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Un mes, había pasado un mes exacto desde que Febe y JungKook solo se veían una vez a la semana y por demasiado poco tiempo. Para su suerte podían hacer videollamadas en las noches, porque Febe prefería no molestarlo por el día con mensajes. Necesitaba centrarse así que ella le daría su espacio. Y aprovechaba también para estudiar para sus exámenes finales aunque tenía más tiempo que Jungkook debido a que eran un tiempo después del examen de ingreso.

Además de que para el examen de JungKook y Jimin solo faltaba un día a Febe le preocupaba más el hecho de que JungKook se había enfermado hace unos días. No había estado secando su cabello correctamente luego de ducharse y la lluvia del martes lo había empapado por completo. Bajo una situación de estrés como era la prueba de aptitud, nos volvemos más vulnerables a las enfermedades e incluso a algo tan banal cómo un resfriado.

La tarde-noche había caído y eso solo significaba que se acercaba la hora de poder hablar con él. Aunque esperaba que no se estuviera estresando tanto el último día.

Su teléfono vibró y se apresuró en tomar la llamada.

—Hey ¿cómo te sientes?

JungKook tragó saliva por su garganta sintiendo como ardía.

—No muy bien. ¿Cómo estás tú?

—¿Ya haz tomado el medicamento? ¿YangMi te preparó alguna sopa? ¿Estás abrigado ahora mismo?

JungKook rió levemente entre su malestar.

—Mamá está en su guardia de 24 horas. —dijo cerrando los ojos, la fiebre solo le hacía tener más sueño— Estoy acostado en mi cama tapado hasta el cuello.

—JungKook iré allá ahora mismo.

—¿Si? Necesito que me apapaches y me des cariño, estoy a punto de morir.

—Intenta no ver la luz del túnel —completó riendo— llevaré un poco de la sopa que papá hizo esta mañana. No tardaré.

—Ten mucho cuidado ¿si? llámame si-... —lo enterrumpió.

—Si ocurre algo, ya sé.


Febe no recordaba alguna vez en que hubiera visto a JungKook tan pálido, con unas bolsas oscuras bajo sus ojos, dándole una expresión sombría y marchita. Ni siquiera llevaba sus gafas cuando le abrió la puerta, lo que hacía la situación más inusual y preocupante.

—Hola. —Habló apartándose de la puerta para permitirle el paso. 

Febe dejó el recipiente con la sopa encima de la mesa del comedor y fue de vuelta a JungKook para tocar su frente.

—¿Haz terminado los estudios por hoy no?

JungKook asintió tragando saliva seca por su garganta.

—Solo... necesito echarle un vistazo a algunas cosas por si acaso. Y releer un poco por arriba.

—Ok, haremos esto. —Quitó el bolso de su hombro dejándolo en el sofá y fue de vuelta a la cocina en busca de algunos pañuelos— te mantendrás acostado en tu cama, te bajaremos la fiebre, tomarás la sopa que he traído y puedo leerte tus resúmenes en alta voz. ¿Si?

JungKook asintió sonriendo un poco.

—Eres tan tierna siendo mandona y viniendo a cuidarme. —Llevó a una mano a su pecho dramatizando— Mi corazoncito duele de tanto amor.

—Tienes una fiebre tan alta que ya estás delirando.

JungKook volvió a sonreír.

—Mmm puede ser.

Fue arrastrado por Febe hasta su habitación y una vez estuvo bajo las sábanas Febe trajo consigo unos pañuelos mojados de agua tibia que colocó en su frente. Los cuales fue cambiando conforme pasaban los minutos.

—Te extrañé mucho. —Confesó JungKook alcanzado uno de los dedos de Febe para sujetarlo entre su mano.

—Y yo. —Ella se inclinó para comprobar su temperatura y aprovechó para dejar un beso en su frente.

—Si debía enfermarme para verte debía haberlo hecho hace un tiempo.

Febe entrecerró los ojos y lo atacó con una de las toallas, JungKook se quejó entre sonrisas y se alegró de sentirse ligeramente mejor.

Había bebido la sopa y Febe leía en alta voz las páginas del resumen que a él le inquietaban un poco. Había música instrumental puesta debido a que JungKook decía concentrarse más así. Las horas continuaban pasando y las páginas también. Ambos sentados en la cama, apoyados en la cabecera y cubiertos con las mantas hasta arriba.

JungKook apoyó su cabeza en el hombro de Febe y esta paró de leer por un momento para comprobar su temperatura tocando su frente.

—Quédate conmigo esta noche. ¿Si?

Ella asintió y JungKook se incorporó de vuelta sintiéndose feliz.

—Me quedo aquí contigo. —Movió algunos cabellos de su frente viendo como varias gotas de sudor comenzaban a aparecer debido a que la fiebre ya se había ido. —Siempre eres tú quien me cuida —hizo una pausa— se siente bien cuidar de ti por primera vez.

El pelinegro negó con su cabeza y el ceño fruncido.

—Cuidar de una persona no solo se trata de cuidarlo físicamente. Siempre estás ahí para mí ¿sabes? Eres la persona a la que puedo acudir al final del día con una sonrisa, que me recibirás de brazos abiertos. Incluso hoy cuando el día de mañana es tan estresante para mí estás aquí para ayudarme a sentir un poco mejor, incluso sino hubieras venido hubiéramos charlado largas horas hasta que me sintiera tranquilo. ¿Y por qué? Pues porque además de ser mi hermosa novia, también eres mi amiga y eso... lo valoro mucho.

—T-te traje algo.

—¿Mmm?

—Un regalo. —Habló rápido mientras iba  hacia el escritorio de JungKook para buscar algo dentro de su bolsa.

Una vez tuvo la cajita entre sus manos la colocó tras su espalda para esconderla mientras iba de vuelta a la cama.

—¿Que ocultas ahí?

—Mandé a hacer esto para ambos. Un regalo en pareja. Jamás había hecho algo como esto así que espero que no sea tan cursi.

—Pfff, ¿más cursi que yo? Imposible.

—Aprendí del mejor. —Se burló y pasó la cajita al frente sin abrirla aún.

—Bueno, es algo grande como para tener anillos de boda ahí dentro. —Comentó analizando el objeto en su máximo nivel.

Febe se rió un poco antes las acciones del pelinegro y tragando saliva por su garganta, sintiéndose nerviosa se atrevió a abrir la caja.

Dos pulseras plateadas se mostraron frente a Jungkook y Febe extrajo una para extendersela. Su pulsera consistía en una cadena de plata adornada con dije que tenía la forma de un rayo. Febe levantó la otra pulsera y JungKook se dio cuenta de que la suya no era un rayo sino una cicatriz y que la de Febe eran las gafitas redondas de Harry Potter.

—La mía será la de las gafas y así te llevaré siempre conmigo. —terminó por decir sintiéndose avergonzada mientras tomaba la muñeca de JungKook y le colocaba su pulsera.

El pelinegro la observó mientras ella intentaba poner el broche con sus resbalosas manos y pequeñas uñas.

—Es hermoso Febe.

—Uff, ¿pocas veces dices mi nombre sabes?

—Ja, ¿no te gusta como suena?

—Siempre suena sexy. —dijo terminado de poner la pulseras.

—¿Aunque lo diga llorando?

—A ver llora, para saber como se escucha. —bromeó.

—Ven aquí. —JungKook alcanzó su muñeca y tomó la pulsera para colocársela. —Febe. —agregó al final encontrando la situación divertida.

—¡Ya!

Terminó de abrocharla y jaló más su brazo pegando a Febe a su pecho, sus rostros mirándose de frente, uno divirtiéndose más que el otro.

—Hoy no he tenido la dicha de besar esos labios.

—Ya veo que te sientes mejor.

—No sabes cuanto.

Sonrió ampliamente antes de acercarse a Febe para besarla. Besó su nariz, su frente, su barbilla y mejillas entre tantas sonrisas y por último sus labios.





¡Gracias por leer!

sabjimin

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