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Capítulo 22

Advertencia: este capítulo posee contenido delicado, leer con precaución.


Mi padre estaba sentado frente a mí, se había quedado en silencio y no había pronunciado nada por un no tan largo momento.

—Prosigue— le digo.

—No me vas a juzgar antes de escuchar todo, ¿verdad?

Dudé por un segundo, si él estaba preguntando eso... Era porque estaba metido en algo malo y en algunos casos… peligroso.

—No, no lo haré, continúa— le dije en un tono de voz firme aunque por dentro no lo estaba del todo.

—Bueno, antes, cuando vivía aquí— dice poniendo sus manos un poco al aire refiriéndose a la casa—..., ¿recuerdas cuando Lindsey estuvo en una etapa un poco… fuerte?

¿Cómo olvidarlo?

Lindsey sufría de bullying y se deprimía muy seguido, fue una etapa muy dura para todos nosotros.

—¿Lo recuerdas?— volvió a preguntar mi padre.

—Sí, continúa.

—Bueno obtuve ese dinero… haciendo negocios no legales. Falsificaba objetos de valor.

Me sorprendí, sabía que podía ser esa clase de cosas, pero igual me sorprendí.

—Antes de que pasara lo de Lindsey yo lo hacía, por eso vivíamos como vivíamos.

—¿Pero por qué? ¿Por qué hacer eso? Podíamos vivir bien con tu trabajo y con el de mamá— le dije.

—¿Crees que con ese salario que me pagaban iba a alcanzar para mantener a esta familia?

—Pero podías hacer otra cosa que no hubiera implicado ir a la cárcel— me defendí.

—Sigue escuchando Bella, me prometiste que no hablarías hasta que yo terminara de hacerlo.

Asentí un poco molesta con la cabeza y el prosiguió.

—Luego de todo lo de Lindsey, me quise salir de ese negocio, lo intenté muchas veces pero me amenazaban. Seguí haciéndolo por un año, tu hermana tenía 10 y tú 8 años.

—Cuando…, te fuiste— le dije.

—Sí Bella, cuando me fui.

Quedamos en silencio por unos segundos y el soltó un suspiro.

—Ese día…, cuando me fui, en la noche mientras ustedes estaban dormidas me llamaron para hacer un trabajo, pero... decidí huir, esa era mi oportunidad. empaqué mi ropa y salí de la casa. Llegué a la casa de mi jefe, él era quien me encargaba sus trabajos. Me pidió que le entregara…, un paquete a un cliente y luego me pagaría. Con el dinero que me dio fue que me escapé.

»Le dije que no tenía familia aquí en Australia, que mi esposa e hijas se habían ido del país y que me saldría del negocio, todo mediante una carta. Me fui porque tenía miedo de que les pasara algo a ustedes... ustedes eran... son mi familia, y si algo les pasaba por mi culpa jamás me lo iba a perdonar.

»Regresé a la ciudad porque me enteré que el hombre que antes era mi jefe había muerto en un tiroteo, que sus cómplices están encarcelados y otros muertos.

No sabía qué decirle. ¿Era verdad esto que me decía? ¿Debía creerle?

No lo sé, es muy complicado.

—¿Ahora lo entiendes?— preguntó sacándome de mis pensamientos.

—No lo sé papá…, mhm no lo sé.

—Bella, te expliqué el porqué de la cosas, ¿eso no era lo que querías?— preguntó.

—Sí, pero debes entender que no es fácil, ¿o pensaste que después de contarme esto te perdonaría así como así?— le pregunté un tanto molesta.

—No Bella, no pensé eso, solo te di la explicación que me pediste.

—Bueno, ahora puedes irte... debo pensar las cosas— le dije.

—Okey— se levantó del sofá y caminó hasta la puerta—. Bella, sabes que siempre estaré para ti, no importa cuánto tiempo pasé, siempre estaré aquí.

No le respondí y él se fue.

Quedé sola en mi casa, de nuevo.

No sabía qué hacer, quiero perdonarlo, pero luego recuerdo todo y... no sé que hacer.

Ya quiero que sea mañana, es viernes, fin de semana, podré descansar.

Sentí vibrar mi celular y miré la pantalla.

Mensaje nuevo de: Chris <3

Hey, mañana iremos a una fiesta que realizarán los chicos luego del partido de mañana, ¿quieres ir? Te pregunto para no hacerte sentir incómoda, amor.

Reí con lo último. «Amor» me llamó amor, es algo… extraño. Espera... había olvidado el partido, no sé cómo pero lo olvidé.

De: Bella.

Vale, me encantaría.

¿Amor? ¿En serio?

De: Chris

Está bien.

Eres mi amor, debo llamarte como tal ;)

De: Bella.

Que loco eres.

De: Chris

Me ofendes, terminamos Bella Oliver.
(Es mentira, ¿okey?)

De: Bella.

Bueno, te dejo, debo pensar algunas cosas.

Él no respondió, pero sí me llamó.

—Bella, ¿qué vas a pensar? Eso de que terminamos te lo dije jugando, no era en serio— dice él.

Me hundí en risas y le respondí.

—No…— solté una risita—, no es eso Chris, sé que estabas jugando, es solo… mi padre.

—Mhm, puedes hablarme de eso cuando te sientas lista, ¿lo sabes no?

—Hablé con él hoy, me lo contó todo.

—¿Todo?— preguntó.

—Sí— dije algo incómoda.

—Ya, por tu tono al parecer ese todo, no era nada bueno— suspiró—. Yo estoy intentando relacionarme más con mi padre— me dice.

—Me alegro mucho, de verdad.

—Bueno, te dejo, debemos entrenar para el partido de mañana y el entrenador acaba de regresar del baño, te amo.

—También te amo.

Colgó y yo fuí a la cocina por algo de comida.

Mientras hacía eso escuché que tocaron la puerta.

—¡Voy!— exclamé desde la cocina.

Me fui acercando y tomé la perilla de la puerta, la abrí y lo vi ahí frente a mí de pie, no podía creer que estuviera de nuevo aquí.

—¿Qué quieres?— le pregunté en un tono neutral, pero algo irritado.

—Quería verte.

—Ya me viste, ahora te puedes ir.

—Quiero hablar contigo, Bella.

—No sé de qué quieres hablar conmigo, Joshua.

—Es que... pensé que éramos amigos.

—Sí, pero no tenemos la suficiente confianza para que te aparezcas así por mi casa— dije y me vió—. Mira, estoy consciente todos los días de lo que pasó y dijiste que todo quedaría normal entre nosotros, pero te veo y me arrepiento demasiado de haberlo hecho. Aunque lo quería, me siento un poco idiota.

—¿Lo siento?

—¿A qué viniste?— le pregunto tajante.

—Nada… solo olvídalo.

—Dime, Joshua, antes de que te azote la puerta en la cara— fruncí el ceño.

—Solo quería verte Bella.

—Bueno, como te dije antes, ya me viste— dije un poco fastidiada—, así que te puedes ir por donde viniste.

—Y…

—¿Y qué?

—¿Eres novia de Christian Jones?

—¿Por qué lo preguntas?— pregunté con una ceja arqueada.

—Respondeme.

—Sí, lo soy, ahora respóndeme tú a mí.

—Lo pregunto porque él le fue infiel a mi hermana y no quiero que pase contigo.

—¿Cómo se llama tu hermana?— le pregunté.

—Allison.

Solté una pequeña risa.

—¿Allison Bell?— le pregunté en medio de una risa.

—Sí, ¿la conoces?— preguntó con el ceño fruncido.

—Claro que la conozco, se peleó conmigo por ser novia de Christian.

—¿Tú fuiste la que le arrancó un poco de cabello?— preguntó sorprendido.

—Esa misma. Como ves, no me le quedo callada a las personas como tu hermana.

—¿Por qué lo hiciste?— pregunto con el enojo plasmado en su rostro.

—Ya te lo dije, ella se abalanzó sobre mí y yo tuve que defenderme— me encogí de hombros.

—Solo… cuídate de Christian.

—¿En serio me estás diciendo eso?— me reí de nuevo. Ah, esto es hilarante—. Por si no lo sabes, tu hermana fue la que le puso los cuernos a Christian, todo el instituto lo sabe porque la encontraron con un chico que no era Christian en las duchas de los jugadores de fútbol. Eso es caer muy bajo, al menos se hubieran buscado un lugar más cómodo, no sé solo digo.

Las ganas de reírme de nuevo al ver su rostro fueron inmensas, pero preferí quedarme en mi postura seria.

—Eso…, es mentira, ¿verdad?

—¿Para que te mentiría Joshua? Además eso es del año pasado.

—¡¿Del año pasado?!

—Sí— reprimí una risa.

No puedo creer que Allison se haga la buena frente a su hermano.

—Ella me dijo que era reciente.

—Pues, déjame decirte que tu hermana te mintió.

—Esto tiene que ser mentira.

—No lo es, si quieres pregúntale a…, todo el instituto y verás lo que te van a decir— suspiré—. No conoces a la víbora que tienes por hermana— dije.

—Allison me va a escuchar— murmuró.

—Bueno.

—Creo... que debo irme. Fue... un gusto volver a verte Bella.

—Sí, lo mismo digo— mentí.

Él se fué y yo cerré la puerta.

Aún no puedo creer que haya hecho lo que hice con él solo por “despecho”, yo misma me doy pena.

Tenía tanto aburrimiento que empecé a limpiar la casa, algo muy raro en mí, no hago nada, mi mamá me dice que me dedique a estudiar y ella se ocupa de limpiar. Luego de limpiar toda la casa quedé muy exhausta.

Fui al baño, me dí una ducha y me acosté en la cama solo con ropa interior.

[...]

Cuando me desperté eran las 6:00 pm.

Me vestí y tomé mi teléfono.

Nuevo mensaje de: Mami.

Cariño, me quedaré en la clínica, hay otro paciente. Estoy tan exhausta, debo operar a una chica, casi de tu edad, no sé cuándo volveré a casa y eso me tiene desesperada. Si vas a salir avísame y no llegues tarde a casa, te amo.

Le respondí y bajé a la cocina.

—Dios tengo tanta hambre— me dije a mi misma.

Hice unos panqueques, sabía hacerlos y qué ingredientes usar, nunca se me quemaban, creo que seré chef.

Lo último fué sarcasmo.

Me senté a comer. Mientras lo hacía escuché un ruido afuera.

Carajo.

Yo soy un poco asustadiza (bueno mucho), y el hecho de que alguien entre a robar (algo que nunca ha pasado) estando yo sola aquí me aterra.

Tomé un cuchillo y me dirigí a la puerta trasera.

Solo a mí se me ocurre salir con miedo para "averiguar" que había afuera.

—¡Bella!— dijo una voz masculina.

Luego de escuchar eso me asusté y todo se volvió negro.

[...]

—Solo me preocupé, temprano vine y nadie atendió, así que decidí ver si se había desmayado o algo así. Se desmayó fue cuando la llamé.

Veía una silueta alta y un poco musculosa, parecía que estaba hablando por teléfono.

Mi visión estaba un poco borrosa, pero poco a poco fué aclarando.

—¡Bella! Despertaste— dice Daniel con un poco de preocupación.

—Daniel, ¿qué pasó?— pregunto incorporandome en el sofá.

—Es que vine temprano, toqué y nadie atendió, me preocupe mucho así que decidí ir al patio trasero e investigar.

—Estaba durmiendo Daniel— blanquee los ojos.

—Nunca supuse eso Oliver, pensé que te había pasado algo.

—Sí me pasó, tú— dije riéndome.

—Solo me preocupaba.

—Lo sé, lo sé. ¿Para que me buscabas?— le pregunto.

—¿No puedo visitar a mi mejor amiga?— pregunta con los brazos cruzados.

—No lo sé, como ahora eres novio de Claire y te la pasas con ella, pensé que ahora era tu nueva mejor amiga— me encogí de hombros.

Él rió un poco y se sentó en el sofá que estaba frente a mí.

—¿Celosa Oliver?— pregunta aún riendo.

—¿Yo? No, ¡jamás!

—Claro que lo estás.

Claro que lo estoy, es mi mejor amigo, lo conozco desde que éramos niños.

—No lo estoy— dije con los ojos entrecerrados.

—Nunca te cambiaría como mejor amiga, nos conocemos desde niños, me conoces mejor que nadie y me gusta tener a una mejor amiga loca— dijo lo último riendo

—¿Me dijiste loca?

—Sí, lo hice.

Tomé uno de los cojines y comencé a golpearlo con él.

—¡Ya Oliver!

—No, hasta que te disculpes.

—Okey okey, disculpa.

Bajé el cojín y lo tiré de nuevo en el sofá.

—Loca— añadió.

Cuando estaba apunto de volver a golpearlo tocaron la puerta.

—¿Quién puede ser?— pregunto extrañada.

—Lo más probable es que sea Christian, lo llamé cuando te desmayaste.

Corrí a la puerta y la abrí.

No lo pude ni siquiera saludar porque entró como loco.

—Bella— dijo con alivio—. ¿Cómo éstas? ¿Cómo te sientes? Cielo santo, ¿estás bien?

Reí un poco y le contesté.

—Sí estoy bien, no te alarmes.

—¿Que no me alarme? Daniel me dijo que te desmayaste.

—Él me asustó.

—Eso lo sé, pero igual me preocupa— besó mi frente

—No debes preocuparte Chris, tranquilo.

—Bueno, creo que yo estoy sobrando aquí así que me voy— dice Daniel.

—¿Me visitarás mañana?— le pregunto.

—Siempre Oliver.

Lo abracé y él salió de la casa, pero no sin antes decir:

—Ah, y traten de no hacer mucho ruido, tus vecinos son muy chismosos, Bella— rió.

—¡Cállate Miller!— chillé sonrojada.

—Adiós Oliver.

Con eso se fue en su auto y quedamos Christian y yo solos.

—Entonces…

—¿Entonces?— le pregunto.

—¿Quieres que me quede hoy?— pregunta.

—Bueno, no lo sé. Tendrías que ir a buscar ropa a tu casa.

—Tengo ropa en mi auto.

—¿Por qué tienes ropa ahí?— entrecerré los ojos.

—Es que... fui a una lavandería y ajá.

—Eres tan malo mintiendo.

—No estoy mintiendo— entrecerró los ojos.

—Claro que sí. En tu casa hay una lavandería, ¿para que irías a una pública?

—Rayos— dijo por lo bajo.

—Ves— dije soltando una risita.

—Está bien, quería quedarme aquí contigo, cuidándote, y me traje esa ropa.

—Ves, es más fácil decir la verdad— sonreí.

—Mhm sí.

—Bueno, ve a buscar tu ropa.

—Sí señora— dijo como un militar y salió de la casa.

Me reí un poco y fui a mi habitación.

—No puede ser, está tan desordenada— dije.

Arreglé lo que pude y se veía medio ordenada. Limpié toda la casa menos mi habitación, qué irónico.

—¿Bella?— preguntó Chris.

—Ya voy.

Bajé las escaleras y él tenía un bolso entre manos.

—Eh… te puedes quedar en la habitación de mi hermana.

Antes de que pudiera decirme algo me fui a la cocina y me serví un vaso de jugo. Bebí rápidamente de él y fui a la sala.

Chris no estaba ahí, escuché que una puerta se cerró arriba y ví a Christian bajar.

—¿Vemos una película?— preguntó él.

No podía concentrarme. Tenía una camiseta blanca y un pantalón de pijama de cuadros. Aunque no era un aspecto tan “sexy” como dicen algunas personas, me ponía nerviosa con él tan cerca, ¿por qué no puedo controlarme cuando se trata de Christian?

—Tierra llamando a Bella— dice pasando su mano frente a mi cara.

—Ah... ¡Claro! Veamos una película.

—Okey.

Vimos Bajo la misma estrella.

Lloré como una niña, amo esa historia, pero a la vez me hace llorar.

Hasta a Chris se le salieron algunas lágrimas.

—No puedo imaginar lo que sería que tu novio o casi novio muriera— digo limpiando mis lágrimas al termino de la película.

El me abrazó fuerte y luego me soltó.

—Me gusta el aroma de tu ropa, no lo sé, es como una mezcla de dulce y menta— digo.

—Okey, eso es algo nuevo— rió.

—Bueno, cada día se aprende algo nuevo de la persona que te gusta, ¿verdad?

—Supongo— besó mi mejilla.

—Ahora dime tú algo, vamos.

—Mhm— lo pensó—, me gusta el color de tus ojos, en algunas ocasiones se ven claros y en otras oscuros, te hace ver tan hermosa y hace que me enamore cada día más de ti— sonrió.

Yo también sonreí.

—Creo que debemos ir a dormir— le digo.

—Está bien.

Subimos las escaleras, él se fué al cuarto de mi hermana y yo al mío.

Ya estando dentro de mí habitación escuché que cayó un rayo. Me sobresalté un poco porque cuando llueve truena y eso me da nervios.

Me acosté en la cama y me cubrí de pies a cabeza.

—Papá— digo tratando de alcanzarlo.

Él solo sigue corriendo, como si escapara de mi.

—Papá, por favor detente— le pedí.

Él se detuvo.

Mientras más que acercaba a él estaba más contenta por tomar su mano e irme con mi padre.

Cuando me acerqué lo suficiente el volteó.

Le habían cortado el cuello y no podía respirar.

—¡Papá!, ¡ayuda! ¡ayuda por favor!

—Bella, Bella, Bella.

Escuchaba a lo lejos.

—¡Bella!

Desperté.

Christian estaba sentado al borde de mi cama con cara de preocupación.

Lo abracé desesperadamente y él me cubrió con su cuerpo.

—Mi padre… él estaba…

—Shh, solo fue una pesadilla, cariño— dijo mientras acariciaba mi cabello.

—Mi padre antes estaba metido en negocios malos, en el fondo me preocupa que algo le pase ahora que decidió volver.

—No le pasará nada malo Bella, tranquila.

Pasé un rato abrazándolo y él se alejó un poco de mí.

—Me quedaré aquí contigo, no acepto un "no" como respuesta, estaré acompañándote por si vuelves a tener otra pesadilla.

Solté una pequeña risa por lo bajo y le respondí.

—Gracias por preocuparte por mí.

—Te dije que no debes agradecerme, me importas y te amo, por eso me preocupo por ti, por tu bienestar.

Le di un beso en la mejilla y se acostó a mi lado. Se quedó dormido mientras me abrazaba de lado.

Al rato mis párpados se comenzaron a cerrar solos.

[...]

Los rayos del sol me despertaron.

Me dí la vuelta y Chris no estaba.

Me levanté aún con los ojos un poco cerrados, caminé al baño. Aproveché bañarme, lo hice con agua muy muy fría, no puedo creer que me haya quedado dormida y Christian no me haya despertado.

Salí del baño y de repente me dió un olor a quemado.

Carajo.

Bajé rápidamente las escaleras y el humo venía de la cocina.

Entré y Chris estaba ahí.

—¿Qué rayos es esto Chris?— pregunté tosiendo un poco.

—¿Sopresa?— se encogió de hombros.

Abrí la ventana de la cocina y el humo fue saliendo poco a poco.

—Estaba intentando cocinar, ¿okey?— dice un poco avergonzado.

Suspiré y luego sonreí.

—De verdad aprecio que lo hagas, pero para la próxima déjamelo a mí, ¿sí?

—Yo quiero hacerte algo especial Bella, no todo tienes que hacerlo tú, esta relación es de los dos.

—Christian... tú ya has hecho demasiadas cosas por mí, me has regalado tantas cosas materiales como emocionales, no puedo pedir un novio más comprensivo y cariñoso que tú.

—Vaya, que poética— rió.

—Arruinas el momento— le dije sonriendo.

Me dió un beso en los labios y luego me miró.

—Deberías ir a vestirte.

Lo había olvidado.

—Ah. Sí, claro.

Subí rápidamente y me puse a revisar entre mi ropa.

