Treinta y tres
—¿Entonces que soy? ¿Un juguete tuyo? —enuncio indignada —¡Basta! ¡Te me largas de aquí! ¡Ahora! —exigo echándolo de mi habitación cómo se de un animal se tratara.
Llegó la mañana y sólo pensaba en todo lo que le había dicho Ash, si no es gay entonces ¿qué hacía besando a un chico? ¿Y porque demonios me besa a mí? ¿Acaso solo soy un objeto para él o qué?
Fuí a clases pero estaba igual que en la mañana. No atendía a las lecciones y me pasaba mirando a mí alrededor. Estaba triste, irritada y sobre todo más rechazada que nunca.
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