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019


"¿Algún día van a casarse, oppas?"

Tanto Hoseok como Yoongi no pudieron evitar sonrojarse ante aquella pregunta de Chaeyoung, ambos se lanzaron una pequeña mirada y sonrieron ligeramente tímidos por el rubor rosáceo que trepó por sus pómulos.

"Somos muy jóvenes para saber eso, Chae" terminó respondiendo Yoongi.

Realmente no tenía idea de qué responder sin terminar sonando como un desesperado. Aunque por dentro quería gritar un enorme si, ni siquiera dudaba de eso. Estar con su omega por siempre era algo de lo que nunca dudaría.

"Aunque si seguimos juntos en unos cinco años quizás podríamos hacerlo" murmuró Hoseok con la mirada cabizbaja y una sonrisita avergonzada dibujada en sus labios.

Yoongi sintió su corazón agitarse dentro de su pechito ante aquella respuesta y no dudó en inclinarse hacia Hoseok para regalarle un beso en la mejilla, consiguiendo que al instante Chaeyoung chillara enternecida por el gesto tan cariñoso.

La mañana había transcurrido relajada para los tres, siendo Chaeyoung la más emocionada de observar todos y cada uno de las mínimas interacciones entre su hermano y su adorable cuñado, era una atenuación decir que la chiquilla estaba más que ilusionada con la relación de Yoongi, sobretodo teniendo en cuenta que la pequeña niña parecía gravitar alrededor de Hoseok como si no pudiese hacer algo más que adorarlo.

Yoongi no la culpaba, él se sentía exactamente igual.

"¡Ay se verían tan bonitos vestidos de novios!" exclamó la pequeña con un suspiro soñador de por medio. "¡Y yo sería la madrina! ¡Y la tía de sus cachorritos!" comenzó a saltar sobre sus pies totalmente eufórica.

Los omegas se ruborizaron más ante los parloteos de la menor pero la dejaron ser, a ella no le hacia ningún mal fantasear sobre una futura boda pues era tan inocente su emoción que les derretía el corazón.

"¿Puedes echarle un ojo a Chae en lo que hago el almuerzo?" susurró Yoongi sobre la oreja del pelirrojo, viendo al mismo tiempo como su hermanita corría por la sala.

"¿No quieres que te ayudemos?" murmuro Hoseok de vuelta, el mayor negó suavemente.

"Tranquilo, lo haré yo. Solo asegúrate que Chaeyoung no se rompa un hueso" dijo medio en broma medio en serio, pues la pequeña niña era realmente hiperactiva.

Hoseok asintió obediente y sintió como Yoongi depositaba un beso sobre su mejilla antes de que se levantara para caminar hasta la cocina dejándole solo con su pequeña cuñada.

La niña miró por donde su hermano se había ido y se levantó de dónde había permanecido jugando, con una sonrisa encantadora se acercó hasta sentarse al lado de Hoseok en el sofá y el pelirrojo no tardó en mirarle con curiosidad.

"¿Pasa algo Chae?" preguntó viendo después como la pequeña negaba.

"Solo quería hablar contigo" respondió encogiéndose de hombros para mirar atentamente al omega pelirrojo. "Me agradas oppa, me gusta ver a mi hermano tan feliz por usted" confesó provocando que Jung se sintiera sonrojar.

"Oh, me alegra poder hacer feliz a Yoongi hyung, él merece mucha felicidad" comentó con timidez, la niña asintió al instante.

"Lo sé, oppa merece lo más bonito del mundo" suspiró antes de bajar la mirada a su regazo, de repente luciendo decaída. "Nunca lo había visto tan feliz desde que tengo memoria pero ahora parece brillar" la sonrisa de la niña iluminó su rostro pero lamentablemente ésta decayó lentamente. "Yoongi trata de lucir feliz frente a mi, no soy tonta y me doy cuenta de lo que pasa, pero ahora parece sincero" confesó con un puchero sobre sus labios.

Hoseok sintió su estómago apretarse ante esas palabras, algo le decía que Chaeyoung estaba hablando sobre el trato que el señor Min tenía con Yoongi.

"¿A qué te refieres, linda?" murmuro por lo bajo, su preocupación siendo evidente en su tono de voz.

La pequeña apretó los labios y llevó sus manos a una de sus trencitas para jugar con los cabellos que se escapaban del cuidadoso trenzado que Yoongi le había hecho.

"Yoongi oppa no es feliz viviendo aquí gracias a papá, sé que le hace cosas malas y aunque trate de guardar el secreto puedo darme cuenta de lo injusto que es papá con él" relató, aun cuando lo que decía era obvio sus palabras contenían la inocencia que cualquier niño podría poseer delante de un caso de maltrato.

