10.
El sonido del llanto lo despertó, sintió como el peso del lado de su cama se hizo más ligero cuando la persona que estaba allí se levantó. Se sentó estirando sus manos por encima de su cabeza y se bajó de la calidez de las sábanas para caminar hacia la habitación continúa a la suya.
Al llegar a la puerta lo encontró allí dentro, la cabellera verde más revuelta de lo usual, sus ojitos soñolientos y con ojeras. El pecoso arrullaba con suavidad a su cachorra de dos meses, Mahoro apenas dormía una noche completa y sin interrupciones una vez a la semana, la mayoría del tiempo se despertaba a media noche por su pañal mojado o hambre.
Era agotador ese trabajo de cuidar un bebé, mucho, más los primeros días en los que el pecoso no sabía cómo actuar correctamente, le daba miedo cometer errores con su pequeña, aunque sus instintos maternos siempre ayudaban bastante. Y tal parece que esa noche la pequeña se había despertado por causa de su pañal, el pecoso acababa de cambiarlo y le ofreció leche de su pecho, aunque Mahoro lo rechazó y solo se dedicó a chupar su pulgar mientras sus grandes ojos rojos miraban a los lados bien abiertos.
Sería otra noche en la que esa mocosa no se iría a dormir tan rápido, y eso sería más trabajo para el pecoso, quien se quedaba cuidando de ella las veinticuatro horas del día, ahora que Katsuki estaba más al pendiente de ese tipo de cosas supo, y sufrió internamente, que Izuku luchó bastante cuando le tocó cuidar de sus hijos prácticamente sin ayuda.
—Deku, déjame dormirla y ve tu a la habitación. —Katsuki habló mientras se acercaba al Omega y quitaba con cuidado de sus brazos a la cachorra aprovechando que estaba bostezando—. Ve a descansar.
El pecoso parpadeó tratando de quitarse un poco el sueño y miró el reloj en la pared, era la una de la mañana, después volvió su mirada al rubio.
—Pero Kacchan, mañana tienes que ir a trabajar y estarás muy ocupado. —el pecoso dijo preocupado, pero Katsuki solo negó suavemente agachando su cabeza un poco para dejar un beso en la frente del menor.
—Yo podré tomar una pequeña siesta en la oficina, dudo mucho que Mahoro te deje dormir algo mañana cuando estés sola con ella y estarás más cansado que yo, ve a dormir, no me hagas obligarte hacerlo. —Katsuko refunfuñó haciendo que el pecoso hiciera un puchero involuntario, estaba por negarse de nuevo pero el rubio fue más listo—. La cama debe de estar muy cálida y suave, es mejor que espera aquí en el frío a que éste pequeño renacuajo que se duerma.
Miró como Izuku se mordía el labio inferior tratando de tomar una desición, el Omega detalló los ojos grandes de su bebé que solo chupaba su dedo tranquilamente y después volvió hacia el rubio. Katsuki sonrió victorioso cuando el pecoso le dio un pequeño beso antes de volver a la habitación principal.
—Bien pequeña alfita, solo somos tu y yo. —el rubio habló en voz baja caminando hacia la silla mecedora que estaba al lado de la cuna para sentarse en ella y moverse suavemente—. ¿No tienes sueño?, Deberías de saber que los únicos animales que están despiertos a estas horas son los raros que invoncan demonios por cantar mal las canciones en inglés.
Katsuki miró a Mahoro, quien solo parpadeó sin sacar su pulgar de la boca, aún así se las arregló para sonreír de una manera que hizo al alfa interno de Katsuki derretirse. El rubio no sabía cuanto se había perdido de sus hijos cuando eran apenas unos mocosos, pero ahora quería saber y experimentar.
Le siguió hablando en voz baja de muchas cosas, bostezando de sueño muchas veces. Cuando miró el reloj supo que le tomó casi una hora y media dormir a esa pequeña fiera, Katsuki arropó con cuidado a Mahoro antes de salir de la habitación en completo silencio.
Al volver a la suya no pudo evitar sonreír, el pecoso dormía profundamente en la cama, al acercarse pudo notar como un poco de saliva se escapaba de su linda boquita. Lo limpió antes de acostarse a su lado y abrazarlo por la espalda, se quedó dormido en un instante por lo agotado que se sentía.
