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REBELDES.


°Disclamiers°

__ Los personajes del anime "Inuyasha" no me pertenecen. Son propiedad de la diosa Rumiko Takashi. Yo solo adapté a algunos de ellos a mi manera en este Shot.

__ Toda la historia es completamente mía. Si has leído algo similar a lo que leerás aquí, en mi defensa, no soy una ROBA-HIRTORIAS.

__ Lo que leerás a continuación es ficticio, nada real. Si está relacionado el Shot con algo vivido realmente no soy responsable de ello.

__ También podrás leer escenas en dónde halla sexo explicito, peleas, tráficos de drogas, personas u otras cosas traficables y más. Vuelvo a decir que todo lo que Leerás es FICTICIO. Me lo he inventado, ¿ok?. Para que nadie me acuse a las autoridades.

°Notas aclaratorias°

OAMB (Organización de Asesinos Más Buscados). Si existe una organización así es pura coincidencia, esa organización es un invento mío. Cortesía de mi linda cabecita.

En este Shot van a ver partes donde los personajes narren.
N/S: narra Sesshomaru (por ejemplo). Si en alguna parte que algún personaje que tenga que narrar y tenga la misma inicial de otro, por ejemplo: Sango N/S o Sesshomaru N/S. Yo les aclararé quién narra.

©® de la imagen de la portada a: Mmmik_

Es todo lo que tenía por aclarar.

¡Disfruten!💝

By: Mary__🌸

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Pasado. 16 Años antes.

N/S: Sesshomaru.

Eran esos días de primavera felices en los que Kagome y yo disfrutábamos en el gran patio trasero. Corríamos por todos los lugares en busca de algo en que entretenernos y molestar al mayordomo Jaken quién ya estaba hastiado de cada una de nuestras travesuras. Éramos dos niños pequeños, mejores amigos, confidentes leales y unos rebeldes sin causa en cuanto nos uníamos. Éramos como el metal y el imán: inseparables.

La última travesura que habíamos hecho casi hace que la madre de Kagome, mi madre y Jaken se les salga el corazón por la boca, pues nosotros, como nos encanta llamar la atención, nos metimos en la fuente a jugar con el agua. El vestido de seda europea de Kagome quedó arruinado, mi cabello parece un trapo de lo húmedo que está (además de que mi trajecito de caballero está empapado) y los pequeños tacones de Kag han quedado estropeados; somos peor que el Diablo y La Muerte juntos.

Hemos estado corriendo por todo el patio. Detrás de una liebre, persiguiendo a una rana e imitándola saltar, trepar en los árboles y jugar a las escondidas con mi papá. Así estuvimos casi todo el día hasta dormirnos sobre los regazos de nuestras madres.

Tres horas después.

— ¡Juguemos!. — su voz chillona casi que me divide en dos el cerebro mientras resuena en mis pequeños oídos. — Vamos, levántate.

— Ya voy... — respondo con los ojos aún cerrados para evitar que lanze otro gritito. Con mi manita voy sobando mis ojos. — ¿A qué jugamos?.

— A las traes, mejor a las escondidas, no, a la familia, no a... Mmm no sé, ¿a qué jugamos?. — pregunta y coloca su dedo índice en su mentón mientras hacía una cara de confusión.

— Que tal si jugamos... — la miro. Ella me ve con una carita muy atenta a lo que voy a decir. — ¡Juguemos a las cosquillas!. — declaro y la asalto por detrás haciéndole cosquillas.

— Jaajaja... No... Basta..... ¡Sesshomaru!. — risas. Su risa es lo que más adoro de ella. Oírla carcajearse es una dulce melodía que me acompaña siempre. Me detengo y la ayudo a levantarse del césped. Ella me mira y me sonríe aún soltando algunas risitas.

Fue entonces cuando tuve el valor de decirle lo mucho que la amaba. No sabía como decírselo, pues Kagome no se tomaba mis palabras muy en serio casi siempre. Apreté fuertemente mis puños y mis nudillos dolieron por tanta presión. Contuve el aire en mis pulmones y en ese momento, en ese preciso momento cuando más necesitaba a mi corazón... Dejó de latir.

— Kagome yo...

— ¿Dime?. — me dice y me va quitando algunas hojas y ramitas que se metieron en mi cabello. Siento que la cara me arde y un nudo apretado se va formando en mi garganta.

— Me gustas. — suelto sin más. Ella me mira muy feliz; creí que me vería con cara confunfida pero me equivoqué.

— Tú también me gustas.... — reconoció. Mi corazón salta de alegría y una sonrisa se forma en mi rostro. Me hacerco a ella para abrazarla pero ella niega con la cabeza. — Tú me gustas... Pero no puedo casarme contigo, Sesshy. — vuelve a decir. Una lágrima recorre mi mejilla mientras mi sonrisa se va borrando poco a poco. — Mi madre no quiere que me case con un asiático, ella cree que si me caso con algún europeo viviré mejor vida que aquí.

— Entonces huyamos los dos y luego nos casaremos. — digo con la intensión de volver a revivir las aventuras de mis padres antes de casarse y de como se habían escapado de la casa de mis abuelos para venir aquí a casarse.

— No puedo hacerlo.

— ¿Por qué, Kagome? ¿Piensas abandonarme aquí? ¿Con quién voy a jugar en mis días de soledad? ¿Con quién, Kagome?. — esta vez mi llanto es más frenético. Ella coloca ambas manos en mis mejillas y me da un pequeño beso en los labios, esto significaba un adiós para ambos.

— Te voy a amar mucho para siempre. — muestra una sonrisa fingida. — Te extrañaré mucho.

— Kagome, hora de irnos. — llama su madre a lo lejos pero Kagome no hace caso. — ¡Kagome, ven!. — grita.

— Me voy sin saber a dónde y sin saber que me espera allí pero quiero que sepas que tú... Tendrás un espacio en mi corazón.

— ¡Kagome!. — está vez su madre se acerca a zancadas; dispuesta a acabar con todo de una vez.