A Hoseok se le apretó el pecho ante esas simples palabras y tuvo la necesidad de ir hasta donde estaba su omega para rodearlo con sus brazos y protegerlo de todo lo malo que le rodeaba.

"Daría lo que fuera para proteger y cuidar de Yoongi oppa pero aún soy muy pequeñita y no puedo contra papá" continuó diciendo la pequeña antes levantar la mirada para observar a Hoseok. "¿Tú podrías protegerlo por mi?" susurró la chiquilla con sus bonitos ojos cristalizados y sus manos apretadas contra su pecho.

El corazón de Hoseok se oprimió dolorosamente pero aún así asintió, forzándose a sonreír para borrar la expresión triste de la niña y ella correspondió su gesto con felicidad antes de lanzarse a sobre él para rodearle el pecho con sus bracitos lo más fuerte que podía.

"Gracias Hobi oppa, por favor hágalo muy feliz" pidió con entusiasmo y Hoseok asintió.

El pedido de Chaeyoung era tan inocente pero tan doloroso a la vez que sentía que podría soltarse a llorar en cualquier momento. No lo hizo, en cambio dejó un beso sobre la frente de la menor y ésta le sonrió dejando a la vista sus encías, justo igual a la sonrisa de Yoongi.

Después de aquello Chaeyoung simplemente apartó la escena anterior y lo arrastró al centro de la sala para que jugara con ella. La pequeña colocó una corona de plástico sobre sus revueltos cabellos rojizos y le dió una de sus tacitas de juguete mientras hablaba con fingido tono refinado, según ella estaban teniendo una tarde de té con las princesas de Inglaterra y Narnia.

"Lord Hobi, usted es un caballero tan refinado" entonó la chiquilla mientras sorbía un poco de jugo de uva de su tacita de juguete.

"Es un completo honor y placer escuchar eso de usted, Lady Chae" respondió Hoseok imitando el tono elegante de la menor, quien sonrió complacida con su interpretación.

"Disculpen la interrupción Su Altezas, pero el almuerzo está listo"

Ambos voltearon sus rostros para mirar a Yoongi, quién permanecía recargado contra el marco de la puerta de la cocina observándoles con una sonrisa enternecida. Chaeyoung y Hoseok se levantaron del suelo dónde habían permanecido jugando y se acercaron al peliazul con enormes sonrisas.

"Ve a lavar tus manos Chae" pidió Yoongi cuando la niña le abrazó por la cintura con fuerza.

La niña asintió y se alejó de los mayores para dirigirse al baño. En tanto Yoongi regresó su mirada a Hoseok y no se pudo contener de sostener el rostro del pelirrojo entre sus manos para unir sus labios en un beso suave, donde sus labios daban roces y toquecitos flojos en el simple deseo de sentirse.

"Serías un príncipe muy bonito" susurró Yoongi sobre los labios del menor, uno de sus dedos subiendo para tocar ligeramente la corona sobre los cabellos del más alto.

Hoseok se sintió sonrojar ante el cumplido y volvió a presionar sus labios sobre los de Yoongi, tratando de ocultar el rubor que se extendió por su rostro hasta las puntas de sus pequeñas orejas.

Ah, un día iba a morir por la aplastante dulzura de Yoongi.

"Sería un príncipe solo si tú eres el mío" murmuro Jung mientras ladeaba su rostro para acariciar sus naricitas en un dulce beso esquimal.

Ante esas palabras Yoongi no pudo contener su sonrisa, su pechito se sintió tan cálido y su lobo movió la cola tan entusiasmado que pensó que podría morir allí mismo de felicidad. Tener a Hoseok así, compartiendo su espacio y murmurandose cursilerías era tan bonito, casi como un sueño.

Pero era real, desde las palabras dulces como miel espesa hasta las manos que le sujetaban de la cintura con suavidad a la par de los labios que presionaban los suyos en besos breves. Su realidad era Hoseok, su omega de bonitos labios de corazón y hoyuelos adorables que podía ser tierno así como jodidamente provocativo.

Era real y aunque se sentiese como una fantasía podía asegurar que al despertar aún se encontraría con el aroma de Hoseok adherido a su piel y eso nadie iba a cambiarlo.

Ni su padre, ni sus compañeros en la escuela ni nadie allá fuera que quisiese cuestionar lo que sentía por Jung Hoseok.

Solo debían aguantar la farsa que habían montado hasta que fuesen lo suficientemente fuertes para enfrentar al mundo que les miraría escéptico por la relación que habían decidido llevar.

Solo un poquito más.

