X: Mejillas lastimadas
—¿Pero qué demonios?
Puse un pie en casa y ví esta basura, había un hombre en casa, y estaba cerca de mi madre, demasiado cerca debo decir, que asco, apuesto a que de esto esta hablando Hunt, mi madre se dio cuenta de mi presencia y caminó hacía mi.
—¡Becca llegaste! —bufé.
—Así es, aunque se suponía que debías ir a buscarnos —levanté mis cejas y sonreí.
—Oh, es cierto, lo siento mucho, pasa que- —la interrumpí.
—¿Quién es él? —cuestioné malhumorada.
—Ah si, el es Max, mi pareja —fruncí el ceño y miré de reojo a mis pares, ella estaba con cara neutral y él estaba cómo "que me caiga un rayo encima", completamente comprensible.
—Hola, tu debes ser Rebecca, un gusto —aquel extraño levantó su mano para estrecharla, la acepté solo para no quedar cómo una maleducada, pero creo que lo que dije igual me hizo parecerlo.
—No puedo decir lo mismo, con permiso —sonreí con falsedad y fui a mi cuarto, Viv y Hunt me siguieron, esperé a que ellos entraran para cerrar la puerta, además le puse seguro— ya se porque estas así, y te entiendo, esto es una porquería.
—Lo es, y mucho, imagínate, yo lo tuve que ver toda la maldita semana.
—Siento lastima por ti, mejor cambiemos de tema, adivina quién me mandó las cosas —miré a Hunt.
—¿Cosas?
—Ah si, cuando estaba en S.W.I recibí una carta con tierra y sangre, también era de Joseph.
—Asqueroso, bueno, dime quién fue.
—Al final si fue Virginia, su plan era mandarme a uns correccional, pero obviamente no lo logro, aunque eso no tiene mucho sent-
—¿Qué te paso en la mejilla?
—Ah... eso, pelee con ella, no sabe defenderse, aunque me hizo esto —apunté la herida— le corté el brazo, pero al menos no llamaron a nuestros padres, así que ni se te ocurra decírselo.
—No lo haré, Rebecca, eres una niña bárbara —solté una carcajada y me senté en la cama, miré a una esquina y pude ver un montón de frascos con medicamentos.
—¡Rayos! —me levanté de golpe y corrí hacia mi velador.
—¿Qué pasó? —preguntaron al unísono.
—¡No e tomado mis medicamentos en días!
—¿¡Cómo no!?, ¡tomálas ahora mismo! —¿¡cómo pude olvidarlo!?
—Eso haré —tomé unos cuántos frascos de pastillas y me encerré en el baño— por favor, por favor no —susurré, no sé cómo todavía no e tenido alguna alucinación horrible o mareos.
Tomé unas cuantas pastillas y las introduje en mi boca, tenía que ingerir todas las que no me e tomado en estos días, pero no puedo hacerlo, no quiero terminar en el hospital con una aguja en el brazo y dos bolsas con suero al lado.
Llené un vaso de agua y lo bebí, me sostuve de los lados del lavabo, estaba empezando a marearme, no, esto es malo, bajé mi vista hasta que oí un sonido proveniente de arriba, levanté mi cabeza y ahí estaba Bex, dentro del espejo, como mi reflejo, pero actuando diferente a mi, ahora tengo que controlar mis pensamientos, si no esto se pondrá feo.
—¿Cómo estas, débil? —saludó con alegría.
—Excelente, ¿y tú, copia barata?
—Muy bien, hace mucho no hablamos, ¿me extrañaste?
—Para nada.
—Mmm, últimamente me tienes muy controlada, pero ahora parece que se te olvidó mi existencia, pero bueno, aquí estoy para recordarte que existo —solo rodee los ojos.
—¿Qué quieres? —pregunté cansada.
—Lo mismo de siempre, burlarme de ti —río como siempre, cómo si no tuviera una pizca de cordura en su cuerpo, aunque técnicamente somos la misma persona.
—Mhm —algo negro pasó por su espalda, inconscientemente mire hacía atrás, pero no había nada, volví a mirar al frente y vi unos ojos negros, fregué mis ojos un poco asustada, los abrí y ya no estaba.
—¿Qué paso?, ¿ya te asustaste?
—No, había algo raro detrás de ti, es todo.
—No había nada —sentí un ruido proveniente del la ducha, abro las cortinas y Bex estaba dentro, me miraba con aires de superioridad, no es bueno que pueda verla frente a mí de esa manera— ¿tan loca te estos volviendo? —río nuevamente.
—¡Ya cállate!
—No seas grosera conmigo, recuerda que puedo lastimarte —sacó un cuchillo y lo enterró en su cabeza, inmediatamente la mía comenzó a doler cómo los mil infiernos.
—¡Ya para! —agarré mi cabeza con las manos y apreté los ojos.
—¿Y si no quiero? —empujó más en cuchillo hacia su cabeza.
—¡Ah! —lágrimas empezaron a salir de mis cavidades.
—¿Te duele?, eres demasiado débil, deberías crecer ya —Hunter entró rápido a el baño y ella desapareció— adiós cariño, o al menos por ahora —escuché un susurro en mi cabeza, como siempre quedé con la duda de si esto es real o solo son tontas alucinaciones gracias a la esquizofrenia.
—¡Becca!, vamos levántate —hice lo que me pidió y camine hacía mi cama, Viv estaba en la puerta del baño, mirándome horrorizada.
—¿Qué pasó?
—Solo vi a Bex, es todo —mencioné ida, a los segundos escuche como mi madre gritaba mi nombre, salí de mi habitación caminando torpemente y me dirigí hacia dónde ella se encontraba— ¿que pasa?
—Voy a salir con Max, vamos a volver en la noche.
—Como sea...
—Voy a buscar algo, ya vuelvo —ella se retiró, Max se sentó en el sillón grande y yo en el individual frente a él, crucé las piernas y lo mire sin expresión alguna— vete —ordené en un tono audible.
Me sentía fatal, pero eso no iba a impedir que sacara a este tipo de mi casa.
—¿Qué? —me miro incrédulo.
—¿Eres sordo?, dije vete.
—¿Por qué me iría?
—Porque si no —me pare rápidamente rogando no caerme por los mareoe y lo miré amenazante— te mueres.
—Pft, ¿qué? —comenzó a reír mientras yo solo lo miraba seria.
—¿No me crees? —el solo se quedó en silencio, era obvio que no— está bien, no me creas, pero no estoy mintiendo —el sólo me seguía viendo con una expresión vacía, iba a decir algo, pero mi madre llegó.
—Ya volví, adiós Becca —rodé los ojos, salieron de casa y mi madre dejó la puerta entreabierta, me acerqué y la cerré de un portazo.
—Ese tipo es un alcohólico que ve porno todo el día —comentó Hunt mientras iba a la cocina con Viv.
—No era necesario decirlo, ahora tengo más náuseas.
—No entiendo, ¿a que te referías con "Ví a Bex"? —preguntó Viv desde la cocina.
—Pasa que a veces cuándo no tomo mis medicamentos la veo, pero eso es solo una alucinación, nada más —espero que de verdad sea así.
—Esta bien, si tú lo dices.
Me senté en el sofá dispuesta a ver TV, al encenderla me encuentro con un canal de noticias, no me gustan esos programas así que la cambie rápido, pero antes de eso escuche tres palabras que llamaron mi atención, "asesinato, brujas y Salem".
No es tan raro, pero dudo que estén hablando sobre la historia norteamericana, cambie de nuevo el canal y me quede viendo las noticias, esto tiene que ser una maldita broma.
—Chicos.
—¿Qué sucede? —preguntó Viv mientras se acercaba.
—Mira —apunté a la TV, ella miro confundida, pero luego su rostro se puso pálido.
"En Salem han habido tres asesinatos, pero lo extraño son las circunstancias, las víctimas son Kevin Jacobs, descendiente directo de William Stoughton, uno de los jueces en los juicios de Salem, Aaron Ford, pastor católico, y Jazmín Connor, marchante conocida por su odio a las brujas, ¿quizás esto sea una venganza?, estaremos dando todos los detalles del caso" escuchamos que decía la conductora, nuestras caras pasaron de estar serias, a tener una sonrisa, Hunt veía desde atrás.
—Creo que alguien se adelanto con nuestro plan.
—Al parecer.
—Esto es malo, porque no sabemos quién es, pero es bueno, porque de seguro está de nuestro lado.
—Estoy segura de eso, ahora, hay que ver como nos deshacemos de ese tipo —hablé de mala gana, realmente no quería soportar un segundo más al noviecito de mi madre, y eso que hace solo unos minutos lo conozco.
—Si, no quiero verle la cara una día más, Becca, hace un plan, eres buena en eso.
—Bien, déjame pensar —tres segundos y se me ocurrió algo, era demasiado básico, pero de seguro saldrá bien— ya se me ocurrió algo.
—Eres demasiado rápida.
—Escuchen bien, cuando lleguen necesito que mi madre se vaya, no se dónde, pero nos tiene que dejar solos con él, luego le explicamos que tiene que irse, si acepta, bien, si no, se irá por las malas, haremos que escriba una carta para ella diciendo que no puede estar con ella y que se te tiene que ir.
—Que fácil, pero es un poco simple.
—Lo sé, pero bueno, ¿lo haremos o no?
—Si.
—Perfecto —Hunt se fue a su habitación y Viv se sentó conmigo en el sofá.
—¿Quién podrá ser él o la que hizo esto?
—No tengo idea, pero espero Dios se apiade de sus almas —rogué mientras reía.
—Amén, sabes, es extraño que creas en los demonios y no en Jesús.
—No es extraño, simplemente un poco contradictorio, pero claro, tengo razones para pensar así, los demonios si han dado pruebas de que existen, y muchas, pero "Dios" no a dado ninguna, además todo sobre el es muy cuestionable, yo creo en casi todo, solamente que mi religión es la Wicca porque es en la que más creo, eso es todo.
—Entiendo.
—La verdad yo no comprendo como eres bruja y eres atea, o sea, eso si que no tiene sentido.
—Hacemos magia, pero no creo que haya un ser todopoderoso viéndonos o lo que sea.
—Bueno, me gusta ese punto de vista también —ella me sonrió.
Ambas volteamos a ver la puerta, ya que fue abierta, era mi madre con ese tipo, pero cómo, si se fueron como hace diez minutos, de seguro se les olvidó algo, inconscientemente veo el reloj colgado de la pared... ¡¿que?!, ¡han pasado dos horas!
—Volvimos —exclamó mi madre feliz.
—Ya lo noté, ¿cómo les fue? —les dije con una sonrisa claramente falsa.
—Excelente, la pasamos muy bien.
—Me alegro —trate de hacer una sonrisa, aunque fuera falsa, pero solo conseguí una mueca, me di la vuelta e iba a ir directo a mi habitación, pero mi madre me llamó, gire sobre mis talones y la mire con los ojos caídos— ¿que pasa madre? —pregunté de mala gana, su sonrisa se esfumó y fue reemplazada por una de confusión y seriedad.
—Tenemos que hablar —anunció para luego ir a su oficina, camine lento y mientras aquel hombre tenía una cara expectante, solo lo mire mal.
—¿De que quieres hablar Clarisse? —cuando estaba molesta llamaba a mi madre por su nombre, nunca le gustó que sus hijos la llamarán así.
—No me digas Clarisse.
—Llamarte por tu nombre no me hace menos hija, además, ese es tu nombre ¿no?
—No me contestes, quiero que me digas porque estas tan molesta —bufé.
—¿De verdad lo preguntas?, estuve dos semanas buscando quien rayos era esa tan misteriosa persona que iba a ir conmigo a S.W.I, ni siquiera se porque no me dijiste quién era, hoy no nos fuiste a buscar y ni siquiera te importo como llegamos aquí, ni nada, me desmayo o tengo alucinaciones y no te das cuenta, al igual que no te percataste de mi herida, y ahora trajiste a un tipo cualquiera aquí —enumere con los dedos— ¡sin siquiera molestarte en decirme! —segundos después sentí un ardor en mi mejilla, me había dado una bofetada.
—¡A mi no me hablas así!, ¡esta es mi casa y puedo hacer lo que quiera!
—Y yo me quejaba de que Joseph era mal padre, pero tú no te comparas con él —salí de su cuarto y cerré la puerta de golpe.
Corrí a mi habitación, pequeñas lagrimas caían de mis mejillas, me encerré en el baño, comencé a llorar, trataba de no hacer ruido mientras lo hacía, pero no funcionaba, soy una llorona, pude escuchar a Viv tocando suavemente la puerta.
—Rebecca, se que es una pregunta estúpida pero, ¿estas bien?
—Solo déjame sola, por favor.
—Esta bien...
Seguí así hasta que sentí que el baño se estaba inundando, cuando pare de llorar ya no se llenaba, ¿cómo podían ser todas esas mis lágrimas?, baje la mirada y la volví a subir rápido porque alguien me había tocado el hombro, era Hunt.
—Vamos levántate.
Preocupado estiró su mano, la tomé y traté de levantarme, me costo un poco pero lo logré, mire el suelo y había un charco de liquido tramsparentoso.
—No voy a dejar que ella vuelva a golpearte, no tiene derecho de hacerlo, no llores por algo estúpido —para cualquier persona eso hubiera sido cruel, pero para mi no, ya que sé a lo qué se refería.
—Tienes razón, ¿y si mejor empezamos con el plan? —le limpié la cara con la manga de mi blusa.
—Claro, iré a ver dónde están ellos y les aviso —Viv salió de la habitación, podía escuchar sus pasos, luego de un rato volvió— ella está acostada, él está en la sala.
—Esto es un poco arriesgado, pero no importa —tome un papel, un lápiz y fui a la sala— ¿podemos hablar? —hablé llamando la atención del hombre.
—Claro hi- Rebecca —¿iba a decirme hija?, que bueno que se arrepintió.
—¿Por qué estas acá?
—Porque estoy con tu madre —rodé los ojos.
—¿Qué quieres exactamente?
—No estoy entendiéndote —respiré profundo.
—No creo que estés aquí solo por mi madre, tiene que haber otra razón, además, ¿cuáles son tus planes y expectativas?
—Rebecca, ¿podemos hablar mañana? —me miro nervioso, yo me levante y sonreí ampliamente.
—Claro, pero si no puedes no llores.
—Que estás diciendo ahora —toco el puente de su nariz.
—Parece que madre no te dijo —fingí estar triste.
—¿Qué cosa tenía que decirme exactamente?
—Esto —le extendí unas fotos, el las tomo con confusión, pero cuándo las vió las tiro lejos.
—¿¡Que mierda es esto!? —eran imágenes de cuerpos, personas muertas con heridas, básicamente Gore.
—¿Cómo es que no lo entiendes?, los hijos de tu pareja están mal de la cabeza y además de eso son asesinos.
—No mientas.
—No estoy mintiendo, acompáñame —fui al sótano y baje las escaleras mientras escuchaba sus pasos detrás, encendí la luz y esta dejo ver todo lo que había ahí, armas, manchas de sangre y algunos papeles tirados, me dí vuelta para ver su reacción, estaba a punto de desmayarse.
—Sácame de este lugar enferma.
—Te faltó bruja.
—¿Que? —moví nos dedos e hice que la puerta se cerrara con seguro, el trató de abrirla, gritaba y golpeaba la puerta.
—Nadie te va a escuchar, solo estás perdiendo el poco tiempo que te queda.
—¡Auxilio!, ¡Clarisse!
—Te dije que te callarás —volví a mover mis dedos y el ahora tenía la boca con un cierre.
—Mhmhm —trataba de hablar, realmente los gritos me desesperan.
—¿Quieres salir de aquí? —él asintió rápidamente— bien, saldrás, con condiciones claro, pero lo harás, ahora, siéntate aquí.
Apunte un escritorio, deje el lápiz y el papel sobre este, él se acerco y se sentó un poco asustado, era de esperarse.
—Cálmate, no te voy a matar si haces lo que digo, quiero que escribas una carta, ¿entiendes? —el asintió— excelente, te voy a decir lo que tienes que escribir.
Tomo un lápiz y comenzó a escribir todo lo que yo le decía, mientras estaba llorando, no se sí será porque va a dejar a mi madre, o porque tiene miedo de morir, como sea, no me interesa.
Al terminar de escribir deje que hablará, estaba demasiado asustado, si seguía llorando así haría que mi madre se levantará y arruinaría todo, pero por suerte se calmó, finalmente la carta quedo así.
"Querida Clarisse:
Te quiero demasiado, pero no puedo seguir aquí, tengo que marcharme, no sabes cuánto me duele, tengo cosas de las cuáles encargarme, espero entiendas, no me extrañes, no volveré, por favor perdóname.
Adiós".
La leí en voz alta, era bastante dramática, luego lo mire seria y él solo lloraba, realmente los humanos somos muy egoístas, hacemos cualquier cosa para conseguir lo que queremos, incluso si alguien más sale lastimado, por razones como esa las relaciones me asustan.
—Podrías parar de llorar, ya te dije que si haces lo que te digo no te haré daño, ahora tienes que irte.
—No quiero hacerlo.
—Tendrás qué, puedo darte algo a cambio, pero mañana no estarás en esta casa —su cara paso de estar triste a interesado, que farsa.
—¿Qué cosa me darás? —casi me dio asco su pregunta, pero al menos no lo dijo en un tono que pudiera malinterpretar.
—No lo sé, ¿que quieres?
—No sé —respire profundo.
—Así no se pueden hacer negocios, pero bueno, dejemos en que te debo una, cuando necesites algo, podría servirte.
—De acuerdo, pero como sabré si no es una mentira
—No lo es.
—No te creo.
—Lo prometo, y cuando prometo algo, lo cumplo.
—Bien, ¿cuándo me voy?
—Ahora —lo saque del sótano y abrí la puerta— ¡chicos! —ellos vinieron corriendo.
—¿Qué pasó?
—Necesito que traigan sus pertenencias —apunté con la cabeza a Max— se irá permanentemente.
Ellos solo fueron a la habitación de mi madre, segundos después volvieron con dos maletas, de seguro usaron magia, lo empujé fuera de la casa, puse las dos maletas a su lado y él solo miraba perplejo la escena.
—Recuerda, cuando necesites ese favor solo tienes que decir mi nombre, ahora, corre.
—¿Que? —lo mire y solo corrió, cerré la puerta y palme mis manos, la carta la deje sobre la isla de la cocina.
—Todo esta listo, solo hay que esperar hasta mañana.
—Perfecto, lo único malo es que mamá se sentirá mal, pero bueno, valdrá la pena, ahora dinos, ¿cómo lo hiciste?
—Lo lleve al sótano y lo obligué a escribir la dramática carta, eso es todo, realmente creyó que esas fotos eran reales —las recogí del piso y pude ver el URL del sitio de la descarga en la parte inferior, me causo gracia— realmente la mermelada de frutilla hace un buen trabajo —lamí el dedo el cuál tenía "sangre".
—Pft, mejor no hago más preguntas, me voy a dormir, descansen —se despidió Hunter.
—Tú igual.
—Vamos Viv —comencé a caminar a mi cuarto, ella solo me seguía, espere a que entrara y cerré la puerta.
—¿Por qué llorabas? —pregunto de la nada.
—¿Y porque no hacerlo?
—Es de mala educación responder preguntas con más preguntas.
—Ell me golpeó, eso es todo.
—¿"Eso es todo"?, no debería de hacer eso, ahora ni nunca.
—Entiendo lo que dices, pero ya no importa.
—Claro que sí, Clarisse nunca fue así, y hay que considerar que no es la mejor de las madres.
—¿No es la mejor?, claro que no, ni siquiera estoy segura de que lo sea, de hecho, no tengo idea de porque la llamo así, ella no es mi madre.
—Ella solo te dió la vida.
—Mi única verdadera familia es Hunter, el es el único que siempre se preocupó por mi, Clarisse siempre estaba trabajando o se emborrachaba por estupideces, y Joseph se la pasaba afuera, haciendo "negocios" o estando con sus amigos, en cambio, Hunt, que era solo un niño, se tuvo que preocupar de mi, ni siquiera pudo vivir su infancia.
—Es lamentable, pero ve el lado bueno, el te enseño mucho mas de lo que hubieran hecho Clarisse y Joseph.
—Es cierto, realmente lo quiero.
—¿Ves?, no todo es malo.
—Es cierto.
—¿Dónde dormiré?
—En la cama.
—¿Y tú?
—En la bañera supongo.
—No seas tonta.
—Lo siento, pero alguien me lo contagió, ¿puedo dormir en la cama contigo?
—Obvio, es tu cama.
—Bueno, voy a ir al baño.
—De acuerdo.
Me metí en el baño, caminaba y al mismo tiempo sentía el líquido transparente debajo de mis zapatos, Hunt no pudo verlo, saqué una toalla y las puse en el suelo, estaba demasiado mojado, la estruje en la tina y volví a ponerla en el piso, hasta que este ya no estuviera húmedo.
Justo al terminar escuche un golpe en la puerta.
—¿Puedo pasar?
—Adelante.
Viv entró con cuidado y sosteniendo algo, cuando me lo entrego me dí cuenta de que era una compresa congelada.
—Ojalá así se desinflame un poco —tocó suavemente mi mejilla con sus dedos, ardía un poco, pero a la vez se sintió bien.
—Gracias —me sonrió y salió, dejándome sola de nuevo.
Me cepille los dientes y lavé mi cara, luego tomé mi pijama del pequeño armario junto al lavamanos, me gustaba, aunque fuera un vestido.
Al terminar de ponérmelo salí sin hacer ruido y al cerrar la puerta me doy cuenta de que Viv ya estaba durmiendo, supongo que estaba demasiado cansada.
Me acuesto a su lado y apago la luz, pero antes me tome las pastillas para dormir, Melatonina, algo suave, pero que funcionaba, minutos después cerré mis ojos y caí en los brazos de Morfeo.
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