32 | un plan
—¡Tienes que estar bromeando!
Astrid miró a Lyanna cuando la chica dejó escapar la exclamación, y cuando vio la expresión de terror en su rostro, se sintió extrañamente triste. Lyanna tenía todo el derecho de estar molesta, porque de catorce millones de escenarios, solo uno resultaba en victoria.
—De cada batalla, ¿ganamos una? Tienes que estar bromeando. Por favor, dime que estás bromeando. ¿Por favor? —imploró Lyanna.
—Ojalá estuviera bromeando —respondió Strange.
—Bueno, ¿qué podemos hacer para ganar? —preguntó Lyanna—. Lo viste, así que puedes decirnos cómo vencerlo.
—No puedo decirles eso —dijo Strange—. Jugar con el futuro antes de que suceda podría causar... fallas. Pero lo que puedo decirles es que Thanos está viniendo. Tan pronto como tenga la Gema del Alma, vendrá aquí.
—Bueno, ¿obtendrá la Gema del Alma? —preguntó Lyanna.
Astrid miró a Apollo—. Por eso Gamora quería que la mataras. Ella sabe dónde está la Gema del Alma.
Apollo asintió con tristeza—. Sí, por eso. Y ahora Thanos la tiene, y probablemente esté muerta.
—¿Conseguirá la Gema del Alma? —preguntó Lyanna nuevamente.
—Por lo que he visto, sí —dijo Strange—. Pero eso no importa. Tenemos que prepararnos para luchar contra él. Necesitamos ese guantelete.
—¿Cuánto tiempo hasta que llegue? —preguntó Tony.
—No lo suficiente —respondió Strange.
Quill juntó las manos—. Entonces necesitamos un plan.
—Lo siento, pero ¿no acabas de decir que les gusta improvisar? —preguntó Tony volviéndose hacia Quill.
—Sí, pero si solo ganamos una vez de 14 millones, creo que necesitamos algún tipo de plan —espetó Quill—. Incluso uno a medias como el tuyo.
—Disculpe, pero...
Lyanna se empujó entre los dos—. Por el amor de Dios. No es momento de pelearnos entre nosotros.
—Tiene razón —dijo Peter Parker—. Estamos actuando más maduros que ustedes dos.
Astrid suspiró—. No puedo creer que esté de acuerdo con dos adolescentes, pero tienen razón. Pelear entre nosotros no detendrá a Thanos.
—Tenemos que hacer lo que dijo mi papá —sugirió Lyanna—. Sujetarlo, atacarlo y agarrar el guantelete antes de que pueda aplastarnos a todos, ¿de acuerdo?
—Así que agarramos el guantelete, ¿y luego qué? —preguntó Quill—. ¿A dónde vamos?
—Nos subimos a tu nave y nos largamos de este planeta —respondió Lyanna—. Antes de que Thanos pueda atraparnos. Hablando de Thanos, nadie me ha explicado quién es o por qué quiere la Gema en el collar mágico de Strange.
El conocimiento combinado de Astrid, Strange, Tony y Apollo fue suficiente para llenar los espacios en blanco que tenía Lyanna, aunque su explicación fue lo más breve posible porque sabían que estaban increíblemente presionados por el tiempo.
—Entonces nos enfrentamos a alguien más fuerte que todos nosotros, ¿y me estás diciendo que ha estado planeando esto durante los últimos seis años? ¿Desde Nueva York? —preguntó Lyanna.
Tony asintió—. El ejército era suyo.
—Entonces lo vencemos hoy —dijo Lyanna.
Astrid suspiró—. No creo que sea tan fácil.
—Veamos qué pasa —sugirió Tony—. Pero primero necesitamos un plan semi decente.
—Amigo, improvisemos —dijo Peter con un gesto de la mano—. Las cosas siempre salen mejor si las improvisamos.
—¿Desde cuándo alguno de tus planes sale bien cuando improvisamos? —preguntó Astrid.
—Si esto sale mal, depende de ti —dijo Tony mirando a Quill—. Lyanna, Parker, ¿puedo hablar con los dos?
Una vez que Tony, Lyanna y Peter estuvieron fuera del alcance del oído, Astrid miró a Quill, sosteniendo su mano para tratar de ocultar el hecho de que estaban temblando—. Peter, no creo que podamos ganar esto.
—Oye, estaremos bien —dijo Peter—. Somos todos nosotros contra uno, y no puede vencernos a todos.
