~Capitulo I~ [T1]
~La última noche~
-Qué lástima que una historia así tenga que ser abandonada y borrada de esta forma, tenía tanto potencial...
-¿Eh? ¿Quieren saber de qué va? Bueno solo les advierto que no dudará mucho, esto es lo que esta escritora logro sacar de su imaginación.
Y esto comienza así... Ejem...
Todo lugar esconde secretos y misterios, algunas personas deciden creerlas; otras simplemente las ignoran. Pero, lo que no saben, es la historia detrás de todos esos misterios.
Conozcan a Verloren; un pequeño pueblo ubicado en Alemania, cercana a la ciudad de Dresden, aunque algo perdida; de ahí su nombre.
Pero se preguntaran "¿qué misterios esconde?"
Este lugar es conocido, principalmente, por un gran bosque el cual se le ha nombrado "Tier". Se ubica a las afueras del pueblo, el cual las autoridades tienen un cierto límite para el turismo ya que no permiten a las personas ir más allá.
¿La razón? Simple. Hay algunos que entran, pero ya no se les vuelve a ver, algunos dicen que son criaturas que viven en ese bosque las que atacan a las personas; criaturas despiadadas y sin corazón.
Pero la verdad es otra, adentrémonos más allá de este hermoso lugar, a través de los árboles y pasando un pequeño río encontrarás un lugar mágico. Tier está lleno de criaturas, pero no cualquieras, estas se hacen llamar los Terians.
¿Que qué son? Te lo explicaré.
Los terians son seres con el poder de convertirse en animales y en humanos, cada uno con diferentes habilidades. Por supuesto hay más reino: El reino de los vampiros, criaturas sedientas y atroces, aunque tienen unos excelentes modales (mejor que el de los humanos), y el reino de los demonios, estas entidades se encuentran en las montañas, escondidos en las profundidades, pero listos para atormentar las mentes y la integridad de cualquiera que se atreva a enfrentarlos.
(Pero si me pongo a explicar sobre cada uno de los reinos esto se hará largo, mejor vayamos con la historia principal).
Justo en el atardecer, una terian descansaba en una de las colinas plácidamente dormida disfrutando del aire limpio y puro, hasta que sus ojos se abrieron encontrándose con un cielo pintado de dos colores, señal de que estaba por hacerse presente la noche; el viento soplaba con suavidad moviendo sutilmente el césped.
Era de la especie felina, aunque una especial ya que por sus venas corría también sangre humana. Ella, junto a sus hermanos, eran los únicos híbridos de esta peculiar combinación de razas que se han logrado salvar de la crueldad humana.
Esta jovencita, de cabellera bicolor y ojos verdes, se levantó, quedándose sentada mirando hacia el pueblo que se encontraba a la lejanía, Katzentown, su hogar. Algunas chimeneas humeaban, seguramente con una buena cena que se preparaba, los faroles se encendían con la ausencia del sol y la llegada de la luna.
Definitivamente esta colina era un hermoso lugar para presenciar una bella vista y reflexionar sobre su vida. Y vaya que han pasado varios sucesos.
Su hermana mayor había decidió juntarse por fin con Senso, un joven lobo. Sí, como lo oyen, parece ser que el casarse entre diferentes especies es de familia, y hablando de familia, esta se encontraba más unida que antes gracias al perdón de su abuelo hacia ellos por el pasado.
Vaya que ha pasado por mucho y ahora también estaba a punto de dar el siguiente paso junto a su pareja. Acaricio su mano, más enfocado en su dedo anular que lo adornaba un hermoso anillo mientras una sonrisa se dibuja en su rostro. Ansiaba que ese momento llegara y por fin hacer su vida junto a Aki, después levantó su mirada, hacia el cielo.
-Tenías razón, mamá. -Recordó ese momento junto a esa gran mujer, cuando les contaba la historia de como conoció a su padre repitiendo una frase que siempre decía: "La persona correcta llega a tu vida, ya sea en los mejores o peores momentos".
Escuchó unas pisadas provenir detrás suyo, interrumpiendo con ese momento de meditación y haciendo que sus orejas girarán en esa dirección para luego mirar encontrándose con su pequeño hermano, Aleque.
-Sabía que te encontraría aquí, Kathleen. -Al estar más cerca tomó asiento a su lado.
-¿El abuelo te mando a buscarme de nuevo? -No sería la primera vez, después de todo quería empezar a mejorar con sus nietos reconociendo que ha sido injusto con ellos y con sus hijas.
-No, creo que esta vez quiere darte tu espacio. -Dirigió su vista hacia el pueblo, y al igual que la híbrida contemplaba la hermosa vista que les ofrecía la colina-. Kathleen... ¿puedo preguntarte algo?
-Ya lo estás haciendo -bromeo posando sus ojos verdosos en su pequeño hermano.
-Ja, ja, que graciosa. -Abrazo sus rodillas-. En serio, quiero preguntarte... ¿No piensas mucho en cómo se sentirían nuestros padres, después de ver todo lo que hemos pasado?
La chica gato bajó un poco su mirada quedándose pensativa ante la pregunta que le habían hecho, a lo que después se atrevió a hablar aún con su mirada baja.
-Todo el tiempo...recuerdo que ellos siempre querían lo mejor para nosotros. -Nuevamente su vista se dirigía hacia arriba donde veía una división entre la noche y lo poco que quedaba del día, notando que algunas estrellas empezaban a adornar el cielo-. Pero sé que ellos allá arriba estarían orgullosos...
El más pequeño haría la misma acción que Kathleen, sintiendo de alguna forma la presencia de sus progenitores, al mismo tiempo que una paz en su interior. La mayor se acercaría a él para tomarlo entre sus brazos.
-Ellos nos cuidan, Aleque.
Su hermano aceptó el abrazo gustoso y ambos siguieron mirando aquel cielo que cada vez mostraba colores más oscuros, pero que con ayuda de las estrellas adquiría un lindo brillo nocturno.
Justo en ese momento, y más allá del bosque, precisamente en los límites que dividía a Tier con Verloren, veían una columna de humo salir; ambos pensaron que estaría pasando en el reino humano y conociéndolos nada bueno sería.
-Pensé que estarían aquí. -Una tercera voz se hacía presente en el lugar, era su prima, una terian de diferente especie que ellos. Venía buscando a ambos chicos-. Qué bueno que los encuentro, el abuelo nos necesita a todos.
-¿Mausu, sabes que está pasando en el reino de los humanos? -Se separó del abrazo, esperaba que la chica pudiera adelantarles algo de información.
-No lo sé con exactitud, pero alguno de los terians le dijo al abuelo que los humanos empezaron a tener un comportamiento extraño -. Era de lo poco que había logrado escuchar cuando ese viejo oso llegó para comunicarle al jefe de la aldea la situación con los humanos.
Kathleen dejó escapar un suspiro pesado, se levantó junto con su hermano para dirigirse nuevamente al pueblo con los chicos, donde toda la gente se había reunido: la plaza principal. Logró ver a su familia y amigos en el centro de toda esa multitud, se abrieron paso hasta llegar al centro y rápidamente una señora se les acercó a sus sobrinos e hija.
-Que bueno que estén bien.
-¿Tía que sucede, porque todos están aquí reunidos?
-Son los humanos, empezaron a comportarse diferente a lo normal y algunos temen que sea alguna clase de conflicto -acercó a los chicos junto con los demás-. Se está organizando un grupo de expedición para mantenerlos vigilados y que no pasen los límites del reino.
Su intención no era ayudarlos, lo que querían era proteger a su gente y al reino. El hecho de que pasaran por otra situación así significaría una total destrucción.
El jefe de la aldea era quien estaba organizando este grupo, junto al esposo de su nieta mayor quien se propuso para ir a esta expedición; además de los terians del pueblo, había otros que se apuntan a la causa, después de todo se trataba de su reino el que estaba en riesgo.
De entre ellos, alguien en especial se había apuntado y a quien cierta hibrida de cabello teñido no le agradaba esta decisión.
-¿A-Aki? no me digas que tú... ¿tú también irás?... -Se acercó preocupada al chico de cabellos blancos que cubría uno de sus anaranjados ojos. Poseía rasgos de un lobo de colores grises y negro lo que se notaba en sus orejas y cola. (Si, es de familia.)
-Tranquila, querida. -Se acercó a ella, tomándola de su brazo para acercarla a su cuerpo, uniéndose en un cariñoso abrazo-. Es para ayudar a tu familia y mantenerte a salvo. -La híbrida correspondió ante aquel abrazo escondiendo su rostro entre el pecho de su prometido-. Hasta entonces, prométeme que te vas a cuidar.
-L-lo haré... Si me prometes que también vas a cuidarte. -El chico la apartó un momento, tomándola de su rostro y depositando un tierno beso en su frente.
-Lo prometo.
Se tomaron unos minutos para alistar lo que necesitaban y despedirse de sus familias. Los amigos de Kathleen también irían, por lo que se aseguró de que fueran preparados con todo lo que necesitaban.
-Es hora -anunció Senso acercándose al jefe de la aldea-. Regresaremos pronto, señor Héctor.
-Cuídense chicos. -Acerco su mano a su hombro; detrás del anciano estaba Lucy, la mayor de sus nietas, viendo con preocupación y tristeza a su esposo.
La joven se acercó para despedirse antes de marcharse. A la par, estaba Kathleen despidiéndose de Aki, aunque no quería soltarse de su abrazo por miedo de que, si lo hacía no lo volvería a ver de nuevo, trató de esfumar esas ideas y mantenerse optimista.
El grupo se encaminó por el sendero para adentrarse al bosque y, antes de partir, Aki le dio un beso a Kathleen a modo de despedida. Posterior a eso siguió a los demás, desapareciendo entre los árboles; la híbrida solo se quedó mirando hacia esa dirección durante unos segundos después de que se fueron hasta que su abuelo le tomó de su hombro.
-Lo lograrán querida -la encaminó hacia su familia y luego se dirigió hacia su hija-. Flor, es mejor que se queden aquí en el pueblo, estando ustedes solos en la cabaña algo les puede pasar.
-Está bien, padre.
(¿Qué será lo que está pasando en el reino humano? Bueno al parecer gracias a la decisión que tomó la creadora, este lugar pronto se convertirá en uno vacío... y al parecer ya empezó... continuemos).
Más tarde esa noche, todos los habitantes se encontraban resguardados en sus casas descansando y durmiendo, a excepción de los guardianes familiares, quienes se quedaron para no dejar desprotegido el pueblo.
Aunque no eran los únicos despiertos, Kathleen también se encontraba despierta, sentada en los tejados de la casa, no podía conciliar el sueño pues le preocupaba el grupo de expedición, esperaba que no fuera un riesgo para su reino lo que sea que pase con los humanos.
Levantó su mirada a aquel cielo estrellado, rogando por la seguridad de sus seres queridos; se había quitado aquel anillo colocando una cadena a través de él, no quería extraviar aquella joya pues era lo que la hacía sentir esa conexión con Aki. Abrochó la cadena alrededor de su cuello, terminando de sostenerla entre su mano.
-Por favor, vuelve a salvo... -Su mirada se perdía ante la vista y la tranquilidad de la noche.
Aunque eso terminó cuando escuchó ruidos provenientes del límite de la aldea, una de sus orejas se movió en esa dirección distrayendo su mirada del cielo y centrándose en el ruido, vio algunas sombras pasar y eso la puso en alerta, levantándose para bajar del techo y averiguar de qué se trataba.
Pensando en diferentes opciones de quien podría tratarse, quizás algún ser de otro de los reinos, un terian residente de ahí o incluso un foráneo. Aun así, tomó un bastón como precaución, al menos para defenderse si es que no era alguien amigable.
Aquel ser misterioso se dio cuenta de su presencia y comenzó a correr para huir de ser descubierto por lo que la híbrida lo descubrió huyendo del lugar y comenzó a seguirlo. No podía identificar de quién se trataba ya que el sujeto cubría su identidad bajo una capa oscura. Para su mala suerte había logrado escapar perdiéndose de la vista de la chica.
-¡Maldición! -Se detuvo buscando a su alrededor señales de él, pero no encontró nada más. Unos metros más adelante se encontró con uno de los guardianes en su forma bestia.
-¿Kath? ¿Qué haces despierta a esta hora y fuera de casa? -Se trataba de su guardián familiar, Salem, un gato negro de tamaño promedio, quien al ver a la nieta de su amo le preocupó el que estuviera fuera de casa.
-¡Salem! -Se giró viendo hacia abajo al animal-. Estaba... persiguiendo a alguien, no parecía ser de aquí, pero se me perdió...
-¿Un extraño? -preguntó confundido, pues no había visto a nadie sospechoso durante su rondín -. Esto es serio, debes volver a casa si es que hay intrusos y antes de que Héctor descubra que no estás en tu cama. -Comenzó a caminar.
-P-pero...
-Tranquila, avisaré a los demás para que estén atentos por si ven algo fuera de lo normal. -Detuvo su andar para mirar a la híbrida, y esperar a que lo siguiera.
Kathleen solo suspiro y acompañó al felino de regreso a casa de sus abuelos, no iba a discutir. Al llegar, el minino le dejó el paso libre para que entrara.
-Trata de descansar y pierde cuidado, nosotros nos haremos cargo -quería asegurarse que Kathleen se quedara lo más calmada posible.
-Gracias Salem... -subió los pequeños escalones hacia la puerta principal -buenas noches.
Abrió con cuidado para ingresar a la casa y una vez adentro cerró tratando de no hacer ruido para no despertar a los inquilinos ya dormidos. Subió a su habitación entrando en está dejándose caer sobre la cama, miro hacia la ventana que tenía abierta de par en par donde la luna estaba en su punto máximo.
-Espero...que mañana sea un mejor día -estiro su mano hacia su mesa de noche abriendo un cajón y sacando de esta una pequeña caja musical.
Levanto la tapa de esta haciendo sonar una pequeña melodía, una que su madre les cantaba a ella y sus hermanos cuando eran pequeños. Dejo la cajita sobre la mesa arrullándose con la dulce melodía y por fin quedándose dormida.
Yunni-Neko
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro