Capítulo 20
Un mes.
Había pasado un mes desde que Christian y yo nos hicimos novios, hoy es diez de febrero, cuatro días antes del día de San Valentín.
Yo le compré unos muñequitos que se parecían a él y a mí, una camisa con el número de la suerte de Chris, el cual era el diez y unas polaroids que nos habíamos tomado en el transcurso de nuestra relación.
Hoy nos tocaba ir al instituto así que me llevé el regalo que iba a darle.
—¡Bella cariño!— exclama Sophie acercándose a mí.
—¡Sophie!— digo abrazándola.
—Me enteré que tú y tu galán cumplen un mes hoy— dice alzando ambas cejas.
—Sí, es cierto— sonreí.
—¿Que le vas a regalar?
—Bueno, unos muñequitos muy parecidos a nosotros, una foto de nosotros enmarcada y una camiseta con el nombre de Chris y su número favorito.
—Fuiste mejor que yo, en mi primer mes con Jack le regalé una pizza en forma de corazón— dice riendo.
—Ay por Dios, Sophia— reí con ella.
Escuché un claxon y era el auto de Chris. Los nervios me vencieron.
De él, primero bajó Jack y luego Chris. Abrió la puerta de los asientos de atrás y sacó unos 5 o 6 globos plateados, ese es mi color favorito, luego tenía una pequeña caja en las manos. Jack venía justo a donde estábamos Sophie y yo.
—Parece que tu enamorado tiene algo para ti— dice Jack.
Christian de acercaba más a mí y mi corazón se agitaba más y más.
—¡Feliz primer mes, Bella!— dice casi gritando haciendo que algunas personas del instituto nos miren.
—¡Feliz primer mes, Chris!— casi gritando igual que él para luego abrazarlo.
—Ten, toma tu regalo— dice dándome los globos y la caja.
Yo hice lo mismo que él y le entregué su regalo.
—Sosten los globos, Sophie— digo dandoselos.
Abrí la pequeña caja y adentro había dos barras de mi chocolate favorito, una foto de nosotros enmarcada y una hermosa pulsera de... ¿Oro? ¿Eso era oro?
—Estos muñecos se parecen a nosotros— dice Chris soltando una risita.
—Por eso fue que los compré—digo dándole una sonrisa—. Esta pulsera está muy linda Chris, pero...
—Pero nada. Es tuya, te la estoy obsequiando.
Él la tomó y me la puso. Pude notar que la pulsera tenía grabado algo:
10 - 01 - 2022
Era la fecha de cuando nos hicimos novios. En ese instante me quería derretir de amor, él era tan dulce conmigo, lo quiero demasiado.
—Gracias— digo mirándolo.
—Es con todo mi amor Bella.
—Ahora siento que mi regalo es un poco tonto— digo.
—No lo es, es el mejor que he recibido.
—Pero no es nada interesante, solo son unos tontos muñecos, una camisa con tu nombre y tu número de la suerte grabados y unas fotos de nosotros. Debí esforzarme en comprarte algo más…
—¿Qué dices?— me cortó con una pequeña risa— Este regalo es el mejor que he recibido de mis escasas relaciones. Las demás chicas solo me regalaban cosas que no me gustaban o que nunca usaría. Esto, Bella— alzó la caja—, es lo más lindo que una novia ha hecho por mí, te lo aseguro— besó mi mejilla y volvió a su sitio con una sonrisa.
—Ajá y, ¿qué hago con estos globos?— pregunta Sophie.
—Solo déjalos ir— dice Chris en un tono de drama falso.
—No, Christian, vuelvelos a meter en tu auto— digo tomando los globos y se los doy.
El caminó hasta el auto y volvió a meter los globos y el regalo que yo le dí.
—Ahora podemos entrar— dice Chris besando mi nariz.
Entramos al instituto y todos nos miraban. Christian y yo íbamos tomados de la mano, me siento segura a su lado.
—Miren a la mosca muerta de Bella con su lindo noviecito— dice Allison en el medio de nuestro camino.
—Cállate Allison, le fuiste infiel a Christian en las duchas del instituto, por Dios— digo con una ceja arqueada.
—Tú... ¡cállate!, eres una…, fenómeno.
—La pronunciación correcta es 'un fenómeno' no 'una fenómeno', deberías estudiar más— reí y negué con la cabeza.
Ella se abalanzó sobre mí con una rabia notable en su cara. Empezó a golpear, no mi cara, sino mi cuerpo. Christian intentaba apartar a Allison de mí pero ella se resistía. En una de estas se le soltó el cabello de la cola alta que tenía y vi que ese era mi momento. La tomé del cabello y la jale hacía mí. Tiré tan fuerte de él que en mi mano quedaron unos mechones de su cabello.
Golpeé sus piernas y su estómago, le devolví cada golpe que ella me dió a mí.
—¡Señoritas!— exclama una de las profesoras.
Allison y yo nos separamos y ambas quedamos sentada en el suelo.
—¡¿En dónde se creen que están ustedes?! Esto es una institución, no un ring de pelea. Ambas, a la oficina del director.
Allison y yo obedecimos y caminamos hasta la oficina del director.
—Tienes suerte de que nos apartaran, porque si no...
No la dejé terminar porque solté una risita por lo bajo y le respondí.
—Si no nos hubiesen apartado, estuvieras calva en estos momentos— digo en un tono bajo.
Vi que puso una cara de molestia pero no le hice caso.
Ella es... muy superficial, su imagen le importaba mucho, su ropa, sus anillos y sobretodo su cabello que ahora está un poco incompleto adelante.
Entramos a la oficina del director y esperamos un poco.
—Saldré un momento, voy a ver cuándo viene el director. Espero y no vuelvan a hacer lo que hicieron allá afuera, si lo hacen, serán expulsadas de esta institución— dice la profesora Castillo para luego salir de la dirección.
Luego de es ninguna de las dos habló, todo estaba muy tranquilo.
—Aún no entiendo como Christian pudo haber caído tan bajo contigo— dice Allison rompiendo el silencio.
—Quizá se dió cuenta de que no necesita a una chica infiel y que solo le importa su apariencia, en su vida como novia, ¿no crees?— le digo con una sonrisa de suficiencia.
—Si, ríete, pero pronto te dejará por alguien más bonita que tú.
—No, no lo creo, ¿sabes por qué?, porque yo nunca le sería infiel y porque lo respeto mucho.
—Claro, solo le serás infiel con el chico nuevo, ¿verdad?
—¿Hablas de Daniel? ¿Mi mejor amigo?— le pregunto haciendo énfasis en 'mejor amigo'.
—Eso no impide que...
—Allison, yo no soy como tú y esa es la gran diferencia que hay entre las dos. Yo no hice nada para llamar la atención de Christian, él se acercó a mí por ser yo, con miles de defectos, pero genuina.
—Bella, ya cállate por favor— dice rodando los ojos.
—La verdad duele, ¿no es así, Allison?
Quedamos un rato más en silencio hasta que la puerta se abrió.
—Señoritas— dice el director en un tono calmado.
—Hola director Torres— saludo con respeto.
Allison no dijo nada, solo se quedó sentada en la silla.
—Me he enterado que ustedes se han peleado dentro de esta institución, ¿es eso cierto?
—Si, director Torres, es cierto— digo firme.
—¿Por qué lo han hecho?
—Ella comenzó— dice Allison apuntandome.
—¿Es eso cierto señorita Oliver?
—No, no es cierto director. Yo venía esta mañana con Christian Jones, es mi novio, Allison fue su novia, ella se nos atravesó en el camino y comenzó a insultarme, yo no me quedé callada, también le dije sus cosas. Luego de yo decir todo eso, ella se abalanzó sobre mí y comenzó a golpearme, yo no me quede atrás y también la golpeé. Eso es todo y si no me cree, Sophia Reed, Jack Harris y hasta el mismo Christian estuvieron presentes mientras esto pasó.
—Bueno, si esto es un problema por un chico, tendré que decirles vayan a sus casas hoy y vayan metiéndose en la cabeza, sobretodo usted señorita Bell, que eso se habla fuera del plantel, no adentro. Hablaré con los profesores con los que tenían clases hoy y les diré que cualquier evaluación o trabajo que tenían hoy se los deje para mañana. Mañana volverán y limpiaran algunos salones como castigo, no llamaré a sus padres solo por esta vez. Ahora váyanse.
Salí de la oficina del director y afuera me estaba esperando Christian.
—Bella. ¿Qué pasó? ¿Te castigaron? ¿Estás bien? ¿Allison te golpeó muy fuerte? Habla por favor.
Solté una pequeña risa porque me hizo recordar a mi mamá cuando me caía de pequeña.
—No pasó nada, solo tengo que irme a mi casa, si me castigaron, mañana limpiaré algunos salones del instituto, sí estoy bien, Allison no golpea muy fuerte así que no me dolió mucho.
Me abrazó un poco fuerte y dejó un beso en mi cabeza.
—Me alegro que estés bien, Allison está muy mal de la cabeza.
—Si lo está— digo soltando una risita.
—¿Te llevo a tu casa?
—No quiero que pierdas tus clases por mí.
—No las perderé, los profesores que nos tocaban hoy no vinieron todos, solo el profesor Garcia y la señorita Castillo y ya esas dos clases pasaron, así que no tengo nada que hacer aquí.
—Bueno, si es así vamos— digo tomando su mano.
Salimos del instituto y entramos a su auto. Él comenzó a conducir y en el trayecto a mi casa estuvimos hablando.
—Hoy... te tengo una sorpresa— dice Christian sonriendo mientras mira el camino.
—¿Por qué haces esto? Sabes que odio las sorpresas porque siempre me emociono y nunca me dicen que es.
Le arruinaste la felicidad al pobre chico.
—Por eso se llama sorpresa— sonrió.
—Da igual.
—No te enojes, por favor.
—No lo estoy Christian— dije soltando una risita.
Llegamos a mi casa y el auto de mi madre estaba en la entrada, pero pude notar que había otro, era el de Daniel. La relación entre Daniel y Chris era normal, este mes fue extrañamente muy bueno y pues, Claire y Daniel estaban saliendo, aún no eran novios pero era muy evidente que se gustaban
—Al parecer tienes visitas— dice Christian.
—Al parecer es así— río.
Bajamos del auto y nos dirigimos a la entrada de la casa.
Mi hermana se había ido de nuevo, llamó ayer y dijo que vendría para mi cumpleaños, el cual sería en un mes.
Abrí la puerta, Chris y yo entramos.
—Mamá, ya llegué, Chris está conmigo— dije para que supiera de mi presencia en la casa.
—Bella, hija, estoy en la sala— dice mi madre.
Me dirigí a la sala y ahí estaba mi madre con la mamá de Daniel.
—Hola señora Miller— digo con una pequeña sonrisa.
—Hola cariño— dice devolviéndome la sonrisa.
—¿Y Daniel?— le pregunto.
—Oh, está en casa, Claire fue a visitarlo.
—Creo que son novios— dice Chris.
—Yo también lo creo— dice la madre de Daniel con una sonrisa en su rostro.
—Mamá, Chris me va a llevar no sé a dónde por nuestro aniversario de un mes— dije y mamá sonrió—, es más tarde no justo ahora.
—Ah sí, tengo algo para ustedes— dice mi madre levantándose del sofá.
Fue a la cocina y vino con un pequeño pastel.
Aniversario №1.
Bella y Christian, los amo.
Eso era lo que tenía escrito arriba y al final un corazón.
—Christian se ha portado muy bien contigo así que decidí hacerles este pequeño detalle— dice mi madre.
—Muchas gracias señora Bennett, es muy lindo de su parte— Dice Chris regalandole una sonrisa a mi madre.
—No es nada Christian— dice mi mamá.
—Quisiera hablar con usted, a solas señora Bennett— dice Chris.
—Claro cariño, vamos— dice mi mamá dirigiendose a la cocina.
Quería esconderme para escuchar algo, pero me fuí a la sala con la madre de Daniel.
—Bella, tú y Christian hacen una muy bonita pareja— dice la señora Miller.
—Gracias señora Miller.
Quedamos en un silencio pacífico y al rato mi madre entró a la sala de nuevo.
—Bueno, volví, vamos a terminar de hablar amiga— dice mi madre viendo a la de Daniel— Bella por favor retirate, necesito hablar unas cosas de mayores aquí.
—Okey mamá— blanquee los ojos.
Me fuí hacia donde estaba Christian.
—¿Qué hablaste con mi madre?
—Solo… algunas cosas.
—¿No me puedes decir?
—No, es otra sorpresa.
Rodé los ojos y el me dió un beso
—Te ves muy linda cuando te enojas.
—Para ti siempre me veo linda.
—Es que lo eres, eres muy hermosa Bella Oliver— besó mi mano.
—Gracias por estar conmigo.
—No debes agradecer, lo hago porque te quiero y porque quiero estar contigo.
—Eres increíble, Chris, te quiero.
—Yo te quiero mucho más Bella.
Con eso se fue y yo subí a mi habitación.
Me acosté en la cama y busqué mi teléfono.
Le marqué a Daniel, quería verlo, quería saber si Claire y él son novios, estoy tan orgullosa de él, tenemos casi un mes sin hablarnos, yo le dí espacio para que pudiera pensar las cosas y hacer otras cosas que no me involucraran.
...
...
...
—¡Bella!— dice Daniel alegre.
—Hola Daniel, ¿cómo has estado?
—Bien Oliver, y tú?
—Bien, muy bien.
—¿Y eso que me llamas?
—Quiero verte, quiero ver a mi mejor amigo.
—¿Voy a tu casa?
—No, yo iré a la tuya Daniel.
—Okey, te espero aquí.
Colgué y me puse los zapatos.
Bajé las escaleras y fuí a la puerta principal.
—Mamá, saldré un rato— le dije para que me escuchara.
—Okey hija, pero vuelve temprano, recuerda que tienes tu cita de hoy con Christian.
—Okey mamá.
Me fuí caminando, la casa de Daniel quedaba a unas cuantas cuadras de la mía, creo que eran 10 o 12 cuadras, un poco lejos pero podía y quería caminar.
Llegué a la casa de Daniel un poco exhausta.
Toqué la puerta, esperé un rato y la abrió.
—Miller— dije.
—Hola Oliver.
Entré y el cerró la puerta.
Cuando la cerró lo abracé fuertemente.
—Tonto, no sabes cuánto extraño hablar contigo— digo sonriendole.
—Yo también Bella, pero fue por un bien.
—Sí.
Nos sentamos y hablamos por un rato, le conté que ha pasado en mi relación Christian él me contó que ya no sentía nada por mí, solo un amor de hermaamigos como dice él.
—Entonces…, ¿y Claire?
Al mencionar el nombre de la pelinegra él sonrió.
—Pues... le pedí que fuera mi novia hace una semana, todo va bien. La quiero, en tan solo dos semanas empecé a quererla.
—Me alegro mucho por ti Daniel.
—Si, ella es... fantástica.
—Espero que sean felices juntos. Quiero ver a mi mejor amigo feliz.
—¿Y qué tal lo tuyo con Christian?— pregunta.
—Va bien, desde el principio ha ido todo bien, hoy cumplimos un mes de novios y me va a llevar a cenar.
—¿Entonces qué haces aquí? Deberías estar arreglandote y eso.
—¿Estás diciendo que estoy fea?
—No, no es eso Bella— ríe.
—Bueno, creo que sí debería irme, tal vez un día Claire, tú, Christian y yo podamos salir.
—Si, hay que planearlo.
El abrió la puerta y me quedó mirando.
—Extrañé a mi mejor amiga— dice con una amable sonrisa en el rostro.
—Y yo a mi mejor amigo, te quiero.
—Y yo a ti Oliver— dice dándome un abrazo.
Me fui de su casa y mientras caminaba me entró una llamada.
—¿Dónde estás?— pregunta Sophie.
—Eh… acabo de salir de la casa de Daniel, ¿por qué?
—No te muevas de ahí.
Esperé en una parada de bus que queda cerca, tenía techo. Al rato el auto de Sophie se estacionó frente a mí.
—¡Sube!— dice por favor encima de la música.
Subí al auto y ella aceleró. Yo le bajé un poco de volumen a la música porque me estaba aturdiendo.
—¿Para dónde me llevas?— pregunto mientras camino a la puerta.
—A una tienda.
—Ajá, ¿a qué tienda?
—Cuando llegues lo sabrás.
Mientras conducía cantaba un canción en español que, por las expresiones que hacía Sophie, ya sabía de que se trataba.
—¿Podrías decirme qué fue lo que dijiste en español?
—Luego. Ahora mira.
Cuando salimos del auto me dí cuenta que… era una jodida tienda de lencería.
—¿Qué hacemos aquí?— pregunto.
—Te compraré una de esas para que la luzcas hoy— me guiñó un ojo.
—No, ni loca. Estás demente si piensas que me pondré algo de eso
—Ay vamos— dijo jalandome del brazo.
A la fuerza, entré la tienda. Cuando miré a mi alrededor había demasiadas cosas que solo he leído en los libros para mayores que leo en línea.
—Hola, buenas, quiero ver sus modelos de lencería, el diseño, por favor— dice Sophie.
—Hola— dijo Ian chica—, debo saber algo antes, ¿ambas son mayores de edad?— pregunta.
—Sí, ambas ya tenemos dieciocho, pero esta chica que ve aquí ya se está haciendo vieja, va a cumplir diecinueve en un mes— sonrió.
—Sus identificaciones, por favor.
Sophie sacó de su cartera su identificación y yo de mi bolsillo. Nunca salgo sin identificación.
La chica nos guió hasta la sección de lencería y me confundí con tantas tiras, ¿dónde van amarradas?
—Tráigame las de color negro, rojo y beige— dice Sophie tomándome de la mano.
Me llevó a una sección donde estaban los probadores y me metió en uno. Me vi en el espejo y vi que tenía el cabello despeinado, parecía una auténtica loca.
—Pruebate este primero— dijo dándomela en la mano.
Lo miré y tenía tantas tiras que me confundía.
Me quité mi ropa y la puse a un lado, no puede ser que yo me esté probando esto. Metí una pierna con cuidado y luego la otra. Corrí la cortina y Sophie me miró de arriba a abajo.
—No, el beige no hace que tu piel resalte. Pruebate esta— me tendió una de color negro.
Hice el mismo procedimiento de hace rato y salí.
—Te queda bien, pero me imagino que te incomodan todas esas tiras, ¿verdad?— pregunta, asiento.
—Bueno, ponte esta roja.
Me quité la negra y me puse la roja.
—Okey, sé que no he dado mi opinión durante todo este tiempo, pero no me gusta el rojo, primero: por el color. Y segundo: es más complicada que la negra anterior— dije.
—Bueno, pruebate esta— dijo sacándola de una bolsa.
Entré al probador, me quité la roja y me puse la otra negra. Cuando terminé me miré en el espejo y aunque no quiero admitirlo, me queda bien. El negro hace que mi piel blanca resalte y esta tiene solo una tira en las piernas.
Corrí la cortina y Sophie me vió.
—¿Te gusta esa?— me pregunta.
Asentí tratando de ocultar una sonrisa.
—Excelente.
Sophie pagó por ese traje y me lo dió. Me explicó lo que tenía que hacer y cómo hacerlo.
Me dejó frente a mi casa y me deseó suerte.
Subí a mi habitación, me recosté un rato y me fuí a duchar. Chris no me dijo que hora vendría por mí, así que me duché y estoy buscando una ropa para vestirme antes de que él venga por mí.
—Hija, te compré un vestido para hoy— dice mi madre.
—No debiste mamá.
—Ten— dice dándomelo.
Era un vestido verde oscuro que me llegaba por las rodillas, se ajustaba bien a mi cintura y era muy lindo.
—Gracias mamá.
—Lo hago con mucho cariño hija.
Esperé a que mi mamá saliera de mi habitación y me puse lo que Sophie había comprado para mí, me aseguré de ponermela bien. Luego de eso me puse el vestido, por suerte no se nota lo que llevo abajo. Me miré al espejo y me sentí... linda.
Esperé un rato en mi habitación para no sudar y escuché el claxon.
—Bella, Christian está aquí— dijo desde la planta de abajo.
—Voy mamá.
Me arreglé otro poco y bajé.
Mientras bajaba las escaleras vi a Christian en la puerta principal.
Llevaba un pantalón de vestir negro y una camisa manga larga con una chaqueta encima.
—Vaya, estás muy elegante— digo mirándolo.
—Y tú estás más bonita de lo normal— dice sonriendo.
No pude evitar sonrojarme y reír.
—Hija toma— dice mi madre extendiendo un pequeño bolso hacía mí.
—¿Para que es esto mamá?— pregunto extrañada.
—Es ropa, Bella.
—¿Ropa para qué…?— caí en cuenta de algo— ¿Tú planeaste esto no es así?— pregunto girandome hacia Chris.
—Tal vez— se encogió de hombros y sonrió.
—Bella hija, cuídate te amo.
—Yo también te amo mamá.
Con eso salimos y nos subimos al auto de Chris.
—¿A dónde me llevas?— pregunto para ver si esta vez me lo dice.
—Te dije que era una sorpresa.
—Pero, ¿iremos a cenar o algo así?
—Algo parecido.
Chris seguía conduciendo, el trayecto fue largo casi que salimos de la ciudad.
—¿A dónde me llevas? Mañana tenemos clases.
—Ya... llegamos.
Él me sacó del auto y cubrió mis ojos con una venda.
—Yo te guiaré tú solo camina, ¿si?
—Okey, solo te un poco de cuidado, podemos tropezar.
Él me llevó caminando con la venda aún en mis ojos. No caminamos mucho, tal vez algunos metros más allá hasta que nos detuvimos.
—Puedes quitarte la venda— dijo.
No dudé en hacerlo porque estaba tan emocionada, asustada y ansiosa de ver qué hizo para mí.
Lentamente abrí los ojos y…, ¿estábamos en una playa? Había una carpa con una mesa y dos sillas en el medio. En el centro de la mesa había un ramo de rosas rojas. En otro lado había una tienda de dormir grande como para dos o tres personas.
—Chris, esto es…, bellísimo— digo sin salir de mi asombro.
—Lo armé luego de que me fuí de tu casa. No quería llevarte a un restaurante o algún otro lugar de siempre, quería hacer algo... diferente.
—Me gusta, amo esto aquí— digo caminando hasta la mesa.
Christian sacó la silla para que yo me sentara y la acomodó.
—Espera aquí, iré a buscar la comida— dice dándome un beso en la frente.
Mientras él buscaba la comida yo me puse a ver el mar, las olas, la arena, la brisa. Todo era tan relajante.
—Volví— dice Chris con unas bandejas en las manos.
—¿Qué es esto?— digo apuntando a una bandeja tapada.
—Tu favorito.
—¿Estás diciendo que aquí abajo de esta tapa misteriosa hay lasaña con doble queso y carne?
—Compruebalo tú misma.
Destapé el platillo y efectivamente era lasaña. La probé y el sabor inundó mis papilas gustativas.
—Sabe igual a la de mi mamá— digo mirándolo.
—Es la de tu mamá— dice guiñandome el ojo.
—Espera…, ¿en qué momento?
—Cuando fuiste a la casa de Daniel.
—Ah okey.
—Sí.
—¿No quieres un poco?— digo ofreciéndole de mi lasaña— Tienes suerte de que te ofrezca, porque de la lasaña de mi mamá no le ofrezco a absolutamente nadie.
—No, eso es para ti, quiero que toda esta noche sea sobre ti.
—Pero... no es mi cumpleaños, mi cumpleaños es dentro de un mes, además este aniversario es de los dos, no solo mío.
—Eso lo sé, pero quiero que esta noche sea sobre tí, quiero estar contigo en cada momento, quiero que cada vez que vengas a esta playa de acuerdes de este día, que cuando despertemos mañana estemos juntos.
—Te quiero, Christian, no sé cómo es que puedes darme de todo y conformarte con lo poco que yo te ofrezco.
—Porque te amo Bella, en este mes que llevamos de noviazgo se ha generado ese sentimiento, yo no te quiero, yo te amo, eres la chica que siempre quise. No me importa darte todo lo que quieras, yo podría darte el mundo si pudiera a cambio de que estés conmigo para siempre.
»Eres hermosa Bella Oliver, pero no fue eso lo que hizo que me enamorara de tí, fue tu carisma, tu sonrisa que hace que tu rostro se ilumine, tu generosidad y tu inteligencia. Eres una gran chica y te lo repito de nuevo porque me gusta decirlo, te amo con todo lo que soy, Bella.
Me quedé mirándolo fijamente.
Este chico me está diciendo que me ama.
Esa es una palabra muy fuerte.
Amar a una persona solo lo he experimentado con mi mamá y mi hermana. Pero este chico que tengo al frente me ha hecho sentir tan segura de mi misma, tan protegida tan... libre.
Christian se ha llevado muchas, mejor dicho muchísimas de mis primeras veces.
Fue mi primera cita.
Fue mi primer beso.
Fue mi primera vez.
Fue mi primera escena de celos.
Es mi primer novio.
Después de todas esas cosas estoy segura de algo: yo también lo amo.
—Yo también te amo, Chris, has hecho tanto por mí que no me alcanzará ni esta vida ni la otra para poder agradecerte por estar siempre ahí para mí.
Él me sonrió y me dió un corto beso en los labios.
—¿Quieres ir al mar un rato?— pregunta extendiendome su mano.
—No traje ropa de baño.
—Tu madre de seguro te metió alguna, yo le dije que era lo que tenía que poner en el bolso.
—Aún no puedo creer que mi mamá nos haya dejado dormir juntos por esta noche.
—Ya lo hizo una vez, ¿recuerdas?
—Sí, pero ese día estaba lloviendo y no podía regresar a casa así. Además, ella tenía entendido que tus padres estaban ahí, cuando tú y yo sabemos que no estaban.
—Bueno, ve y busca en el bolso.
—Voy.
Fui a la tienda y busqué mi bolso.
Encontré un traje de baño, ¿a caso era nuevo?
¿En qué momento mi mamá lo compró?
¡No me puedo quitar lo que tengo debajo del vestido!
—¿Encontraste uno?— pregunta Chris entrando a la tienda.
—Ah… sí.
—Bueno, vamos.
—¿Tú no te vas a cambiar?
—Tengo el mío puesto abajo.
—Bueno…
—Si quieres puedo salir y te lo pones tranquila.
—No, en realidad… hay algo que quiero mostrarte— dije carraspeando un poco.
—¿Qué es eso que quieres mostrarme?— pregunta.
Yo solté el lazo que mantenía el vestido en mi cuerpo y este de inmediato cayó al suelo. Pasé mis piernas por encima de este y lo tiré a algún lado.
Christian me miró de pies a cabeza, tal vez un poco impresionado.
—Bella…— mencionó mi nombre en un susurro.
—¿No te gusta?— pregunto.
—¡No! Digo… ¡Me encanta!— dijo mirándome— ¡Jesús! ¡Joder!
—¿Estás bien?— pregunto un poco preocupada.
Esta vez no respondió, pero sí se acercó a mí, me tomó de la cintura y me besó. Su lengua de inmediato entró a mi boca y jadee porque se sintió exquisitamente bien.
Eso despertó algo en mí, una llama que poco a poco se encendía y quería que el fuego se expandiera más y más. Lo empujé a la cama y se sentó, yo me senté en sus piernas.
—No sabes cuanto te quiero— dije mirándolo a los ojos.
—Bella... si haces esto no lo podrás detener después.
—Ya lo sé, pero no quiero detenerme.
Besé sus labios y sonreí en ellos.
—Solo... hazme sentir bien, Christian— susurré en su oído.
—————————————————————
Nota de la autora: WTF!! Pero que capítulo.
Pronto pondré un capítulo narrado por Daniel 3 semanas antes de que se hiciera novio de Claire. Tengo que pensar en algunos escenarios, los diálogos etc.
Instagram: @victoria.m.abreu
Twitter: @Victoriavstein
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