Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prohibido


Mega extra



Tenía trece años de casado con el amor de su vida, Aomine Daiki. Cómo cualquier matrimonio tuvieron sus altas y bajas pero hablando se comprendían, y eso los hacía tener un matrimonio estable.

Su hijo menor, Dai, estaba por cumplir los trece años. Seguía siendo muy tímido, aunque se abría más con Akashi Masaoki, y aún seguía con la idea de casarse con el castaño.

El problema en su familia eran sus hijos mayores.

Ryōdai se había marchado a estudiar a Francia, él siguió sus pasos mientras que Ryōki era un dolor de cabeza. Tres años atrás, una chica apareció estando embarazada de Ryōki... nada más recordar todo lo sucedido le daba dolor de cabeza.

—Favor de abrochar sus cinturones. No demoramos en aterrizar.

Dejo de pensar en Ryōki y pensó en Ryōdai. Tenía que infórmale el descubrimiento de Midorima. No podía creer que Vincent hubiese dejado pasar algo de suma importancia...

Todo estaba muy extraño y tenía un presentimiento. Su hijo mayor había decidido de la nada marcharse a Francia; en menos de tres días estaba abordando un avión a escondías. Ellos se enteraron cuando Ryōdai les hablo desde el teléfono de la vieja casa. Aquello tomó por sorpresa a la familia, según les dijo era para que tuvieran más espacio para la novia de Ryōki y el bebé.

Al aterrizar el avión, recogió su equipaje y se dirigió a la casa. Había viajado solo por pedido de Ryōdai. Ni Daiki ni sus hijos estuvieron felices pero no podían hacer nada, tenían clases y su esposo tenía que trabajar.

Al bajar del taxi, entró a la casa. Algunos objetos llamaron su atención pero siguió adelante, abrió la puerta o eso intento pero no abrió. Tuvo que tocar varias veces la puerta.

Un joven peli azul y ojos cafés le abrió la puerta —¡Papá!

—¿Ryōdai?— cuestionó incrédulo.

—Bienvenido. Pasa. Le ayudo con las maletas— dijo jalándole el equipaje —Me hubiese avisado para recogerlo en el aeropuerto.

Ryō entró a la casa muy confundido ¿Su hijo había cambido de imagen? ¿Por qué? Sacudió la cabeza y miró la casa. Su vista se enfocó en una imagen muy peculiar.

—Papá. Tenemos que hablar.

—¿Quién es él?— cuestionó señalando la foto.

—... primero dígame eso importante que tenía que decirme — dijo sentándose al lado de su padre.

—Midorima me pidió muestras de ADN de ustedes y descubrió que tú eres un...

—Un doncel. Lo sé, papá... Él es mi hijo— comentó señalando la foto.

—¿Qué?

—Es mi hijo. Se llama Hikaru.

—¿Por qué no nos dijiste?— gritó furioso.

Los gritos despertaron al menor. Ryōdai corrió a la habitación, lo cargó y arrullo mientras regresaba a la sala y se lo entregaba a su padre.

—Es precioso— dijo llorando. Hjkaru era idéntico a Ryōdai —Se parece tanto a ti ¿Por qué no nos dijiste?

—Ya tenían problemas con mi hermano y su novia. No quiera darles más problemas. Por eso me vine París.

—¿Ya estabas en cinta? ¿Por qué me lo ocultaste?

—Me daba pena...

Comprendió a su hijo —Vale... ¿Quién es el padre? No tenías novio.

—Yo soy su padre.

—Sabes a lo que me refiero.

—Eso no importa— bajo la cabeza y miro sus manos.

—Dímelo ¿No confías en mí?— le alzo el mentón. Vio un profundo dolor en su hijo, cómo si aquello le causara un gran dolor.

Mordió sus labios —¿Me promete no decirle a papá, abuelos y a mis hermanos?

—Te lo juro. Lo juro por ustedes que son mis hijos ¿Quién es el padre?— tenía miedo de saber esa respuesta.

—Ryōki...

—¿Qué?— estaba en shock. ¿Sus hijos juntos? ¡Y padres! No aquello era imposible.

—Todo comenzó cuando teníamos 15...

———————————————

Después de aquel beso, comenzó a evitar a su hermano menor. Se sentía extraño estando a su lado. Conforme pasaba el tiempo confirmó lo que más temía... Estaba enamorado de su hermano.

Ahora con mucho más razón mantuvo distancia durante tres años. Años en los que su hermano lo buscaba pero él se negaba. Jamás imaginó que su primer amor sería su hermano gemelo.

Cuando estaban en el último año de Tōō, sus padres se habían ido de vacaciones a Italia. Su hermano Dai se quedó con sus abuelos paternos y ellos se quedaron con usted abuelos maternos.

La convivencia iba bien hasta que sus abuelos tuvieron una emergencia con uno de sus tíos y los dejaron solos. Él lo supo después de varias horas, pues regreso a la casa y estaba una nota. Ideó marcharse a casa de sus abuelos, Daisuke y Kimiko, pero aquello no fue posible.

—¿A dónde vas?— cuestionó Ryōki asustando a su hermano mayor.

—Con los abuelos. Será mejor ir con ellos— respondió mientras jalaba su equipaje.

—No vas a ir a ningún lado. Tenemos que hablar.

—¿Sobre qué?— cuestionó.

—Nosotros...

—¿Qué hay sobre nosotros? Te cansaste de que seamos idénticos— dijo bromeando.

—Aquel beso.

—¿Cuál beso?— era mejor aparentar olvido.

—Este— jaló a Ryōdai y lo besó.

—nghh Noo...— empujó a su hermano con todas sus fuerzas —Pero que haces.

—Lo que siempre quise hacer— esta vez sujetó a su hermano y besó de forma demandante.

Por más que trataba de resistirse, al final no pudo hacerlo. Tentado por las caricias de la persona que amaba se dejó llevar

—aghh... nhghhh No— gimió mientras Ryōki lo masturbaba y dilataba.

—Dios...— susurró maravillado por la cara de excitación de su hermano.

—Aghhh Ryōki — jadeó arqueando su espalda —aghh no debemos hacer esto.

—Aunque lo digas... sé que te gusta. Mira lo mojado que estás.

—Cállate mghhh.

—No puedo esperar más — gruñó mientras retiraba sus dedos del interior de su hermano.

—No... No lo hagas— dijo alejándose al ver las intenciones de su hermano. Ryōki lo sujetó de las piernas y lo jaló, posicionándose entre sus piernas —No Ryōki. Somos hermanos.

—Lo sé... Pero te amo. Te amo, Ryōdai — confesó y besó a su hermano.

—Ahhhhh — gritó cuando fue penetrado de una sola estocada —No... duele. Sácalo. Sácalo— pidió mientras empujaba a su hermano.

—Joder... tú interior es tan estrecho — gruñó comenzando a moverse.

—Aghh no.... Aghhhh— cada movimiento lo estaba partiendo. Sentía el miembro duro y palpitante en su interior, entrando y saliendo con mayor velocidad.

—aghh Ryōdai— gimió cuando su hermano lo apretó provocando que vaciará su semen en el interior de su hermano.

—Ryōki — gimió al sentir el calor en sus entrañas.

—Te amo, Ryōdai — besó a su hermano y siguió empujando hasta que su hermano se corrió.

—Ryōki... te amo.

Después de aquél día siguieron sus encuentros sexuales a escondidas de sus padres y abuelo. Sabía que aquello estaba mal pero amaba a su hermano.

—————


Pasaron tres meses desde su primera vez y comenzó a sentirse mal. Ya estaban de vacaciones, faltaban pocos días para ingresar a la universidad; por lo que fue al médico pero no lo mandaron con Midorima sino con otro doctor.

—Esta embarazado...

—¿Perdón?— cuestionó incrédulo.

—Esta embarazado. Gestando. Preñado. En cinta.

—... Se supone que soy varón.

El médico lo miró incrédulo —Entiendo... pero los análisis lo confirmar. Vamos hacerte el ultrasonido.

Con miedo se subió a la camilla y se dejó hacer el ultrasonido.

—Aquí esta. Por las medidas están entrando en la semana 12.

Lloró al ver a su bebé ¿Qué iba hacer? No ¿Qué iban hacer? Estaba embarazado de su hermano. Sus padres los matarían.

———

Una semana había pasado desde que se enteró del embarazo. Aún no me decía a sus padres y Ryōki. Sus padres iban a reaccionar muy mal.

Era domingo y ese día tomó valor, le diría a su familia.

Todos estaban reunidos para el almuerzo cuando el timbre sonó y su padre fue atenderlo. Su padre regresó acompañado por una chica muy bonita, si no mal recordaba era compañera de clases

—¿Kamui?— Ryōki se había quedó petrificado.

—Yo...— la chica comenzó a sollozar de la nada y todos se preocuparon.

—¿Qué sucede?— cuestionó Ryō preocupado.

—Mis padres me corrieron — logró decir y todos se miraron —Estoy embarazada. Es tu hijo.

—¿Te acostaste con ella?— cuestionó a gritos Daiki.

—Sí... bueno yo...— El griterío de parte de la familia comenzó.

Él retrocedió con el corazón destrozado. Huyó a su cuarto. —idiota. Idiota. Idiota— se decía una y otra vez. Lloró por horas. Ahora no sabía qué hacer. Escuchó a su Ryōki tocar insistentemente la puerta de su habitación pero no abrió, solo lo hizo cuando su padre Ryō fue el que le habló.

—¿Por qué te encerraste?

—Tenían que hablar... no quise entrometerme ¿Qué va hacer Ryōki?

—Hacerse cargo de su hijo. Ella vendrá a vivir aquí. Pero...

—Ya veo. Voy bañarme ¿Podría dejarme solo?— su castaño padre salió y volvió a cerrar la puerta.

Se deslizó por la pared y continuó llorando ¿Qué haría? No les podía decir la verdad... No les podía decir que estaba embarazado de su hermano y menos ahora que Ryōki le fue infiel. Aquello le partía más el corazón.

Durante dos días pensó la situación. En ninguno momento hablo con la chica y menos con su hermano.

Dolido, tomó la decisión de marcharse. Con ayuda del hijo mayor de los Akashi, Seichiro; sacó un boleto de avión para viajar al siguiente día por la noche.

Ese día desayuno con ellos. Tomó el almuerzo, platicó con su padre Daiki y jugó con su hermano Dai. En todo momento evito cruzar palabras con ellos.

Mientras los demás se disponían a dormir, él hizo su equipaje y salió de la casa sin hacer ruido alguno. Después de dos horas abordó el avión rumbo a Francia. Al llevar a París, fue a su antigua casa y llamó a sus padres. No fue la mejor plática pero aceptaron que estudiará en París si eso quería. Le enviarían su mesada, dinero extra para pagos de escuela y la casa.

Comenzó a recibir llamadas de su hermano. Pero sólo respondió una y jamás volvió a responder otra. Jamás le perdonaría el engaño.

Las semanas pasaban y su embarazo iba viento en popa. Vicent lo trataba y su hija, Ann, lo ayudaba en casa para que no estuviera solo. Se las había ingeniado para vender galletas y pasteles a los vecinos. Ellos le compraban y con ese dinero iba juntando para su hijo. Con el corazón partido salió adelante.

Los meses pasaron volando y tuvo a su hijo un 17 de octubre. Era una copia suya... le nombró Hikaru Amour Aomine.

Amour... era el fruto de su amor con su hermano. Se prometió a sí mismo que sus padres y su hermano jamás lo sabrían.

Cada vez que se miraba en el espejo se odiaba y le dolía el corazón. Ann sabía su situación y le sugirió que se hiciera un cambio de imagen, y así lo hizo, se tiñó el cabello de azul cómo padre y lentes de contacto café.

Continuó con sus estudios y la venta para salir adelante. Actualmente ya se había graduado.

Durante ese tiempo jamás volvió a preguntarles sobre Ryōki y ellos... No quería saber nada.

————————————————

—Oh Dios mío— susurró Ryō al terminar de escuchar a su hijo mayor.

—Lo siento. Me odia.

Sintió horrible ver a su hijo así —No cariño...— Lo abrazó —No te odió, eres mi hijo.

—Pero me acosté con mi hermano ¡Mi hermano!— dijo sollozando.

—No elegimos de quién nos enamoramos — aseguró limpiándole las lágrimas —No fuiste el único responsable. Ryōki también.

—Pero soy el mayor. Si no...

—Entiendo... sinceramente esto me rebasa. Pero eres mi hijo y tienes mi apoyo. Ahora hay que decirle a Daiki y Ryōki.

—¡Nunca! Lo prometiste papá. Ellos nunca sabrán quién es su padre.

—Ryōdai...

—Nunca lo sabrán. Ryōki me engaño e hizo su vida con ella. No dejaré que se acerqué a mi hijo y menos que se entere de la verdad ¿Saben que soy doncel?

—No. No se los dije. Quise primero decírtelo. Pero...

—Bien.

—Regresa a casa. Te ayudaremos. No estarás solo.

—No. No quiero verlos.

—Ryōdai... Ryōki no.

—No quiero escuchar nada de su feliz vida.

Se exasperó. No sabía que hacer exactamente pero Ryōki tenía responder a lo que hizo —Vale. No les digo nada ¿Qué le vas a decir a Daiki? ¿Qué conociste a una chica y te dejo solo con tu hijo? No lo creerán.

—Excelente idea, papá. Es lo mejor— dijo feliz.

Se quiso matar por abrir la boca —Ryōdai, no creo que...

—Eso es— interrumpió a su padre— Le inventare una historia a papá y listo. Lo creerá.

—... Entonces regresas a Japón. En el restaurante hay puestos y podemos contratar a alguien para que lo cuide.

—Buscare un lugar para vivir.

—No es necesario. La casa sólo estamos los cuatro

—¿Cuatro?

—Larga historia ¿Entonces?

—En una semana nos vamos a Japón— dijo sonriendo. La verdad, tenía miedo de quebrarse frente a su hermano. No quiera ver a ellos pero sí a su padre, a sus abuelos, su hermano Dai y sus amigos.

—Será mejor que regreses a tu cabello natural a papá le dará un infarto.

—No. Así me gusta. Nada más me quitaré los lentes de contacto para no tener problemas en el aeropuerto.

