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CAPÍTULO 47

Cuando Judas para he perdido la cuenta del tiempo que he pasado en su lomo. Su pelaje negro  resalta en el anochecer, falta poco para que oscurezca. Estamos en medio de la nada, bajo un techo de copas de árboles, solo nosotros dos. 

Bueno, yo y un lobo ahora.

Nunca lo había visto en su forma, nunca se había transformado y se que no le gusta nada hacerlo. 

Él para cuando encuentra una pequeña cueva, no podemos seguir huyendo así, tenemos que pasar la noche aquí. No es una cueva llamativa, ni grande, pero servirá para una noche. 

Bajo de su lomo, todavía cargando las dos pistolas y su ropa. Detrás mía escucho como su cuerpo ruge, esta volviendo a su forma humana. 

-¿Me pasas mi ropa? -escucho que dice detrás de mi, con la voz más ronca de lo habitual.

Me giro despacio y extiendo mi mano que carga con  sus prendas. Intento evitarlo, pero no puedo, está completamente desnudo, y mis ojos lo recorren de arriba abajo, no puedo evitar que un leve rubor me recubra mi rostro. Su tableta marcada y su cabello moreno ondeado al viento. Parecía un maldito demonio sacado del infierno, de esos que te hacen caer en su trampa con dulces sonrisas, pero oscuros por dentro.

Y ahora más que nunca veía la oscuridad que llevaba dentro. Todo lo que había pasado durante su vida. Siendo el legítimo heredero al trono lo habían tratado como un esclavo, y él solo intentaba sobrevivir.

Me mira directamente a los ojos. Esta completamente serio, todavía desnudo. Y tendría que lavarse la cara, las heridas se le podrían infectar. El ambiente se ha vuelto tenso entre nosotros, y no quiero que pase eso.

-Judas... -susurro.

Él deja de  mirarme a los ojos.

Se da la vuelta y veo como se viste. Suspiro y me acerco a él. Solo lleva sus pantalones, dejando aun a la vista su espalda. Sus músculos están tensos.

Me acerco despacio a él. Se que me escucha perfectamente, y estoy más que segura ahora que se que es un hombre lobo. Ellos tienen los sentidos y habilidades más desarrolladas que los humanos.

A nuestro alrededor solo hay tierra, césped, y árboles, y a lo lejos creo escuchar las aguas de un río, aunque no estoy completamente segura. Y escondida entre unos matojos y hojas vemos la cueva que nos servirá para dormir hoy, aunque tendremos que taparla un poco más. Si nosotros la hemos visto, ellos también podrán hacerlo, pero es improbable, hay más cuevas como esta por esta zona y sería difícil dar con una en concreto.

Poso mis manos en su espalda, noto como se tensa bajo mi toque, y se queda completamente estático. 

Lo abrazo desde detrás, y poso mi frente a la altura de sus hombros. Quiero reconfortarlo, aunque sea solo un poco. Ahora que se su historia familiar, veo porque es tan importante esto para él. Se que no lo hace por venganza, simple y llana. Esto tiene una historia, muy triste y dura. Su madre fue obligada a casarse con otro hombre mientras estaba enamorada de Jared, incluso teniendo ya un niño.

-Delia, yo, de verdad quería contártelo, absolutamente todo...

Niego un poco con la cabeza para que note el roce en su espalda. Judas deja de hablar durante unos segundos, el tiempo que tardo en apartarme de él, y dejar de tocarlo. Se gira despacio, con el torso desnudo y el tatuaje de su brazo a la vista mientras sujeta su camiseta con una de sus manos. 

-Tenemos que limpiar tus heridas -observo su labio y su ceja rotas- se que sanas más rápido que un humano, pero si se infecta tendremos un problema.

Él asiente.

-Hay un río a pocos metro de aquí. -informa.

Los dos nos dirigimos al río en silencio. Yo voy detrás de él. Judas sabe donde esta el río, gracias a su oído. Poco tiempo después veo un pequeño río rodeado de algunas piedras. Los dos llegamos allí, yo le indico a Judas donde sentarse. Él me ofrece su camiseta, será lo que utilicemos como paño para limpiar sus heridas.

Podría haber utilizado mis poderes, y creado un poco de agua, pero no es lo mismo cogerlo directamente de la madre naturaleza, a crearlo yo misma. Y encima, estoy agotada, estoy en mi límite tanto mental como físicamente. Hoy han pasado muchas cosas, me he enterado de muchas otras, y no he tenido tiempo para asimilar nada. 

Mojo la camiseta de Judas en el río, la limpio bien, al igual que mis manos, y acerco el paño húmedo a su rostro. Lo poso en su ceja, y le quito la sangre seca que queda allí, veo que ya no sangra absolutamente nada, y ha empezado a sanar.

El olor a nuestro alrededor es puro, huele a naturaleza, no hay rastro de humanos ni hombres lobo, y me pregunto cuanto ha corrido Judas, conmigo encima. No tengo idea a cuanto estamos del castillo de donde hemos escapado, ni la base de lo rebeldes.

Suspiro cuando termino de limpiar la sangre de su ceja y de lavarle un poco la frente. Me aparto de él y enjuago en el río la camiseta, intentando quitar toda la sangre y suciedad que ha adquirido.

Cuando vuelvo a ponerme de pie, a pocos pasos de Judas, veo que él no me ha quitado la mirada de encima, observa todo lo que estoy haciendo.

Me sitúo de nuevo enfrente suya y cuando voy a acercarme a él, piso una rama, casi pierdo el equilibrio, pero siento como Judas se levanta rápidamente y me sujeta mis caderas, evitando mi caída.

-¿Estás bien? -pregunta mirándome. 

Asiento dos veces levemente.

Él vuelve a sentarse, y quita las manos de encima de mi cuerpo, cosa que me entristece.

Yo poso el paño en su labios suavemente, tratando de no ser ruda y evitarle dolor. Él no se queja mucho, solo frunce un poco el entrecejo cuando aprieto un poco.

Observo sus labios, incluso heridos, llaman mi atención. Y por un momento pienso en posar mis labios sobre los suyos, pero me recuerdo que esta herido, que el día ha sido agotador para los dos y que tengo que limpiar sus heridas. Pero no despego la mirada de sus labios, y no solo porque tenga que limpiarle la herida.

Siento la mirada de Judas puesta en mi rostro todo el tiempo, y trato de no ruborizarme. Es intimidante, y esta sexy, y me mira tan fijamente que pienso que quiere leer todo lo que pienso solo con su mirada. Y solo doy gracias a dios de que no pueda ver lo que estoy pensando de él. De él y de mí.

-Delia. -me llama.

Yo detengo el movimiento de mi mano con su boca.

-¿Si?

Judas se levanta de la roca donde esta sentado, y yo bajo mi brazo, con la camiseta que sujeto.

Tengo que dar un paso hacia atrás, es demasiado alto y tengo que mirar hacia arriba para verle el rostro.

Pero él se acerca, haciendo que nuestros torsos se toquen. Siento cuando su mano se mueve y la coloca en mi cadera, me acerca a él y ahora sí, no queda un solo centímetro entre nosotros. 

-¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me gustan tus ojos, Delia?

Yo me quedo muda, mientras él mira fijamente mis ojos morados. 

-Me parecen únicos, extraordinarios, y únicos. Como tú.

Yo le muestro una pequeña sonrisa.

Su otra mano se posa en mi rostro, y me acaricia suavemente la mejilla. Parece mentira que ahora sea un hombre tan cariñoso y dulce, cuando hace poco más de unas horas casi mata a un hombre -hombre lobo, lo que no se si es mejor o peor- con sus propias manos.

Yo levanto mis dos manos, la derecha casi sanada del puñetazo que le pegué al espejo antes de salir, y las poso en sus caderas.

Él se agacha, y con la brisa a nuestro alrededor, el ruido tranquilizador de las aguas del río fluyendo y nuestros cuerpos pegados, junta nuestros labios.

Yo cierro los ojos me dejo llevar por su boca. Nuestras bocas danzan al compás, y siento como me fundo con él en este beso, que pasa de ser un beso digno de película romántica dulce a un beso desesperado, fogoso, necesitado. Saltan chispas a nuestro alrededor, chipas que presiento que pronto se convertirán en fuego.

Él mueve su mano y la posa también en mi cadera, apretándome contra él, yo, he muevo mis manos y las poso en su cuello, rodeándolo completamente con mis brazos, por debajo de su pelo moreno, sin despegar nuestras bocas.

Necesitaba este beso, necesitaba sentir nuestras bocas, la sensación es indescriptible.

Separamos nuestras bocas segundos después, estoy jadeando suavemente, intentando coger aire después del beso, aunque todavía no nos hemos despegado. Judas tiene los labios hinchados, y recuerdo que heridos. Y parece que Judas se da cuenta de lo que pienso cuando no me deja despegarme de él.

Nuestras miradas vuelven a conectarse.

Y cuando menos me lo espero, nuestras bocas vuelven a estar unidas, esta vez el beso comienza fogoso, deseado y ansioso desde el principio.

Sus manos me agarran los muslos, y de un salto me engancho a sus caderas, mientras él me sujeta. Me sienta en la roca donde él antes estaba y acaricia mis caderas y mi torso. Despega nuestras bocas y cubre de besos un camino desde mi barbilla hasta el comienzo del escote de mi camiseta, deteniéndose un rato en mi cuello. Yo tengo cerrado los ojos, y mi cuerpo se arquea ante él para darle más accesibilidad.

Acaricio con mis manos su duro torso. Hasta llegar a la cinturilla de su pantalón. 

-Delia. -me llama, con la voz más ronca de lo habitual, y los labios hinchados y entreabiertos.

Yo asiento con la cabeza una vez.

Él me quita la camiseta de un tirón, sin dejar aun que le desabroche los vaqueros. Quedo en sujetador y él acaricia mi cuerpo, como si fuera una muñeca de porcelana y fuera a romperme en cualquier momento.

No se en que momento nuestras bocas se unieron de nuevo y acabamos con toda la ropa desperdigada, pero lo último que recuerdo es estar tumbada en un claro del bosque, mientras nos demostrábamos lo mucho que nos queríamos, lo mucho que Judas me quería.

Y solo la madre naturaleza fue nuestro testigo de lo que hicimos esa noche.

SE QUE ESTABAN DESEANDO QUE ESTO PASARA 😜😜¡Y por fin ha pasado, je je!
Voten y comenten 🥰

Pueden encontrarme en Instagram como juliaamontero_

JULY

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