Nunca dejaré de apoyarte
Issac y Maud llegaron a la casa de la chica.
-¡Hola! ¿Cómo les fue?- Mencionó la madre de Maud
-¡No podemos hablar! ¡Crisis amorosa! Nyeeeeeeeeh… -Dijo Maud mientras subía las escaleras corriendo a su cuarto, tomando a Issac de la espalda.
- Jaja, claro. Suerte con eso, y hola Issac.
-Hola…
La casa de Maud era como un segundo hogar para el chico pelinegro. Él y Maud han sido amigos desde que Issac llegó a la ciudad. Ella fue la única que se le acercó los primeros días en la escuela, cuando todavía asistía, claro. Maud vivía con ambos padres hace aquel entonces, ahora solo con su madre, ya que su papá y las 2 mujeres de la casa tuvieron algunos problemas familiares y éste decidió dejarlas. Además, a Issac no le agradadó mucho. Lo poco que pudo conocer a su padre se dio cuenta de que no aceptaba a los hombres de sus… preferencias. La madre de Maud trabaja como doctora veterinaria, y su hogar está lleno de recuerdos de varios gatos que han tenido a lo largo de su vida. Por eso la adicción de Maud hacia los felinos.
Entraron a su habitación, pintada de morado pastel, y en las paredes abundaban posters de bandas y fotos de ella y gatos como las que había en los pasillos.
Maud empujó al chico a la cama y ella se sentó a un lado de él.
-¿Qué fue ESO?- Miró Maud a Issac, enojada, pero al mismo tiempo preocupada por la reacción de este.
-Estaba… Tan cerca y yo… No pud… No pude…
Issac no hacía mas que tartamudear. Se notaba a leguas que estaba alterado por la situación anterior. Maud lo apoyó con un fuerte abrazo y le dijo al oído:
-Relájate, sé que fue demasiado rápido, ¡pero no pongas esa cara! Quiero ver una sonrisa en ese rostro. ¡Por fín conseguimos hablarle! ¡Ya sabemos su nombre! ¡¡Estamos más cerca de que Tú estés más cerca!!
Maud siempre luchaba por ver una sonrisa en la cara de su mejor amigo. Es lo que la hacía tan especial. Siempre apoyaba a Issac en todo, y más ahora que trataba de llegar al chico que le robó la mirada. Pero, ¿qué no podría estar ella buscando a SU chico? No ha tenido pareja desde que Issac la conoce, y a veces llega a pasar por su mente que Issac le está impidiendo relacionarse con otras personas, que tal vez, solo tal vez, está siendo un estorbo para ella…
-… ¿Realmente quieres ayudarme?- Dijo Issac, con una mirada triste hacia el suelo. No dejaba de pensar que era una piedra en el camino de Maud.
-¿Eh? ¿A qué te refieres?
-Pues… Todo este tiempo me has estado ayudando a llegar a Jared… Pero ¿y tú? No puedo recordar nada que yo haya hecho por ti, tu siempre me ayudas, y yo…
Issac no había terminado su frase, cuando fue interrumpido con un abrazo.
-No necesito algo de tu parte para sentir que debo ayudarte. Eres mi mejor amigo, y con eso basta. Te quiero mucho y siempre serás lo primero, así que quita esa cara larga y muéstrame tu hermosa sonrisa, ¿sí?
Su voz era tan calmante, cada palabra que decía parecía que ya las había ensayado. Y cada frase que le decía, era 100% creíble.
-… Sí.
Issac correspondió al abrazo, sonrió.
-En fin. Acerca de lo de Jared, ¿qué te pasó?
-¿Qué me… pasó?
-¡Si! Iss, estabas muy nervioso, ¿por qué no le dijiste nada?
-Tú misma lo dijiste…
-Oh, cierto. Nervios. Jej… ¡Pero eso no importa!- Maud se levantó de la cama y se paró enfrente de Issac. –Esto es un gran avance para ustedes 2. ¡Y tiene que progresar! ¿Quieres que progrese?
-… S…-Maud tomó una de las manos de su amigo
-¡Necesito escuchar decisión en esa palabra! ¿Quieres que progrese?
- Sí.
-¿Qué?
-¡Sí!
-¿Si qué?
-¡Si quiero que progrese!
-¡Así se habla!
Pasaron el resto de la tarde charlando acerca de cómo se acercarían a Jared. Maud hasta hizo algunos papelitos con temas de conversación para ambos. Issac pensó que era algo tonto, pero no dijo nada. Cualquiera ayuda era bien recibida si se trataba de esto. E Issac solo pensaba en aquél chico, el de la playera roja. Le gustaba más llamarlo así que “Jared”. Solo recordaba su rostro, sus hermosos ojos amarillo ocre, la suavidad de sus manos, su playera roja…
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