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Capítulo 24.

Christian:

Bella es tan…, terca.

Le dije varias veces que quería acompañarla al baño y ella cada una de esas veces me dijo que no.

Aunque estar mucho tiempo juntos es la principal razón por la que algunas parejas se separan, porque se la pasan juntos casi todo el tiempo y se vuelve aburrido. Pero en mi caso, no es nada aburrido, yo quiero protegerla así ella me ponga mil pero's.

—Hey Christian— me saluda Daniel mientras se sienta a mi lado junto con Claire.

—Hola chicos— los saludo.

Comenzamos a hablar sobre salir algún día los cuatro. Mientras hablábamos estaba al pendiente de Bella, aún no aparecía, me estaba comenzando a preocupar, aunque solo hayan pasado 5 minutos.

—¿Y Oliver?— pregunta Daniel.

—Fue al baño, quería acompañarla, pero ya sabes como es— dije mirando en dirección al pasillo del baño.

—Es un poco terca— dice Daniel.

—Sí, lo es— dice riendo un poco.

—No entiendo cómo fue que la soporté desde pequeña, aunque si no recuerdo mal, Bella era un poco callada, más que ahora— dijo Daniel en un tono divertido.

Reí un poco y luego decidí ir a buscar a Bella, se ha tardado demasiado.

—Iré a buscarla— digo levantándome del sillón.

—¿Cuanto tiempo lleva en el baño?— pregunta Claire.

—Creo que diez minutos— digo rascando la parte de atrás de mi cuello.

—¡Carajo, Christian!— exclamó Daniel.

—¿Qué esperan? ¡Vamos!— dice Claire.

Caminamos rápidamente hacia aquel pasillo oscuro los tres y le dije que esperaran en la entrada del pasillo por si acaso.

Cuando estuve de lleno en aquel pasillo la vi... los ví. Drake la estaba tocando y ella estaba suplicándole que la dejara. Una ola de rabia e impotencia se apoderó de mí, mis manos se volvieron puños y respiré hondo.

—¡Suéltala!— exclamo mientras daba grandes zancadas hacia él.

Lo golpeé en la cara y tomé a Bella por su brazo.

—¡¿Cómo te atreves a tocarla imbécil?! ¡¿Acaso no te bastó con Allison?!— le reclamo.

Estaba pegado de la pared y de su nariz salió un poco de sangre.

—Uno: Me atrevo porque puedo— se limpió la nariz— y Dos: No, ella y yo solo estuvimos unos días después de que nos descubriste y la dejé porque era muy creída y hablaba mucho. Sin embargo esta nueva novia tuya es… diferente— rió.

—Vuelves a acercarte a ella y no respondo— dije empujando su hombro.

Caminamos a la salida del pasillo y ahí nos esperaba Claire.

—Hey... ¿Estás bien?— le pregunta Claire a Bella.

—Sí Claire, gracias por preocuparte— dice Bella regalandole una sonrisa un poco desanimada.

Le hice un ademán a Daniel de que nos dejara solos a Bella y a mí.

—Claire... vamos a bailar— dijo Daniel tomando a Claire de la mano.

Estábamos solos en una esquina, ella se sentó, yo flexioné una rodilla y puse la otra en el suelo

—Yo quería acompañarte y me dijiste que no, te insistí muchas veces e igual me dijiste que no, eres tan terca Bella— le digo ocultando un poco mi enojo.

—No siempre debes acompañarme a todos lados Chris, sí, somos novios, pero no siempre debemos andar pegados como un chicle— dice calmada.

—¡¿Acaso no recuerdas lo que acaba de pasar, Bella?!— le pregunto exasperado.

—Lo sé, pero...

—¿Te imaginas lo que hubiera pasado si yo no hubiese llegado a tiempo? ¿Tienes una idea de lo que te hubiera hecho Drake?— le pregunto.

Ella no dijo nada, se quedó totalmente callada.

La miré mejor y noté que tenía lo ojos humedecidos con las lágrimas a punto de salir.

—Hey, Bella— digo tomando su rostro entre mis manos—. No llores por favor, no quise gritarte, es solo que... no quería que te pasara nada malo, ¿okey? Solo me preocupo cariño, todo lo que tenga que ver contigo me importa— digo abrazándola.

—Me siento tan… tonta… débil…

No la dejé seguir.

—No, Bella, no eres ninguna de esas dos palabras— le digo aún abrazándola—. No estabas preparada para lo que acaba de pasar, no pudiste hacer nada porque los nervios tomaron el control, y es normal, muy normal que tengas miedo— digo besando su cabeza.

—Te quiero tanto— dice ella.

—Yo no— le digo.

Ella deshizo nuestro abrazo y me miró fijamente.

—Yo no te quiero Bella... yo te amo, ¿no lo recuerdas?— le digo con una sonrisa.

—No juegues así, me asustaste— dice soltando una risita.

—No debes asustarte, yo no te dejaré de amar así de fácil, ¿eh?

Ella rió un poco y volvió a abrazarme.

—Quiero irme— me dice.

No lo dudé ni un segundo y caminé hacia la salida con ella.

—Christian, hermano, ¿te vas tan temprano? Son las doce y cuarenta de la madrugada— dice un compañero del equipo de fútbol, el dueño de esta casa, Diego.

Raramente, estaba sobrio.

—Hola Diego, eh… sí me voy.

—¿Por qué?— pregunta.

—¿Por qué dejaste pasar a los del otro equipo?— le pregunto.

—Christian, es una fiesta, aquí están personas que ni siquiera estudian en el instituto.

—Bueno, Drake casi hace algo con Bella en contra de su voluntad— dije con los dientes apretados.

Diego abrió los ojos como platos y luego habló.

—¿Que estás diciendo Christian?— pregunta confundido.

—Lo que escuchaste Diego, si yo no hubiese llegado... no sé que habría pasado.

—Lamento mucho esto Christian... esto es mi culpa, tenía que sacarlos cuando los vi entrar— dice un poco alterado.

—No debes disculparte Diego, de verdad— le digo.

—Lo siento, en serio.

—Me tengo que ir, nos vemos el lunes para el entrenamiento— le digo.

—Okey Christian, de nuevo, lo siento y adiós.

—Adiós.

Salí con Bella y nos montamos en el auto.

—¿Te dejo en tu casa, o quieres venir a la mía?— le pregunto.

—A la tuya, no quiero estar sola en la mía— dice ella.

—Si estás pensando en... ya sabes, recuerda que mi padre está viviendo de nuevo en casa y se despierta casi fácilmente.

Ella soltó una risita y habló.

—¿Por qué no dices la palabra?, follar Christian, simplemente dí follar, o tener sexo, si lo dices así: "ya sabes", pareces un niño de doce años— dijo soltando una risita— además, te puedes quedar en la mía.

—Bueno, pasaré por mi casa y buscaré ropa— digo mirando fijamente el camino.

—Okey.

Conduje hasta mi casa y estacioné el auto sin hacer mucho ruido.

—Te puedes quedar en la sala, mis padres están arriba y no quiero que se despierten— le digo entrando a la casa.

Entramos y ella se fue a la sala. Yo subí a mi habitación y busqué un bolso. Metí ropa, ropa de dormir, cepillo de dientes y esas cosas.

Saqué un preservativo de mi mesa de noche porque... no se sabe.

Tener un bebé Jones no es una opción por el momento.

Exacto.

Tomé el bolso y salí de mi habitación cerrando la puerta con sumo cuidado.

—¡Ay, mamá! ¡Me asustaste!— exclamo en un tono bajo.

—Christian, ¿qué estás haciendo?— pregunta mi madre esperando mi respuesta.

—Eh... no me estoy yendo de casa, por si es es lo que piensas— dije soltando una mínima risa.

—No le veo la gracia Christian Jones, dime qué estas haciendo.

—Iré a dormir a la casa de Bella mamá— le digo un poco apenado, después de todo, es mi madre, ella sabe que dos personas que se gustan y se quieren en una cama, a veces lo que va a pasar es muy... predecible, solo en algunos casos.

—¿Y por qué estás aquí a estas hora?

—Vine por ropa mamá.

—Bueno, bajemos, no quiero que tu padre despierte y te vea escapando de casa.

—Sabes que no debes dormir con él mamá.