Me puse una falda negra que llegaba a la mitad de mis muslos un suéter de igual color y mis tenis blancos.

«Que bonita» «Eres muy hermosa Bella»

Esos eran los cumplidos que me daba yo misma frente al espejo.

Cada día me sentía más segura de mí y tenía esa confianza de vestir cualquier cosa, yo sabía que me veía bonita y eso era lo que importaba.

Bajé las escaleras y esta vez Chris preparó unas tostadas con tocino.

—Vaya, esto no está quemado— dije riendo un poco.

Él se giró hacía mí. Pensé que me pediría que me cambiara o algo así como en las películas de adolescentes tontos que veo. Estaba esperando una mala contesta o una mala cara, pero…

—Guao... Bella, mhm te ves… muy hermosa— dijo sonrojandose un poco.

Me gustaba cuando se sonrojaba por mi.

Él se veía tan… tierno, son muy pocas las veces que eso pasa.

—Gracias— le contesté con un pedazo de pan en mi boca.

Muy femenino de tu parte, ni la princesa Fionna lo hubiera hecho.

Desayunamos, lavamos los platos y fuimos al instituto.

Mientras íbamos al instituto estábamos hablando.

—Tengo que enseñarte a cocinar— le digo riendo.

—Deberías, porque en eso soy pésimo— dijo con una sonrisa.

—Pésimo es poco.

—No seas dura conmigo por no saber cocinar.

—¿Cómo mi futuro esposo no…?

Corté ahí porque me dí cuenta de lo que dije.

Futuro esposo.

Más tonta no puedo ser.

Lo miré y estaba viendo fijamente la carretera con una sonrisa.

—¿Con que futuro esposo, eh?

Sentí mi cara caliente. De seguro estaba totalmente sonrojada.

No dije nada, me quedé callada.

—Suena bien— dice tomando mi mano.

Aún así no podía hablar, estaba tan apenada.

Frenó en un semáforo en rojo y se acercó a mí—. Señora Jones.

Luego un par de minutos el semáforo de puso en verde y Christian siguió conduciendo. Gracias al cielo llegamos al instituto.

Nos bajamos y rápidamente todas las miradas se centraron en mí.

Quería decir en Christian y en mí pero no era así.

Nunca había venido al instituto en falda, nunca había expuesto mi piel así. Mis piernas estaban libres de rasguños o marcas, estaban perfectamente depiladas, sin ningún corte.

Mientras íbamos entrando estaba el equipo de fútbol del otro Instituto. Nuestro Instituto era "Las panteras de Sidney". El de ellos era "Los tiburones de Melbourne".

Todos me miraban y murmuraban cosas, otros me sonreían o me guiñaban el ojo.

Hoy había un breve entrenamiento para el partido de hoy que sería a las 6:00 pm.

—¡Chica, pero que lindas piernas!— exclamó uno de los jugadores.

Christian se aferró más a nuestro agarre y seguimos caminando.

—¡Cuida a tu noviecita Jones!— escuché que gritaron.

—¿Pero qué…?

—No les hagas caso, son unos imbéciles.

Entramos a nuestra primera clase.

En el receso estuve charlando con Daniel y Sophie, se llevan bien aunque sé que los dos están celosos de cada uno. Sophie piensa que Daniel quiere toda mi amistad para él y Daniel piensa lo mismo de Sophie.

Entramos a la segunda clase.

Cálculo.

Odiaba esa clase.

Preste atención porque el profesor estaba explicando una clase que sería un examen.

Excelente, más que estudiar. Amo la educación.

Sarcasmo.

Si me gusta estudiar, pero a veces me aburre, ¿no les pasa eso?

Después de una hora y media explicando la raíz cuadrada, una parte de la clase a la otra nos daría lo siguiente y luego otro día tendríamos el examen, al fin salimos.

—Bella, ¿vas al partido más tarde?— pregunta Daniel.

Olvidaba que él también estaba en el equipo.

—Claro, iré a ver a mi novio y a mi mejor amigo. Tengo que asistir sí o sí.

Una sonrisa se plasmó en su rostro y parecía emocionado.

—Claire también irá, ¿puedes estar con ella? ya sabes que no tiene muchos amigos— dice hablando bajo.

—Claro que estaré con ella, era mi amiga antes de que fuera tu novia— dije rodando los ojos.

—Cierto... bueno, ¿vienes para ver el entrenamiento?

—Claro, la profesora Castillo está enferma y la última clase la tenía con ella.

—Vamos entonces.

Llegamos al campo de fútbol y había olvidado que estaba el otro equipo ahí.

Llegué con Daniel y escuché algunos susurros.

«Vaya, creo que Jones se pondrá triste»

«A Jones le pondrán los cuernos, que horror»

«¿Crees que Jones comparta su novia con ese chico?»

Jones, Jones, Jones.

¡Si soy la novia de Christian Jones, pero ese no es mi nombre! ¡Me llamo Bella, Bella Oliver!

Me senté en una de las gradas donde había un poco de sombra.

Llevaba puesta una falda y no quería broncearme con el sol.

Iugh, soné como una chica popular.

Mientras estaba sentada la falda se me subía un poco por el aire, así que tuve que sostenerla.

Los chicos del otro equipo se asomaban para verme.

Algunos me tiraban besos al aire, otros me guiñaban el ojo y unos pocos me ignoraban.

En mi rostro se dibujó una sonrisa al ver a Chris acercándose a mi.

—Viniste— dijo con una sonrisa.

—Claro, tenía que venir a ver a mi novio, ¿no?

Me dió un pequeño beso en los labios y sonrió.

Después que lo hizo se escucharon muchos «Uh» en el campo.

Les saqué el dedo corazón a todos los que estaban ahí.

—¡Ay que grosera!— gritó uno de ellos.

—¡Así me gustan a mí!— exclamó otro.

—¡Mereces un castigo en mi cama belleza!

El último me hizo estallar de rabia, a Chris también porque tenía la mandíbula tensa.

Christian caminó hacía el chico que dijo eso y yo corrí detrás de él para detenerlo.

Los chicos del equipo siguieron a Christian y lo detuvieron unos centímetros lejos de de el chico que había hecho tal comentario.

—¿No te bastó con Allison verdad?— le pregunta Chris molesto a ese chico.

—Tranquilo Jones, solo jugaba— dijo relajado.

—Para mí no es un juego, Drake.

—Tomalo como quieras— luego posó su vista en mí—. Además, es igual de básica, como tú.

Juró que quería ahorcar a ese chico.

Me puse frente a él y le dí una cachetada, luego otra y una última.

Estaba a punto de darle una última, pero Daniel tomó mi brazo y me miró con advertencia.

Christian me apartó de él y los amigos de Drake que estaban ahí lo ayudaron a levantarse.

—Básicos, son tus pensamientos, inculto.

Con eso me devolví a donde estaba y Christian venía detrás de mí.

—Eso estuvo genial— dice con una sonrisa de oreja a oreja.

—Es un idiota— bufé.

—Lo es.

—¿Él fue...?

—Sí, Allison me puso los cuernos con él, Drake Greenfeild.

—Creo que deberías ir— dije apuntando al campo donde ya estaba el entrenador.

—Ah sí, te quiero.

—Yo también— le dije antes de que se alejara.

Todos los chicos comenzaron a ir al centro del campo.

Pasaron más de media hora entrenando.

Tenía ganas de ir al baño.

Me levanté y fuí.

Cuando entré al baño fuí directamente a uno de los cubículos e hice lo que debía hacer.

Lavé mis manos y salí. Justo en ese momento sentí que me jalaron del brazo. Y cuando me di la vuelta no era quien esperaba.

Drake.

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Nota de la autora: ¿Qué piensan sobre el papá de Bella? ¿Debería perdonarlo o no?

¿Joshua hermano de Allison?

Unas buenas cachetadas le dio Bella a Drake.

Estos días no he actualizado porque no tengo  internet, entiendan, vivo en Venezuela, acá a veces se dificulta pagar el internet, no es fácil. Espero y me puedan entender.

Se les quiere <3

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