EPÍLOGO
"Y así fue como Yoongi hyung y yo decidimos amarnos por mucho tiempo"
Hoseok terminó su relato, sus tres espectadores dedicándole miradas brillantes y emocionadas. Ah, como amaba contarles esa historia a sus niños cada que los veía, ¡Y ellos tampoco se aburrían de escucharla!
"¡Hobi oppa y Yoonie oppa tienen la mejor historia de amor!" chilló Chaeyoung, alzando sus brazos con demasiado entusiasmo.
"¡¿Verdad que si?!" secundó Jungkook, quién estaba sentado en la alfombra al lado de la chiquilla.
"¡Obvio! ¡Y yo ayudé a ello!" agregó Jimin, con tono presumido y el pecho hinchado en orgullo.
Si, bueno, dos de «sus niños» ni siquiera seguían siendo niños, pero se comportaban como tal así que era como si lo fueran.
"¿En serio vas a contar nuestra historia cada que tengamos visitas?" la risa avergonzada de Yoongi llamó la atención de los cuatro menores en la sala.
Todos giraron justo a tiempo para observar a Min Yoongi entrando por la puerta del departamento con una caja en los brazos. Al ver la expresión complicada en el rostro del mayor, Hoseok rápidamente se puso de pie para correr a ayudarlo con la pesada carga.
"¡Pues claro que si! Estar junto a hyung fue la mejor decisión de mi vida" exclamó, besando la mejilla de su novio sin previo aviso y quitándole la caja de los brazos.
"Uy, se pusieron cursis" se quejó Seokjin, fingiendo arcadas mientras acarreaba dos cajas en sus manos. "¡Ustedes dos, alfas de pacotilla, deberían estar ayudando a cargar cajas en vez de estar ahí sentados!" reprendió, al ver a Jimin y Jungkook jugando con Chaeyoung.
"¡Ya vamos!"
Rápidamente los alfas corrieron a ayudar con las cajas de la mudanza, riendo cómplices cada que le gastaban una broma a Seokjin al pasar por su lado y éste les gritaba histéricamente para que se comportaran. Así, el nuevo departamento de Yoongi y Hoseok se llenó de un bullicio agradable y divertido, uno que ahuyentaba el aburrimiento que debería provocar la tediosa tarea de descargar la mudanza.
"¿Qué está pasando aquí?"
Fue Taehyung quien cuestionó, pues al entrar por la puerta con lo primero que se topó fue con Jimin y Jungkook tumbados encima del pobre Seokjin, quién gritaba por piedad debajo de ellos.
"¡Tae, sácamelos de encima, me están matando!" suplicó el beta, con el rostro contra el suelo en una posición incómoda.
El alfa suspiró y dejó las bolsas con las compras en la barra de la cocina, antes de caminar hasta el lío de cuerpos desparramado en la sala y tomar a su novio por la cintura para levantarlo en el aire en una ridícula muestra de fuerza.
"¡TaeTae!" rió el alfa más bajo, aferrándose al cuello de su novio para no caer.
"¿Otra vez molestando a Seokjin hyung, alfa?" ronroneó el castaño contra la mejilla del mayor.
"¡Jungkook es el que me incita! ¡Es una mala influencia!" acusó, besando cortamente los labios del alfa más alto.
"¡Mentiroso!" se quejó Jeon, sentándose al lado de Seokjin y dejándolo libre por fin.
"Si eres una mala influencia, Kookie" interrumpió Namjoon, con una sonrisa de hoyuelos en el rostro.
"¡Nam hyung, deberías defenderme!"
"Shhh, así te amo, pequeño alfa" consoló el moreno y Jungkook le respondió con un gruñido hastiado.
"Entonces, ¿ya estamos todos?" cuestionó Yoongi, mientras se dejaba caer dramáticamente sobre el sofá.
"¡Solo falta mi mami y mamá Junghwa!" respondió Chaeyoung, trepandose sobre el regazo de su hermano.
"Bien, las esperaremos para almorzar" concluyó Hoseok, sentándose al lado de Yoongi para pasarle un brazo sobre los hombros en un abrazo.
Con esas palabras, los siete se dispersaron por la sala dispuestos a descansar un poco después de la ajetreada mañana que habían tenido ayudando a Hoseok y Yoongi.
Oh, porque los omegas por fin se habían mudado juntos a un pequeño departamento en Seúl solo unos meses después de la graduación de Hoseok. El plan había sido sencillo, Hoseok también se había esforzado en conseguir una beca en la misma Universidad de Yoongi y lo había logrado.
Y bueno, ¿Quienes eran los indicados para inaugurar el departamento Jung-Min? ¡Pues claro que sus cinco amigos! Además, todos se habían ofrecido amablemente a ayudarles con la mudanza a pesar de que habían tenido que viajar desde Daegu hasta Seúl para ello. Después de todo Jimin, Taehyung y Jungkook seguían estudiando su último año de secundaria, mientras que Seokjin y Namjoon habían optado por ingresar a la Universidad local de Daegu.
Y bueno, a pesar de los diferentes caminos que habían tomado, los siete conservaban su amistad completamente intacta, siempre asegurándose de compartir cada mínimo detalle de sus vidas con los otros.
Si, estaban en uno de los mejores momentos de sus vidas, siendo felices como tanto habían añorado en el pasado.
"¡Hemos llegado!" la voz enérgica de la señora Jung retumbó por toda la sala, llamando la atención de los jóvenes.
"¡Mamá!"
Tanto Hoseok como Yoongi y Chaeyoung se levantaron de sus asientos para correr a abrazar a sus madres. Junghwa y Moonbyul no dudaron en abrir sus brazos para acunar a sus hijos, las feromonas maternales aflorando por todas partes como una manta segura y protectora. Ah, el vínculo omega-cachorro, no había nada más puro que la sensación de estar a salvo entre los brazos de tu madre.
"¿Y no hay abrazo para mi?" se quejó el señor Jung, quién era el que cargaba con el montón de tuppers con comida.
Hoseok rió burlón y se separó de su mamá para abrazar al alfa con fuerza. Si, su padre era el único alfa que valía la pena, el único que podría abrazarle y hacerle sentir completamente seguro.
"Trajimos mucha comida, ¿quieren almorzar?" murmuró la señora Min, con una sonrisa gentil en los labios, una imagen tan distinta a su yo marchita del pasado.
"¡¡Si, comida!!"
Y la gran familia que Hoseok y Yoongi habían formado en esos últimos años se reunió a almorzar felizmente, dejando el nuevo hogar de Hoseok y Yoongi oficialmente inaugurado.
Hoseok se dejó caer con rendición en el colchón, su cuerpo rebotando ligeramente mientras dejaba salir un suspiro flojo. Había sido un día largo pero agradable, el almuerzo con sus familias y amigos resultó divertido y todos terminaron con las barrigas llenas y satisfechas.
Había reído, bromeado y conversado hasta el cansancio. Pero al final del día se habían tenido que despedir de todos y solo habían quedado Yoongi y Hoseok, juntos y completamente solos.
"¿Estás feliz?" murmuró Yoongi, acostándose boca abajo a su lado, con la barbilla apoyada en el pecho de Hoseok.
"Mhm, me puso de buenas ver a los chicos" confesó, con una sonrisa modorra en los labios. "Y a Chaeyoung, tu pequeña alfita es tan adorable" rió entre dientes, con el dulce recuerdo de su cuñada pegada a él en todo momento.
"¿En serio crees que sea alfa?" preguntó en voz baja y con el ceño fruncido en consternación.
"Mn, ¿no te das cuenta como trata de cuidarte y protegerte a ti y a tu mamá? A su edad sus instintos primarios deben estar despertando, además, ¿ves como intenta imitar a Jungkook, Jimin o Tae? Seguramente quiere ser una alfa como ellos" explicó, encogiéndose de hombros.
"Oww, mi Chae ya es tan grande" lloriqueó Yoongi, con un puchero en los labios.
Ah, parecía que había sido ayer que sostuvo por primera vez al pequeño bultito de mantas que era Chaeyoung cuando nació. Ahora era tan alta que le llegaba a la barbilla y ya no podía cargarla sin sentir que se le entumian los brazos.
"Entonces, hyung... ¿Te gusta la historia que siempre le cuento a Chae?" murmuró Hoseok, sus manos bajando a acariciar la espalda del mayor con lentitud.
"Hmmpf, me da pena cuando se lo cuentas a todos" admitió Yoongi, con la cara enterrada en el pecho del más alto para ocultar su sonrojo.
"¿Por qué? Me gusta presumir que defender a un bonito sunbae en los pasillos del colegio fue la mejor decisión de mi vida" susurró, con los labios pegados a los cabellos del mayor.
"Mi omega es tan cursi, ¿verdad?" ronroneó Yoongi, levantando el rostro y estirando los labios para conseguir un beso.
Hoseok rió bajito y sostuvo las mejillas del mayor para cumplirle su deseo, estampando sus bocas juntas en un roce lento y perezoso. Sus lenguas se restregaron tímidamente, como si fuese la primera vez que sus labios se tocaban y, al menos para Hoseok, siempre que se besaban sentía la misma emoción cosquilleando en su vientre.
El aroma a chocolate y menta fluctuaba en el aire, una fragancia que se mezclaba con tanta perfección, como si el destino lo hubiese planeado así. Pero claro que no, lo hermoso de su historia era exactamente eso, que el destino no había planeado que se enamoraran pero ellos, Min Yoongi y Jung Hoseok, desafiaron al mismísimo hilo rojo para estar juntos.
Dos omegas enamorados, ¿Cómo no podrían contarle aquella historia a todo el mundo? Todos debían saber que su amor había sobrevivido a la sociedad, a la naturaleza y hasta a sus propias inseguridades.
"Hyung, te amo" masculló Hoseok, su cuerpo girando con cuidado para dejar a Yoongi debajo de él.
"También te amo, Hobi, muchísimo" jadeó el mayor, sus piernas enredandose en las caderas del otro y sus dedos aferrándose a los hombros ajenos.
Se besaron y se abrazaron como si nada más importara. Y de hecho, así era. El mundo no les importaba en lo más mínimo si se tenían así, en los brazos del otro.
Porque allí, entre las sabanas, mientras Hoseok recorría la piel pálida de Yoongi con los labios, ahogándose en todo el amor que se le desbordaba del pecho y que trataba de transmitirle con las suaves caricias que le dejaba en la piel con la punta de las yemas, Hoseok sentía que el mundo podría llegar a su fin y a él no le importaría mientras pudiese saborear a su omega de pies a cabeza.
No, la destrucción del mundo no importaba porque su propio mundo era Min Yoongi y él podía sostenerlo entre sus manos.
Lo tocó, lo besó, lo saboreó con devoción, demostrando con sus dedos y labios lo mucho que lo amaba. Demostrando lo agradecido que estaba por tenerlo allí, entre sus sabanas, sabiendo que era amado con la misma fuerza con la que él lo amaba.
"H-hobi..."
Oh, porque nunca se arrepentiría de desafiar a la mismísima Diosa Luna si al final del día podría escuchar a su hyung pronunciar su nombre con tanto anhelo que le erizaba la piel.
"T-tus dientes, por favor" jadeó el mayor, con la espalda arqueada en una posición que desbordaba sensualidad.
"¿Si, hyung? ¿Dónde lo quieres?"
"E-en mi cuello y... y en mis muslos y-y en todo mi cuerpo, Hobi" gimoteó, ladeando el rostro para dejar al descubierto su prístino cuello.
Hoseok obedeció, porque, ¿cómo podría negarse a esa voz, a ese tono y a esa expresión? Hoseok era un omega muy débil ante Min Yoongi. Así que, lo complació, llenando la lechosa piel del mayor con las marcas rojizas de sus labios y dientes, bebiendo con gusto de los gemidos del mayor hasta sentirse borracho por su olor.
Oh, la intimidad con su omega era algo muy variado, un día podría ser devorado por los febriles labios de su hyung y al otro sería él quien se devorase al mayor. Siempre balanceado, siempre recíproco. Porque daba igual la posición, lo importante era enredar sus cuerpos y amarse hasta la saciedad, besarse y hundirse en el cuerpo del otro para hacerse uno hasta el amanecer.
"El final de la historia que le conté a los chicos hoy, no es el verdadero" suspiró, con la boca sobre los muslos del pálido, justo en el punto en el que el omega mayor se volvía un lío de balbuceos y jadeos. "¿Quieres saber cual es el verdadero final de nuestra historia, hyung?" ronroneó, su nariz acariciando la piel sensible con lentitud.
"H-hobi, mhm, por favor, tus labios..."
"No se lo daré hasta que responda a mi pregunta, hyung" el menor rió bajito, deleitado por la urgencia y la vulnerabilidad de Yoongi.
"E-esta bien, si quiero saber el final pero... tus labios en mi, ¿por favor?" rogó, ahogado con su propia respiración, pues cada bocanada de aire era llevarse el aroma a chocolate mentolado a los pulmones.
"El final de nuestra historia es este, hyung. Con nosotros juntos en la cama, desafiando a la Diosa Luna y su hilo rojo" confesó, mirando con adoración el rostro ruborizado del mayor. "¿Qué opinas?"
Yoongi tragó saliva y luchó contra el libido que nublaba su mente para organizar sus pensamientos.
"Lo amo, Hobi. Y no... n-no cambiaría nada de nuestra historia... ni el más mínimo detalle, porque por cada lágrima y sacrificio estamos aquí... juntos..."
Y Hoseok le besó de nuevo, totalmente de acuerdo con su tembloroso discurso. Cada dolor, cada sonrisa, cada dificultad había valido la pena, porque ahora estaban juntos. Y estaban juntos porque así lo querían, aunque el destino no lo hubiese querido así. Ellos, dos simples omegas, habían burlado a la naturaleza y al destino, rechazando a sus almas gemelas para estar juntos. Porque Min Yoongi y Jung Hoseok no querían que el destino eligiese el camino de sus vidas, querían elegir y escribir sus propios caminos, ese que les llevaba a estar allí, piel con piel, entregándose al otro.
"Juntos, porque entre omegas nos protegemos, ¿no?"
"Mhm, los alfas realmente no me importan cuando me cuidas tú"
Si, ese era un buen cierre, una excelente escena para dar el punto final a la historia de los dos omegas que se enamoraron sin importarles nada más.
que la opinión del mundo no
te importe mientras seas feliz.
really don't care está dedicado
a todas las personas que la leyeron,
la leen y la leerán. es un regalo
para cada persona que elige
mandar a la mierda a la sociedad
y trazar su propio destino en busca
de su completa felicidad.
hoseok y yoongi de rdc se despiden
de ustedes, deseando haber logrado
un impacto lo suficientemente
positivo como para perdurar en
sus enormes corazones.
así que, gracias por leer, los ama
eternamente: karem (fairyoongis)
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