—Sí debo, Christian, quiero que se mejore rápido para dejar este teatro.

Bajamos las escaleras y fuimos a la sala.

—¡Señora Adams!— exclamó Bella en un tono sorprendentemente bajo— que... gusto verla— dijo regalandole una sonrisa a mi madre.

—También es un gusto verte cariño— dice mi madre.

—Mamá, tenemos que irnos— le dije.

—Adiós señora Adams— dijo Bella.

Mi mamá abrió la puerta y salimos, antes de que nos alejaramos más y mamá habló.

—Ah sí, y usen preservativo, ¿vale? Quiero ser abuela, pero no precisamente ahora.

Dijo así sin más y luego cerró la puerta. Miré a Bella y estaba totalmente sonrojada. Yo reí un poco, pero estaba apenado.

—Tu madre es...

—Un poco directa, lo sé.

Ambos reímos dentro del auto y salimos de mi casa. Conduje unos 20 minutos hasta la casa de Bella y aparqué el auto.

Bajamos y entramos.

—Sí quieres ve a poner tu bolso en la habitación— dice Bella dirigiéndose a la cocina.

Subí a su habitación y dejé el bolso ahí.

En su mesita de noche tenía una foto de nosotros enmarcada, esa foto la tomamos cuando teníamos apenas una semana de novios, junto a la foto estaba el anillo que le regalé.

¿Por qué no lo tiene puesto?

—¿Qué haces?— me pregunta entrando a la habitación.

—Solo veo la foto— dije con una pequeña sonrisa en el rostro.

—¿Tienes la que te regalé?— me pregunta.

—Sí, la tengo en mi mesa de noche también— digo.

—Sí te preguntas que por qué está el anillo ahí fué porque cada vez que me baño me lo quito, se me olvidó volvermelo a poner.

—Ni siquiera estaba pensando eso— mentí.

—Bueno.

Tomé el anillo y luego tomé su mano.

Se lo puse y ella sonrió.

—Pareciera como si me estuvieses pidiendo matrimonio— dice soltando una risa.

—No es mala idea— me encogi de hombros.

—Aún... no, sí me gustaría, pero dentro de unos años más, cuando ya terminemos nuestros estudios y eso, ¿me entiendes?— dice ella.

—Sí, te entiendo— dije soltando una risa.

—Nunca imaginé que algún día fuéramos más que amigos, o incluso solo amigos. Al principio me llamaste la atención, sí, pero cuando nos besamos aquella noche... sentí algo... muy fuerte, y me dormí pensando en eso y cada vez que lo recordaba sonreía, no podía dejar de pensar en ese momento. Nunca imaginé que algún día me sentiría así con alguien, y nuestra relación es un poco cliché, ¿sabes? O sea, tu eres popular y yo una nerd, eso siempre pasaba en algunos de los libros que leo, nunca llegué a imaginar que eso me llegara a pasar a mí.

Reí un poco y me senté en la cama.

—Pensé que yo era el único que se había emocionado cuando nos besamos, incluso el otro día amanecí y estaba ansioso por verte. Y tú empezaste a llamar bastante mi atención cuando presentaste ese proyecto en el instituto, incluso le pregunté tu nombre a Jack.

—¿En serio?

—Sí, me pareciste muy... bonita.

Ella me miró y sonrió un poco.

—Te repito, nunca imaginé que un día yo sería tu novia— dijo encogiendose de hombros.

—Bueno, ahora puedes ver que nada es imposible— digo besando la punta de su nariz.

Ella me dió un cálido abrazo y nos acostamos en la cama.

Duramos un rato así, acostados y abrazados, dándonos calor, la habitación de Bella era un poco fría por el aire acondicionado, pero tenerla cerca me daba calor, y... paz.

La tenía que despertar, tenía puesta la ropa de salir y se veía un poco incómoda.

—Bella— la llamé.

—¿Mhm?

—Tienes que cambiarte de ropa, ¿no estás incómoda?

—Ah, sí, un poco— dice sentandose en la cama.

Me levanté y me cambié yo también.

Ella se volteó hacía mí y lucia un poco sorprendida.

—Te...— bostezó—, cambiaste rápido.

