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2.-Sin escapatoria

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Conociendo la identidad de la otra planta, supuso que no sería tan malo echarle un ojo a lo escrito en la carta.

Sin embargo, conforme más avanzaba a través de los párrafos, más se arrepentía de leer su contenido.

Turnaba la vista, cambiando entre la carta de su vaina, como en el pequeño brote que sufría del frío entorno.

-"Una simple petición". ¡Si, claro. ¿Acaso tengo cara de niñera?!- comentó con molestia.

Resumiendo todo: Escrito en la hoja, se le pedía, con amabilidad, completar el "simple" y único favor de cuidar y mantener, como fuera posible, al pequeño brote, del cual ni se mencionaba su origen, pero que se le sería entregado por una compañera suya.

Él, sin embargo, no tenía la intención de hacerlo. Sí, la otra planta detrás la nota fue importante para él en su momento. Pero eso no sería suficiente para convencerlo.

¿Pero lo terminaría haciendo?

Podía pasar.

¿Por qué?

Bueno... Un poco de dinero no vendría tan mal.

Pudo leer, cerca del final, sobre una "gran paga" que recibiría al demostrar su rendimiento una vez completara la tarea como fuese posible.

Sin embargo, conocía perfectamente la poca necesidad del dinero para él. Gracias a ser un organismo autótrofo, comer alimento fabricado por externos era casi inútil. Solo lo haría por diversión si se tenía la ocasión.

Aunque también habían otros asuntos con razones con una leve, pero mayor importancia. Por ejemplo, no estaría mal comprar una manta de calidad que tuviera un grosor capaz de cubrirle del frío por las noches.

Pero solo eran razones que, aún con esas, seguía siendo un lujo casi innecesario.

Decidido a negarse, arrugó la hoja una vez terminó con ella, arrojó la bola de papel al lago y volvió a su lugar. Acomodado ya, dejó poco a poco que el sueño inundara cada rincón de su ser.

Lastimosamente, no lo logró.

-¿Es en serio?- comentó al aire, sin creérselo todavía.

Nuevamente se puso de pie, esta vez para dirigirse al olvidado brote del cual sonaba otro ruido. A su sorpresa, durante el poco tiempo transcurrido, la flor había comenzado a florecer, formando en su tallo su pequeña cabeza. 

Era un girasol pequeño, y se notaba por los pequeños pétalos dorados crecientes alrededor de su cabeza. Su cuerpo temblaba a causa del feroz frio en el que se encontraba. Cerraba también sus pequeños ojos por lo mismo.

Axe, viéndolo a la distancia, pensó en dejarlo así en la intemperie. Siendo la segunda vez que lo interrumpen en una misma noche, la ira dentro de él bloquearía completamente la preocupación que podría tener por cualquiera.

El único problema era el pequeño, pero molesto ruido que hacia. No lloraba, como se pensaba que haría cualquier "recién nacido". Más bien, soltaba su voz temblorosa hacia la nada.

-Hmm...- soltó un quejido malhumorado -Tienes suerte de que no pueda amenazar a un niño.

Tras otro intento de volver y dormir, sin lograrlo por su peculiar sonido, pronunció en el suelo:

-No te callarás hasta que actúe, ¿cierto?

Más que una tarea opcional, la situación le hacia verlo como una obligación momentánea del que no había escapatoria.

Harto, pero tranquilo, tomó la maceta y lo llevó al lugar planeado para su descanso. Sabía el por qué se quejaba, pero para su desgracia, no traía consigo algún otro material qué sirviera de abrigo para el brote.

Ni qué decir de sus prendas, las que seguían húmedas por el enjuague. Esas solo empeorarían las cosas.

-Mmm... Tenía pensado usarlo yo, pero... *suspiro* ya que.

Sacó, de su escondite, un mediano trozo de tela delgado, suficiente para disminuir un poco el frío. 

Viendo las circunstancias, pensó que sería mejor tener, aunque sea, la oportunidad de dormir un poco, que desvelarse toda la noche dentro de su "sabana".

Sintiéndose renegado. Cubrió al pequeño brote con la tela sin obstruirle el rostro. Una vez lo envolvió, el ruido desapareció y los espasmos del mismo se calmaron completamente. Por fin había paz a su alrededor.

Cansado de todo lo sucedido, y con el cuerpo tembloroso, cerró los ojos, logrando con éxito su cometido final de toda la noche.

-...-

Un nuevo día se avistaba, y con la llegada de un nuevo amanecer, la rutina nuevamente se repetía.

Como primera acción tras despertar, el lanzaguisantes abría y cerraba sus ojos rápidamente, con la intención de espabilar su mente y alejarla del sueño.

Una vez determinó que debía parar, movió su vaina hacia sus ojos para tallarlos con el mismo.

O eso intentó hacer.

Un pequeño peso evitó que su vaina hiciera su trabajo al colocarse encima de. Desconcertado, miró al causante.

El girasol, el cual por los rasgos de su rostro parecía ser una planta fémina, se había acurrucado encima de su vaina durante la noche. No se sabía la razón. Simplemente lo hizo.

Tal vez por frio, o seguridad. ¿Quién sabe?

Un bostezo grande, después de abrir sus ojos lentamente, y la pequeña lo miró, conectando miradas en el transcurso. Ella sonrió inocentemente, aun estando envuelta en la tela.

-Niña, quítate- dijo sin más.

El aún brote no supo que responder. Giró su rostro, expresando curiosidad y a su vez incomprensión.

-...No me entiendes, ¿Cierto?- miró su expresión con molestia -*suspiro* Lo que me faltaba.

De un jalón, apartó su vaina de abajo de la maceta. Este, por el movimiento, rodó por el suelo.

La plantita no recibió daño alguno al estar todavía envuelta en la mediana capa de cobija. Más que nada, carcajeo por todo el rato que pasó rodando en el suelo, incluso por mas tiempo del que duró en movimiento.

-~ugh...~ YA, ¿QUIERES CALLARTE?- irritado, la alzó con su vaina, posicionando la maceta entera delante de su mirada.

El alto tono de voz que tuvo, añadiendo también la mirada, no hizo mas que empeorar la situación. Sin previo aviso, la niña lloró con fuerza.

-Ay, por Dios...mátame.

Él ahora quería llorar.

-...-

Lloriqueos y gritos más tarde, ambos emprendieron su camino.

Como ya se vio, Axe no tenía en sus planes hacerse cargo de un brote recién crecido, pensando incluso en deshacerse de ella por algún lugar y concluir con el asunto de una vez por todas.

Pero era algo que no podía hacer tan fácilmente. Dejarla a su suerte le garantizaba la muerte, o otros destinos de los que ninguno de ellos daba un final feliz.

Técnicamente, esto se podía definir como el homicidio de un brote, lo que era un acto tan cruel incluso para alguien como él y su historial criminal.

Con esto sabido, la única opción que no mancharía todavía mas su nombre y sus ideales, era llevarla consigo por el momento.

Así eran las cosas, lastimosamente.

-...-

-Niña. Si te soy sincero, haría lo que fuera porque nada de esto hubiera pasado. No necesito dinero de forma urgente por ahora, lo que significa que no quiero cuidar de ti. ¡Pero oye, ve el lado bueno! Tal vez y te busque alguna guardería u orfanato en donde pueda dejarte para irme muy lejos.

Charló con el brote, de camino a la cuidad mas cercana de por ahí. Jugaba con la maceta, como si de balón de baloncesto se tratase.

Los movimientos rápidos provocaban las risas de la niña. A él ya no le importaba tanto aquello. Si comparara la risa de una niña con sus lloriqueos, la primer opción era, por muy poco, menos molesta.

Aburrido de esto, detuvo su acción con la maceta, cargándola delante suya, con la mirada sobre la pequeña flor confundida por su parar.

-Pero hasta entonces, tendré que desviarme un poco de la rutina. Y todo por tu pequeña culpa.

Lo último dicho lo dijo casi en broma. Esto se dio a entender por la ausencia de rencor en sus palabras. Como siempre, ella no le entendió en lo absoluto.

-Ojala entendieras lo que digo. No es divertido molestar a alguien si ni siquiera puede hablar.

Soltó su lamento, volviendo a jugar con el recipiente de cerámica como antes lo hizo. No tardó mucho en que las risas del brote regresaran.

-...-

Horas más tarde, arribaron a la conocida Ciudad Mordisco.

Su objetivo principal durante su estadía, era comprar cualquier tipo de objetos que lograse tener con lo poco ganado de las tareas hechas.

Convirtiendo, una tarea fácil, en un asunto complicado por una simple razón.

-Hola, amigo- apareció una planta delante suya, obstruyéndole el paso por las calles poco transitadas -¿Podríamos... hablar un momento, por favor?- concluyó con un caracter "confiable".

Todo en sí de ese individuo daba una mala sensación en el lanzaguisantes.

Se trataba de un Apisonaflor, con cicatrices por varias partes de su rostro y una voz ronca. Combinadas, le brindaba un toque "rudo".

No tenia planeado desperdiciar mas tiempo. Mientras más rápido cumpliese con su objetivo, más rápido se iría de la ciudad.

No obstante, las demás plantas detrás suya que lo rodearon lentamente, imposibilitaron cualquier método de escape alguno para él y su pequeña acompañante. 

-*suspiro* ...Como gustes.

Sin escapatoria, aceptó con la mayor serenidad posible.

El grupo de plantas, guiado por el Apisonaflor, partieron hasta el callejón más alejado y vacío del área.

Se le obligó a Axe adentrarse ahí dentro, escoltado por dos de los cuatro acompañantes del chayote con la intención de que evitara cualquier movimiento.

Acomodados todo mundo, con el lanzaguisantes en medio de los cinco "matones", el chayote líder continuó.

-Me alegra volver a verte una vez más, viejo amigo- era evidente la malicia con la que sus palabras salían.

-Si. Bueno, no sé quién eres y me vale un bledo saberlo. Además, estoy ocupado. Si es que tienes una tarea, contacta a cualquier otro, ¿Si?

-Oh, no. No se trata de eso. ¿Por qué pediría ayuda de un insolente e incompetente contrincante?

-¿Contrincante...? ¿Eres de los idiotas que toma esto como una competencia?- mantuvo su postura, intentando subir su tono.

-¿Competencia? ¡No! Solo son pruebas. Pruebas que demuestran la debilidad de las plantas como tú.

-Débil... Si, claro. ¿Quieres ir directo al grano? No tengo todo el día- reflejó su poco interés sobre el asunto

-Bien, si eso es lo que deseas...- soltó una risa baja previo a su primera orden -¡Adelante, muchachos!

A paso rápido, todos y cada uno avanzaron hacia el lanzaguisantes. Al mismo tiempo, él dejó al brote en el suelo con suavidad.

No era necesario mencionar a cada uno de los acompañantes que intentaron algo en contra suya. Ya que, todos y cada uno de ellos cayeron sin vida al frío concreto instantáneamente.

Fue demasiado rápido. Ni siquiera hubo tiempo para conocer cómo fue que dos de ellos fueron partidos a la mitad.

Los cadáveres de los demás restantes tenían marcas de guisantes lanzados a grandes velocidades y fuerza enorme. Factores descubiertos por la profundidad de penetración que cada proyectil hizo en los, ahora, elementos de abono fresco.

La girasol tenían una mueca de asombro y confusión por esto, estando en medio de todo.

Axe, habiendo matado al último enemigo suyo, miró con frialdad al helado Apisonaflor situado en la salida del estrecho lugar.

Sobre la adversidad, no dudó en intentar huir de la escena. Y de no ser por aquel guisante que impactó en él, dejando un enorme y letal dolor en su espalda, tal vez y lo habría logrado.

Lentamente, Axe cortó la distancia entre ambos hasta tenerlo debajo suyo. Miró con desprecio al atemorizado chayote a punto de suplicar perdón.

-No sé quién seas, y ni me importó saberlo. Pero quiero que conozcas él único, y peor error cometido por idiotas cómo tú antes de llegar a tu misma situación...- acercó su rostro por detrás del oído del chayote, o en donde deberían de estar -No intentes nada estúpido, si no sabes perfectamente a lo que te enfrentas.

A continuación, un agujero enorme atravesó su cuerpo.

-...-

Para su mala suerte, las "fuerzas especiales", plantas que dedican su vida para combatir a los traidores, aparecieron rápidamente por toda el área por la que tenía pensado transitar.

Llamados por algún transeúnte curioso y asustado, miles de ellos dieron pie a la búsqueda del responsable de la pequeña masacre.

Sin alternativa, tuvo que salir de ahí con rapidez junto con el brote antes de que tuviera que enfrentar a cientos de plantas potencialmente entrenadas.

-Niña, lastimosamente no pude comprar nada. Y como CIERTO brote ocupa mi único trapo sucio, tendré que seguir sufriendo del helado y cruel frio por las noches. ¿Eres feliz con eso?- volvió a lamentarse de forma dramática, con palabras sin sentimientos ni rencor reflejados.

Ella le mandó una sonrisa, acompañada de una carcajada inocente ocasionada por el rostro cansado de Axe.

-Sí. Lo supuse... Loo supuse.

Hacia el atardecer, ambos seguía por donde el camino le dijese. Sin pensar que alguien estaría esperando su llegada.

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Hola!

Buen capitulo, ¿No?

...¿Qué... N-No? B-Bueno, ya que.

voten y Bye! :D

Posible spoiler: "Meta"

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