—Estoy preocupada por Apollo —susurró Astrid, mirando a su hermano—. Parece... diferente. Como una bomba a punto de estallar.
—Sé lo que quieres decir —dijo Peter—. Desde que Thanos se llevó a Gamora, ha estado actuando como si no se detuviera ante nada para recuperarla.
—Estoy preocupada, Peter —admitió Astrid—. No quiero perder a ninguno de ustedes, pase lo que pase.
—No lo harás —dijo Peter—. Estarás bien, y el resto de nosotros también.
—Y esos chicos —divagó Astrid—. Peter y Lyanna... no sé qué es, pero siento la necesidad de protegerlos, y es una sensación horrible.
—Eso no es nada malo —dijo Peter—. Significa que tienes emociones.
—Sé que recién los conocemos, pero viendo la forma en que Tony es con ellos... me pregunto si podríamos ser así —dijo Astrid en voz baja—. Algún día...
—Espera, ¿has estado pensando en tener hijos? —preguntó Peter, con la boca ligeramente abierta por la sorpresa—. ¿Por qué no dijiste nada?
—Porque todavía no estoy segura —respondió Astrid—. No creo que sea prudente siquiera considerar intentarlo cuando hay alguien como Thanos suelto.
Peter asintió—. Está bien, tienes razón. Pero una vez que todo esto termine, tú y yo tendremos una discusión muy larga sobre ello, porque si lo quieres, podemos hacer que funcione.
Astrid abrazó a Peter con fuerza—. Estaremos bien.
—Sí —dijo Peter—. Te amo mucho, nunca lo olvides.
—Yo también te amo —respondió Astrid, besando suavemente a Peter—. Y siempre lo haré.
Su plan se llevó a cabo y el equipo se escondió cuando vieron un portal abierto en medio de un claro. Astrid se agachó junto a Peter, observando cómo Doctor Strange se sentaba a la vista de Thanos cuando el hombre mismo emergía del portal. Astrid sintió que le hervía la sangre cuando lo vio y miró a su hermano, viéndolo cerrar los ojos, apretar el puño y respirar hondo varias veces para calmarse.
—Oh, sí —dijo Strange—. Tienes pinta de llamarte Thanos.
—Supongo que Maw está muerto —dijo Thanos—. Este día exige un alto precio. Aún así, él cumplió su misión.
—Vas a arrepentirte —dijo Strange—. Te puso frente al Maestro de las Artes Místicas.
—¿Y dónde crees que te puso a ti? —preguntó Thanos.
—Déjame adivinar —dijo Strange—. ¿En tu hogar?
—Lo era —respondió Thanos, cerrando el guantelete en un puño.
Una gema brilló en rojo y la escena cambió de repente. Titán ya no era un planeta estéril de nada más que polvo y ruinas; era hermoso, próspero y lleno de vida cuando Thanos usó el poder de la Gema de la Realidad para deformar lo que todos vieron. Astrid se sintió enferma al recordar la última vez que vio que la gema se usara para este propósito, justo antes de que Thanos secuestrara a Gamora.
—Y era hermoso —continuó Thanos—. Titán era como la mayoría de los planetas. Muchas bocas que alimentar y no había para todos. Y al enfrentarmos a la extinción, ofrecí una solución.
—Genocidio —dijo Strange.
—Pero aleatorio, objetivo, para ricos y pobres por igual —explicó Thanos—. Me llamaron loco. Y lo que predije se cumplió.
—Felicitaciones, eres profeta —dijo Strange con sarcasmo mientras la escena se desvanceía.
—Soy un sobreviviente —respondió Thanos.
—Que quiere asesinar a billones —dijo Strange.
—Con las seis Gemas, simplemente podría chasquear los dedos y todos dejarían de existir —dijo Thanos, chasqueando los dedos para enfatizar su punto—. A eso lo llamo... piedad.
—¿Y luego que? —preguntó Strange, poniéndose de pie.
—Podría descansar —respondió Thanos—. Y contemplar la salida del sol en un universo agradecido. Las decisiones más difíciles requieren las voluntades más fuertes.
—Creo que verás que nuestra voluntad es igual a la tuya —dijo Stange enunciando cada palabra con un gesto de la mano, levantando dos pequeños escudos en cada mano.
Una mirada de confusión cruzó el rostro de Thanos—. ¿Nuestra?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro