Capítulo 18
«Cuanto más perfecto luzca
uno por fuera,
más demonios tiene adentro»
Sigmund Freud.
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Una semana después
Adrien Bourdeu
—¡No! —grita Ava golpeando mi brazo varias veces—. ¡No quiero volver a ese lugar!
Sujeto su brazo con más fuerza y la arrastró por el pasillo para dirigirnos hacia la máquina. Nunca creí que sería tan difícil que ella obtuviera la energía.
Ella me muerde y la suelto con fuerza, se estrella hacia una pared y cae al suelo mirándome con lágrimas en su rostro.
—Lo siento... No vuelvas a morderme de esa forma —acaricio en dónde me mordió y me acerco a ella, pero se aleja apartando la mirada—. Tienes que aprender a controlarte...
Uno de los empleados del lugar se la lleva y lo más extraño es que no pone resistencia a él. Le inyectan un suero especial que hace que tu cuerpo se quede paralizado por algunos minutos.
Le ponen el respirador a la niña y le conectan todos los cables a sus nervios, ella hace algunas muecas de dolor. La máquina empieza a llenarse de agua, y la pequeña cierra los ojos.
Me quedo observándola por un momento y suspiro pensando en todo el daño que le han hecho está semana.
No debí aceptar ese trato.
—Ya pueden empezar —le exijo a mi empleado—. Terminemos con esto rápido.
Él asiente y enciende la máquina, Ava empieza a gritar tratando de resistir las fuertes corrientes de energía que atraviesan todo su cuerpo.
—Más potencia —digo.
Necesito acabar con esto.
Cuando agregan más potencia, la máquina empieza a hacer un sonido muy extraño. Arrugó mi rostro tratando de analizarlo bien, pero al observar el cuerpo de la pequeña me asusto.
Se alcanzan a distinguir algunas venas en su cuerpo, pero se vuelven de color negro. El color piel de sus manos y pies, empieza a teñirse del mismo color.
El color oscuro empieza a llegar a todo su cuerpo y sus ojos se vuelven completamente negros mostrándonos una imagen terrorífica.
«No puede estar pasando esto»
Me acerco a la máquina rápido y presiono el botón de apagado de emergencia. Abro la puerta y saco a la pequeña con rapidez cargando su delicado cuerpo.
El agua que había en la máquina sale de ella con rapidez y moja todo el lugar.
—¡Ava! —le grito quitándole el respirador y moviendo su cuerpo.
No, no, no.
Observo sus ojos negros con temor y trato de limpiar un poco la sangre que empieza a salir de su nariz.
—Oye dime algo... Por favor —digo golpeando despacio su rostro.
Sus ojos están completamente abiertos, pero no me responde, no se mueve, aunque sea un poco.
—¡Llévala a la enfermería! —le digo a un empleado, pero él se queda quieto en su puesto—. ¡Rápido!
Él muchacho agarra una camilla y ponen a la niña con cuidado en ella, salimos del lugar y tratamos de llevarla lo más rápido posible a la enfermería.
«¡No quiero volver a ese lugar!»
Recuerdo las palabras que ella me gritaba y siento una extraña presión en mi pecho.
Llegamos a la enfermería y empiezan a revisar todas las partes de su cuerpo que ahora son de color negro.
—Sus signos vitales están bien señor... —uno de los médicos dice con extrañeza analizando su rostro.
Me dirijo a una pequeña caja nervioso que estaba escondida y saco una jeringa de ella, se la entregó al médico y él mira el objeto con desconfianza.
—Inyéctele eso —le digo calmando un poco la respiración agitada que tengo.
El hombre le inyecta a la niña el extraño líquido color verde y el cuerpo de ella empieza a volver a la normalidad, sus ojos vuelven a ser blancos y su piel ya no es negra. Ya no se pueden visualizar las líneas oscuras en su cuerpo.
Ava se levanta de la nada sentándose en la camilla, empieza a toser como loca y agarra su pecho con sus pequeñas manos.
Todos los que están en el lugar me miran con extrañeza.
—¿Qué es ese líquido? —pregunta uno mirándome con curiosidad.
—No puedo hablar de eso, es confidencial.
A la enfermería entra June con un rostro bastante pálido. Ella me mira de una manera muy extraña y me dirijo hacia ella.
—¿Qué pasa? —le pregunto en un susurro.
—Venga conmigo por favor.
La sigo por el pasillo y ella se voltea dándome una fuerte cachetada. El sonido del golpe hizo eco por todo el lugar y me sorprende demasiado que me haya golpeado de esa forma.
—¡Acaba de llamarme el primer ministro preguntando por Ava! —grita mirándome con furia—. ¡Cómo pudiste aceptar eso!
Volteo a mirarla y mi cuerpo tiembla un poco al saber que se dio cuenta de mi horripilante trato.
—¡Era la única opción!
—¿¡La única opción!? —se acerca más a mí y me golpea de nuevo.
Bajo mi mirada apenado y acaricio la parte donde ella me golpeó.
—Jamás creí que me sentiría tan decepcionada de ti.
—Lo siento...
—No te debes disculpar conmigo Adrien —se limpia una pequeña lágrima que tiene en su rostro—. Debes disculparte con Ava, le arruinaste la vida.
Ella tiene razón.
No soy capaz de levantar mi mirada y observarla a los ojos.
Estaba tan desesperado por conseguir ese permiso que no me importaba cuáles eran las opciones para conseguirlo.
Ahora sé que esa pequeña me verá como el monstruo de su historia por el resto de su vida.
Levanto mi mirada para enfrentarme a June, pero ella pasa al lado mío dirigiéndose a la habitación donde se encuentra la niña.
Decido que iré a dónde están los demás niños y me muevo con pasos lentos hacia el lugar.
Debo llamar al ministro y decirle que hoy a Ava no la llevaré...
Saco el teléfono de mi bolsillo y marco el número nervioso, escucho varios pitidos repetidas veces y me contestan por fin.
—¿Si? —escucho la voz del ministro y me congelo en mi puesto—. ¿Con quién hablo?
—Habla con Adrien señor...
—¡Querido amigo! ¿Qué tal está?
Siento repulsión que él me llame de esa manera.
—Señor, era para decirle que no podré llevar a la niña hoy.
—Pero si hoy es si último día...
—Lo sé —suspiro—. Pero hubo complicaciones con la máquina y debe quedarse en reposo.
—De acuerdo, igual ya la utilicé lo suficiente. Ya no me sirve.
Empiezo a sentir náuseas de una forma horrible y tapo mi boca con mi mano libre respirando con fuerza.
—Que tenga buen día. Los permisos le estarán llegando el día de mañana.
Cuelga el teléfono y empiezo a respirar con dificultad.
«Soy una persona horrible»
Reacciono y sigo caminando hacia la sala donde están los pequeños sintiéndome un poco mareado.
Entro a la sala y veo a los cuatro niños sentados cada uno en diferentes mesas. Puedo ver en sus rostros que están bastantes aburridos. Un empleado del lugar está sentado en una esquina apartado de ellos y cuando me ve, se levanta caminando hacia mí.
—Buenos día señor.
—Buenos días... —digo casi susurrando—. ¿Cómo están los niños?
—Se encuentran bien, pero hay algo que me parece extraño —voltea a mirarlos y después dirige su mirada hacia mí—. Tengo entendido que todos son de países diferentes...
—Es cierto.
—Los he escuchado hablar a veces entre ellos, pero hablan su idioma natal y no sé cómo se entienden...
Empiezo a reírme un poco y el hombre me mira con extrañeza.
—Lo siento, bueno... hace poco cree un pequeño aparato que se pone al lado de tu cabeza. Es como un traductor, puedes entender todos los idiomas en los que te hablan —miro a los niños por un momento—. Cada uno de ellos tiene uno, cuando terminemos con Ava le enseñaremos nuestro idioma.
—Vaya... ¿Usted también tiene un traductor?
Me quito el pequeño aparato y se lo muestro al chico. Es un pequeño disco de metal que se adhiere al lado de tu cabeza y te ayuda a entender varios idiomas, para que la otra persona te entienda, tiene que tener también el aparato. Es una ventaja, ya que puedes hablar tu idioma sin complicaciones.
Aunque todavía debemos mejorarlo.
—Vaya... —dice acercando su cabeza al aparato—. Es bastante pequeño.
—Es mejor que no se vea.
—Gracias por quitarme esa duda —dice sonriendo—. Pensé que me estaba volviendo loco.
Nos empezamos a reír y observo como de un momento a otro una mesa se levanta del suelo y sale volando.
«¿Qué caraj...»
La mesa cae encima de Axel y André le empieza a gritar algo que no logro entender.
¿Cuándo aprendió a levantar cosas más pesadas?
Me pongo de nuevo el traductor y me acerco a Axel para ayudarlo a levantarse, le quitó la mesa de encima observando si está bien. Él me mira un poco desorientado y noto un pequeño círculo rojo en la piel de su frente.
Me agacho al lado de él y observo su rostro de confusión.
—¡Eres un fenómeno! —grita André.
—Tranquilo, tranquilo —él joven con el que estaba hablando se acerca al niño que tiene una mirada de furia.
Creo que se llamaba Carlos, sería imposible olvidarlo gracias a su aspecto; llama mucho la atención con su cabello azul oscuro.
—¿Qué paso? —le pregunto a Axel revisando el pequeño golpe que tiene.
—No lo sé, de un momento a otro sentí que alguien controlaba mi cuerpo y André se enfureció conmigo —me dice haciendo una pequeña mueca.
Debe ser su otra personalidad.
«Esto será muy difícil»
—Puedes retirarte, yo me encargo de ellos —le digo a Carlos y él asiente levantándose y saliendo de la sala.
—De acuerdo niños —me levanto limpiando mi pantalón y suspiro—. Recuerden que deben llevarse bien, dejen ser amigos.
—Pero él me dijo...
—No importa lo que haya dicho —interrumpo a André—. Tienes que entender que no es culpa de él, fue mi culpa lo que sucedió con su cuerpo.
André agacha la mirada haciendo un pequeño puchero.
—Su amiga Ava parece que ya acepto la energía, le haremos pruebas a ver qué poder obtuvo —todos los niños abren sus ojos sorprendidos—. ¿Les gustaría acompañarme?
—¡Sí! —gritan Axel y Aitor al mismo tiempo.
—P-pero... —Alice trata de decir algo, pero se queda callada.
—¿Qué pasa? —pregunto acercándome a ella que está un poco apartada de todos. Me agacho a su altura y ella baja su mirada.
—Ava... Me da un poco de miedo.
Suspiro sonriendo y acaricio su cabello.
—Puede ser por su aspecto, pero créeme que es una niña muy buena.
—Es cierto —dice Axel, volteo a mirarlo y tiene una pequeña sonrisa—. Si da un poco de miedo... Pero es bastante divertida.
—Tiene razón, debemos apoyarla para que pueda controlar su energía —digo esbozando una sonrisa triste.
La niña sonríe un poco y me alegra que los niños se estén llevando bien, aunque tengo que controlar a Axel y a André. Tengo que evitar que se lleven mal en un futuro.
—Bueno niños —me levanto y los miro a todos—. Vamos a ver a su amiga.
Los pequeños se acercan a mí y hacen una pequeña fila, Axel es el primero en llegar y me parece que será un niño bastante alegre.
Nos dirigimos a la puerta del lugar y salimos de ahí para poder llegar a la sala de pruebas, Ava ya debe estar ahí.
Llegamos a una gran puerta de metal y está se abre automáticamente, los niños entran de primeras corriendo y trato de calmarlos.
—No corran aquí, puede ser peligroso.
Todos se quedan quietos y se acercan al cristal gigante que separa la habitación en dos, del otro lado ya se encuentra Ava sentada en una pequeña silla. Hay cuatro mesitas al frente de ella y en cada una de estas hay un frasco con diferentes cosas.
Enciendo el micrófono que está en una pequeña mesa que hay al frente del cristal para que ella pueda escucharme, los niños se sientan en el suelo mirando con curiosidad a Ava.
—Bueno Ava, quiero que te concentres —ella levanta su mirada para verme y me parece que sus ojos ahora son más blancos—. Quiero que mires los frascos que tienes al frente tuyo y elijas alguno.
Ella voltea su mirada para ver a una de las mesas que tiene un pequeño frasco con una vela encendida, no deja de mirarla y de un momento a otro el fuego que hay en la vela, sale disparado hacia arriba en una gran línea casi tocando el techo del lugar. El frasco se rompe en varios pedazos y todos los fragmentos caen al suelo.
«Bueno, no esperaba eso»
Observo los ojos rojos de Ava con curiosidad, pero vuelven a la normalidad, así como la vela.
Escucho sonidos de impresión de los niños y sonrío al saber que conseguimos hacer que ella obtenga la energía.
—Parece que tenemos a una chica fuego.
Los pequeños aplauden y me parece un poco gracioso.
No entiendo porque sus ojos se volvieron rojos. Es un poco extraño.
Pero lo que más me causa curiosidad es que Ava se queda mirando la mesa que tiene al frente de ella, es el frasco que tiene una pequeña roca adentro.
—Ya puedes salir de ahí —le digo tratando de obtener su atención, pero su mirada sigue en el frasco—. ¿Ava?
Varias púas salen de la pequeña roca rompiendo el frasco, pego un pequeño salto del susto y de la impresión. Los ojos de ella se pusieron está vez de color negro, vuelven a ser blancos como antes y ella me mira fijamente.
¿Puede controlar dos energías?
Observo a los pequeños que tienen una mirada de asombro. Axel se acerca más al cristal y se queda mirando a la niña.
Ava esta vez dirige su mirada hacia el frasco que está lleno de agua.
«No me digas que...»
El agua del frasco sale por el pequeño orificio que tiene en la parte de arriba y empieza a dar vueltas en el aire. El iris de sus ojos se vuelven azules en esta ocasión, y observo algunas venas negras en el rostro de Ava.
El agua cae mojando la mesa y como antes, sus ojos vuelven a la normalidad.
—Ava necesito que te detengas...
Ella mira el frasco donde hay un pequeño teléfono, el teléfono explota y se ven algunos rayos que se mueven en círculos.
Observo sus ojos de nuevo y ahora son de color naranja, pero cuando los rayos desaparecen vuelven a ser blancos como siempre.
¡¿Cuatro energías?!
Se alcanzan a ver varias venas negras en su rostro y sus manos, ella se levanta de la mesa acercándose al cristal y lo toca con su pequeña mano. Se notan algunas lágrimas en sus mejillas y me alejo del cristal lentamente.
Ava me mira por algunos momentos y sus ojos se vuelven completamente negros como cuando estuvo en la máquina.
Maldita sea.
El cristal se rompe en pedazos y escucho algunos gritos de los niños, varios vidrios caen en todas partes llenando todo el lugar de ellos.
Caigo al suelo desorientado y me siento observando a Ava que se acerca a mi lentamente.
Pero se queda quieta y sus ojos se cierran, su cuerpo cae encima de todos los cristales y me acerco a ella con miedo.
Observo dos dardos en su pequeño cuello y miro detrás mío a uno de los empleados con un arma.
Son dardos tranquilizantes...
Volteo a mirar a la niña y ya no se notan las venas negras en su cuerpo.
Siento como mi corazón está demasiado acelerado y todo mi cuerpo tiembla de terror.
No creí que se podrían llegar a tener más de dos energías, es demasiado peligroso. Ella es demasiado peligrosa.
He creado un monstruo.
~~~~~~•~~~~~~
_Nath_
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