
El plan de César
—¡Esto es una conspiración! —exclamó el capitán—. ¡Ustedes dos están conchabados!
El teniente de navío Hornblower. C.S Forester.
De vez en cuando el contramaestre me recomendaba que me instalara en alguna de las cabinas de los oficiales que quedaban libres, pero yo no quería, porque me había acostumbrado a dormir con la marinería y continuaba en mi sitio de dormir de siempre. Las conversaciones nocturnas con el minero César Mas eran de esas cosas que más me habían animado durante el viaje.
Recuerdo cómo corrió la exigua cortinilla que separaba nuestros sitios de dormir lo justo para asomar su cabezota morena y sonriente:
—Tengo un plan infalible.
—A veces, me das miedo, César —respondí.
—Está todo controlado. Te cuento: tardaremos algo así como treinta días terrestres en llegar a Nueva Colombia, ¿vale?
—Sí, más o menos.
—Pues mira en el intercomunicador y verás que en 42 días zarpa un interplanetario de Nueva Colombia rumbo a La Ciudad de la Luna... Lo ves, ¿verdad?
—Hum —asentí.
—Por supuesto, hará escala en Bengaluru; todos los interplanetarios lo hacen.
Confieso que me emocioné.
—César.
—Sí, Rebeca.
—César, si consigues llegar a Bengaluru, ¿visitarás a mis padres para abrazarlos de mi parte? ¿Les dirás entonces que estoy bien y que volveré pronto?
—¿No les envías vídeos por el intercomunicador?
—Acabo de hacerlo, pero no es lo mismo. Tú lo sabes.
—No será necesario. Tú misma les darás el abrazo porque vendrás conmigo...
Me emocioné aún más al pensar en mi retorno al hogar.
—No será barato, César... ¿de dónde sacaremos el dinero? Te recuerdo que no habrá paga. Estamos sin un peso y los tiques de viaje para los interplanetarios son muy caros.
César sonrió, seguro de sí mismo:
—Es un plan perfecto. He estudiado todas las posibilidades.
—Pues no tenemos ni un peso.
—Somos nautas, Rebeca, y en Nueva Colombia siempre hacen falta nautas. No hablo de ir como pasaje, sino como tripulación. Nos pagarán ellos a nosotros por escapar de este infierno.
Un mar de emociones sacudió todo mi ser. Solo acerté a susurrar una palabra:
—Bengaluru.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro