Cuando todo terminó Madara se marchó sin que nadie lo viera, solo que quiere estar con su rubio.

Al entrar a su casa se da cuenta que todo está en silencio y no está en la sala, ni en la cocina así que va directo a su habitación, entre las sábanas una cabellera rubia se ve.

Suelta el aire retenido y sale de de su habitación, preparar algo sencillo para ambos, mientra lo hace un rubio se despierta al oler rico aroma.

Aún adormilado va directo hacia la cocina se recarga en la entrada —Es una hermosa vista, no sabía que sabes cocinar.

Madara sonríe de lado —Solo es un pasatiempo... ¿dormiste bien?

Naruto se acerca a él y lo abrazo por la espalda acuesta su cabeza en él —Si, tu cama huele a ti es reconfortante —Naruto también hace eso con Itachi.

—Me alegro mucho, la comida ya está, toma asiento por favor —cuando el rubio se fue Madara comenzó a servir todo.

Un plato humeante aparece frente a Naruto.

—Ramen —corazones aparece en los ojos de naruto —, es mi comida favorita —Tanoshimi

Madara sonríe al verlo comer, se termina de sentar y come su ramen con tranquilidad su corazón se siente lleno al no comer solo

En pocos minutos Naruto termina su tazón —Etto... hay más? —pregunta con vergüenza.

Madara confirma con una sonrisa, rápido le sirve otro más 10 minutos después los dos han terminado, ahora se encuentra en la habitación acostado en la cama abrazados.

—En pocos días iré, pasado mañana hay que ir a Uzu, por cierto como les fue con ese clan

—Ya veo, nos fue bien en unos cuantos años se mudarán a nuestra Aldea.

—Esp está bien —murmuró Madara besando el cuello de su rubio —Hueles muy rico.

—De verdad.

—Mmm —gruñó Madara desabrochando la bata de naruto, el rubio sonríe pícaro para su Uchiha.

Sube arriba de él y de un rápido movimiento le quita la ropa de arriba, con su mano pasa en el gran pecho de su pareja.

—Delicioso.

Madara sonríe arrogante —Es todo tuyo.

—Perfecto —Naruto bajaba comienza a besar el pecho del azabache ocasionado que pequeños jadeo se le escapen.

Baja su mano hasta la entrepierna del menor y la aprieta un poco dando a demostrar lo bien dictado que está.

<<Estos dos Uchiha me van a matar>>

Le quita el pantalón y observa el azabache menor frente a él, pasa su lengua por los labios al ver ese gran mástil, con su pequeña mano lo toma y la mueve de arriba para abajo disfrutando por completo.

Pasa su lengua por el gran falo —Joder —gruñe Madara, con su mano le quita el pantalón a naruto, llevándolo a que el miembro del pequeño esté directo en su cara y su miembro en la cara del rubio.

Sin aguantar más toma el bonito miembro del rubio y lo mete en la boca, gruñe por el rico sabor, lleva su mano libre hacia la entrada dándose cuenta de lo dilatada que está.

Naruto no deja de jadear por ser estimulado tan rico, vuelve a mover el falo del Uchiha llevándolo a su boca como puede.

En un rápido movimiento Madara lo pone debajo de él —Lo siento bonito pero necesito estar dentro de ti.

Abre las piernas del rubio y alinea su miembro en la entrada, aprieta su mandíbula al sentir el lugar tan estrecho.

Naruto hace una mueca pero a la vez es muy placentero.

Madara aprieta un poco los muslos del más bajo tratando de no moverse ni siquiera ha podido entrar por completo —Mierda.

Naruto comienza a moverse poco a poco deseoso de que su pareja se moviera.

—Tranquilo —gruñe madara.

—Por favor muévete, quiero sentirte.

—Joder, no lo digas con esa cata tan lasciva —entra por completo en el causando que ambos giman alto —Oh por Kami.

Las embestidas dieron inicio, Madara rápido encontró ese lugar que hace que Gima más alto, sonríe arrogante a pesar de que es su primera vez lo está disfrutando bastante.

No negara que se volverá adicto a este pequeño rubio.

Sale del pequeño y lo pone en cuatro, le da una nalgadas haciendo que naruto grite un poco, madara alza una ceja al ver como las sábanas están mojadas.

—Ohh —se ríe bajo y le da otra nalgada, las separa un poco y entra de una estocada.

Ambos gruñen, Naruto sube más su trasero tratando de buscar más placer de lo que siente, mandara comienza a penetrarlo con más fuerza.

Un sonido lascivo se escucha en la habitación, dos cuerpos chocados con placer, dos almas entregándose.

Dando inicio a un amor un tanto peculiar.