— Siempre serás mi pequeño rebelde, Sesshy. — una lágrima recorre su mejilla rosada. El brazo de una Naomi enfadada sujeta el antebrazo de Kagome y se la lleva a rastras. — ¡Sesshomaru!.

— ¡Kagome!.

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A

Actualidad. 16 Años Después.


N/A:

Se levantó más que sobresaltado. Con el rostro empapado en sudor, su respiración entrecortada y el revivir de ese horrible recuerdo de su infancia. El recuerdo de Kagome Higurashi de hace 16 años había vuelto a su mente. Apretó con fuerza el puente de su nariz y miró a su costado, un cuerpo femenino dormía tranquilamente desnudo en su cama. Recordó que la noche anterior había conocido a Kagura Yamamoto, una prostituta que había recogido para calmar su deseo carnal; la recogió y estuvieron haciéndolo hasta la madrugada. Suspiró. No podía más con esos deseos calientes que su amiguito cada vez se despertaba necesitado le exigía. Se levantó de la cama y recogió su bóxer del suelo y se lo puso, un mareo se hizo presente en él con la intención de tumbarlo en el piso. No lo logró, pues se había apollado en la mesita de noche. Tomó su celular que no paraba de parpadear. La pantalla del aparato tenía una notificación del bastardo de su padre.

__ Reunión hoy en dónde siempre. ¡No faltes!.

Papá.

Ya le cansaban esas reuniones con locos asesinos de todo el mundo. La OAMB (Organización de Asesinos Más Buscados) se reunía una vez al año para negosiar, cobrar y hacerse encargos unos a los otros. Asesinos que no se creían a la altura de matar a un presidente con medio ejercito protegiéndolo en una conferencia; otro loco lo hacía sin ser descubierto y de la manera más limpia posible. Bufo internamente. Tenía que limpiar ya su interior de todo el mal y caos en el que él mismo se había metido. Ser un criminal no le agradaba en lo más mínimo; podía ser un rebelde, pero no un loco quita-vidas.

Dejó de pensar y se metió en el baño y dejó que el agua caliente de la regadera correr mientras que el vapor cubría todo el baño. Con la cara dirigida al espejo empañado que cubría casi media pared del baño, apollando sus manos en el labamanos de mármol blanco; se preguntaba, ¿cómo había llegado a ser quién era? ¿en qué momento su vida dio ese amplio giro de 360° y retomar un camino nuevo y atípico? Ni el mismo lo sabía. Solo sabía que si Kagome lo veía iba a desilusionarse mucho de su amigo rebelde.

Dejó de mirar su reflejo y se metió bajo los finos chorros de agua de la ducha. Hecho su cabeza hacía atrás mientras que sus cabellos platas se pegaban a su espalda y rostro. El agua corría con una extrema delicadeza; incapaz de hacerlo reaccionar. Pero debía hacerlo. Levantó la cabeza y cerró la llave y se envolvió la cintura con una toalla blanca. Al salir del baño (acompañado por una caliente y tupida bola de vaho) se percató que su acompañante ya había despertado. Yacía aún en la cama envuelta en las sábanas y con una mirada pícara. Ignoró a su compañera y se dedicó a elegir un atuendo para la reunión.

Optó por unos pantalones vaqueros junto con una chaqueta roja a cuadros y un pulober negro. Para calzar unos zapatos Addidas blancos. Y se colocó un cinturón que sostenía una funda para una pistola oculta. Recogió su larga cabellera en una coleta alta y justo cuando pensaba salir de su habitación la voz de la mujer lo detiene en seco.

— ¿A dónde vas sin darme un beso?. — dice con un tono de sensualidad. El peliplata se voltea y descubre a una castaña con la anatomía completamente desnuda. — Ven y dame más que un beso, querido. — levanta una de sus delgadas y largas piernas con el objetivo de que el viera su intimidad excitada nuevamente.

El hombre hizo una mueca de desagrado por la escena y rueda los ojos. ¿Acaso esa mujer no podía comprender que lo que hubo entre ellos solo fue un acostón para calmar su excitación?. No, no parecía entenderlo.

— Vete, Kagura. No me hagas enojar. — volteo y se dirigió a abrir la puerta cuando ella lo volvió a detener.

— ¿Quieres que la prensa se entere que Sesshomaru Taisho, un gran empresario y poseedor de la fortuna más grande en el mundo, se acostó con una prostiuta para calmar sus demonios? No. Creo que no eres tan idiota cómo para irte así. — sonríe victoriosa al ver la mirada asombrada por parte del muchacho. Quién saca su Revolver y le apunta en la frente. La mujer se atemoriza.

— ¡Dios!. — dispara y el cuerpo de Kagura Yamamoto cae al suelo, muerta. — Olvidé matar a una rata. — sonríe de medio lado y esta vez sale de su habitación. Baja las escaleras con rapidez y llama al mayordomo Jaken, el único que sabe de los crímenes en los que el se mete.

— ¿Si, Amo? — pregunta colocándose unos guantes blancos.

— Arriba dejé una basura muy enorme y asquerosa, ve y déjala en cualquier basurero lejos de aquí. No olvides sacarle la bala, no quiero problemas con la policía. — indicó y el anciano hizo una pequeña reverencia y se dirigió a la alcoba del Señor Taisho. Sesshomaru lo observó hasta verificar que había llegado a su habitación y salió de la gran mansión. Sacó las llaves de su auto BMW gris y se dirigió al encuentro.

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Inglaterra(Reino Unido)
Ciudadad: Londres.

N/A.

El ocaso se acercaba cada vez más rápido. Cómo si el tiempo estuviera en su contra. El mensaje que le había enviado su madre sobre que iba a ir a cenar con su padrastro en su casa era la causa de sus nervios y su cambio de humor; además de que la secretaria de Bankotsu, su marido, avisó que el llegaría más temprano. Suspiró, era todo lo que podía hacer. Se sentó en la paqueña silla junto a la mesa de té que ella misma había pedido a poner en el jardín para disfrutar de sus lecturas y una tasa de té con galletas, esa tarde no sería una excepción.