———————

Los días siguieron avanzando. Ryō observó que su hijo de verdad amaba a Hikaru, solo vivía para él y por él. Ahora era él quien no sabía qué hacer, lloró como bebé al ver que nunca les prestó atención a sus hijos como debía. Él debió darse cuenta y más con la reacción que tuvo Ryōdai son el embarazo de Hana. A pesar de que Ryōdai le decía que fue su culpa no podía pensar así, ambos fueron responsables y ellos también. Cuando Daiki se enterara iba a matarlos pero más a Ryōki.

Se aseguraron de que al tomar ese vuelo llegarían a Japón por la tarde, y como era domingo la familia estaría reunida y era mejor soltarles la bomba a todos de un solo golpe.

Al llegar a la salida, un joven pelirrojo los esperaba —Ryōdai.

—Seichiro-kun— dijo sonriendo.

—Sei-chan— dijo el pequeño Hikaru. Pues tenía ya iba a cumplir 4 años.

—Estoy enojado contigo, Seichiro-kun— gruñó al joven Akashi.

—jeje lo supuse... iré a dejarlos— dijo tomando algunas maletas.

En 10 minutos ya habían abordado la camioneta. El chofer había sido muy amable con ellos al ayudarlos.

Seichiro tomó su teléfono cuando llegaron a fuera de la casa y llamó a su tío —Daiki-san estoy fuera de su casa. Podría abrir el portón y darme la bienvenida con su familia.

—¿Qué hiciste?— gritó Ryōdai.

—Quiero ver su cara— dijo riendo.

—Eres idéntico a tú padre— dijo Ryō —Cariño, se paciente con tú padre.

Asintió nervioso. El portón fue abierto y la camioneta entró. Vio que su padre salía seguido por sus abuelos.

—Es hora— Ryō y Seichiro bajaron de la camioneta mientras el chofer bajaba el equipaje.

—Ryō— dijo Daiki; corrió a abrazar y besar a su esposo —Te extrañé.

—Bienvenido hijo ¿Por qué no nos avisaste?— cuestionó Nana.

—Quería darles una sorpresa.

—Y sí que la tendrán — aseguró Seichiro.

—Akashi-kun— saludó un joven castaño de ojos azules que acaba de salir de la casa.

—Ahomine.

Ryōki rodó los ojos. No entendía aquella actitud hacia él, antes no era así.

—Bueno... encontré una sorpresa en Francia y los traje conmigo — dijo Ryō nervios —Sal...

Los Aomine y Sakurai miraron hacía la camioneta, vieron que la puerta se abrió y un par de zapatos deportivos descendió. Literal, su mandíbula cayó al suelo cuando la puerta dejo al descubierto el dueño de los zapatos.

—Hola familia— el chico peli azul saludo nervioso.

—Ryōdai...— murmuraron incrédulos al ver su cabello, y más al ver el niño en sus brazos.

—¿Quién es él?— cuestionó Daiki. Pero la respuesta era obvia. Ese niño era idéntico a las fotos de sus gemelos de pequeños.

—Es Hikaru Aomine. Es mi hijo— dijo nervioso y evitando la mirada de su hermano. Su corazón latía rápido al verle, no tenía que latir. No tenía que seguir sintiendo eso por su hermano.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?— fueron algunas de las preguntas de su familia. En esos momentos Hikaru ya estaba en brazos de su abuela Nana.

—Des-después de marcharme conocí a una chica... — murmuró desviando la mirada —No lo quiso, le dije que lo tuviera y me lo quedé. No iba abortar a mi hijo... Va a cumplir 4 años, su cumpleaños es el 17 de octubre y nació prematuro— se felicitó por mentir tan bien. Claro que su hijo nació en la semana que se esperaba.

Aomine Daiki cayó desmayado. Ryōsaki y Daisuke corrieron a levantarlo mientras que sus abuelas les recriminaban el no haberles dicho nada —Ya tenían problemas con mi hermano y su pareja. No quise darles más problemas.

—Ni me la recuerdes — grito Kimiko —¡Esa perra. No la menciones!

Abrió los ojos —¿Eh?

—¿Ryō no te lo dijo? — Ryō negó — Esa quiso hacer pasar a ese niño como un Aomine. Ryōki decía que no se acordaba haberse acostado con ella, solo que despertó a su lado y en cuánto nació se le hizo una prueba de ADN. No era de Ryōki. Esa confesó que durmió a Ryōki y le hizo creer que se acostaron. El verdadero padre le dio la espalda cuando la corrieron y fabricó aquello, pero nunca espero que le hiciéramos un examen de ADN a escondidas—explicó enfadada Nana.

Miró a su padre y éste le asintió. Miró a su hermano y éste no lo veía a él... observaba a su hijo —yo...

—Será mejor que lo pienses— susurró Ryō revolviéndole el cabello —Decide.

Estaba mal. Saber que Ryōki nunca le fue infiel fue un golpe emocional, no sabía qué hacer. En aquella última llamada Ryōki le dijo que si durmió con ella...

—Pasen. Akashi-kun ¿Te quedas?

—No puedo. Solo vine a dejarlos. Ryōdai estamos en contacto— le besó la mejilla y se despidió de los demás y se marchó.

Ryōsaki y Daisuke cargaron a Daiki al interior de la casa. Los demás metieron las maletas de Ryō y Ryōdai.

—¿Cómo es ella?— cuestionaron cuando llegaron a la sala.

—...— nunca pensó que le harían esa pregunta —Es rubia... Hikaru heredo todo de mí.— era idéntico a ellos de bebés: cabello castaño, tez clara y ojos azules.

—————————

Ryōki no podía apartar la mirada de ese mocoso, era idéntico a su hermano. De eso no había duda. Sí era su hijo.

—Así que es un bastardo— comentó pero recibió una bofetada por parte de su padre Ryō.

—¡Cómo te atreves!

—¿Qué?— se paró recto y miró con asco a su gemelo —Es la verdad. Fue de puto y se cogió a la primera que encontró. Por eso lo dejó.

Ryō volvió a cachetearlo —¡Cómo te atreves hablar así de tú hermano!

Ryōki corrió a su habitación.

Ryōdai sólo lloraba. Su corazón dolía, no por lo que le estaba diciendo si no por cómo llamó a su hijo y lo miraba con asco —Será mejor que regrese a París.

Cargó a su hijo y tomó una de sus maletas. Ryō corrió y lo detuvo —No te puedes marchar. No así. Quédate... Sé que es difícil pero ha de estar enojado por Hikaru.

—No te puedes ir— dijo Daiki. Había escuchado lo que Ryōki dijo.

—Pero...

—Nada de pero. Ya perdí varios años con mi nieto, no lo alejes. Mantendré a raya a Ryōki— aseguró el peli azul —Ahora dime porqué el cabello azul.

—Te extrañaba papá — dijo sonriendo. Sabía que aquellas palabras pondrían feliz a su papá y no lo presionaría más.

Con ayuda de sus abuelas y su castaño padre, se instaló en su antigua habitación. Seguía casi intacta, pues faltaban algunas de sus cosas.

—Mañana iremos de compras — dijo Nana —Le compraré un montón de cosas a mi bisnieto.

—Algunas cosas de Dai las tengo en mi sótano— dijo Kimiki —Te apuesto que algo será de utilidad.

Sus labios temblaron y se abrazó a ambas —Gracias ... — Aquel apoyo siempre lo quiso tener. Con Vicent y su familia lo tenía pero no era lo mismo.

————— Al siguiente día ——————


—ma~má— escuchaba mientras sentía golpes sobre su cara, abrió los ojos y vio que era su hijo.

—Amour—le besó las mejillas —¿Tienes hambre?— su hijo asintió.

Se levantó y baño a su retoño. Al terminar, se dirigió a la cocina y sentó a su hijo en la sillita, sus abuelos y padre habían ido a la casa Aomine y le llevaron varías cosas. Le acaricio el cabello y comenzó a prepararle la papilla a su hijo, y el desayuno para todos.

Estaba tan concentrado qué no notó que Ryōki se había sentado al lado de su hijo y ambos se miraban fijamente. El pequeño comenzó a agitar sus brazos hacía el castaño –mamá.

—Ya voy cariño— dijo mientras seguía viendo el pan.

Ryōki agito su mano haciendo reír al pequeño —Mamá.

—Vamos, espera un poco. Si sigues así vas a despertar a todos— dijo mientras giraba el pan.

—Mamá— reía al ver el gesto fruncido del castaño.

—Voy. Voy— giro con la pasta y vio a su hermano, tomó un plato y le sirvió desayuno, colocó el plato frente a su hermano, y él giro la silla hacía al lado contrarío y comenzó a darle de desayunar a Hikaru.

—Vamos, come. No juegues con ella— decía al ver que su hijo quería meter la mano al tazón.

Ryōki observaba a su hermano, iba a hablar cuando Ryō entro a la cocina —Me ganaste.

—Es lo menos que puedo hacer, papá. Gracias por recibirnos— dijo sonriendo.

—Ya te dije que ambos son bienvenidos ¿Te sirvo jugo para mi nieto?— cuestiono viendo que le estaba dando de comer.

—Por favor.

—Ya pensaste en lo que te dije.

—Ya dije que no.

—Pero cariño.

—Nada, papá. Ese tema no se toca, es lo mejor para todos...

—¿Para mi nieto es lo mejor?

—Sí.

——————


Ryōki miraba de un lado al otro, termino su desayuno y luego se levantó. Miro una vez más a su hermano e hijo, abandono la cocina y se encerró en su habitación.

Le dolía saber que Ryōdai se acostó con una fulana y tuvieron un hijo, ese mocoso era idéntico a su hermano de bebé... Pero sabía que fue su culpa.

Desde aquella promesa siempre se preguntó cómo se sentirían los besos de su hermano. Cuando cumplió 14 años noto que su hermano lo atraía. Le había preguntado a su padre Daiki y este le dijo que estaba enamorado y fue como lo supo, estaba enamorado de su hermano mayor.

Pasaron dos años para que hiciera que Ryōdai cumpliera con la promesa pero aquello solo hizo que su hermano se alejara. Nunca volvieron a estar solos y Ryōdai lo evitaba, aquello le dolía pero tuvo su oportunidad una tarde cuando sus abuelos se marcharon.

A pesar de las negativas de Ryōdai siguió adelante, tuvo su primera vez con su hermano y se sintió muy feliz cuando comenzaron esa relación clandestina.

Entonces dos meses pasaron y unos amigos lo habían invitado a una fiesta; Ryōdai no quiso ir y él fue solo. De haberlo sabido jamás hubiese ido, pero fue y despertó desnudo al lado de su compañera de clases. Aquello lo dejo de piedra y más cuando ella le dijo que tuvieron relaciones. Salió huyendo y no sabía cómo decirle a Ryōdai pero aquello se fue a la basura cuando Hana llegó a su casa y soltó que esperaban un hijo frente a la familia y Ryōdai. Sus padres lo obligaron a responder por el embarazo y la chica, se negó a dormir con ella así que fue enviada a la habitación de invitados.

Estuvo horas tocando la puerta de Ryōdai y nunca le abrió. No sabía qué hacer. Al día siguiente trato y nada. Al tercer día menos. La mañana del cuarto día fue despertado por los gritos de su padre Daiki: Ryōdai se había marchado a París.

Sabía que aquello era su cumpla, llamo varias veces a la casa hasta que respondí Ryōdai —Ryōdai yo...

—¿Te acostaste con ella?— fue la pregunta que escucho.

—Sí, yo...

No me vuelvas a llamar. No me busques. No te acerques a mí. Si vienes a parís me voy y no vuelven a saber de mí. No quiero saber nada de ti en mi vida.

Aquellas fueron las últimas palabras que escucho del amor de su vida. Lloro como un bebé, por su idiotez había perdido a su amor.

Después de aquello comenzaron los problemas, a él le daba lo mismo ese hijo y la mujer, solo quería a su hermano. Comenzó a beber y llegar de noche. Sus padres y abuelos lo esperaban despiertos aquella madrugada —¡No sé si es mío! ¡No recuerdo nada, ni cómo es que desperté con ella! ¡Ni es seguro que sea mío. Ella me dijo que me acosté con ella pero no recuerdo. Solo recuerdo estar platicando con mis amigos y luego nada!

Al parecer aquellas palabras sirvieron para que sus padres y abuelos consultaran a Midorima sobre el ADN. Se podría hacer durante la gestación pero podía ser peligroso para el feto, por lo que mejor era esperar a que naciera.

El día del parto ni se preocupó por entrar al quirófano. Fuera o no su hijo, eso no cambiaría las cosas, odiaba a Hana. Solo estaba ansioso por los resultados y saber si podría recuperar a Ryōdai.

Mientras Hana y el bebé eran llevados a una habitación ellos fueron llamados para los resultados del ADN. De hecho nadie había querido ver al niño hasta tener los resultados.

—Negativo. Ryōki no es el padre.

Lloró de la emoción, podría recuperar a su amado Ryōdai.

La familia entro furiosa a la habitación —Aquí está su nieto— dijo la chica sonriendo.

—En cuanto te den de alta, iras a la casa, recogerás tus cosas y te marchas. No quiero volver parada en mi casa o cerca de mi hijo— comenzó Ryō furioso —Sí nos hubieses pedido ayuda sin engañarnos te la hubiésemos dado, pero hacer qué Ryōki fuese el padre y peor, drogarlo o quien sabe que le diste para engañarlo, jamás te lo perdonare. Agradece que mi esposo no te meta a la cárcel por fraude.

—¿De...De que hablan?

—Ese niño no es de mi hijo. Le mandamos hacer las pruebas de ADN y por supuesto dieron negativo ¿Qué fue lo que mi hiciste?— gruño enfadado.

La chica respondió sollozando. El novio cuando supo el embarazo la dejo y sus padres la corrieron, la fiesta le dio la oportunidad para darle un potente somnífero y hacerle creer que durmieron.

Feliz, y con las pruebas a en mano, viajo a parís pero no llegó. Vio a Ryōdai abrazándose con una chica rubia y lo peor, besándose. Dio media vuelta y regreso a Japón en el primer vuelo que encontró. Su hermano ya había hecho su vida y había continuado.

Lo qué el desconocía era que aquella joven estaba obsesionada con Ryōdai y en cuanto lo vio se lanzó a sus brazos y lo besó, solo para ser empujada abruptamente el castaño.

——————

Abrió la puerta y entro a la habitación de su hijo —¿Hay algo que me quieras decir?— cuestiono Ryō reviviéndole el cabello a su hijo.

—Nada, papá.

—¿Qué piensas de Hikaru?

—Lo odio.

—No digas eso. Te arrepentirás— aseguro besándole la frente —Espero un día me digas lo que realmente sientes.

————————————————————

Los gemelos Aomine aunque se amaban se alejaban uno del otro. Ryōdai no sabía qué hacer, y Ryōki no le perdonaría que tuviera un hijo.

Lo regular en la familia Aomine era ver discutir a los gemelos por tonterías, Ryō o Dai eran los que evitaban que se mataran entre ellos.

—Tienes que decirle. Esto no puede continuar así— dijo Ryō al saber que estaban solos.

—Nunca. Él odia a mi hijo.

—Pero no puedes ocultarlo toda la vida.

—Lo había ocultado por 4 años y nunca supieron.

—Vale. Pero mañana es su cumpleaños, dile a Ryōki.

—No.

———————————

Era 17 de octubre, la casa Aomine estaba llena de invitados. Celebraban el cumpleaños del menor de los Aomine.

Ryōki, a escondidas, jugaba con Hikaru. No iba a decirlo, ni mostrarlo a los demás, pero ese niño se había ganado su corazón. Le recordaba tanto a Ryōdai y a él mismo. Peleaban con Ryōdai porqué quería aunque fuera de esa forma, Ryōdai le hablara.

—¿Alguien ha visto a Hikaru? Los invitados se marchan y quieren despedirse.

Empujo a su sobrino hacía la salida y él corrió hacía la casa para que nadie lo viera, pero choco contra el mueble que tenía los porta retratos; éstos terminaron el suelo con el cristal y marcos quebrados.

—Genial. Tendré que reponerlos— murmuraba mientras los levantaba. Levanto uno a uno, el último que recogió era de Ryōki cargando a Hikaru de bebé, al quitarla del marco, otras dos fotos cayeron. Sus manos temblaron al ver el nombre en la ecografía y la fecha, y fue peor cuando vio la siguiente foto, la hija de Vicent le tendía a Ryōki un oso de peluche y éste estaba con un abultado vientre sonriéndole —No... No puede ser.

————————

—Adiós. Gracias por venir— decía Ryōdai sonriéndoles a los últimos invitados que se iban.

—Vamos. Mañana recogemos, ya es tarde— dijo Daiki bostezando —Además mi nieto ya está dormido.

—Se quedó dormido— dijo Nana arrullando a su nieto.

Toda la familia entró a la casa, solo para encontrar a Ryōki con el mueble de las fotos en el suelo mientras lloraba.

—¿Qué sucede hijo?— cuestiono Daiki preocupado. No lo había visto así desde que Ryōdai se marchó a París sin avisar.

—Es mío...— miró a Ryōdai —¡MIO!

Ryōdai palideció y retrocedió.

—¿Qué?— daiki no entendía nada. Le arrebató las fotos a que sostenía Ryōki y lo vio... —No puede ser.

—Cálmense— dijo Ryō al verlos alterados.

—¿Lo sabias?— gritaron ambos.

—Yo...

—¡Mi hijo es un doncel! ¿Por qué no me dijeron?

—Lo supe esa semana que fui a París. Por eso fui solo...— explico tratando de calmar a su esposo —Midorima me llamó. Dijo que le llevara cabello o algo de los chicos, que era urgente... por lo que lleve sus ombligos... Ese día me dijo que en el 80% de los gemelos idénticos se conformaban por un varón y doncel, solo quería confirmarlo. Dio positivo, Ryōdai es doncel... Decidí decirle primero, por eso viaje al siguiente día.

—Vale— dijo Daiki tratando de calmarse —¡Pero esto no se explica! ¿Quién es el padre, Ryōdai? Por la fecha te fuiste preñado de aquí. ¡4 meses! ¡4 meses!

Ryōdai retrocedió con miedo al ver enfadado a su padre —yo...— intento hablar pero las lágrimas no lo dejaban continuar. Aquel grito de Ryōki significaba que ya lo sabía y ahora no sabía qué hacer.

—¡Habla! ¡¿A quién le abriste las piernas?!— grito Daiki furioso. Aun si no sabían que era doncel, significaba que su hijo como varón le abrió las piernas a otro varón. Aquello lo enloqueció y se acercó a su hijo mayor para golpearlo, pero el golpe no fue Ryōdai quien lo recibió si no Ryōki.

—¡Es mío!— Sakurai y Aomine se quedaron petrificados —¡Es mi hijo! Hikaru es mi hijo...

—¿Qué?— fue lo único que lograron decir.

—Es mío... Manteníamos una relación tres meses antes de que apareciera Hana aquí...

—¡Tuyo!— murmuró Daiki —¿Es mentira, verdad? — sus hijos no pudieron... No...

Ryōdai se soltó a llorar y se cubrió el rostro —Es verdad... No sé como pero termine enamorado de mi hermano. Una semana antes de que ella apareciera me entere del embarazo, no sabía cómo decirles a todos, ni Ryōki lo sabía. Por eso me marche cuando ella apareció embarazada... Hikaru es hijo de Ryōki.

—¡¿Cómo se atrevieron?!— gritó Daiki yéndose a los golpes contra ambos —¡Son hermanos!

—Lo siento. Lo siento— decía una y otra vez Ryōdai.

—Largo de mi casa. No los quiero volver a ver— gruño Daiki en medio del enfado.

—Daiki por favor— rogó Ryō.

—¿Lo sabías?

—Yo...

—¿Por qué no me dijiste nada?— grito enfadado, se aproximó a su esposo pero Ryōdai se metió en medio para recibir él la cachetada.

—Yo se lo pedí papá.

—¡No me llames así! No eres mi hijo ¡Ninguno de los dos lo es!— cuando se dio cuenta de lo que vía dicho fue demasiado tarde. Aquellos ojos que lo vieron por unos segundos fueron los mismos cuando se enteraron de la verdad.

Ryōdai tomo a su hijo de los brazos de su abuela y salió corriendo de la casa en medio de la oscuridad. Ryōki tomo su chaqueta y corrió de detrás de Ryōdai.

—¡Esperen! No se vayan —gritaba Ryō detrás de ellos pero cayó al tropezarse.

—Ryō...— Daiki lo intento levantar.

—¡Cómo pudiste decirles eso! Sabes cuánto les han lastimado esas palabras.

—Pero ellos.

—Entiendo lo que sientes al saber lo de Hikaru, pero no quiero perderlos ¡Son mis hijos!

—Yo... — unas grandes lágrimas surcaron sus mejillas.


—————————

—¡Espera!— grito Ryōki detrás de Ryōdai.

Cuando ya no pudo correr más se detuvo y se arrodillo en la banqueta mientras abrazaba a su hijo y lloraba desconsoladamente.

—Ryōdai— abrazo al peli azul y su hijo —Perdóname...

—Papá me odia.

—Nos odia.

—Lo dijo... Dijo lo que siempre temí...

—No llores. Vamos— levantó a Ryōdai y se adentraron al parque que solían jugar, se metieron al pingüino, Ryōki cubrió con su chaqueta a Hikaru y abrazó a Ryōdai —Saldremos a delante. Te lo prometo. Esta vez no estás solo — Ryōdai sollozó aferrado a Ryōki.

————

Era el único lugar en que podían estar.

—Solucionaremos esto, Ryōdai. Esta vez no dejare que nos separen. Te amo, Ryōdai. Siempre te he amado.

—Pero papá...

—Papá nos odia... Siempre temí aquellas palabras al igual que tú, pero podemos hacer nada para remediarlo. Buscaré un trabajo fijo, no dejaré que nada les falte. Hoy pasaremos la noche aquí, mañana buscaremos un lugar para nuestra familia.

—Ryōdai...

Se sentó a atrás del pingüino y escuchó sollozar a sus hijos. ¿Por qué nunca se dio cuenta? Las alertas estaban allí y más cuando Ryōdai se marchó sin decirles nada, pero él ni Ryō las vieron. Siempre creyó que Ryōki era muy apegado a Ryōdai por qué eran hermanos no porqué estuviesen enamorados.

———————

—Será mejor que se levanten si no quieren que Hikaru se enferme.

—Pap... Aomine-san.

El ser llamando así después de 14 años le dolió. Aquella mirada llena de miedo y soledad las conocía muy bien. Se puso al nivel de ambos y los abrazo —Son mis hijos. Y los amo. Eso no lo duden.

—Papá— ambos respondieron al abrazo y lloraron.

————————

—Gracias a Dios— dijo Ryō sollozando y abrazando a sus hijos.

—Calma papá— dijeron al unísono. Sus abuelos también se unieron al abrazo.

—Comience hablar antes de que me arrepienta— dijo Daiki cargando a su nieto.

Para cuando los gemelos terminaron de contar su versión de los hechos, Aomine Daiki corría detrás de Ryōki.

—Yo te mato. Escuchaste. Te mato.

—¿Por qué tanto escándalo?— cuestionó un adolecente peli azul. Acaba de entrar a la casa y los gritos de su padre se escuchaban hasta el jardín.

—¿Y tú de dónde vienes, Dai?— cuestiono Daiki soltando a Ryōki —¡Se supone que estabas dormido en tu habitación! Esa ropa de quien... Akashi

Las mejillas del Dai se tiñeron de rojo —Es mi novio y pase la noche con él.

—El arma, Ryō. Ahora si lo mato— dijo Daiki enfado. Todo la familia comenzó a discutir y tratando de detener Daiki y Ryōki para que no comieran asesinato contra el menor de los Akashi.

Tal vez si hubiesen escuchado todo, sabrían que pasaron la noche a la intemperie (en la mansión Akashi) viendo las estrellas y gracias a una soda tuvo que cambiarse la ropa.

Fin


Ahora si fin. 

Muchas gracias por leer. Espero les haya gustado todo el fanfic 

Nos leemos en algún otro. P.D: Si no han leído Un nuevo comienzo (AkaFuri), los invito a leerlo.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro