CAPÍTULO 13
-¿El rey quiere que volváis al mismo puesto que antes o acabará con vosotros? ¿A lo que estabais obligados ha cumplir? -pregunto.
El hombre asiente.
-Eso es lo que pretende hacer.
-Pero... no lo entiendo ¿el rey esta haciendo todo esto?
-¿Todo? Eso es lo de menos. Las dos bombas que mando hace un mes es lo que más me preocupa. Murieron más de cien personas y muchas cosechas se perdieron. Quedaron completamente destruidas.
Me quedo congelada. Ha mandado bombas. Ha matado ha más de cien personas por simple egoísmo.
-Bueno, dejando ese tema, si has venido a ayudar... lo agradecemos. No somos simpáticos con gente que nos ha traicionado -avisa- pero una ayuda nunca se negará, menos en nuestra situación.
Asiento.
-Pero vivir aquí no es fácil, no tenemos lujos o cosas a las que estarás acostumbrada. Tendrás que entrenar tres veces a la semana mínimo, ayudar con la comida y demás. ¿De verdad quieres unirte a nosotros? Tu antes no vivías como vas a vivir aquí, aquí se vive mucho peor. ¿Estas segura?
-Completamente.
-Bien.
El asiente y se acerca a mi.
-Mi hijo vendrá ahora. Te quitara las esposas y te pondrá como una ciudadana nuestra. ¿Estas de acuerdo? -me pregunta.
-Si. Gracias.
-A ti, Mare, a ti.
Se aleja de mi y se dirige a la puerta, los cuatro guardias a mis lados le siguen.
Cuando salen la habitación se sume en un completo silencio. Me dedico a observar toda la habitación hasta que la puerta es abierta nuevamente minutos más tardes.
Me cruzo de piernas y dejo mis manos, aun con las esposas, posar en mi rodilla.
Escucho como la puerta vuelve a cerrarse y el sonido de unos pasos chocar contra el suelo acercarse a mi.
Tengo la cabeza levantada y miro al frente.
Desde detrás unas manos me rodean las caderas y me coge de las manos. Siento que esta justo detrás de mi, separados por el respaldo de la silla. Su respiración choca con mi oreja y toda mi piel se vuelve de gallina.
-Voy a quitarte las esposas. -su voz es ronca y varonil cuando lo susurro cerca de mi oído.
Y Joder, esas palabras me han dejado helada, bueno más bien hirviendo. Joder, muy caliente.
-Delia centrate. -me digo a mi misma en mi cabeza.
Todavía ni le he visto el rostro.
Miro fijamente mis manos mientras el me quita las esposas e intento centrarme.
Cuando me las ha quitado coge las esposas y aparta sus manos de mi cuerpo. Noto como se endereza y yo me pongo aun más recta en la silla.
Rodea la silla, noto como su cuerpo se mueve y sus pisadas en el suelo.
Se pone justo en frente y se me corta la respiración un instante cuando lo veo por primera vez.
Su melena ondulada le rodea el rostro cuando apoya sus manos en la silla. Me mira fijamente, analizándome, igual que yo a él.
Tiene el pelo largo, ondulado castaño con reflejos rubios. Sus ojos marrones verdosos me miran fijamente. Barba de unos cuantos días le decora el rostro. Lleva unos cuantos anillos de hombre en los dedos y en las muñecas algunas pulseras de cuero marrones. La ropa que lleva deja ver un tatuaje en su brazo derecho.
Lleva una camiseta de tirantes, unos pantalones y unas botas militares, absolutamente todo de negro.
Un colgante le cuelga de cuello y se le separa del cuerpo al estar inclinado, un poco, hacia mi.
-¿Tu nombre? -pregunta.
-Mare. -digo con la voz rasposa.
-Encantado. -Susurra.
Se pone recto y pone algo más de distancia entre los dos. Alza la mano donde tiene las esposas, si todavía las tiene en la mano, y se la mete en un bolsillo de los pantalones.
-Así que estas aquí para ayudarnos.
Asiento sin pronunciar palabra. Mi boca esta completamente seca desde que lo he visto.
-Interesante... Quedan pocas personas como tu en este mundo. -dice- No cualquiera deja su vida, seguramente cómoda y sin muchos problemas para venir y ayudar a los que lo necesitan.
Mi vida no es que fuera fácil, era complicada. Primero fui una humana que fingía ser normal pero escondía unos poderes bastante peligrosos y unos ojos extraños y poco comunes. Luego pase a vivir con hombres lobos, allí también fingía ser una humana corriente y después vino todo. Tuve que dejar de esconderme y ocultar quien era para salvar la Tierra de la reina y su malévolo plan de controlar todo y todos. Cuando lo conseguí, incluso pensé que había encontrado al amor de mi vida, porque si pensé que eso es lo que era, me convertí en reina, tanto de humanos como hombres lobos.
Todo lo malo había acabado, era lo que yo pensaba, pero empecé a vivir un infierno donde se supone que estaba el cielo.
No era una reina, no merecía ese título para lo que hacía.
Me tenían controlada, me manipulaban para que hiciese justo lo que ellos querían y como ellos lo querían. Creí que ya no había más injusticia. Pero las había, las tuve delante de mis ojos todo el tiempo pero no las veía. Hasta que un día lo vi, y todo lo que ellos habían construido a mi alrededor cayó. Y vi todo lo que pasaba a mi alrededor.
Y quise cambiarlo. Me marche, deje mi vida y me fui a buscar como arreglar mi vida. Mi vida allí no tenía sentido. Quería que volviese a tenerlo. Así que me separe de Niall, el hombre que creí que era el amor de mi vida y resultó que me había equivocado completamente ,de mi reinado y de mis amigos.
-No aguanto las injusticias, y esto es una. Así que haré todo lo posible por arreglarlo. Ayudaré en todo lo que pueda. Luchare y pelearé en este bando hasta que vea que no se cometan más injusticias. Todos tendríamos que tener los mismos derechos y recursos.
Él me mira por unos largos segundos, se me hacen eternos. Nuestras miradas están conectadas. No pronuncia ni una palabra por un rato.
-Tienes razón. Guau -dice sentándose donde antes estaba sentado su padre, en la silla de enfrente- ese discurso ha estado muy bien, has demostrado un poco de como eres, me gusta, por ahora tu personalidad, es... diferente, renovador. Diferente a todo lo que he visto antes -se cruza de brazos- y lo que más me ha gustado ha sido la mirada que tenías cuando lo decías.
Esto es extraño.
-¿No dices nada ahora? -pregunta.
-No se que decir, y cuando no hay nada que decir es mejor no decir nada. -respondo, cruzándome de brazos también.
Sonríe.
-Eres una persona interesante.
-Me lo tomaré como un cumplido. -le sonrío y yo le devuelvo la sonrisa.
-Te apuntaré como una ciudadana más en cuanto salga de la habitación ¿de acuerdo?
Asiento.
-¿Tu nombre completo?
-Mare Brown. -le respondo.
Asiente.
-Ahora vendrá Erick o Lex a buscarte. Te llevaran con mis hermanas.
-¿Tus hermanas? -pregunto.
-Rusxe y Soph.
-Esta bien.
Se levanta de la silla y se acerca un poco a mi.
-Supongo que ya nos veremos. -le digo.
-Lo estoy deseando, Mare. -responde.
Con los brazos colgando a cada la lado de su cuerpo, una sonrisa encantadora y pasos firmes se dirige a la salida de la habitación.
Me levanto de un salto de la silla y lo llamo antes de que abra la puerta.
-¡Oye! -grito.
Para y se gira un poco para verme a la cara.
-Si. -responde.
-¿Cómo te llamas? -le pregunto.
-Puedes llamarme Judas.
Dicho esto, se vuelve, abre la puerta y sale por ella. Veo como se cierra la puerta y me quedo quieta de pie en el sitio.
Judas... saboreo su nombre en mi mente.
Por cierto JUDAS se pronuncia YUDAS.
¿Que tal el cap?
VOTEN y COMENTEN
JULY
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