Trataba de concentrarse en su lectura pero solo lograba que su cabeza volviera a pensar en la noche de hoy. Estaría reunida con las tres personas que destruyeron su felicidad desde muy niña. Cuando por fin conocía el significado de la palabra amor y sentirlo por aquel niño de cabellos plateados, su Rebelde, su madre junto con su padrastro ingeniaron un plan y la obligaron a casarse a los 18 con un hombre que no conocía y además era 5 años mayor que ella. Para ella esa corta y a la vez larga diferencia de edad le afectaba porque él le tenía mucha ventaja, y más aún que él era un hombre muy fuerte y rico.

Bankotsu Torner fue el hombre que nunca comprendió el terrible dolor de ella al ser separada de su alma gemela. Al contrario, simplemente se burló de ella y se negó a que ella volviera con su amigo y enamorado. Eso la terminó de destrozar.

Vio el cielo. Un color anaranjado y rojizo tiñó el éter que antes era azul salpicado de nubes blancas. Volvió a suspirar. Deseaba tanto ser una pequeña nube y volar en el cielo libre, sin que nadie la detuviera y poder ir a cumplir su sueño de volver a los brazos de ese niño. ¿Niño?. No. Probablemente era un gran hombre y muy exitoso. Qué seguramente ya la había olvidado y, tal vez, ya estuviera casado con hijos o con planes de tenerlos, pensó. Su corazón se achicó más de solo imaginar a aquel niño de cabellos platinados siendo un gran hombre y teniendo una familia que lo amara muchísimo más de lo que ella lo amaba. Dolía.

Dio un pequeño salto al sentir un auto estacionarse en el garaje de su casa. Rezaba por que fuera sus padres o algún sirviente que se le halla quedado algo. No fue así. Se asomó por la puerta corrediza de cristal que dividía la sala del patio trasero y divisó la figura de su esposo entrar a la casa y meterse en la cocina; dejando el saco tirado en medio de la sala y el maletín en la entrada. Otra vez había desorden en su casa.

— ¡Kagome! ¡Kagome, ven aquí! ¡Maldita sea, mujer ven ya! ¡Joder!. — exclamaba barbaridades desde la cocina mientras abría una botella de Wisky y lo vertía en un vaso.

La azabache cerró su libro y dio por terminada su lectura. Se levantó de la silla y le dio un último vistazo al cielo. Empezaba a colorarse de negro y la luna menguante comenzaba a aparecer junto con los pequeños destellos de estrellas. Agachó la cabeza y atravesó la puerta y la cerró detrás de ella, luego se dirigió a la cocina y allí encontró a su esposo con un vaso en la boca y la botella de Wisky destapada en la meseta de mármol gris de la cocina.

— ¿Qué quieres? — le preguntó neutral. No quería demostrar que le tenía un poco de miedo en ese estado.

— Nada, solo quería saber donde estabas. ¿Ya está la cena? Muero de hambre. — mencionó el azabache y volvió a llevarse el vaso a la boca.

— Mis padres vienen a cenar. — anuncia ella cruzando sus brazos. El escupe el líquido que tenía en la boca al piso.

— ¡¿Cómo?! ¿Y ahora me lo dices?. —, exclama y guarda rápidamente la botella en el lugar en el que estaba y rebusca en el refrigerador algo que le quite el olor a alcohol de la boca. —  ¿Dónde están mis gomas de mascar?.

— Ya no hay. Te las comistes todas ayer.

— ¿Tienes menta en tu jardín?. — le pregunta a la ojiazul. Ella asiente. — Buscaré un poco para hacerme un té.

— ¡De mi jardín no vas a tomar nada!. — con valentía se atraviesa en su camino y evita que el continúe su camino a destruir su pequeña planta de menta que, por alguna razón, estaba enferma y casi muriendo.

— ¿Y qué quieres que haga? ¿Voy a la casa del vecino y le pido que me dé unas hojas de menta cuando en mí jardín hay?. — coloca ambas manos al rededor de sus caderas y pone una expresión enojada.

— Sí. — responde confiada la azabache.

— ¡Apártate, Kagome! No querrás que me enoje más contigo.

— Bankotsu, por favor, prometiste que nunca te acercarías a mi jardín sin mi permiso. Por favor no lo hagas. — una pequeña lágrima rueda por su mejilla mientras que sus labios y piernas tiemblan por el miedo a la reacción de su esposo.

— ¿Tienes esencias para bañarse?. — pregunta ésta vez un poco más calmado.

— Sí. Están en el pequeño armario dónde se guardan las toallas y las demás cosas para el baño.

— Ve y prepárame la tina con alguna de esas cosas. No pierdas tiempo. — ordena y toma asiento en el sofá rojo que adorna la sala y prende la TV. Kagome sonríe y se dirige a cumplir con su mandato.

Tres horas después.

—Kagome, ve y abre el vino que trage. Hay que celebrar que Bankotsu logró abrir una nueva empresa en Tokyo. — anuncia el padrastro de Kagome, Naraku Logan.


Kagome obedeció y se dirigió a la cocina en busca del vino tinto que su padrastro había traído cómo regalo. De una de las gavetas que tenía la meseta sacó un pequeño sacacorchos azul y enterró la punta de este en el corcho de la botella. El sonido de pup se escuchó al ser retirado el tapón. En la sala su madre hizo un pequeño grito de felicidad al oír el sonido.

Sacó tres copas y se dirigió a donde estaba su familia, la cual no le daba ninguna gota de felicidad. Colocó las tres copas en la mesa junto con la botella y los miró a todos. Fingió un bostezo y sonrió sin tener ganas.

— Me iré a la cama, no doy más. — anunció y abrazó a su madre y padrastro para despedirse.

— Estaremos un rato más aquí. Duerme bien, querida. — esta vez la voz ronca de su padrastro habló. Kagome sonrió y subió las escaleras hasta detenerse en el baño. Se quitó toda la ropa y se dispuso a darse un baño caliente antes de irse a dormir.

— ¿Cuándo nos darás nietos, Bank? Muero por ser abuela. ¿Tu no, querido?. — comentó Naomi.

— Yo también quisiera ser abuelo. Ustedes dos ya están en edades de formar una familia, es más, si me nos dan un nieto en 5 meses pondré parte de mi fortuna a tú nombre y de mi nieto.

— O nieta, nunca se sabe si habrá otra pricesita en la familia.

A Bankotsu se le iluminó la cara. Era un hombre codicioso y siempre quería tener y controlar más; y más si el tema era el dinero. Adoraba se un millonario y también adoraba que la familia de su esposa fuera asquerosamente rica después de que Naomi se casara con Naraku en Londres. Sin duda alguna tendría esa parte de esa fortuna embarazando a Kagome. Aunque ella no lo quisiera, de que la obligaría a tener un hijo era ya un hecho.

Sonrió interiormente y por fuera mostró una cara de asombro. Era un excelente actor, su esposa lo sabía.

— Admito que uno de mis sueños es ser un padre. Tener a un pequeño o pequeña que me llame papá siempre ha sido mi gran fantasía. — miente. Lo menos que quería ahora era tener un chiquillo incontrolable y chillón. — Aunque no sé si Kagome le guste la idea, creo que es muy pronto.

— ¡Agh! Kagome adora a los niños. ¿Recuerdas cuando fuimos a una guardería y ella quería adoptar a todos los niños? Mi hija va a adorar tener un bebé tuyo, Banky. Y si no quiere yo la convenzo. — sonríe la azabache mayor. Sin duda alguna esa señora era una víbora disfrazada de una bella paloma blanca.

— ¡Bueno!. — se levanta el hombre de ojos carmesí. — Es hora de irnos. Felicitaciones una vez más, Bankotsu. Estoy muy orgulloso de ti y de Kagome. — sonríe de manera muy enternecedora. Ambos hombres estrechan las manos y los esposos se van de la casa. Bankotsu suspira aliviado y sube las escaleras en dirección a su habitación.

Al entrar encontró a Kagome leyendo un libro. "Orgullo y Prejuicio" así se titulaba. La miró por el rabillo del ojo y se quitó toda la ropa; dejando únicamente su bóxer verde. Kagome lo miró y cerró el libro, una vez más alguien interrumpía su lectura. Con su pierna derecha le dio una pequeña patada en la frente de su marido que lo tumbó al suelo. El hombre se levanta y soba la parte golpeada. Ella sonríe divertida.

— Kagome no tengo ganas de jugar tus jueguecitos pesados. — le dice con un tono de voz algo irritado.

— Y tu deja de intentar acostarte conmigo. ¿Acaso aún no lo comprendes? Sólo sedí a ti en la Luna de Miel porque mis padres estaban cerca y no quería enojarlos, pero eso no significa que cada vez que te baje la calentura puedes acostarte conmigo. Ni lo sueñes. — contesta con el mismo tono de voz la joven azabache.

— Naraku quiere un nieto. Si le doy uno me dará parte de su fortuna. ¿No sabes lo que significa?.

— Claramente sé lo que significa para ti. Para ti significa más dinero y codicia. Para mi significa una gran responsabilidad en criar a esa criatura que su padre nunca va a amar. Es mejor que lo olvides. Prefiero suicidarme que acostarme y salir embarazada de un imbécil como tú.

El moreno se encierra en el baño muy enojado. La azabache ríe por su victoria y se levanta de la cama. Nunca se acostaría con alguien como él y menos estando enojado así que tomó su laptop y celular y se dirigió a la sala. Prendió la TV y le quitó el volumen a lo que se estaba reproduciendo. Abrió la laptop y en Google tecleó el nombre de su querido niño rebelde.

— Sesshomaru Taisho. — murmuraba mientras presionaba las letras que conformaban el nombre del hombre. En instantes se vieron los resultados de su búsqueda.

Sesshomaru Taisho; un gran empresario y poseedor de una de las fortunas más grande en el mundo. Dirige una gran cadena hotelera en Japón y otros países de Las Américas y algunos países europeos. Su línea de empresas Taisho está distribuida en varios países de varios continentes además de tener la mayor cantidad de empresas en Tokyo. Actualmente tiene 26 años y su estado civil es soltero, aunque varias mujeres están detrás del  magnate, no solo por su riqueza, sino que este hombre tiene un cuerpo y rostro muy hermoso y deseado por las mujeres y también hombres.

— “Nunca has dejado de ser poderoso, Sesshy”. — se dijo para sus adentros y sonrió por fuera. Estaba muy feliz por su querido rebelde.

Lo extrañaba. Deseaba volver a verlo pero le era imposible. Su pasaporte lo tenía muy bien guardado su esposo y si ella se atrevía a salir de su casa sin permiso de Bankotsu le daría muchos problemas. Simplemente no podía hacerlo así cómo así. Tenía que idear un buen plan.

Cerró la laptop y apagó el televisor. Se dirigió a la cocina y bebió un poco de agua, luego volvió al sofá y se acostó para dormir.

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Edificio en demolición. Reunión de la OAMB.


N/S:

Llegué al maldito estacionamiento del decrepito edificio. Habían ratas por todas partes y un mal olor a mierda horrible. Tuve que vomitar detrás de otro auto estacionado. Miré el vehículo detenidamente y pude darmr cuenta de que era el de mi padre, sin duda alguna era el carro de mi viejo. Hice una mueca de asco al ver la parte delantera del auto llena de mi vómito. Sonreí, después de todo el señor Inu No Taisho se merece eso.

Me dirigí hasta las escaleras y subí hasta el sexto piso y allí, al cruzar las renovadas puertas de oro, localice a mi hermano menor junto a mi padre sentados en una mesa llena de comida. Los demás asesinos comían de los alimentos cómo si nunca hubieran comido nada.

— Hola, padre. — digo con mi tono frío y cortante.

— ¡Hey! ¿Cómo está mi hijo grande?. — sonríe grandemente y me acaricia la cabeza, despeinando mi cabello.

— Muy bien y deja de hacer eso, lo odio.

— Lo siento, Sessh. Inuyasha ha venido, quería verte. — señala a mi hermano menor Inuyasha.

— Sessh quiero pedirte un favor. — verbalizó mientras un leve rubor se hacía presente en sus mejillas.

— ¿Qué pasa?.

— Será mejor que los deje solos. No lo muerdas, Sesshomaru. — dijo Inu No y alzando su mano al aire se despide de nosotros mientras se dirige a un grupo de hombres que hablaban.

— ¿Sabes que la empresa de Estados Unidos está teniendo problemas y papá quiere que valla a verificar, cierto?. — murmuró, solo me limité a asetir con la cabeza. — ¿Y tú asistirás a la junta de ricos cómo representante de la familia Taisho, verdad?. — volvió a murmurar. Cruce de brazos al ver cómo no llegaba al punto.

— ¡Ya dime qué quieres, Inuyasha!. — chillé.

— Quiero que vallas tú a los Estados Unidos y yo ir a la junta. — soltó al fin.

— ¿Por qué? ¿Algún problema allá que no quieras enfrentar?. — pregunté. Inuyasha se sonrojaba cada vez más.

— Verás... Conocí a una chica cuando fui a España. Es japonesa también pero desde hace mucho vive en España y ella pertenece a la familia más rica en ese país. Me dijo que iba a asistir a la junta de la próxima semana, por eso quiero asistir en tú lugar.

— Ya veo... Vale, yo voy a los Estados Unidos y tú a la junta. — dije sin ningún entusiasmo. Inuyasha sonrió y me abrazó con gran entusiasmo

— ¡Gracias, Sessh!.

— Suéltame o cambiaré de opinión. — amenazo sonriente mientras que él me suelta de inmediato, ambos reímos.

— ¿Tengo que decirte todo lo que tienes que decir para hacer negocios con otras empresas o cadenas de hoteles o ya sabes que decir?. — pregunto. Él niega con la cabeza.

— Sé todo lo que hay que decir, no te preocupes.

— Muy bien. Me iré mañana a los Estados Unidos, con suerte podré venir para la junta pero si no puedo ya te tengo a ti para reemplazarme. Por cierto, cómprale chocolates a la chica.

— ¿Por qué? ¿Es algo mágico para ellas?.

— Más que mágico. Los chocolates dicen mucho más de lo que expresan y saben. Trata de averiguar su sabor de chocolate favorito, se los compras y estoy seguro que terminan siendo pareja antes de Navidad. — le guiño el ojo a Inuyasha, quién continúa confundido con el tema de los dulces.

— ¿Y flores? ¿Crees que le gusten las rosas o mejor le compro unas margaritas?. — pregunta. Encojo de hombros y me voy apartando de él a pasos lentos.

— Búscalo en Google o pregúntale a ella discretamente, fácil. — digo y salgo por las grandes puertas de oro, ya no quería estar más en ese lugar.

— ¿Qué tal un libro o un celular nuevo? ¿Eh? ¡Sesshomaru!. — grita al ver que ya me había largado del lugar. — Me ha dejado hablando solo. Le preguntaré a papá.

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Reino Unido(Inglaterra) Londres

N/A:

— Oye, Kag. — llama Bankotsu a su esposa.

— Dime.

— ¿Recuerdas que hace un tiempo me pediste que te llevara a Tokyo? — recordó. Kagome lo mira atentamente. — La próxima semana habrá una junta de empresarios millonarios en Tokyo y, si aún quieres ir pues...

— ¡Sí quiero!. — chilla evitando que el azabache terminara su frase.

— Ok... Si quieres puedes preparar ya las maletas.

— ¡Sí!. — vuelve a gritar y sube corriendo las escaleras para dar comienzo a empacar. — “Por fin podré volver a verte, mi pequeño rebelde”. — piensa para sus adentros y continua su labor de preparar las maletas para el viaje.

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Una semana después.
Junta de empresarios millonarios en Tokyo, Japón.


N/K: narra Kagome.

Descender de aquel avión que me había traído una vez más a mi Japón fue una gran carga emocional, lloré arrodillada en medio del aeropuerto. Bankotsu me miraba y se avergonzaba, los demás turistas y algunos familiares me veían y podría jurar que por sus cabezas pasaba la frase de: ¡Está loca!. Mí esposo, quién ya estaba muerto de la verguenza, me agarra por mi antebrazo derecho y logra levantarme para salir del aeropuerto e ir al hotel que él mismo había rentado para nuestra pasantía en Tokyo.

Al llegar al hotel y esperar pacientemente a qué Bankotsu se fuera a dormir, tomé mi celular y después de una ardua búsqueda en Google para poder encontrar los números de Sesshomaru e Inuyasha, los encontré.

Marqué primero el número del mayor de los hermanos, sin obtener alguna respuesta. Luego de varios intentos en contactar a Sesshomaru decidí llamar a Inuyasha.

Un tono, dos tonos, tres tonos.

Casi estuve a punto de colgar cuándo, de sorpresa, el menor contesta la llamada.

— Hola. Perdona no te tengo en mi lista de contactos, ¿puedo saber quién eres?. — pregunta con la misma ingenuidad que tenía desde hace 16 años.

— Hola Inu. Soy Kagome, ¿me recuerdas?.

— ¿Kagome? ¿De verdad eres tú? ¿Cómo es posible?.

— Estoy en Tokyo otra vez. Inuyasha necesito saber donde está tu hermano urgentemente. — digo. Un pequeño suspiro se escucha en la otra línea.

— Lo siento, el no está aquí.

— ¿Murió?. — murmuró con lágrimas corriendo por mis mejillas.

— No ¡Espera! No es...

— Lo lamento, de verdad. Quería verlo antes pero es que mí esposo nunca me dejaba salir de viaje y menos a Japón sola. ¡Es que a ningún lugar me deja salir!. Y...

— ¡Kagome, Sesshomaru sigue vivo!. — chilla interúmpiendome. Mi cara vuelve a radiar en felicidad.

— ¿Está vivo? ¿De verdad? ¿Dónde está? ¡Quiero verlo! ¡Me urge verlo! ¡Es una..

— ¡Mujer, por una buena vez cierra el pico! ¡Sesshomaru está de viaje a los Estados Unidos!. — vuelve a interrumpirme.

— ¿Qué hace allá?. — le pregunto. Inuyasha vuelve a suspirar.

— Verás, una de las empresas Taisho que tenemos en los Estados Unidos estaba teniendo problemas en la producción y venta de nuestros productos, se suponía que yo tenía que ir a dar una solución al problema pero hubo un cambio de planes.

— Mañana es la junta de millonarios, ¿él no va a asistir?.

— No lo sé y aún no termina la historia. Hay una chica que me gusta y esa chica va a asistir mañana a la junta, yo quería verla por eso le pedí a Sesshomaru que fuera a los Estados Unidos en mi lugar y yo asistiría a la junta de millonarios en su lugar. Kagome... Yo... No se qué decirte, lo lamento.

— ¿Puedes contactar con el y darle mi número? Quiero hablar con él lo más pronto posible. — menciono.

— Lo llamaré y le daré tú número. No te preocupes, Kagome. — conociéndolo sé que está sonriendo desde el otro lado.

— Gracias. — sonrio.

— Adiós, Kag. Te veré mañana.

— Adiós y saluda a tus padres. — digo y cuelgo. — “Por favor Sesshomaru, llámamame”. — pienso y me acurruco en el sofá hasta caer rendida al sueño.

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Estados Unidos, New York.

N/A:

— ¡¿Que Kagome volvió?!. — el ambarino no creía en las palabras de su hermano. Pues su querida amiga y amante desde hace 16 años que no volvía al país.

— ¡Tienes que volver cuánto antes, Sesshomaru!. — grita el menor desde la otra línea.

— ¡¿Y tú crees que no quiero volver después de decirme esto?!. — ésta vez grita el mayor. Inuyasha hace un quejido de dolor en la otra línea. — ¿Tienes su número?. — pregunta más calmado.

— Sí, te lo paso enseguida. ¿Sesshomaru cómo va el tema de la coca encontrada en la empresa? ¿Qué le dijistes a los oficiales?. — pregunta preocupado Inuyasha.

— Ni me hables de eso. Éstos inútiles ni siquiera pueden esconder cocaína en éste lugar, estúpidos.

— Papá está muy enojado con ese tema.

— No es mi culpa de que hallan encontrado su droga aquí, sabes que si por mí fuera no haría ni vergas y me entregaría a la policía por asesino, traficante de drogas y órganos humanos, y por incubrir el lavado de dinero en los cacinos de Alemania y España. ¿Sabes cuántos años de hechan por eso? Posiblemente me den la cadena perpetua o me den la pena de muerte ¡Yo que sé!. — sus voz sonaba quebrada. Estaba desilucionado con el mismo, con la clase de persona que él mismo se había dejado convertir.

— Calma, ¿ok?. Todo está bien. Trata de resolver el problema allá y ven lo más pronto posible. Acabo de enviarte el número de Kag, llámala y habla con ella. Solo te advierto que se ha casado con un bastardo que no la deja salir ni de su propia casa. — advierte Inuyasha y corta la llamada.

— Al menos avísame cuando vallas a colgarme. — bufa el platinado y pulsa el número enviado por su hermano.

Un tono, dos tonos, tres tonos, cua...

— ¿Hola?. — era ella. Era su Kagome.

— Kagome. — habla con la voz ronca. Su llanto se hacía presente en silencio.

— ¿Sessho? ¿Eres tú?. — ella también lloraba.

— Soy yo, tú pequeño rebelde. ¿Cómo estas? Inuyasha md dijo que te habías casado con un maldito.

— Sesshomaru tienes que ayudarme. Me casé en Londres a los 18 porque mí madre me obligó. Estoy casada con Bankotsu Torner. Me trata mal, no me deja salir de mi propia casa, me ha llegado a golpear cuando no lo obedezco y no me respeta. Mi padrastro le prometió a Bankotsu que si le daba un nieto le daría una pequeña herencia a él y estoy segura que en estos días va a hacerme algo para embarazarme a la fuerza ¡Y no quiero un hijo de él! Quiero uno tuyo, Sessh. Yo aún te amo, mi rebelde.

— También te amo, princesa. No te preocupes. Terminaré lo más pronto posible aquí y te llevaré conmigo a otro país lejos de tus padres y del mal nacido de Bankotsu, no te preocupes.

— No tardes por favor. Te amo.

— Te amo, Kag. Si tienes algún problema con él llama a Inuyasha y el te ayudará. — le digo tratando de que mí voz suene tierna y calmada para que ella pueda calmarse y confiar en mí.

— Sí. Adiós.

— Adiós. — cortamos la llamada al mismo tiempo.

Mi corazón palpita muy rápido. ¿Será la alegría o el miedo a que el mal nacido de su esposo la lastime? Una pregunta que ni yo mismo puedo responder.

— Señor Taisho, disculpe interrumpirlo pero quería avisarle que la policía ya se está marchando; su plan a funcionado. — informa uno de los obreros de la empresa.

— Entonces, ¿ya está todo resuelto aquí?.

— Así es, señor.

— Muy bien. Me iré entonces esta noche a Tokyo. Llame a mi padre y dígale que el problema ya está resuelto. — indico al hombre y sin más que hacer me retiro del lugar.

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Noche de la junta de millonarios.

N/A:

El salón del hotel "Shikon No Tama" se encontraba repleto de grandes personalidades millonarias en el mundo; cada uno era envidiado en su país por tener fortunas casi igualadas a las de un monarca.

Aquellas personas, creyentes en que la política podía mejorar y abarrotadas en dinero, celebraban una vez más su junta de millonarios que se festejaba un día al año; no siempre era el mismo día cada año, pero siempre se escogía uno para celebrar dicha velada magistral.

Una doncella de piel nívea hacía su entrada al salón del brazo de su esposo, quién mantenía una sonrisa imborrable. La azabache vestía un vestido, sin mangas, rojo sangre largo hasta los tobillos, con una abertura desde su tobillo izquierdo hasta el muslo del mismo lado. Calzaba unos tacones plataforma negros adornados con brillos en color plateado. Maquillaje rojo no tan ostentoso y su cabellera negra suelta envolvía sus hombros. Y para terminar, un brazalete de perlas a juego con su collar adornaban su fino cuello y muñeca derecha; una diosa había descendido del cielo.

Bankotsu solo traía un traje negro. Su cabello azabache recogido en una trenza y su lujoso reloj de oro estaba colocado en su muñeca izquierda. Siempre lucía lo mejor y tendencia de último momento.

La pareja se coloca en una de las mesas situadas en el medio del salón y en menos de un segundo ya tenían bebidas colocadas en la mesa. Bankotsu pidió un Tequila mientras que Kagome comenzó con un Mojito sin alcohol.

Otra pareja recién entraba en el salón. La pareja de Inuyasha y Kikyo: los nuevos tórtolos millonarios en el mundo. Kikyo traía un vestido negro de tirantes hasta la mitad de sus muslos. Tacones de tacón aguja también negros, maquillaje de ojos color beige y los labios en una rosado claro. Traía puesto una cadena fina de oro y un bolso de mano negro.

Inuyasha tenía puesto un traje rojo de marca Gucci. Una corbata en negro con su apellido bordado y en su cintura estaba colocada, cómo era la tradición en cada hombre, una Katana. Encondida en su espalda se encontraba una pistola cargada, lista para disparar a quién se atreva a lastimar a un ser querido para él.

Inuyasha divisó la figura de Kagome en una mesa junto con un hombre a su lado. El vibrar de su celular en un bolsillo de su saco le hizo saltar en su lugar. Al momento sacó el aparato y vio un nuevo mensaje de su hermano.

Estoy llegando al hotel. Trata de apartar a Kagome de su marido y si está entre tus posibilidades sacarla del hotel me lo harías un poco más sencillo.

Sesshomaru.

— Pides demasiado, idota. — murmura aún viendo el texto. — Cariño, empecemos con el plan: Robo de la novia de mi hermano de hace 16 años cha cha chan.

¿No pudiste darle un nombre mejor al plan?. — pregunta la azabache cruzando de brazos.

— El nombre es lo de menos; lo importante es cumplir con el objetivo del plan.

— ¡Sí!.

— ¡Ese es el espíritu!.

Ambos se acercan a la mesa de los azabaches. Kagome vio a Inuyasha acercarse a su mesa y sonrió, sabía que tenía algo en mente para poder reunirla una vez más con su Sessho.

— ¡Hola! Es un gran gusto hablar con el gran Bankotsu Torner. — saluda el platinado al azabache, quién aún no comprende la actitud del joven ambarino.

— Soy Bankotsu Torner, ¿eres...?. — preguntó.

— Inuyasha Taisho, un gustazo conocerlo en persona. Usted es un gran hombre, señor. No podría admirarlo más, señor. Es usted increíble, señor. — alagaba cuánto podía, esa era la señal discreta para Kikyo para que sacara a Kagome de ahí.

— Ven conmigo, Kagome. — murmuró e hizo pequeños jalones en el brazo de la contraria. La joven ojiazul hizo caso y se fue con Kikyo.

— ¿A dónde me llevas?. — pregunta rodeando a la multitud.

— Inuyasha y yo tenemos un plan para reunirte con Sesshomaru y que ambos puedan escapar. Sesshomaru está a punto de llegar. — informa la de ojos negros.

— Muchas gracias... Emm... ¿Cuál era tú nombre?.

— Kikyo. Somos muy parecidas, ¿no crees?.

— Sin duda alguna. Eres muy amigable, Kikyo.

— Gracias, Kag. — sonríe sonrojada la menor.

Ambas mujeres logran salir del salón y llegan al exterior del hotel en donde estaban aparcadas las limucinas y los autos lujosos. Repiraban agitadas después de tanto correr y esquivar a la multitud. Pronto un Peugeot gris se estacionó y de dentro de el la figura masculina de Sesshomaru salió del interior del vehículo. Kagome sonrió mientras lágrimas corrían por sus ojos.

— Kagome. — sonrió el platinado, abrazando a la aludida.

— ¡Oh! Que tiernos. ¿Dónde está Inuyasha?. — se pregunta Kikyo mirando la escena.

— Vámonos de aquí. — habló ella. Él ojidorado sonrió.

— Vamos. Kikyo muchas gracias por tú ayuda y la de Inuyasha, les estoy eternamente agradecidos. — agradece.

— Es un gusto ayudar a mi cuñado. — sonríe y guiña su ojo derecho.

— Gracias, Kikyo. Eres una gran amiga, dile a Inu que te dé mi número y así nos escribimos y mantenemos el contacto. — menciona Kagome abriendo la puerta del copiloto del auto.

— No dudes en que lo haré, Kag. — sonríe.

Justo antes de que el motor del auto se encendiera, un disparo al aire se escuchó y la figura enojada de Bankotsu se presentaba en la salida; impidiendo que la pareja se fuera.

— ¡Kagome, baja ya mismo de ese auto o mato al bastardo que tienes a tú lado! ¡Desídete, maldita perra!. — grita apuntando el arma a la cabeza de Sesshomaru.

— Has que vas a entregarte y así bajará la guardia, luego yo le meto un tiro en la cabeza y nos vamos. — susurra Sesshomaru, Kagome asiente y voltea hacía Bankotsu.

— ¡No le dispares! Me entrego. — a pasos lentos se va acercando a Bankotsu, este bajaba su arma.

Sesshomaru aprovecha el momento y saca su Revolver y apunta a la cabeza del azabache. Este al sentir el disparo mueve su cuerpo y la bala queda incrustada en su hombro derecho. Kagome patea el arma a un lado y le sonríe malevolamente al hombre que se encontraba tirado en el suelo.

— ¿Quién es la perra ahora?. — sonríe buslona.

— Escogistes a la mujer equivocada para casarte. Creo que estaba claro que su corazón ya le pertenecía a otro. — dice Sesshomaru y desenvaina su Katana. — ¿Últimas palabras?. — pregunta apuntando al cuello del azabache.

— Púdranse los dos, malditos hijos de la gran puta. — maldice.

— Tuviste una oportunidad para pedieme piedad y la perdiste por estúpido. Lo lamento mucho por ti. — murmura lo último y en un rápido movimiento corta la graganta del hombre. Limpia su espada con el traje de su víctima y le sonríe a su amada. — ¿Nos vamos?. — le pregunta.

— ¿Y aún me lo preguntas?. Claro que nos vamos. — sonríe.

Suben al auto y se alejan del hotel y de las vidas de todos sus seres queridos.

— ¿Ya se fueron? ¡Wow!. — pregunta corriendo Inuyasha y luego se sorprende al ver a cuerpo muerto de Bankotsu.

— Fue una gran película romántica; solo falta la escena de sexo para completarla. — sonríe la azabache.

— Esa parte de la película la aportamos nosotros dos en mi pent, ¿quieres?. — pregunta el joven rozando con su dedo índice la mejilla de la joven.

— Primero que nada tienes que desaserte de este cuerpo y luego terminamos la película. — sonríe pícara.

— Maldita sea, Sesshomaru. ¿Por qué demonios tengo que limpiar yo está basura?. — sonríe con sorna mirando el cuerpo muerto de Bankotsu.

— Te toca, Inuyasha. Te espero en tu pent. ¡Ah! Y no olvides las cámaras de seguridad, de seguro las del interior del salón captaron algo. — se despide la azabache contorneando sus caderas hasta subirse en su auto. — Bye.

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Cuatro años después. Hollywood.

N/S:

— Hola, ya volvimos. — sonríe mi esposa Kagome entrando con mis dos hijas del brazo.

— Demoraron mucho, ¿pasó algo?. — sonrio viendo las caras cómplices de mis dos gemelas.

— Casi me terminan todo el dinero. Jaken trae todo lo que compramos. Towa se antojó de muchas Barbies y Setsuna quería una muñeca más grande que ella, luego fuimos a comprar helado y cada una se comió cuatro barquillos de chocolate. — habló Kagome dejando su bolso de correa tirado en el suelo y dejarse caer en el sofá.

— ¿Que les he dicho de cansar a su madre? Trae a su hermana menor en el vientre y no puede cansarse demasiado. — sonrio  acariciando las cabecitas de mis niñas.

— Lo siento, papi. — ponen cara de perritos. ¿Cómo resistirme a esas miradas?.

— ¡Traviesas!. — chillo sonriendo. — Les compré Nutella a ambas, está en la puerta del refrigerador y...

¡Nutella!. — chillan ambas dirigiéndose a la cocina.

— ¡Dejen un poco para su madre!. — grito y luego me rasco la cabeza. Comienzo a extrañar mi cabello largo después de haberlo cortado hace poco.

— Esas dos son unos demonios. — sonríe mi mujer.

— ¿Viste a la doctora?. — pregunto.

— Todo está bien. Moroha crece feliz dentro de mí, no hay riesgos.

— ¿Entonces a mi pequeña no le importará que su madre juegue un rato con su papá en la cama, verdad?. — sonrió acercando mi rostro a su cara. Ella me devuelve la sorisa.

— No creo que le importe. — lame la comisura de mis labios y con una de sus manos aprieta mi entrepierna. Mi erección crece aún más.

— Niñas, mamá y yo iremos a domir. Molesten a Jaken un rato. — grito lamiendo mis labios. Risas escucho en la cocina y luego de un segundo escucho un de ambas. — Vamos.

— Vamos. — afirma ella apollándose en mi brazo y caminando junto a mi hasta nuestra habitación.

...

En la ha habitación.

N/A:

— Ahhh.... Sessho voy a.... Ahh. — gemía de placer la ojiazul, sintiendo el clímax acercarse.

— Córrete, amor. Relájate. — susurra en su oído Sesshomaru, quien no detenía la acción de su dedo en la vagina de Kagome.

El orgasmo llegó y cuando Kagome estuvo completamente lubricada para que Sesshomaru sustitullera sus dedos por su miembro. En el interior del vientre de Kagome, la pequeña Moroha se removía feliz; haciendo saber a sus padres que ella estaba muy bien mientras ellos hacían sus cosas.

— Se mueve. — susurra Sesshomaru saliendo del interior de Kagome.

— Hola, Moroha. ¿Le dices hola a papi o quieres que ya no me hagas esas cosas raras?. — Kagome sonríe al sentir una patadita de su hija. — Creo que está molesta contigo.

— Tengo miedo. — sonríe Sesshomaru acariciando ya el notable vientre de cuatro meses de Kagome. — Te amo mucho, Kag. — dice Sesshomaru depositando un casto beso en los labios de su esposa.

— Te amo, mi Rebelde. Es que estando contigo yo me he vuelto una rebelde también.

— Somos unos rebeldes. — sonríe el platinado.

— Sí, unos rebeldes. — besa los labios contrarios. — Tengo sueño. — murmura acomodándose en el pecho de Sesshomaru.

— Vamos a dormir.

— Dor...mir. — susurra quedándose dormida.

— Dulces sueños, mi princesa rebelde. — murmura Sesshomaru, cayendo después en un profundo sueño.

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FIN.

Espero que les halla gustado este Shot. Me alargué demasiado 😅 pero creo que a muchos de ustedes les encanta leer mucho igual que yo (espero eso).

La verdad es que no se me da dejar notas finales pero no quería termianr este Shot sin dejar un mensajito mío. En fin, espero que les halla gustado muchísimo (creo que ya dije eso, ah sí, lo escribí arriba 😅. Weyyy mi cachimba está fallando jajajasja😂😂😂).

Los amo mucho.

By: Mary__🌸

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