Cubrí mi rostro con la almohada y moví mis pies en un berrinche.

Que puta vergüenza.

— Jimin, alcanzame el veneno de rata me quiero morir ya— hablé poniéndome boca arriba en el sofá y colocando mis manos en mi pecho preparado para morir en paz.

— Tómalo tu mismo. Esta en el segundo estante de los cajones de abajo— dijo señalando la cocina mientras caminaba a sentarse cerca del sofá.

— Genial, mi mejor amigo apoya mi muerte con veneno de ratas.

— Porque se que irás a buscarlo en cuanto te de la noticia.

— ¿Qué noticia?

— Febe está aquí.

Me senté en el sofá en menos de lo que canta un gallo y miré a Jimin con ganas de compartir el veneno con él.

— ¡No pudiste habérmelo dicho antes!— dije levantándome. No estaba preparado para enfrentarla.

Jimin comenzó a reír.

— Oh oh— lo escuché decir.

— ¿Que hora es?— observé a una Febe que baja por las escaleras con todo su cabello desaliñado y ¿mi ropa?

Que mierda

Volví a mirar a Jimin pidiendo explicaciones.

— Dejaste esta ropa aquí hace como un año. No lo veía uso pero ayer se la ofrecí. Sabía que te gustaría observar esa escena.

Y mierda si que me gustaba.

— Las 12:30— habló Jimin desde su asiento.

— Mi cabeza~~— armó un berrinche y se tiró a mi lado en el sofá.

— Yo iré a buscarte unas pastillas.

— Ni se te ocurra moverte de ahí grandísimo idiota— le hablé apretando los dientes. No podía dejarme sólo en esta situación.

— Jeje, te traeré un vaso con leche también— y se fue.

Silencio

Más silencio.

— JungKook...

— Lo siento— me lancé al suelo arrodillandome frente a Febe y uní mis manos en forma de súplica.

— Sientes ¿qué?

— no era mi intención vomitarte encima— Febe asintió lentamente, como procesando la información— me... ¿perdonas?

— Toma las pasti- Mierda, lo siento no sabía que ibas a pedirle matrimonio.