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13.

Katsuki suspiró y estiró sus manos por encima de su cabeza, se recostó en su silla un momento para relajar su mente. Justo en ese momento entró el alfa de cabellos rojos con un paquete de papeles en su mano.

—¡Katsubro! —saludó el pelos de mierda mientras se acercaba—. Terminé todo lo de hoy, ¿Ya terminaste tu parte? La presentación de la escuela va a ser en media hora.

El rubio asintió levemente, tomó la parte del papeleo que le dio Kirishima y la puso junto a la suya. Sí, era mil veces mejor haber compartido el trabajo, ahora tenía tiempo para ir a una obra de la escuela en la que estaba su hija, Mahoro le había dicho que se iba a sorprender cuando viera su papel.

—Vámonos de una vez. —Katsuki se levantó de su silla y caminó hacia la puerta de su oficina, fue seguido por el alfa de cabellos rojos.

Y cuando estuvieron en el estacionamiento cada uno se metió en su auto. De camino a la primaria el rubio paró en una pequeña tienda de juguetes, compró uno de All Might, era una figurilla tipo estatua, sería perfecta.

Fueron unos diez minutos de carrera hasta llegar al fin a la escuela, la entrada estaba decorada con globos y un cartel decía "bienvenidos", sabía que era una pequeña feria y la obra de aparte de ello.

Estacionó su auto y salió en busca de su familia. Encontró a Izuku probando una tarta, al parecer le gustó, su expresión era de felicidad mientras sus labios estaban fruncidos en un tierno puchero, tenía cierto brillo rojo sobre ellos, al parecer era de fresas o frutos rojos.

—¡Papi! —hubiera querido llegar de sorpresa, pero al parecer ya había sido descubierto, el pequeño cachorro de cabellos rizados llegó corriendo a donde él estaba y se le tiró encima.

El rubio tuvo que agacharse rápido para poder atraparlo. Su pequeño Katsuma, un bebé llorón copia y pega de Izuku, bueno, excepto por el cabello rubio, pero sus pecas y ojos verdes. Era un pequeño de lo más lindo, sería el Omega más lindo y tierno de su generación.

—¿No sabes lo que es el efecto sorpresa? —preguntó el rubio y el pequeño pecoso solo sonrió en grande—. ¿Y tu hermana?

—¡Maho-chan está preparándose para la obra y mamá está probando las tartas en el puesto de pasteles! —Katsuma colocó sus pequeñas manos en los hombros de su padre, le gustaba ver lo alto que podía llegar cuando era cargado por el mayor.

—Sí, ya lo noté. —el rubio rió por lo bajo, miró al pecoso quien devoraba un pequeño pastelito, al parecer ya se había percatado de su presencia y le hacía señas para que se acercara.

Sonrió y le hizo caso, a ese paso, Izuku ya no iba a caber en sus bragas, bueno, no era algo tan malo, más carne para Katsuki. El rubio llegó a donde estaba su esposo, no se quedó con las ganas de darle un pequeño beso a esos labios llenos de dulce.

—Has llegado justo a tiempo, Kacchan. La obra empieza en unos minutos, —el pecoso informó dándole otra mordida a su pastelito, después se lo ofreció al rubio—. ¿Quieres? 

El rubio rodó los ojos, pero aún así comió. Izuku sonrió y Katsuma solo los miró con sus mejillas sonrosadas, era agradable estar en ese ambiente. Después de probar otros postres fueron al salón de teatro, Izuku ya había apartado asientos en primera fila.

Katsuki sentó a Katsuma en sus piernas e Izuku solo seguía comiendo en silencio su pastelito. El pecoso tenía la cámara lista para empezar a grabar, Mahoro no les había dicho que papel tenía ella en la obra, incluso le había dicho a su maestra que no les dijera nada.

Pronto las luces del salón se apagaron y una música sonó. Katsuki reconoció la música, era un redoble de tambores.
Cuando el telón se abrió mostró una torre, entonces el rubio supuso que se trataba de una obra con dragones y princesas, ahora estaba más curioso por el papel que iba a tomar su pequeña.

