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027





Yoongi jamás se había atrevido a enfrentar a su padre. Desde que presentó como omega supo que ese hombre jamás iba a demostrarle un mínimo de piedad, por lo que se resignó a ser criado bajo una mano de hierro y golpes que debían disciplinarlo, siendo reprimido en su naturaleza como si su subgénero fuese la peor maldición de la familia.

Fue educado para agachar la cabeza y no levantarle la voz a su padre, porque él siempre tenía razón y era la mayor figura de autoridad en casa.

Por eso, cuando lo escuchó rugir con cólera tras su espalda, todo su cuerpo se hizo tan tembloroso como una gelatina.

"P-papá..." masculló, dándose media vuelta para encarar al hombre de sus pesadillas.

"¡¿Quién es-?!" pero el grito proferido por aquel alfa fue interrumpido por Junghwa.

"Soy Jung Junghwa" se presentó, mientras salía del auto con una rapidez sorprendente. Se paró derecha tras Yoongi, cuadrando sus estrechos hombros y mirando con dureza al alfa Min. "Vengo a avisarle que voy a denunciarlo por maltrato intrafamiliar" anunció, sin dejarse intimidar por la fuerte presencia del hombre.

"Yo no maltrato a nadie y no tiene pruebas" ladró el hombre, con su aroma tornándose tan feroz que Yoongi notó como las rodillas de la señora Jung temblaban.

Sin embargo, Junghwa no se dejó amedrentar. Se plantó con mayor firmeza en el suelo y apretó las manos sobre los hombros de Yoongi para recordarle su presencia. Le lanzó una mirada completamente hostil al alfa y sonrió tratando de demostrar que no estaba asustada, aunque por dentro se sentía afectada por el primer encuentro con el espeso aroma del señor Min.

"Hay suficientes pruebas en la espalda de su hijo y en el comportamiento de éste momento" soltó, sintiendo como el aroma del hombre se intensificaba ante sus palabras, casi como si buscara someterla sin tocarla.

Era sofocante, ese aroma la rodeada como una víbora y le dejaba sin aire.

Pero pese a su miedo, Junghwa no retrocedió. En cambio, obligó a Yoongi a regresar al interior del auto y, con una sola mirada le indicó a Hoseok que no dejara salir al peliazul. Cuando vió como su hijo rodeaba a Yoongi se sintió más tranquila y encaró de nuevo al alfa.

"¿Qué cree que hace?" gruño el hombre, tratando de acercarse a ellos. Junghwa extendió su brazo al frente para indicarle que se mantuviera alejado.

"No voy a dejar que Yoongi vuelva a casa con usted, señor Min" respondió con el tono más sereno que pudo rebuscar, pero sin dudas el intento de acercamiento del hombre le había puesto nerviosa.

"Está secuestrando a mi hijo" carcajeó Eunwoo, alzando una de sus gruesas cejas con petulancia.

"Estoy salvándolo del maltrato que usted le da" refutó la castaña, tragando seco y retrocediendo un paso solo por si las dudas. "Y también me llevaré a su esposa y a su hija menor" anunció, pero el hombre solo ensanchó su peligrosa sonrisa carnívora.

"Buena suerte con eso, señora"

"Gracias, estoy segura que cuando le llegue la órden ellas podrán salir por esa puerta sin miedo" Junghwa dijo y apretó sus manos en puños cuando vió al alfa aspirar aire con fuerza.

Su ritmo cardiaco se aceleró cuando el hombre pareció inflarse y enderezarse en toda su altura, el lobo en su interior gimoteo aterrado ante la presencia de un alfa tan peligroso.

"Yoongi, ven aquí ahora mismo"

Y Junghwa casi sintió el aire abandonar sus pulmones como si le hubiesen dado un fuerte golpe en el pecho al escuchar la cavernosa voz de mando del señor Min. La sangre rugió en sus oídos, sus rodillas temblaron y casi se arrodilló ante él, sin embargo, su instinto protector evitó que se sometiera ante una orden que no había sido para ella y en cambio no dudó en sostener a Yoongi cuando lo vió intentar obedecer la orden.

Lo sintió removerse entre sus brazos, el pobre omega peliazul luchaba instintivamente por obedecer a su padre pero ella no se lo permitió, en cambio lo empujó con esfuerzo de nuevo al interior del auto y, antes de cerrar la puerta del vehículo, miró al -muy, muy tenso- Hoseok antes de formular una oración con labios mudos.

Llama a la policía.

Después de eso regresó su atención al padre de Yoongi, que se había acercado al menos diez pasos a ellos y había quedado parado a mitad del jardín con el cuerpo tan tieso como una tabla. De cerca, Junghwa pudo notar la contextura ancha y maciza del hombre, parecía un enorme tabique de gran altura y no dudó de que podría mandarla al suelo de una sola bofetada.

Darse cuenta de ello le hizo sentir un escalofrío.

Pero no retrocedió ni hizo amago de huir, no cuando al mirar detrás de la espalda del hombre notó como una pequeña niña se asomaba por la puerta de la vivienda de los Min con ojos sorprendidos y aterrados. Esa debía ser la hermana de Yoongi y seguramente su madre también estaría dentro, así que no podía irse, no sin sacarlas de ahí primero.

Haría eso por Yoongi, porque Yoongi era la felicidad de su Hobi.

"Esto está comenzando a ser ridículo e irritante, ¡Devuelvame a mi maldito hijo ahora mismo, estúpida omega!" rugió el hombre completamente fuera de si, aunque para alivio de Junghwa él no había usado su voz de mando con ella.

Junghwa aspiró aire, su lobo gruñendo un poco ante la evidente amenaza que ese hombre significaba para Yoongi y su hijo. Oh, y no había nada más poderoso que un lobo omega dispuesto a proteger cachorros.

"Usted no es mi alfa para ordenarme algo, señor Min" dijo, con voz calmada y las manos firmemente sujetadas delante de su cuerpo. "Y si no está maltratando a su hijo, como usted aseguró hace un momento, entonces no tiene nada qué temer" y sonrió ladina, tratando de endulzar su aroma para demostrar que no estaba dispuesta a someterse.

"¡No voy a permitir que se lo lleve!" rugió feroz, haciendo amago de lanzarse sobre el cuerpo de Junghwa.

El corazón se le detuvo por lo que parecieron minutos, casi cerró los ojos aterrada de sentir un golpe en alguna parte de su rostro, pero éste nunca llegó.

¿Por qué?

"¡No papi, no la golpees!"

Oh, así que ella era su salvadora.

Miró a la pequeña, quién había salido corriendo fuera de la casa y se había tirado al suelo para aferrarse a la pierna de su padre. La niña observaba al hombre con lágrimas en los ojos y labios temblorosos, evidentemente horrorizada por lo que casi había ocurrido frente a sus ojos.

Junghwa intentó acercarse para tomarla en brazos, pero lo siguiente que pasó ocurrió tan rápido que apenas pudo registrar lo que vió.

Un segundo la niña estaba aferrada a la pierna del alfa y al otro había sido lanzada hacia la entrada de la casa sin ninguna consideración. El ruido espantoso que emitió su pequeña cabeza al estamparse en el suelo dejó a Junghwa congelada, con los ojos desorbitados y la sangre rugiendo en sus oídos.

La ira la cegó, su lobo rugiendo poderosamente dentro de su pecho con ansias asesinas de destrozar a aquel alfa.

Pero al parecer no fue la única que se sintió así, pues solo un segundo después escuchó el grito colérico y agudo de una mujer y, justo después, una omega de débil contextura emergió del interior de la casa totalmente fuera de si.

"¡No más! ¡No vuelvas a tocar a mis cachorros! ¡Son míos!" bramó la mujer pelinegra, lanzándose contra el alfa como si no le importara el riesgo de morir entre sus manos.

Junghwa vió totalmente asombrada como la omega pelinegra comenzaba a golpear el pecho de su esposo con puños frágiles pero dispuestos a hacer daño. Los gritos desgarradores de la mujer rompían el aire tranquilo del vecindario y no le sorprendió cuando algunos vecinos se asomaron por las puertas para descubrir lo que ocurría.

"¡No volverás a hacerles daño! ¡No te lo voy a-!" los desenfrenados gritos de la mujer fueron acallados de una bofetada.

Su cuerpo delgaducho no tardó en caer al suelo por el impacto, evidentemente su constitución frágil y algo desnutrida no la hacían una contrincante apropiada ante la fuerza de un alfa sano y fuerte.

"¡Cierra la maldita boca, omega estúpida!" bramó el alfa, inclinándose en el suelo para tomarla por el cuello, al parecer demasiado cegado por su ira como para notar que tenía cada vez más espectadores.

"¡Dejela en paz!" Junghwa ni siquiera supo como pudo encontrarse la voz pero no dudó en llegar al lado de la mujer para intentar quitarle de encima a ese bastardo.

"¡Cállate, maldita entrometida! ¡Todo esto es tu maldita culpa!" y el miedo latió en la piel de Junghwa cuando vió un puño levantarse en su dirección.

Sin embargo, por segunda ocasión, el golpe no llegó pero esta vez gracias a Hoseok, quién tiró de su blusa a tiempo para hacerla retroceder y esquivar el golpe.

"¡No se atreva a tocar a mi madre!" ladró el pelirrojo, apretando el brazo de Junghwa con tanta fuerza como si temiera que se la arrebatasen.

Junghwa miró como Yoongi corría atravesando el jardín, esquivando a su padre para llegar hasta donde su pequeña hermana permanecía inconsciente casi a la puerta de la casa. Al ver como el peliazul levantaba con cuidado el pequeño cuerpo flácido de la niña -como si se tratase de una muñeca de trapo- Junghwa supo que había tenido suficiente.

Así que sin previo aviso, levantó su pie izquierdo y lo clavó con todas sus fuerzas en la entrepierna del alfa en una patada que incluso lo resintió ella. Sin tiempo que perder, aprovechó la guardia baja del alfa -que se dejó caer de rodillas en el pasto del jardín para retorcerse del dolor- para tomar el brazo de la mujer pelinegra y jalarla consigo, empujando también a Hoseok para obligarlo a correr en dirección del auto.

Vió a Hoseok entrar a la parte trasera del auto, seguido de la señora Min y de último Yoongi, quién se había acomodado en el asiento de copiloto con el cuerpo inconsciente de su hermana en el regazo.

De la emoción, Junghwa tropezó con sus propios pies casi cayendo a mitad del jardín, pero se levantó enseguida para alcanzarlos.

Aunque supo que había perdido segundos valiosos de su escape cuando sintió una mano tosca enredarse en sus cabellos castaños, el tirón que le dieron le hizo retroceder y rebotar como una pelota de goma, antes de caer sobre el pasto del jardín con el señor Min encima suyo.

El miedo la paralizó y la mirada enloquecida que el hombre le dedicó le arrancó un grito aterrado. Trató de sacárselo de encima, pero el peso del alfa le tenía inmovilizada por completo en el suelo, dejándola a merced de aquel bastardo.

"¡No vas a llevarte a mi familia, omega asquerosa!" su voz fue un rugido cavernoso y animal, tan crudo que Junghwa sintió su cuerpo languidecer.

Y sintió la primera bofetada caer en su rostro, un golpe tan certero que sintió su piel arder ante la palma áspera que le golpeó. La visión se le puso negra con solo eso, sus oídos emitieron un pitido molesto y sintió su labio húmedo y punzante.

Pero cuando la segunda bofetada estaba por destrozarle el otro lado del rostro, el estruendo de las sirenas policiacas paró todo, congelando al alfa sobre él.

"¡Alejese de la omega con las manos en alto!" una voz de alguien gritó a la lejanía y pronto Junghwa sintió como el enorme cuerpo del alfa era retirado de encima.

Ignoró los gritos indignados y furibundos que Min Eunwoo profesaba a los oficiales, su mente bloqueando la voz de aquel bastardo en un intento por tranquilizarse. El suspiro de alivio que dejó escapar segundos después fue tan profundo que sus pulmones se vaciaron, cerró los ojos sintiendo como la parte derecha de su rostro palpitaba dolorosamente, dejándole la piel estirada y punzante, como si comenzase a inflarse como un globo.

Sin embargo, el dolor en su cara no importó cuando sintió unos brazos rodearle el torso y un llanto conocido llegar a sus oídos. Fue automático reconocer el aroma a chocolates y rosas que le envolvió y, sin abrir los ojos, rodeó el cuerpo que tenía encima sabiendo muy bien que se trataba de su hijo.

"Oh, mami, mami, ¿estás bien?" sollozó Hoseok, aferrándose al cuerpo de su madre como si temiese que se fuese a esfumar en el aire.

"Tranquilo, cielo, mami está bien" aseguró, sentándose en el pasto con cuidado y rodeando a su hijo con la misma fuerza que él.

Estaba tan sumida en su mundo de alivio, que apenas escuchó cuando los oficiales trataron de interrogarla, lo único que la hizo soltar a Hoseok fue cuando escuchó a la ambulancia llegar. Con cuidado se levantó del suelo y observó como los paramédicos acomodaban a la hermana de Yoongi sobre una camilla, antes de que la subieran al interior de la ambulancia con la señora Min tras ellos.

"¿Señora Jung?" la voz de Yoongi susurró temblorosa, Junghwa lo miró enseguida. "Gracias por salvarnos, muchas gracias" sollozó, con los hombros encogidos y temblorosos.

Pero antes de que Yoongi comenzara a llorar desconsoladamente, ella lo envolvió entre sus brazos en un abrazo fuerte y cálido.

"Ahora estarán seguros, Yoongi" murmuro sobre los cabellos azules del menor, sonriendo con alivio al sentir como el omega le devolvía el abrazo. "Ya no van a tener que lidiar con ese monstruo jamás" prometió y sintió como Yoongi sollozaba con mayor fuerza.

Al abrazo no tardó en unirse Hoseok y los tres permanecieron en esa posición hasta que el llanto de Yoongi se tranquilizó. Cuando se separaron, el omega peliazul le miraba con pequeños ojos enrojecidos y mejillas húmedas pero al menos en sus labios se perfilaba una sonrisa agradecida.

"¿Podría llevarme al hospital? No me dejan subir con ellas a la ambulancia"

Junghwa asintió despacio y obligó a los adolescentes a subirse de nuevo al auto. Cuando ella misma se sentó en el asiento de copiloto y encendió el motor, suspiró acongojada ante todos los acontecimientos de aquella tarde.

Había ayudado a una familia a salir de los abusos de un alfa desalmado. Ella, quién había sido chapada a la antigua donde aquellos comportamientos eran normalizados.

Oh, diosa luna. Ella era una buena persona después de todo. Y aunque había temido no serlo -gracias a su estúpido comportamiento con su Hobi- ahora podía confirmar que lo era.

"Es tiempo de empezar una nueva vida, ¿no creen?" murmuró, mirando al frente en la carretera con una sonrisa en los labios.

La respuesta de los omegas fue un susurro bajo y al mirar por el espejo retrovisor se dió cuenta de que ellos permanecían acurrucados el uno contra el otro con expresiones modorras.

"Si, ustedes definitivamente serán felices, de eso me encargo yo"

Y Jung Junghwa nunca rompía sus promesas. Así que Min Yoongi y su querido Hoseok iban a vivir felices, aunque ambos fuesen omegas.

Porque, que ambos fuesen omegas, realmente no importaba cuando se amaban así. Jung Junghwa era testigo de ese amor e iba a protegerlo a toda costa, si señor.






HOLAAAAAA

a que no se esperaban
actualización tan pronto,
verdad? kskska yo tampoco
pero me propuse recom-
pensar el tiempo perdido
asi que puse manos a la obra
y aquí está.

por fin el papá de yoongi
a sido neutralizado así
que esperemos que no
hayan mas obstáculos para
nuestros omegas favoritos :3

sin más que decir, les deseo
bonita semana, los amoo <3

fairyoongis.

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