—Sí, lo he hecho casi toda mi vida.

—Tengo... sueño— dijo mientras bostezaba.

—¿Te ayudo a quitarte la camisa?— le pregunto.

—Sí, por favor.

Desabroché los botones de su camisa y se la quité lentamente.

—¿En dónde está tu ropa?

—En aquél cajón— me respondió señalandolo.

Lo abrí y busqué alguna camisa o bata, lo que sea. Saqué una camisa que se veía un poco grande.

—Alza los brazos— le dije.

—No puedo dormir con brassier, me incomoda— dijo somnolienta.

Desabroché su brassier y rápidamente le puse la camisa.

—¿Por qué tan rápido?— pregunta riendo un poco con los ojos cerrados.

—Tienes sueño, vamos— le dije acostandome en la cama.

Ella se acostó a mi lado y abrió sus ojos. Nuestras miradas se encontraron entre sí. Podía sentir esa conexión tan… fuerte.

—Me gustan tus ojos— dice parpadeando lentamente.

—A mi me gustan más los tuyos, me gusta su color y la profundidad de ellos. Mira que no me había dado cuenta que tienes uno un poco más claro que el otro— digo sonriendo un poco.

—Yo en los tuyos...—bostezó— me puedo perder fácilmente, como aquel día que cruzamos miradas— dijo mirándome.

—¿Cuando fue eso exactamente?— pregunto curioso.

—¿Recuerdas el día que todos me miraban? Tú estabas sentado ahí y también me miraste, tu mirada y la mía se encontraron y yo dije: guao tiene unos ojos muy bonitos.

—Ah, ya lo recuerdo— solté una risita—. Luego de eso Sophia te llamó e hizo que apartaramos nuestras miradas.

—Sí, ese día.

—Creo que ya debemos dormir.

—Sí, yo creo lo mismo— dijo cerrando los ojos.

—Buenas noches Bella, te amo— dije besando su frente.

—Yo también te...—volvió a bostezar— Christian.

Cerré mi ojos y al poco rato me dormí.

[...]

Me desperté porque un mínimo rayo de sol se colaba por la ventana y golpeaba mi rostro.

Miré a Bella y aún estaba durmiendo. No la desperté porque es sábado y tuvo una noche mala.

Fui al baño, me duché, me vestí y luego bajé a la cocina para intentar cocinar.

Yo sé cocinar carne, mi padre me enseñó, pero lo demás no mucho, solo veía como mi madre lo hacía.

Busqué harina e hice una mezcla de panqueques, por lo menos sé hacer eso. Puse a calentar la sartén y esperé un momento hasta que se calentó. Vertí la mezcla y me puse ahí a esperar, no me iba a mover porque si lo hacía, estaba seguro de que se quemaría.

Voltee el panqueque para que se cocinara del otro lado.

Esperé otro rato más y saqué el panqueque de la sartén.

No se quemó.

—¡Al fin!— exclamé en un tono bajo e hice un pequeño baile de la victoria, muy original.

Hice lo mismo con los demás panqueques y ninguno se quemó.

Comí y esperé a que Bella despertara.

Limpié la cocina que estaba hecha un desastre (por mi culpa) y me senté a descansar.

—Hey— dijo Bella.

—Hola— digo regalandole una sonrisa.

—Veo que hiciste el desayuno— dice apuntando al plato con los panqueques.

—Sí, y no se me quemó ninguno— digo sonriente.

—Lo sé, estoy despierta desde hace un rato, te vi hacer tu bailecito, y para que sepas, me gustó, debes enseñarme a bailar así algún día— dice un poco divertida.

—Sí, puedes burlarte todo lo que quieras— dije rodando los ojos.

—Solo te molestaba, Chris, no te enojes.

—Como sea Bella— dije fingiendo estar molesto.

—¿En serio te vas a molestar porque solo te quise hacer rabiar un momento?— pregunta con ambas manos en su cintura.

—Tomalo como quieras— dije volteandome para evitar que me diera un ataque de risa ahí, su cara era... no sé como explicarlo.

—Que infantil eres— dice en un tono serio.

—Ya, Bella— dije tratando de salir de la cocina.

