La moto sube la cuesta y sale disparada en el aire. Mi pelo revolotea alrededor de mi rostro. Miro hacia abajo. Hay tierra pero mucho más abajo. Más que el suelo anterior.

La moto recorre unos cuantos metros en el aire y luego cae en picado en otra cuesta que nos lleva hacia el suelo.

Judas acelera en cuanto llegamos al suelo.

-¿Bien? -oigo que grita preguntándome.

-Eso a sido alucinante... -susurro en su oido. No quiero gritar.

Noto como de pone un poco tenso.

Puede que susurrarle eso en el oido no haya sido la mejor idea del mundo...

¡Pero estamos montados en una moto y acabamos de hacer un pedazo de salto! No lo puedes interpretar de otra manera.

En las curvas hay veces que llego a pasar algo de miedo. Las coge muy bruscas. Pero es alucinante. Y creo que le hace gracia cuando me agarro más a él.

Ahora mismo va más lento que antes. Y yo tengo mas manos en sus abdominales, metidas dentro de su camiseta y chaqueta. Y no se como hemos acabado así, pero no me quejo.

Tres horas después para la moto. Estamos rodeados de árboles y matorrales. No se puede ver a mucha distancia y no se escucha nada.

Saco las manos de debajo de su camiseta y me bajo de la moto. Él hace lo mismo.

-¿Que traes? -me pregunta.

Abro mi mochila y miró.

-Bocadillos y agua.

Quince minutos después volvemos a montarnos en la moto.

Él busca mis manos, cuando ya estamos los dos subidos, las coge y las mete debajo de su camiseta.

Saca las suyas, dejando las mías bajo su camiseta. Arranca la moto y salimos disparados.

-Ya estamos llegando. -grita.

A lo lejos veo ya edificios.

Acelera hasta que tenemos a pocos metros la entrada.

Entra en la ciudad a toda velocidad y se mete en una calle, lejos de la avenida, lejos de la pequeña multitud de gente.

Baja la velocidad mientras callejea. Salimos a la avenida tiempo después. Vuelve a meterse en otra calle.

Miro hacia todos lados. Buscando cosas importantes que nos puedan servir. Comida y ropa sobretodo.

Judas aparca la moto y los dos bajamos.

Me coge del brazo y me acerca mucho a él.

-No mires hacia todos lados cuando robes algo, eso te delata, no te pongas nerviosa. No muevas mucho las manos antes de robar algo. Procura no robarle a gente que veas muy fuerte, sobretodo a hombres. Es mejor tiendas o puestos, no suele haber mucha seguridad.

Asiento.

-Bien, ahora vamos. No tenemos todo el tiempo del mundo.

Salimos de la calle y empezamos a andar tranquilamente.

Judas se mete en una tienda y yo me acerco a un puesto, pero no directamente. Con una pequeña ráfaga de viento hago que a la mujer se le pongas algunos pelos en la cara y eso la despista. Nadie me mira. Cojo lo que puedo del puesto y me lo meto en los bolsillos disimuladamente.

Me voy del puesto sin volver a mirar a la mujer. Ya algo alejada lo meto todo en la mochila que llevo colgada y que esta casi vacía.

Veo a Judas en otra tienda.

Yo hago casi lo mismo en otros puestos.

Siento como me agarran de la mano un tiempo después.

Judas.

Me vuelvo sonriente. Creo que hoy he ayudado bastante.

Me quedo congelada.

Esta igual que la última vez que lo vi, aunque ahora tiene más barba.

Su pelo largo y moreno esta como lo recordaba.

Sus ojos me miran dudosos y yo estoy completamente muda.

-Delia... -susurra.

-Jax, yo... Yo no...

-Sabía que eras tú. Pero... ¿Que haces aquí? ¿No te habían secuestrado?

-Ahora soy Mare. -digo y me suelto de su agarre.

-¿Qué?

Lo miro fijamente.

-No tengo mucho tiempo, tengo que irme enseguida. Dios... No esperaba ver a nadie aquí.

-Pero... ¿Qué? No entiendo nada. Estaba preocupado por ti, creí que te habían secuestrado... Desapareciste. ¿Y Niall? Él te había pedido matrimonio...

-Él cambió. No era la persona de la que me enamoré. La persona de la queme enamoré no dejaría a parte la población sin ayuda, ni los dejaría de lado. Y menos los querría hacer esclavos. Niall antes no me pondría los cuernos -digo aguantando mi enfado- ni me querría tener controlada a su antojo.

Me mora asombrado.

-¿Él...?

-Si él. Tú me conocías Jax, sabea que no soy así, no puedo quedarme callada ante este tipo de injusticias. No. Cuando me enteré me propuso matrimonio. ¡Dios que mal lo pase cuando entendí todo! Y si ¡Me fuí! Porque no dejaré que él se salga con la suya. No permitiré que el pueblo que me vio ser reina, aunque casi no lo fuí, sufra. Y todo por una persona. No.

-No me extraña. Te conozco Delia.

Lo miro.

-Mare, esta bien. Y me imagino todo lo que habrás hecho y estarás haciendo. Porque se como te conocí. Porque no te rendiste en esos meses en las mazmorras por mucho que te hicieran. Porque eres así.

No digo nada, no tengo palabras.

-Solo prométeme que estarás bien.

-Te lo prometo, Jax.

-Te quiero, Delia.

Se acerca a mí y me abraza. Me da un beso en la frente.

-No me diré a nadie que te he visto. Ahora vete y haz lo que mejor sabes hacer. Luchar.
Me suelta y echa a andar.

Lo miro mientras se aleja. Jax. Miro en su dirección un buen rato, ya ni siquiera esta ahí.

Me doy la vuelta y choco con un pecho

Miro hacia arriba.

-Has conseguido robar algo?

-Llevo la mochila llena.

Judas asiente.

-Vamos a por la moto y vamos a dirigirnos al punto de encuentro.

-¡Son esos! -grita alguien- ¡Me han robado!

Los dos nos giramos a una de las mujeres de una tienda hablando con dos guardias. Si me cogen estoy perdida.

Judas reacciona antes que yo. Me coge la mano y sale corriendo. Yo lo sigo con las manos entrelazadas.

Sujeto bien la mochila para evitar cogerla. Veo a Erick con tres mas. Judas le hace un gesto disimulado que él ve y parece entender.

No lo mira más pero veo de reojo como habla con los otros tres.

Los seguridad nos siguen muy de cerca. Es muy arriesgado utilizar mi magia.

Sigo corriendo, siendo guiada por Judas. No reconozco estás calles y creo que cada vez nos alejamos más de nuestra vía de escape más rápida. La moto.

Estamos por girar una esquina cuando con un ligero y disimulado gesto muevo la muñeca. Mi energía se concentra en ese movimiento. Una fuerte oleada de viento los sacude y pierden velocidad distrayendose.

Giramos y vemos que la calle esta llena de gente. Mucha gente.

Paramos de correr para intentar hacernos paso entre la gente.

Vamos todavía de la mano.

Miro hacia atrás y veo a los guardias haciéndose paso entre la gente, nos buscan con la mirada.

Judas también se da cuenta.

Estira de mi y nos vamos hacia la derecha de la calle.

Me empuja contra la pared y mi espalda choca con ella, sin hacerme daño.

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JULY