A las seis en punto sonó la alarma despertadora, al mismo tiempo en que la habitación de Mahoro se llenaba de lloriqueos de su parte. Katsuki se sentó en su cama sintiéndose algo cansado, pero al mirar como el pecoso se estiró con una sonrisa suave en el rostro se sintió bien, que el pecoso hubiera podido descansar más hizo que su esfuerzo valiera la pena.
—Buenos días Kacchan. —el ronroneo del menor se escuchó a su lado y poco después un beso fue plantado rápidamente sobre sus labios, el menor no se quedó mucho tiempo ya que debía de ir a ver a Mahoro.
Había sido su recompensa, o parte de ella. Katsuki fue a lavarse y se dirigió a la cocina para preparar café y té, le habían prohibido al Omega tomar café mientras estuviera lactando, no era bueno para la mocosa la cafeína. Eso hacía que el rubio sintiera un poco de lástima por el pecoso, ¿Como sobrevivía sin café?, Sinceramente Katsuki no podría.
Le dio un gran trago a su taza cuando terminó de colarlo, no le importaba mucho lo caliente que pudiera estar, la sensación de calor y ardor en su garganta fue gratificante. Buscó en la nevera frutas y avena, preparó una ensalada y un batido, después solo puso en la tostadora unos panes y fritó un par de huevos.
Estaba terminando su propio desayuno cuando escuchó unos pasos acercarse a la cocina.
—Oh Kacchan, no tenías que hacerlo, ya venía yo, ni siquiera te has terminado de vestir. —la voz algo preocupada llenó los oídos del rubio, pero éste solo lo miró cuando terminó de poner sus huevos fritos en su plato al lado de su pan tostado.
Izuku tenía a Mahoro en brazos, al parecer ya comida, cambiada de pijama y pañal, Katsuki colocó su plato al frente de la comida que le había preparado al pecoso, le echó agua caliente a la taza en donde se encontraba el té y terminó dando vuelta la barra para tomar asiento en ella.
—Solo come. —el rubio murmuró al mismo tiempo que tomaba una rodaja de pan con un huevo encima y darle un gran mordisco.
Katsuki miró como el pecoso ronroneó tomando los palillos para comer su ensalada de fruta, hacia lindas muecas cuando masticaba los trozos de fresas o manzanas dulces. El ambiente estaba lleno de aromas felices, algo cansado pero sobre todo felices.
La pequeña Mahoro era sostenida por un brazo del pecoso, ella solo estaba recostada sobre el hombro del Omega bebiendo de su dulce aroma. Nada ponía más tranquilos a los cachorros que el aroma relajado de sus padres y su calor.
O al menos eso había escuchado Katsuki de su madre.
Al terminar de comer y beber todo su café cargado, Katsuki se levantó para caminar de vuelta a su habitación, sacó uno de sus trajes y se lo puso con tranquilidad, la empresa no se movería de donde estaba así que no había apuros, además sabía que Kirishima estaría cuidado del lugar.
Sabía que el alfa de cabellos rojos también tenía un mocoso, pero al tener más meses los dejaba dormir un poco más, no estaba tan agotado como ellos. Recordó que cuando el bebé de él nació llegaba tarde a la empresa y tuvo grandes ojeras por casi tres meses.
Le liberó algo de trabajo en ese tiempo, y lo dejaba dormir en la sala de descanso cuando era necesario. Según Kirishima "no era varonil dejar que el Omega tenga todo el trabajo", así que le ayudaba por las noches para que Denki pudiera dormir lo necesario.
Aunque no lo admitiera en voz alta le tenía cierta admiración al cabellos de menstruación. En parte de sentía herido porque incluso un desneuronado como él pudo hacer cosas a la primera que Katsuki no hizo, pero por esa misma razón le tenía más respeto, además también le era como una especie de ejemplo a seguir.
Dejando de lado esas cosas, Katsuki terminó por arreglarse y salió de su habitación tomando el maletín negro que había dejado en un sillón. Caminó de vuelta a la cocina para darle un beso a su esposo como despedida, lo tomó por sorpresa cuando a penas se estaba bebiendo su batido de avena.
Al separarse del beso Katsuki lamió su labio superior tomando rastro del dulce sabor a su paladar.
—Ya me tengo que ir, si necesitas cualquier cosa me llamas, ¿Sí? —murmuró el rubio recibiendo un asentimiento como respuesta, después pasó a su pequeño renacuajo y le dio un suave beso en la frente antes de salir.
Katsuki salió en su auto conduciendo despacio, paró en un semáforo bostezando mientras la luz roja pasaba a verde, en eso su teléfono sonó con el tono de llamada, al ver el número no pudo evitar chasquear la lengua, terminó por contestar al final.
—Bruja, ¿No sabes que a estas horas hay personas ocupadas? —habló primero el rubio, puso el celular en alta voz mientras arrancaba de nuevo el carro al ver que el semáforo cambió de color.
"
—Mocoso insolente, llamo para ver cómo estás, cómo está mi hermoso yerno y mi bella nieta, ¿Y así es como le contestas a tu madre? —la voz femenina sonó al otro lado de la línea, Katsuki no pudo evitar sonreír resignado, los Bakugou siempre serían Bakugou, maldita sea su suerte."
—Si como sea, ellos están bien, yo voy para el trabajo ahora. —contestó el rubio rodando los ojos, no podía evitar sentir que su propia madre quería más a su yerno que a su hijo, bueno, eso no era tan malo, pero si sentía esa pequeña espina de favoritismo clavado en su pecho.
"
—¿¡Qué clase de respuesta es esa!? —exclamó la mujer por el celular—. Como sea, también quería avisarte que iremos a visitarlos más tarde.
"
Informó la mujer haciendo que Katsuki tuviera una idea de repente, sabía que su padre Masaru le gustaba pasar tiempo con su nieta, aunque no podía verla muy amenudo por su propia seguridad, pues los niños pequeños tienen que ser bastante cuidados de que no los toquen mucho para que no se enfermen.
Pero ellos ya fueron padres así que sabían cómo tratar con un bebé.
—¿Por qué no van ahora?, Deku necesita ayuda, y si puede dormir tranquilo otro par de horas mejor, tus genes son un asco, ¿Sabes?, ¿Por qué tenías que ser tan energética mujer? —Katsuko habló y sonrió cuando escuchó una blasfemia al otro lado de la línea—. Cuando esa mocosa se despierta de noche no deja dormir a nadie.
"
—¿Mis genes mocoso?, Yo ya cumplí con mi parte, que TUS genes se hayan pasado a ella ya es diferente. —la voz de Mitsuki sonó divertida y hasta una risa burlona se escuchó—. Más bien, creo que es bueno, al fin el karma hizo justicia y ahora pagarás todo lo que hiciste cuando eras más mocoso. "
Por un segundo Katsuki tuvo miedo, sabía que su hija iba a ser de carácter fuerte, pero mayormente porque cuando la vio por última vez ella estaba más que alterada con lo que pasó. Pero, el rubio no sabía cómo había sido ella en su infancia y adolescencia, solo esperaba que no fuera de esos mocosos, como lo fue el en su tiempo, que siempre desobedecia a sus padres.
Olvidenlo, Katsuki estaba condenado a pagar todo lo que había hecho en su juventud, ya se miraba con cuarenta años lleno de canas y arrugas por todas los dolores de cabeza que le daría esa mocosa de la verga del demonio, más específico, su Kacchan Jr.
"
—¿¡Estas sordo o te haces!? —Katsuki salió de sus pensamientos al escuchar semejante grito, justo había acabado de llegar a su empresa.
"
—Ya te estoy escuchando, no tristes, bruja. —Katsuki suspiró profundamente, masajeó su frente y tomó el celular para quitar el alta voz y pegar el apartado en su oreja—. ¿Podrías repetir lo que dijiste?
"
—Como te acabo de decir, le diré a Masaru que se aliste para ir a ver a nuestra nieta, estaremos con Izuku todo el día, ¡Y tú! —la mujer hizo una pequeña pausa—. Trata de no trabajar mucho y descansa un poco hoy en la oficina, se cuando trabajo llevas ahora.
"
Dicho eso la llamada se cortó dejando al rubio con la palabra en la boca, Katsuki no pudo evitar sentirse bien, sentía que no estaba solo, sus padres estaban de su lado para ayudar y cuidarlos. Eran una manada y no podía estar más satisfecho con ello.
(...)
Aaah~
El amor, el Kacchan aprende a ser más considerado~✨
Zaorycast. ✨✨
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