Estaba a punto de hacerlo pero ella me tomó del brazo, me atrajo hacia ella y me besó. Yo no dude en corresponder y la alcé del suelo, haciendo que enredara sus piernas en mi cintura. La senté en la isla de la cocina y ella bajó sus manos a mi pantalón.

—No podemos hacerlo aquí— digo riendo un poco.

—Veo que ya no estás molesto— dijo mirándome.

—Algo así— dije sonriendole.

—Bueno— dijo mientras se bajaba de la isla—, ahora yo quiero desayunar.

Le dí una mirada de: "¿Es en serio?”. Y ella me devolvió con una mirada de: "Una cucharada de tu propia medicina".

—¿Qué quieres hacer hoy?— le pregunto.

—Sophie me dijo que en la casa de Jack hay una piscina y harán una pequeña fiesta, ¿podemos ir?

—No me debes preguntar si podemos ir, porque es obvio que te voy a decir que sí, la pregunta aquí es, ¿tú quieres ir? Digo... por lo de ayer...

—Lo de ayer no tiene nada que ver, quiero ir para distraerme un rato.

—Bueno, ve mete en un bolso: muda de ropa, traje de baño y esas cosas.

—Okey.

Cuando terminó de desayunar subió por las cosas y me sorprendió que bajara tan rápido.

—Lista para irnos— dice bajando las escaleras.

—Vamos— digo tomando su mano para luego abrir la puerta.

Cuando la abrí me encontré con el padre de Bella.

—Hola, señor Oliver— digo respetuosamente.

—Hola…, ¿te conozco?— pregunta.

—¿Qué haces aquí?— le pregunta Bella.

—Vine a hablar contigo, Bella.

—Tendrá que ser otro día papá…, voy de salida— dice Bella mientras sale de la casa.

—¿Quién es él Bella?— vuelve a preguntar.

—No creo que debas saber eso, es de... familia y yo aún no te considero de mi familia.

—Soy tu padre— replica.

—Ya sé que lo eres, pero aún no hemos arreglado nuestra relación.

—¿Y cuando lo haremos?

—Eso depende de ti papá

—Haré lo que sea, hija.

—Tengo que irme— le dice Bella— él…, es mi novio, y mamá no está.

—¿Entonces que hace aquí si no está tu madre?

—Llegó temprano, no se quedó a dormir.

—Bueno, ¿cuando podemos hablar?— pregunta su padre.

—Yo te aviso, tengo tu número.

Bella no dejó que su padre continuara y me jaló del brazo para ir al auto.

Nos subimos y dentro de este ella soltó un gran suspiro.

—¿Por qué le mentiste?— pregunto encendiendo el auto.

—No quiero que se lo diga a mi mamá, prefiero que se entere por mí y no por terceros.

—Bueno, ¡vámonos!— dije empezando a conducir.

Conduje media hora.

—¡Hey! Pensé que no vendrías— le dijo Sophia a Bella.

—Me animé a venir luego de lo que pasó ayer...

—¿Qué pasó ayer— le preguntó Sophia.

—Te cuento allá dentro, ¿okey?— le dijo Bella.

Entramos y vimos a una cuantas personas alrededor de la piscina.

—¡Christian!— me saludó Jack mientras venía hacía mí.

—Hey hermano— le doy un abrazo.

—Volví ayer a la fiesta y no te vi, ¿te fuiste con Bella?— pregunta.

—Sí, me fui con ella por lo que pasó.

—¿Que pasó?— Pregunta confundido.

—Ah, cierto, tú no lo sabes.

—¿Saber qué? Habla de una vez.

—Drake ayer… Bueno, trató de… bueno tenía arrinconada a Bella cuando fue al baño.

—¡¿QUÉ?!— exclama Jack haciendo que todos pusieran su atención en nosotros.

—Shhh— le dije.

—Dime cómo fue eso.

Le expliqué todo y él lucía un poco preocupado.

—Lamento no haber estado ahí— dice.

—No debes lamentar nada, Drake es un idiota.

—Sí, lo es—dice Jack.

—Bueno, iré a cambiarme, voy a subir— le digo.

—Está bien. Toca antes de entrar a cualquier habitación, hay muchas personas aquí— dice.

Me acerqué a Bella que estaba hablando con Sophia.

—Me iré a cambiar, ya vuelvo— le digo.

—Espera, yo también iré— me dijo— seguimos hablando luego Sophie.

—Oigan, hagan el favor y no hagan el amor, es una casa ajena— dice Sophia.

—A ti no te importa eso— dijo Bella riendo.

—¡Hey! Eso es... cierto, me conoces muy bien— respondió guiñándole un ojo.

Bella rió y entramos a la casa y subimos las escaleras para el piso de arriba. Iba a llevarla a la habitación de huéspedes pero escuché un ruido.

—¿Qué pasa?— pregunta Bella.

—Creo que hay… personas adentro.

Ella acercó su cabeza a la puerta y escuchó.

—Hay dos personas haciendo cosas ahí— dijo ella rodando los ojos.

—Ay no.

—No entiendo cómo pueden… ¡Estar follando en una casa que no es de ellos!— dijo lo último en voz alta.

—Ven, vamos a la de Jack— solté una pequeña risa.

—¿No se molestará?— pregunta.

—No, yo he venido tantas veces para acá que prácticamente la habitación de Jack también es mía, hasta tengo una cama ahí.

—Oh, bueno— dice soltando una risita.

Entramos a la habitación y cerré la puerta.

—Aquí hace frío— dice Bella.

—Solo debes cambiarte rápido— le digo.

Abrió su bolso y sacó un traje de baño similar al que se puso cuando fuimos a la playa.

—¿Te pondrás eso?— le pregunto.

—Sí, tiene algo de malo?— pregunta mirándome.

—No..., es que..., allá abajo hay unas cuantas personas y...

—¿Y estás celoso?— pregunta entrecerrando los ojos.

—No es eso...

—Solo dime si lo estás o no Christian.

Suspiré y le respondí.

—Sí lo estoy, ¿okey? Sí, estoy celoso. Yo, Christian Jones, estoy celoso.

Ella soltó una pequeña risa y se acercó a mí.

—¿Era tan difícil decirlo?

—No quería decirlo, no quiero hacerte sentir incómoda.

—No lo haces, ¿okey?— dice tomando mi rostro entre sus manos.

—Okey.

Lo próximo fue que ella me besó y yo le correspondí. Ella retrocedió y choco contra la cama, haciendo que cayeramos acostados en ella.

—No podemos hacerlo en una casa ajena— digo riendo.

Ella soltó una risa y me respondió.

—Es cierto— dijo levantándose de la cama—, me voy a cambiar.

Me puse un bermudas y ya estaba listo. Las ventajas de ser hombre. Me voltee y Bella ya se había puesto el traje de baño.

—Emm, ayúdame a atar esto aquí por favor— dijo ella.

Le até la parte de atrás del traje de baño y mis dedos fríos rozaron su cálida piel.

Me aclaré la voz y le dije que ya estaba listo.

—Sí quieres te presto una de mis camisas, digo, para que bajes y cuando te metas en la piscina te la quites— le digo.

—Claro.

Le dí una camisa y se la puso.

—Te queda un poco grande— digo riendo.

—Y que lo digas— dice también riendo.

Salimos de la habitación y en cuanto lo hicimos salió Diego de la habitación de huéspedes.

—Ah... hola Christian— dice un poco nervioso.

—Hola Diego— digo conteniendo la risa.

—Yo... voy a bajar— dice él.

No le dije nada y él bajó.

Bella y yo nos dimos una mirada cómplice y nos reímos.

Después de ese mismo cuarto salió la hermana de Jack.

—Hola... Christian— dijo.

—Hola— digo soltando una risita— péinate un poco, estás despeinada— le digo.

—Ah... si, es que... me había tropezado y caí al suelo.

—Bueno.

Ella me pasó por un lado y bajó las escaleras.

—Claro que cayó en algo, pero no precisamente en el suelo— dijo Bella.

—Me sorprendes con todas esas cosas que dices— le digo.

—Te sorprenderé más— dijo bajando las escaleras.

La seguí y los dos fuimos a la piscina.

—Hey, tardaron demasiado— dijo Sophia.

—Lo sé— dijo Bella— pero, ¿sabes quién iba saliendo de la habitación de huéspedes?

—¿Quién?

—Tu linda cuñada— dijo Bella— con Diego.

Sophia no lució muy sorprendida.

—¿Lo sabías?— le pregunté.

—Sí Christian, lo sabía, pero no digan nada por favor.

—Nosotros no diremos nada, ¿verdad Christian?— me dice Bella.

—Claro, no quiero causarle problemas a Clara.

—Bueno.

Bella se quitó mi camisa y me la dió.

—¡Bella!— exclamó Sophia.

—¿Qué?— le preguntó ella.

—Me gusta tu traje de baño, de seguro se lo mostraste primero a Christian, ¿verdad?— preguntó riendo.

—Cállate Sophie— le dijo Bella.

—¿Vienes?— me preguntó Bella.

—Claro.

Caminamos hasta la piscina y ella frenó.

—¿Que pasa?— le pregunto.

—Había olvidado que no sé nadar.

—No es tan honda.

—A ver, cuando tenía quince también me sumergí en una piscina que no era “tan honda”, ¿y adivina qué? Casi me ahogo, si no hubiera estado el hermano de Sophie, quizás hubiera muerto ahogada en agua con cloro.

—Bien, no te pasó nada. Lamentablemente no te conocía en aquel entonces y no pude ser tu superhéroe— rió—, pero ahora estoy aquí, y mientras yo esté contigo nada malo te pasará. Y sé que suena muy cliché y de película, pero yo si te lo digo con toda la verdad.

Me lancé a la piscina y le salpiqué un poco de agua.

—Vamos, yo estoy aquí— le digo.

Suspiró y luego sonrió— Bien, pero si muero ahogada será tu culpa, ¿eh?

Bella primero se sentó en la orilla de la piscina y luego sumergió la mitad de su cuerpo en el agua.

—El agua está fría— dice ella.

—Sí, lo está, pero si no le haces caso se te pasa.

—¿Y ahora qué? ¿Nos quedamos aquí estancados?

Me voltee y le dí la espalda.

—Pasa tus brazos por mis hombros y sujetate bien— dije.

—¿Qué piensas hacer?

—Confía en mí, ¿vale?

—Vale.

Se sujetó de mí y yo me empecé a moverme por la piscina.

—¡Oye! Ten cuidado— dice.

—Aguanta la respiración— dije.

Esperé unos segundos y me sumergí completamente en el agua. Después de varios segundos salí de debajo del agua y Bella tomó una gran respiración.

—¡No vuelvas a hacer eso!— chilla.

—Tranquila, amor— reí.

—¿Amor?

—Eres mi amor, ¿o no?

Besó mi mejilla— Soy tu amor, y tú eres el mío.

Pasamos un rato más en la piscina y luego salimos. Debo admitir que hacía un frío de los mil demonios.

—Ha-hace frío— dice Bella mientras sus dientes crujían.

—Vamos— dije tomándola de la mano mientras nos adentrabamos a la casa.

—Estamos mojando el suelo— dice ella.

—Iremos al baño a sacarnos esta agua.

Subimos las escaleras y entramos al baño.

—Bañate tu primero, yo iré a buscar la ropa— digo saliendo del baño.

Iba a ir a la habitación de Jack pero escuché un ruido, ¿a caso la gente no sabe lo que es respeto?

Toqué la puerta y alguien gruñó. Luego de varios segundos, abrieron la puerta.

—Christian...— dice Jack.

—Ah, no quería interrumpir, pero... acá está mi bolso y el de Bella, ¿me los puedes pasar?

Él entró a la habitación y volvió con los bolsos.

—Gracias, no quise molestarte— le digo.

—¿En serio? Ahora Sophia va querer más, me va a desgastar— dice en un susurro.

Solté una gran risa y negué con la cabeza.

Entré de nuevo al baño y Bella se estaba duchando.

—Christian, ¿eres tú?— pregunta.

—Sí.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Pues, encontré a mi mejor amigo y a tu mejor amiga en su habitación, bueno, los interrumpí.

—Dios, no puede ser.

—Viniendo de Jack y Sophie, todo puede ser— digo soltando una risa.

Ella salió de la ducha con la toalla puesta.

—Ya te puedes duchar— dice ella— o… ¿no?

—¿Qué estás insinuando?— pregunto con los brazos cruzados.

—No lo sé, dímelo tú— dice acercándose.

—No po...

—¿Qué dirás? "no podemos hacerlo en un baño Bella". Te he escuchado decir tantas veces en un día la palabra “no podemos.”

—¿En serio lo quieres hacer aquí? Porque te digo que no se ve nada cómodo— digo mirándola.

—¿En una de las habitaciones?

—¿En serio Bella?

—Si no lo quieres, no lo hagas, Christian— dice mientras sale del baño con su bolso.

Me duché rápidamente y salí detrás de ella.

Estaba en el cuarto de huéspedes. Entré sin tocar la puerta.

—¿Qué quieres, Christian?—  pregunta ella.

Me giré y le pase seguro a la puerta.

Ya estaba anocheciendo y aún quedaban personas en la casa.

—¿Por qué te comportas así?— le pregunto.

—¿Así cómo?

—¿En serio lo preguntas?

—Sí te estoy preguntando, es porque no lo sé.

—Estas muy… rebelde, ¿qué te pasa?

—Siempre lo he sido, Christian.

—¿En serio? Porque cuando te conocí te daba vergüenza hasta que te mirara.

—Ya, solo termina de vestirte, por favor— dice terminando de ponerse la camiseta.

—¡¿Ves como te estás comportando?!— pregunto exasperado.

—¡Claro, porque tengo que rogarle a mi novio que se acueste conmigo!— exclama por lo alto.

—¿Es eso? ¿Porque no hemos…?

—Tómalo como quieras Christian, ahora solo vístete, quiero irme a mi casa, ahora.

—¿En serio te…?— no terminé de preguntar porque ya ella había salido.

Me vestí y salí de la habitación con mi bolso en manos. La alcancé y tomé su brazo delicadamente para girarla hacia mí.

—Dime, ¿en serio te quieres ir?— pregunté.

Más sin embargo ella no me respondió, giró su rostro hacia otro lado, ignorandome. Ella sabe que odio eso.

Tomé su rostro con una de mis manos, pero no tan fuerte, lo último que quiero es hacerle algún tipo de daño. Las personas que estaban a nuestro alrededor nos quedaron viendo y luego los chicos que estaban por ahí cerca miraron a Bella de pies a cabeza e hicieron gestos sexuales que no me gustaron para nada.

—Mírame a los ojos mientras te hablo, ¿o quieres que te folle con mis dedos frente a todos estos imbéciles que te comen con la mirada?

Ella me miró con los ojos muy abiertos.

—Mira que tienes falda y eso me da muchísimo acceso— susurré en su oído.

Ella me miró por unos segundos, se dió la vuelta y empezó a caminar hasta la salida. Caminé detrás de ella y subimos a mi auto.

Encendí el auto y empecé a conducir a su casa. Cuando llegamos estacioné al frente de su casa y ella salió.

—Adiós— dijo tirando muy fuerte la puerta del auto.

Yo no le respondí y esperé a que entrara a su casa.

Tenía pensado irme y llegar a mi casa para encerrarme en mi habitación. Pero en parte siento que no puedo dejarla ir así. No me gusta estar molesto con ella.

Apagué el auto, salí y caminé a la entrada de su casa. Abrí la puerta y ella se extrañó al verme.

—¿Qué haces aquí? Se supone que ya te habías ido— dijo dándose la vuelta para subir las escaleras.

La tomé del brazo y la giré hacia mí para darle un beso.

—No puedo estar mucho tiempo molesto contigo, ¿sabes?— dije bajito.

—Y yo no puedo estar insistiendo en algo por mucho tiempo, ¿sabes?— dijo mirándome a los ojos.

—Pídeme lo que sea, y lo haré— susurré en su oído.

—Chris… ¿Podemos?

—Sí, Bella— dije para luego volver a besarla

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Nota de la autora: No sé, pero como que no me gustó este capítulo.

No he tenido mucha imaginación en estos días, me la he pasado encerrada en mi casa y tengo la imaginación muy cerrada.

No olviden votar y/o comentar este cap, se les quieree <3

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