"Woah hyung, realmente cocinas delicioso" murmuro Hoseok, sus mejillas llenas mientras miraba con enormes ojos brillantes al mayor.

"Sip, mi oppa es el mejor cocinando" presumió Chaeyoung mientras hinchaba el pecho y trataba de tragar los fideos dentro de su boquita.

"Lo dices porque aún no has probado la comida de Seokjin hyung" replicó Yoongi mientras trataba de ocultar el sonrojo que aquellos dos le habían provocado.

"Nadie puede superarte, fin"

Y con aquellas palabras de Chae, secundadas por un asentimiento de cabeza por parte de Hoseok, el almuerzo continuo en un cómodo silencio que de vez en cuando era interrumpido por algunas anécdotas de Chaeyoung que sacaban risas a los omegas mayores. Cuando el almuerzo concluyó la pequeña niña los abandonó para terminar con sus tareas a pedido de Yoongi, pues ya era domingo y al día siguiente debía ir a clases.

En tanto, los omegas regresaron a la habitación del mayor y se echaron sobre la cama con las pancitas llenas y los corazones contentos por aquel fin de semana que pronto terminaría. Yoongi nunca había sentido que dos días podían pasar tan rápido pero allí estaba, eran alrededor de las cinco de la tarde y pronto aquella burbuja de comodidad y felicidad se iba a reventar.

Había sido tan bueno para ser verdad.

"¿En que piensas, hyung?" preguntó Hoseok girando su rostro para mirar al peliazul, sus ojitos mirándole con curiosidad.

"En lo perfectos que fueron estos dos días" confesó el pálido mientras se inclinaba para dejar un pequeño beso sobre la naricita del menor.

"¿Solo en eso?" Hoseok murmuró pues podía sentir las notas amargas en el aroma de Yoongi que delataban su tristeza.

"Es que no quiero que se termine, no quiero volver a la realidad" suspiro bajando la mirada, su pecho apretándose al pensar que al día siguiente tendrían que volver a la farsa.

Hoseok no pudo evitar que un puchero se formara en sus labios, su lobo gimoteando abrumado dentro de su pecho al sentir la tristeza de su omega. Sin pensarlo se acercó para rodearlo con sus brazos en un apretado abrazo, sintiendo como Yoongi enseguida ocultaba su rostro contra su pecho y se encogía para hacerse pequeñito.

Oh, su hyung podía ser tan frágil a veces.

"Yo tampoco quisiera irme de aquí, pero debemos enfrentarlo" suspiro Hoseok, sus labios presionándose delicadamente sobre la frente del mayor.

Una ola del aroma de Yoongi con fuertes toques amargos llegaron a su nariz ante sus palabras, su corazón al instante se apretó dentro de su pecho ante la ansiedad de su pareja y su propio lobo, aquel animal asustadizo que aulló desesperado sin saber cómo consolar al triste omega entre sus brazos.

"Tengo miedo, ¿por qué todo parece estar en nuestra contra?" Yoongi susurró, su voz tensa producto del enorme nudo en su garganta.

Los labios de Hoseok se apretaron en una tensa línea ante aquella frase, la bruma y las inseguridades decidieron aplastarlo también en ese momento y por más que quería esforzarse por mantenerse firme no pudo evitar que sus ojitos se cristalizaran.

Era injusto, tan injusto.

¿Por qué debían tener miedo de amarse? ¿Por qué lo suyo era señalado con aberración si solo eran dos personas que se querían demasiado? ¿Qué importaba si eran dos omegas y se salían de lo convencional?

No entendía, no entendía porque los demás veían algo malo en dónde él solo podía encontrar cariño.

El sentimiento le aplastaba y le hundía, tanto que se limitó a aferrarse al cuerpo de Yoongi como si fuese su ancla para evitar naufragar en el océano de miedo que le rodeaba. Guiado por su lobo decidió hundir su nariz en el pálido y liso cuello de su omega, buscando con desespero aquel aroma suave y dulce que relaja a su lobo dentro de su pecho.

Y fue allí, con la fragancia de los jazmines y la menta picando en su nariz que se dió cuenta que todo, absolutamente todo valdría la pena si al final del día podía hundirse en los brazos de su hyung.

"No estés asustado hyung" su susurro salió bajo, íntimo, solo para que su omega peliazul le escuchara.

Quiso reír ante su elección de palabras al descubrir que él mismo estaba aterrado. Pero continuó hablando, porque lo único que quería era sostener y consolar al afligido omega de ojitos gatunos.

"Nuestro pequeño secreto sólo es una promesa para un futuro próspero juntos" aseguró, sus labios acariciando la piel de la frente del mayor en una caricia arrullante.

El mayor no tardó en asentir algo titubeante pero se acurrucó mejor contra los brazos de su omega pelirrojo, dejando que éste le sostuviera para consolar a su asustado corazón.

Porque por más que llorara y rogara el tiempo iba a seguir corriendo e inevitablemente ese fin de semana perfecto iba a llegar a su fin.

Así que besó los labios de Hoseok hasta que la respiración le hizo falta, acarició cada centímetro del cuerpo ajeno a su alcance y susurró mil y un promesas a su omega, atesorando cada segundo de aquella tarde hasta que llegó la hora de regresar a la realidad, una dónde tenían que fingir que no se deseaban y querían como realmente lo hacían.

La despedida fue difícil, Hoseok no quería marcharse de esa casa y dejar solos a Yoongi y Chaeyoung, menos cuando ahora tenía un panorama más amplio de lo que el señor Min le hacia a su hyung. Pero era algo que no podía postergarse más así que se aseguró de besar con cariño los labios de cereza de Yoongi y abrazar con fuerza a la pequeña Chae antes de marcharse.

"Nos vemos en la escuela" murmuro en despedida mientras abría la puerta de entrada.

Y mientras salía de allí no pudo evitar voltear a ver una vez más a los dos hermanos que le observaban marchar con rostros afligidos. Tuvo que obligarse a seguir caminando para no regresar corriendo a los brazos de su omega y para cuando fue consciente de lo que pasaba a su alrededor se dió cuenta que estaba parado frente a la entrada de su propia casa, mirando fijamente la madera de la puerta mientras permanecía estático en su lugar.

Aquella casa no se sentía como su hogar, no como cuando estaba entre los brazos de su omega.

Se sentía en modo automático mientras se hacía camino a las escaleras, su mirada perdida y las extremidades entumidas. Ni siquiera reaccionó cuando su madre se abalanzó sobre él para atacarle con preguntas sobre su fin de semana con su amigo.

"Uh, tienes el aroma de ese omega pegado en todos lados" aquello fue lo que definitivamente le sacó de su trance.

Miró a su madre en busca de su expresión de desagrado, de desaprobación o decepción pero solo podía ver extrañeza brillando en aquellos orbes que tanto conocía.

"El chocolate con menta es una combinación muy buena pero, ¿por qué hueles tanto a ese omega?" agregó su madre mientras le miraba con una de sus cejas arqueadas.

El vientre de Hoseok cosquilleo y sus mejillas se ruborizaron, su oportunidad de ser sincero estaba allí, cerca y fácil de alcanzar. Sin embargo, no podía evitar sentirse ansioso, después de todo su madre había insistido tanto en que fuese un buen omega para que consiguiera un buen alfa, había repetido hasta el cansancio lo mucho que deseaba que le diese nietos y lo importante que era que se dejase cortejar por lo que no podía evitar predecir la decepción de su madre si le contaba que no quería un alfa porque ya tenía un omega, que nunca le daría nietos porque entre omegas no pueden preñarse y que por sobretodo él y Yoongi no se cortejaban porque les parecía ridículo.

"Es porque dormimos en su cama a falta de sacos de dormir" terminó diciendo antes de esquivar el cuerpo de su madre para por fin encerrarse en su habitación.

Quizás después de todo Hoseok no era tan valiente y fuerte como le gustaba presumir, quizás era un omega débil y frágil que no podía ni siquiera enfrentarse a su madre ni mucho menos a sus compañeros de escuela.

Oh, ¿cómo podría cumplir el pedido de Chae sobre cuidar a Yoongi si no podía ser valiente?

Maldita debilidad, ¿Es que ese era su castigo por amar a alguien de su misma jerarquía? Quizás la Diosa Luna quería castigarlo por romper con el rumbo que la naturaleza dictaba.

Quizás si era un castigo, porque cuando entró al instituto al día siguiente lo primero que vió fue a Yoongi siendo estrechado por los fuertes brazos de Jimin, luciendo como si fuesen la pareja perfecta de alfa y omega. El dolor en su pecho fue mucho más cruel de lo que sería un castigo.

¿Realmente su frágil corazón soportaría aquella farsa para cuidar de su hyung?








hOLAAAAA

diod me tardé casi un mes en
traerles una actualización, así
que perdónenme por el atraso,
pero espero que la espera haya
válido la pena ksndisjs

los extrañe mucho y también
extrañe escribir a esta historia
por lo que probablemente traiga
una actualización más pronto uwu

en fin, espero les haya gustado,
no se olviden de votar y comentar,
los amooooooooo <3

shyoongichi




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