Ella no era exactamente una princesa, no por sus gustos.

Sin embargo, las cejas del rubio se alzaron cuando la "princesa" salió a la ventana de la torre. Era el hijo de Kirishima y Denki, el Omega de cabellos amarillos y dientes filosos, fue una sorpresa para sus padres que se presentara como uno, pero no por ello dejarían de amarlo igual.

El pequeño Haruhi dijo sus líneas con obvio nerviosismo, pero debía darle puntos extras ya que no se equivocó.
Después salió el dragón, custodiando el castillo y alejando a las pequeñas hadas que querían acercarse.

A Katsuki le sorprendió no ver aún a su hija, entonces, cuando el narrador empezó hablar sobre el héroe de la historia, el rubio sospechó que ahora sí vería a Mahoro.

—… Solo había una persona en el mundo quién podría rescatar al príncipe en cautiverio, solo la persona con el alma más pura y valiente del mundo, que se enfrentará a todo tipos de peligro por el bien sin recibir nada a cambio. —la voz del niño narrador dijo y las luces se enfocaron a una esquina del teatro—. Esa persona era el caballero más valiente de su tierra, ¡Sir Mahoro!

La pequeña alfa salió al escenario, una capa roja que casi llegaba al suelo colgaba de su espalda, tenía también una armadura de plástico bastante brillosa y de color oro, un casco cubría parte de su cabeza y dejaba salir un poco de su cabello.

Ella miró de reojo al público, su vista rojiza se fijó rápidamente en sus padres y sonrió, Katsuki también le sonrió de vuelta, orgulloso. Ella enfocó su mirada después al "dragón", tomó una respiración profunda, alzó su espada y después sonrió.

De una manera cínica, Bakugou tenía que ser. El rubio vio claramente como el mocoso que estaba en el dragón tragó saliva, e Izuku, el Omega estaba más preocupado de lo que podía hacer su pequeña, más que pensar en sus nervios por el escenario.

Fue una obra inolvidable.

(...)

—¿Cómo estuve? —Mahoro llegó con sus padres después de haberse cambiado la armadura, Katsuma empezó a felicitarla sin parar y Katsuki solo sonrió.

—Bien hecho mocosa, me sorprendí cuando ví que eras el caballero, ya veo porqué no querías decirnos. —el rubio alzó su mano para que su primogénita chocará los cinco con él.

—Sí, estuvo increíble, pero, Maho-chan, ¿Era necesario que fueras tan ruda? —Izuku preguntó soltando un pequeño suspiro, recordaba con exactitud cómo sonaban los golpes que le había dado la rubia al cachorro que actuaba el dragón.

—¡Tenía que verse real, mamá!, No podía solamente fingir tontamente un golpe, no sería creíble. —la pequeña de once años alzó sus brazos al aire mientras reprochaba, sería la última obra escolar que iría a esa escuela, tuvo que dar lo mejor de ella para que fuera perfecta.

Izuku se rindió, no podía con esos alfas, el rubio más grande que a pesar de que era un adulto, se comportaba igual o peor que su infante hija. A ese paso le saldrían canas antes de cumplir cuarenta y cinco.
Ni siquiera había llegado a los cuarenta solamente y ya se había encontrado un par el otro día.

—Bien, es hora de ir a casa, como celebración se hará un buen curry picoso. —habló el rubio sin dejar de cargar a Katsuma, la rubia se animó bastante al oír eso y asintió con energías.

—No para mí, yo estoy lleno. —murmuró el pecoso sobando un poco su estómago, no pudo evitar que su hambre de pasteles le hiciera probar todos los que se encontró en camino.

—Deku. —el rubio llamó de forma sería el Izuku sabía que nada bueno venía detrás de eso—. Tú siempre regañas a los niños sobre que no hay que comer dulces antes de la cena o les haría comerla entera sin importar que estuvieran llenos. —un sudor frío bajó por la espalda del omega—. Creo que sería un mal ejemplo si tú no hicieras lo que dices ¿No?

—P-pe-pero. —el pecoso quería refutar, ¡Era un adulto!

—¡Sí, mamá! Si no te comes la cena entonces significa que yo también puedo comer chocolates antes de la cena y después solamente ir a dormir. —Mahoro habló, moviendo sus pestañas de manera inocente y cruzando sus brazos, Katsuki le miró con una ceja alzada.

¡Eran unos monstruos conspiradores!
Izuku agachó la cabeza e hizo pucheros, refunfuñó mientras se metía al auto, Mahoro y Katsuki solo se dieron una mirada de complicidad y reían por lo bajo, Katsuma por su parte estaba triste, ya pensaba en el dolor de panza que le iba a dar a su madre pecoso por todo lo que tendría que comer.

Katsuki acomodó a los pequeños en la parte trasera del auto y después fue al lugar del conductor. Se fijó en el pecoso, seguía haciendo pucheros y miraba por la ventana, una rabieta de lo más adorable según Katsuki.

—Hey, Deku.~ —el rubio habló en voz baja mientras se acercaba cada vez más al pecoso, lo hacía despacio, aunque Izuku no le prestaba atención y seguía mirando por la ventana—. ¿Por qué haces pucheros? No te gusta que los mocoso hagan rabietas y eres quien más las hace.

El rubio deslizó lentamente su mano por el hombro del pecoso y la llevó por la parte trasera de su cuello, Izuku no respondió a sus toques, pero tampoco los rechazó. Katsuki hizo que el Omega lo mirara, tenía el ceño fruncido y se negaba hablar.

—Vamos, una cena no es tan mala. —el rubio se rió por lo bajo, era malo, pero también era divertido hacer molestar al cabello de brócoli—. Bien, está bien, no cenes sino quieres, pero a cambio comerás otra cosa.

Izuku dejó su puchero y puso una mueca de confusión, aunque, segundos después pareció entender de lo que estaba hablando y se sonrojó, pero le devolvió la sonrisa. Katsuki solo entonces se acercó más a los labios del Omega y lo besó, el pecoso correspondió gustosamente.

—¡Papas!, ¿¡Cuántas veces tengo que decirles sobre eso!? —Mahoro exclamó estirando su pequeño rostro con sus manos como si de verdad ya estuviera esperando un milagro del cielo para que sus padres dejarán de besarse al frente de ellos.

Katsuma solo se había tapado el rostro y sus mejillas estaban todas rojas. El rubio rodó los ojos con media sonrisa en la cara, el pecoso solo estaba sonrojado, la propuesta del rubio no sonaba mal, después de todo el pastel siempre era bueno con algo de leche.

—Ah, al parecer una mocosa nunca le hace caso a su padre, bueno, creo que el regalo que está en el pequeño cajón del asiento será de Katsuma. —Katsuki habló como si de verdad estuviera herido y los menores abrieron los ojos algo sorprendidos, rápidamente se pusieron a buscar en el cajón que estaba en el medio de los asientos.

Momentos después la mocosa estaba dándole las gracias a su papá sobre el regalo, Katsuma también quiso uno, pero el rubio dijo que le compraría uno después, le había explicado que estuvo apurado cuando lo compró y solo había una figurita. Eran fanáticos de la serie de All Might, hijos de Deku.

El alfa paró el auto en un semáforo en rojo y miró levemente hacia atrás, los pequeños jugaban con el juguete. Cuando el semáforo pasó a verde Katsuki arrancó, Izuku miró en dirección de su esposo con una sonrisa, misma que se transformó en una mueca de horror en segundos.

—¡Kacchan! —fue todo lo que pudo escuchar el rubio, poco después un gran golpe impactó en su cuerpo y perdió el control de todo.

Sintió como todo su cuerpo se sintió ligero al mismo tiempo que sintió dar vueltas, después llegó un dolor insoportable, no podía moverse y sus ojos se cerraron antes de que siquiera pudiera ver algo más allá que el parabrisas destruido.


(...)

....
PidoPerdon, pero las cosas tienen que ser así. :D.
Les regalo el tulipán de la suerte. 🌷🕴️

-se va antes que le peguen-

Zaorycast.✨✨

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