabia.

Da rabia que a pesar del dolor que me causó mi corazón se niega a aceptar lo que mi cerebro tiene más que claro.

Aquí, en la soledad de la cocina con la lluvia como único testigo, vuelvo a ser una niña que se parte en pedazos, una que busca desesperadamente alguien que junte los trocitos de su corazón y los ensamble con cuidado de no volver a romperlo.

Durante un tiempo ese alguien fue él, tomó mi corazón hecho trizas y volvió a armarlo para después dejarlo peor de lo que lo encontró y no es justo. No es justo que las personas a las que más queremos tengan tanto poder sobre nosotros como para dejarnos hechos polvo.

Lucca tendría que traer un cartel de advertencia incrustrado en él, uno enorme que diga "Arriésgate a quedar hecha polvo a cambio de sentir estrellas", aunque, siendo sincera, a pesar de que trajera tal aviso me lanzaría a él como un ciego.

Me dejo caer junto a la puerta y lloro. Lloro porque es lo único que puedo hacer. Lloro despidiendo a mi primer amor, a ese con el que soñé un futuro hermoso que terminó haciéndose ceniza en el suelo ante las brazas de las mentiras y el tiempo. Lloro y envuelvo mis piernas con mis brazos, como si así pudiera evitar que mi corazón se dañe más y más con cada lágrima.

"Todos necesitamos a alguien en quien apoyarnos cuando el mundo se nos viene abajo. Yo quiero ser ese alguien, rubia, así acabemos los dos aplastados".

Irónico que sea él quien tiró abajo mi mundo y ahora no está aquí para ayudarme a ponerme de pie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro