Zetsu no entendía qué estaba pasando, nada salía como él quería cada vez que va a visitar a las nave las bestias se sienten cada vez menos.

No encuentra a la personas que es clave para su plan — ¿Dónde diablos está Madara Uchiha? — vocifera con enojo.

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Minato se encuentra recostado en un árbol viendo como sus amigos casi hermanos están jugando, aprieta sus manitas al ver como un pelinegro mira a su novia.

Estaba por levantarse cuando alguien se sentó a su lado.

—Hola minato.

—Deseas algo Uzumaki-san y por favor no sea tan descortés al decir mi nombre.

—No seas así minato, soy tu compañera, además me puedes llamar por mi nombre.

—No, no somos compañeros, solo somos conocidos para mí no eres Nadia —minato se levanta pero una mano lo detiene —. ¿Pasa algo?

—Tengamos una cita — propone Kushina con una sonrisa.

Minato aleja la mano de la niña —No, tengo pareja y la respeto mucho.

—No seas mentiroso, solo te he visto con tus hermanos y nadie más, vamos a tener esa cita —expresó Kushina con un sonrojo en sus mejillas.

—No.

Kushina aprieta sus manos y observa cómo él se marcha —Por hoy te dejaré ya que tengo cosas más importantes que hacer, aun así no me rendiré contigo.

Rápido corre hacia la casa de la estúpida de mito quien por fin ya está en sus últimos momentos, solo están esperando que muera así comenzar su plan y destruir el clan Uzumaki.

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Antes de que todos llegaran a su supuesto último minuto,  mito dejó un clon de sangre en su cama y dejando un porcentaje del chakra de Kurama.

Busca a su nieta —Mi niña vámonos.

—¿Para dónde abuela ?

Mito mira su nieta y se abajo —Tsunade prométeme que te portarás bien, esas personas para donde vamos son nuestras salvadoras y merecen nuestra lealtad, nuestra fuerza y admiración... tu abuelo y padres se encuentran en ese lugar.

La adolescente abre sus ojos —Pero no estaban muertos.

Mito niega —Te diré la verdad en esta Aldea están ocurriendo cosas, están matando a los nuestros, no te has fijado que cada día hay menos  en el clan.

Tsunade analizó lo que dijo su abuela —Si.

—Ves, está Aldea no es buena, no pueden dejarte aquí, mereces la oportunidad de ser feliz.

La niña sonríe — Vamos a nuestro nuevo hogar abuela.

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Todos miran a la desahuciada mujer en la cama, el tercero comenzó a extraer a la bestia y rápido lo entra en su nuevo portado.

Kushina sonríe victoriosa, cuando terminó de asimilar el poder del Bijū va directo hacia los cuatros vejetes —Es tiempo.

—Perfecto, mañana se entregarán las notas.

Un pequeño sonido que nadie escuchó en la habitación se esfumó y este rápido informó a su invocador que todo dará inicio.