14.
Los ojos del rubio se abrieron lentamente, el aire olía a alcohol y detergente. El techo era blanco y Katsuki sentía que la cama en la que estaba era muy dura, trató de moverse, pero al hacerlo un dolor en su cuerpo se lo impidió. No pudo evitar dejar escapar un quejido, miró alrededor notando que estaba solo en un pequeño cuarto de hospital.
No sabe si fue por fortuna o desgracia, la puerta de la habitación se abrió y la bruja de su madre entró, ella se quedó un momento estática al verlo despierto, después se sorprendió y dejó su vaso de café en una pequeña mesa.
-Oh, Katsuki. -habló la mujer por un momento con la voz quebradiza, se recompuso rápidamente en ese instante-. ¡Mocoso de mierda! ¿Sabes el susto que nos dieron?
A diferencia de sus palabras, la alfa tomó asiento al lado de la camilla y tomó la mano de su hijo con suavidad. Katsuki no respondió, miró como su madre se quedaba allí un momento tratando de calmarse, su aroma delataba alivio, pero también tenía un toque amargo.
-¿D-donde está, Deku? -el rubio preguntó después de unos minutos de silencio, su voz había temblado-. ¿Y los niños? ¿Están bien verdad?
El suspiro que dio la rubia no le agradó mucho al alfa, ella lo miró con algo de pesadez y Katsuki sintió miedo, no quería que todo por lo que luchó se hubiera destruido.
-Mahoro y Katsuma están bien, salieron ilesos. -la rubia habló y el aire de los pulmones de Katsuki se salió por completo-. En cambio Izuku, él recibió un gran impacto, de alguna manera saltó de su asiento hacia donde estaban los cachorros, los protegió con su cuerpo.
-¿¡Pero él está bien!? -Katsuki casi se sentó de golpe en la camilla, sin embargo, una gran puntada en su hombro izquierdo y su abdomen bajo, Mitsuki se alarmó y lo hizo acostarse de nuevo pese a sus protestas.
-¡Sí lo está, ya quédate tranquilo! Maldición, a este paso te volverán a poner puntos. -Mitsuki gruñó tratando de hacer que su hijo entrará en razón, sabía que Katsuki estaba desesperado por ver a su familia a salvo.
Pero por una parte Izuku todavía estaba inconciente, y las heridas frescas del rubio eran peligrosas como para que se estuviera removiendo cual gusano. No quería que su lindo yerno terminara viudo por una estupidez de su hijo.
Katsuki dejó de luchar, arrugó el entrecejo ante los dolores de su cuerpo, pero nada más que eso. Al rubio le importaba una mierda como estuviera, el solo quería ir a ver a su esposo y saber cómo estaba realmente, por suerte sus hijos estaban bien, y si su madre estaba en el hospital sola entonces significaba que los pequeños estarían en su hogar siendo cuidado por su padre.
-¿Qué le pasó a Deku? ¿Está despierto? -la voz del rubio suave pero firme le hizo saber a la rubia que no tenía más opción que hablar.
-Éo está bien, sigue inconsciente, aparte de sus brazos, el resto de su cuerpo está bien. -la rubia dijo y Katsuki arrugó más su ceño, "¿Aparte de sus brazos?', fue la pregunta que la rubia leyó en su rostro-. Sus brazos, ambos, están rotos, su brazo derecho es el que más estaba fracturado. Puede que le quede más de una cicatriz.
Katsuki solo se quedó mirando el techo, procesaba todo lo que había ocurrido en solo una cuantas horas. Pero todo estaba bien, Deku estaba vivo y sus hijos a salvo, solo tenía que recuperarse para volver con su familia.
El día pasó entre algunas revisiones y comida sin sal horribles. Su madre le estuvo haciendo compañía hasta que el tiempo de las visitas se acabó, Katsuki se quedó solo en la habitación, el sol ya se había ido hace bastante tiempo. El alfa se movió con cuidado en la camilla sacando de su cuerpo las agujas que le conectaban a la máquina de monitoreo, solo se dejó el suero.
Se deslizó por las paredes arrastrando consigo la cosa esa como se llame en donde colgaban el suero para la vía intravenosa, prácticamente lo usaba como bastón. No sabía a donde coños ir, pero de alguna forma tenía que llegar a la habitación donde estaba el pecoso.
Miró en cada una de las ventanillas que habían en las puertas que se encontró, no paró hasta que vio una mata de cabellos verdes. Abrió la puerta con cuidado y entró lo más silencioso posible, Deku estaba durmiendo, a Katsuki se le encongió el corazón cuando pudo apreciar por completo los brazos de su pecoso.
Estaba enyesado hasta los hombros, su rostro también tenía unos cuantos rasguños y un pequeño morado en una mejilla. Katsuki estaba cansado, y por mucho que quisiera acostarse en el mismo lugar que el pecoso, le era imposible por muchas razones.
Arrastró un pequeño sillón que estaba en la habitación y la puso al frente de la camilla, Katsuki puso sus manos en la cama para afincarse en ella, deslizó sus dedos por el rostro del menor con cuidado mientras dejaba salir su aroma para llenar todo el lugar. Notó como el pequeño ceño fruncido del pecoso se suavizó por completo.
No le importaba que no estuviera cómodo, solo estando allí y mirando a su pecoso, eso le bastó al rubio para que el sueño lo hiciera caer. Se quedó dormido allí.
(...)
-Buenos días, ¿Sigues vivo, señor Bakugou? -Katsuki se removió al escuchar esa voz hablándole, la luz pegaba en sus ojos se manera dolorosa y su cuello dolía como los mil demonios, eso sin contar su hombro y el resto de su cuerpo.
El rubio dejó escapar unos gruñidos mezclados con dolor al sentarse derecho, llevó una mano a su cara y la masajeó, parpadeó un par de veces tratando de contemplar su entorno. Al hacerlo dio con la presencia del doctor que había visto antes, su cabello blanco parecía casi brillar con los rayos del sol que entraban por la ventana.
-Usted es más terco que una mula. -le habló el beta soltando un ligero suspiro, pero Katsuki pudo ver como una leve sonrisa se pintó en sus labios-. Haré que traigan una camilla para que pueda descansar aquí correctamente, no quiero tener que volver a cerrar sus heridas si se sigue esforzando al escaparse de su antigua habitación.
-Uh, sí... gracias. -el rubio no sabía exactamente como responder o qué decirle, pero él había estado cuidando de el y su esposo, al menos las gracias tuvo que darle.
-¿Sabe?, Cuando los trajeron aquí hace cuatro días, no solo fueron los brazos de Izuku quienes recibieron cirugía. -el médico informó y Katsuki arrugó el entrecejo sin entender-. Verás, en sus exámenes de sangre noté algo, había una pequeña anomalía así que investigué más a fondo, con una radiografía ví en su ingado una pequeña mancha, sé que es algo arriesgado hacer una cirugía con un paciente que tenía los brazos rotos y había perdido sangre, sin embargo, al hacerle la cirugía, con el traslado de sangre y las medicinas para mantener a raya el dolor de brazos y antibióticos. Era un momento justo, incluso con el tumor cancerígeno sin desarrollarse por completo.
Por un segundo, Katsuki sintió como su alma abandonaba su cuerpo. Se había olvidado de esa enfermedad, creyó que tal vez Izuku había contraído aquella cosa por su culpa, y que ahora estaría bien, sin embargo, estaba agradecido con ese doctor, había salvado lo que más amaba en su vida.
-Muchas gracias, de verdad, gracias. -Katsuki no quería llorar, y aunque sintió como sus ojos se volvían aguados no lo hizo, lo único que hizo fue respirar profundamente tratando de calmarse, miró a su esposo aún inconsciente y sonrió.
Entendía ahora porque no había despertado aún.
Después de un rato aparecieron los enfermeros, habían traído una camilla como lo había dicho el médico. Katsuki pudo estar al lado de su esposo mientras que también se recuperaba, salió del hospital casi dos semanas después, cuando sus heridas estuvieron completamente cerradas, aunque el médico le dijo que iba a tener un par de cicatrices, no le importó.
Izuku despertó poco después, al parecer su cuerpo tuvo que descansar bastante, y ahora se encontraba bastante recuperado.
No podía usar sus brazos, ni lo podría hacer por un par de meses hasta que sus huesos sanaran por completo, tendría que ir al médico un par de veces para hacerles una pequeña revisión, pero de resto estaba bien.
Masaru e Inko se habían ofrecido para ayudar con su hogar y los pequeños mientras que Izuku aún no podía hacer nada. Mahoro y Katsuma habían sido los más preocupados por sus padres, la mayor no iba admitir que lloró bastante cuando tuvo que irse a casa mientras que sus progenitores estaban en el hospital.
Sin embargo, Katsuma la delató cuando contó sobre que los dos no pudieron dormir bien los días en que ellos no estaban en casa. A Izuku le hubiera gustado abrazarlos mucho, pero solo pudo inclinarse un poco para besar sus lindas mejillas.
Katsuki tuvo que quedarse un tiempo en casa para recuperarse por completo, Kirishima no tenía ningún problema con cuidar de la empresa, incluso fue a visitarlos junto con Denki y Haruhi para saber cómo estaban. Todo siguió bien, tomando pastillas y baños con paños mojados con agua tibia, más para el pobre pecoso y sus brazos inmóviles.
...
Una tarde cuando Inko ayudó a preparar la cena y estaba con los pequeños en el comedor, Katsuki llevó la comida se su pecoso a la habitación de ellos dos, Izuku estaba sentado en la cama, con una expresión aburrida, no era divertido solo ver televisión y no poder hacer absolutamente nada con sus brazos.
-Quita esa cara, mejor sonríe. -murmuró el rubio sentándose al lado del menor, Izuku solo hizo un puchero-. Dije que sonríeras, no que te comportes como un cachorro berrinchudo, y después me echas la culpa a mi cuando Mahoro y Katsuma son caprichosos.
Katsuki gruñó por lo bajo sacando una pequeña risa del pecoso, en realidad, tenía razón, pero era divertido verlo exasperado cuando le decía ese tipo de cosas. Si a Kacchan le gustaba verlo molesto a Izuku también le gustaba molestarlo.
-Ahora, abre la boca señor berrinches, tienes que comer. -Katsuki llenó hasta que más no pudo la boca del menor con comida, no quería escucharlo hablar por ese momento, pero tuvo cuidado con no ahogarlo realmente.
Después de comer Katsuki limpió al Omega y lo acomodó para dormir, Inko se fue a dormir en la habitación de invitados y los pequeños llegaron para buscar sus besos de buenas noches antes de irse a sus habitaciones. El rubio también gozó de los labios pecosos antes de acomodarse para dormir, no quería arriesgarse así que ponía una pequeña barrera de almohadas entre ellos.
Al día siguiente, un sábado, Inko cuidaba de los niños mientras que Katsuki se alistó y se fue junto al pecoso para el hospital para una de sus revisiones, sería más o menos para remover su yeso y buscar alguna anomalía con la recuperación de los huesos, pues el brazo derecho del pecoso se fracturó en varias partes, era un poco más complejo esa recuperación.
Cuando el procedimiento terminó, Katsuki fue a la cafetería por algo de comer que le había pedido el Omega. Izuku sonrió tranquilamente y miró por la ventana que estaba en la habitación, solo estaba esperando a que su yeso fuera terminado de poner nuevamente.
-Al final todo terminó bien, por lo que veo. -el pecoso volteó hacia el origen de la voz, el doctor de cabellos blancos había llegado, ya habían terminado de poner su yeso-. El pequeño precio ya se pagó, ahora podrás vivir solamente esperando lo que traerá el destino, aunque, creo que el tuyo está más que asegurado en buenas manos.
-Muchas gracias por todo, Yoichi, usted hizo más de un milagro por mi. -Izuku sonrió con total gratitud, Yoichi había sido la luz entre su oscuridad cuando ya no tenía más esperanza.
-No tienes que agradecer nada, yo solo cuido de los demás y vigilo por sus seguridades, es lo que hace un doctor. -Yoichi sonrió y le guiñó un ojo antes de salir de la habitación.
Izuku solo sonrió con cariño y volvió su vista la ventana, recordaba aquellas palabras, de aquel día, ese deseo solo se podía cumplir una vez en la vida, solo sí dos almas lo pedían con desesperación, solo podían ser dos almas que estén entrelazadas, sino el deseo no se haría.
"Para el destino cambiar, el tiempo regresar y la historia rebobinar, un pequeño precio se ha de pagar.
Podría ser cualquier cosa, incluso una persona."
El pecoso sintió temor al ver los años pasar, sabía que su tiempo se estaba acabando, y cuando llegó el cumpleaños número cinco de Katsuma su miedo creció aún más, lo ocultó lo mejor que pudo, hizo un buen trabajo con ello.
Cuando vio aquel auto yendo hacia ellos tuvo más que miedo, no quería que algunode sus pequeños sufriera algo grave, ni se podía imaginar que algunos ellos pudieran fallecer, por eso, Izuku prefirió morir, quizás iba a destrozar a su esposo de nuevo, pero al menos sus hijos tendrían un buen padre ésta vez y Katsuki velaría por ellos con amor.
Cuando despertó en el hospital lo primero que vio fue a su esposo sentado a su lado sonriendo como solo Kacchan sabía hacerlo. Él le había explicado todo y había llamado a los enfermeros para que le hicieran una revisión de rutina, entonces Izuku supo que las cosas no solo su destino había sido cambiado, ahora podría vivir seguro sabiendo que todo iba a estar más que bien.
-Deku, te traje el pastel que dijiste. -el pecoso volteó, Katsuki tomó asiento rápidamente al lado de Izuku y tomó un trozo de pastel con la cuchara para darle-. Lo digo en serio, sigues comiendo de esa forma y tus bragas ya no te van a quedar.
-Solo dices eso porque mis brazos están enyesados, aún puedo ahorcarte con las piernas, ¿Sabes? -murmuró el pecoso comiendo el trozo de pastel mientras hacía una mueca de felicidad.
-¿Tú crees que eso es algo malo para mí? Yo estaría encantado de que lo hicieras. -Katsuki dijo con sinceridad e Izuku solo pudo sonrojarse, a veces olvidaba que tenía un alfa pervertido como pareja, pero, lo amaba igualmente.
Sí, la vida no podía ser mejor.
Fin.
(...)
Uh~
Para que se alarman si ya me conocen?
Me ofende que no confíen en mí, han herido el corazón de la pulga. Jpg 😔
En fin, espero que les haya gustado esta pequeña historia que hice con amor, no se si haya extras, ya veremos. 👀
Zaorycast.✨✨
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