40
—¡Chicos!
Febe y JungKook dieron un brinco en el lugar provocando que sus cabezas se golpearan.
—¡Ah!
—Mierda —se quejó el pelinegro.
—¡Hey! Nada de malas palabras en mi casa.
—¿Papá? — Febe acarició su cabeza y miró a su alrededor un poco aturdida.
—Puede entrar un ladrón y ni cuenta.
—Nos quedamos rendidos —explicó JungKook con una voz ronca de recién levantado y estiró uno de sus brazos al mismo tiempo que rascaba su ojo derecho con la otra mano.
Y era cierto que se habían quedado dormidos en el sofá viendo una película, el televisor frente a ellos estaba encendido y el sofá estaba lleno de palomitas por todos lados.
—¡Papá! —Febe se levantó con un sonrisa y caminó hacia su padre con los brazos abiertos —Dijiste que llegarías en la tarde ni siquiera me dio tiempo organizar un poco— dijo con la cabeza pegada el pecho de su padre mientras este acariciaba su cabeza.
—Tal vez si no hubieras dejado todo para última hora...
—Papá, acabas de llegar y ya me estás regañando —el hombre se encogió de hombros.
—No sería un buen padre si no lo hiciera.
—¿Tuvo un buen viaje señor Kim? —preguntó JungKook poniéndose en pie.
—Mmm algo aburrido pero bien.
—Me imagino que el trabajo no debe de ser divertido.
—Deja que comiencen a trabajar, querrán regresar a su época de estudiante —Febe negó rápidamente.
—Creo que me gustaría más poder ganar mi propio dinero en un trabajo que me guste—JungKook asintió dándole la razón.
—Tsk Tsk —el padre de Febe hizo un sonido con la boca y zafó un poco su corbata— Iré a darme un baño y les prepararé el desayuno.
—Oh no papá, descansa, JungKook y yo podemos.
—He extrañado demasiado cocinarles a ustedes dos, no creo que me vaya a negar.
JungKook y Febe lo ayudaron a llevar sus maletas arriba y JungKook sintió los nervios apoderarse de él cuando pasaron por frente de la habitación de Febe.
—Voy a cambiarme de ropa un momento— habló Febe dándose la vuelta para entrar a su habitación.
—¡No! Espera —JungKook la detuvo y Febe levantó una ceja al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.
—Ahora que lo pienso, no me haz dejado entrar a mi habitación desde que llegué de las compras. Incluso he dormido con la misma ropa de ayer.
—Mmm —el pelinegro balbuceó algo bajito— n-no es nada, s-solo...
—Voy a entrar.
—¡No! —logró hacer un rápido movimiento y corrió a Febe hasta quedar frente a la puerta.
—Uuuuh~ ¿qué habrá? ¿Que ocultas tanto? ¿Ah? ¿Acaso rompiste algo?
Mmm si, un cuadro pero eso no se lo diría hasta que lo arreglara.
—Ok, ok. Lo verás, una vez que me vaya.
—Ah no, eso si que no.
—Adios —y se marchó corriendo como alma que lleva el diablo.
—¡Aaah! ¡¡Joen JungKook!!
—¿Chicos ya están corriendo por la casa? —gritó el padre de Febe desde el baño.
—Detente ahí grandísimo idiota —gritó corriendo detrás del pelinegro
—¿No querías ir a ver tu habitación? Puedes ir sin problemas— se detuvo frente al sofá como una barrera que lo separaba de Febe.
—Vienes conmigo.
—¡No! —puchereó.
—Jeon JungKook.
—Kim Febe.
—Ok, ok. Jugaremos limpio como adultos que somos —propuso Febe saliendo de su posición de combate— Piedra, papel o tijeras.
—Hecho.
Febe había perdido pero después de haber corrido detrás de JungKook por toda la casa había conseguido que el chico subiera a la segunda planta donde estaba su habitación.
—Tu primero.
—Ah no, Febe~ —hizo un berrinche y sacudió sus manos al mismo tiempo que saltaba en el lugar.
—Está bien, iré primero.
Y antes de que pudiera abrir la puerta las manos de JungKook habían cubierto sus ojos.
—Ya que estamos aquí, hagamoslo bien.
Y la puerta se abrió, Febe dio uno, dos, tres pasos aun con los ojos cubiertos y sus mejillas se elevaron en una sonrisa, estaba demasiado curiosa.
—Ya quiero ver.
Escuchó un suspiro por parte de JungKook y sus manos dejaron de cubrir su vista.
—Joder...
Llevó sus manos a su boca por la sorpresa y sintió sus ojos comenzar a picar. Una de las paredes de su habitación estaba adornada por fotos de ella junto a JungKook y por encima de la hilera había colocada una guirnalda de luces doradas. Se observan felices en las fotos, una cubiertos hasta arriba de abrigos y gorritos de inviernos mientras sonreían. Febe con el rostro pintado de labial mientras dormía y un JungKook demasiado feliz hacía señas a la cámara. Otra donde el pelinegro estaba con dos pajitas en los orificios de su nariz y Febe a su lado intentando no llorar de la risa.
Mierda, eran la gran mayoría de los recuerdos que había vivido con JungKook.
Dio una vuelta en 180 grados y en su otra pared que siempre estaba vacía había un hilera de sus fotos. Fotos de ella solamente. Había una donde intentaba tapar la cámara mientras reía, otra donde hacía muecas de ojos bizcos. Recién levantada con el cabello desgreñado. Y muchas otras de las que ni siquiera se había percatado. Con sus audífonos puestos en la escuela, montando en un columpio, no recordaba que JungKook hubiera sacado fotos ese día, dormida sobre la mesa con el lápiz y su libreta de álgebras abierta. Era como una galería de arte de su vida.
De sus vidas.
Era imposible no llorar, definitivamente lo era.
—Dios, ¿có-como se te ha ocurrido hacer todo esto?
JungKook se encogió de hombros.
—Sabes que amo sacar fotos. Esos recuerdos no se podían quedar solamente en mi cámara y una vez mencionaste que querías decorar tu habitación de esta forma. Lo vi como el regalo perfecto —y comenzó a reír— veo que te haz emocionado.
—Pff, para nada, solo es agua saliendo de mis ojos.
—Tonta, ven aquí —y la envolvió entre sus brazos permitiendo que Febe descargara sus emociones sobre su pecho.
—Eres tan malditamente genial.
—Dime algo que no sepa.
—Mmm vamos a ver— se separó un poco para poder observarlo— ¿Qué días crees que es hoy?
—Mmm pues jueves— dijo JungKook sin más
—¿Ves? No lo sabes.
—Oh ya, el día en que nos dimos nuestro primer beso.
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