Capítulo 17
He crecido cansado de este cuerpo,
un incómodo y pesado cuerpo...
Mother mother
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Narrador omnisciente
Ava golpea de nuevo el cristal de la máquina con fuerza, sus golpes han durado varias horas, pero cada vez se vuelven más débiles. A pesar de tener un respirador se siente ahogada de estar metida en ese lugar.
Adrien observa a la pequeña niña que se resiste a todo lo que le hacen, ya han usado la máquina demasiadas veces en ella y nada ha dado resultados.
—Señor... Creemos que debemos revisar la MDR, puede que sea algún error y por eso ella no acepta la energía —un empleado del lugar le habla al científico tratando de tener su atención.
—De acuerdo, saquen a la niña de ahí. Debo llevarla más tarde a un lugar... —le dice al joven que está a un lado. Él muchacho asiente llamando a otros empleados.
Adrien se siente arrepentido de haber aceptado semejante atrocidad contra la niña. Pero es la única solución para cumplir con su investigación.
O eso cree él.
—Es un niño extraño —André le dice a su amigo en un pequeño susurro señalando al asustadizo Axel que se encuentra con un peluche en sus manos.
Aitor lo mira mal ignorándolo, creé que debe acercarse al niño que está demasiado pálido y se ve muy nervioso.
Pero el pequeño Axel se encuentra demasiado mal con sus síntomas de abstinencia, está demasiado ansioso y todo su cuerpo tiembla con cada movimiento que hace. Sus padres le daban drogas al niño como calmantes para que se quedará quieto ya que era muy extrovertido, pero un niño a esa edad es bastante normal que sea inquieto y curioso.
Los padres se acostumbraron a darles diferentes tipos de drogas hasta que se volvió adicto a ellas, tiempo después ocurrió un extraño incendio y él fue el único sobreviviente.
Axel agarra el muñeco con fuerza y se acuesta en la mesa tratando de relajarse un poco.
Los tres niños se encuentran en una sala bastante grande con varios juguetes, pequeñas sillas y mesas, están demasiado aburridos y nadie ha venido a verlos hace horas.
Pero la gran puerta del lugar se abre mostrando a Adrien y a una secretaria de él que lleva en sus brazos a la pequeña Ava.
—Chicos les presentaré a su nueva compañera, espero que sean amables con ella —Adrien baja a la niña de los brazos de su empleada y se acerca con ella.
Los niños están muy sorprendidos por el aspecto de su nueva amiga, su largo cabello recogido en dos trenzas es bastante blanco, al igual que sus cejas y pestañas. Pero lo más inusual son sus ojos blancos con un pequeño tono de gris que demuestran miedo y curiosidad.
Alice mira a la niña con un poco de miedo y se agarra del brazo de su amigo.
—Ella es Ava, estará con ustedes de ahora en adelante —habla Adrien acercándola a ellos—. June estará con ustedes también y los cuidará a todos para que sean sanos y fuertes.
Se escucha un fuerte sonido y todos observan a Axel que acaba de desmayarse, el niño se retuerce en el suelo y la joven June va rápido hacia él para ayudarlo.
—Sus síntomas cada vez empeoran... —le dice ella a Adrien cargando al pequeño niño mientras le acaricia su cabello.
Él recuerda que debe llevar a Ava en pocas horas dónde el ministro. Adrien siente unas náuseas gigantes y se queda en silencio.
—¿Señor?
Adrien reacciona y suspira mirando a Axel que se encuentra demasiado pálido.
—Llévalo donde los médicos, tendremos que desintoxicar su cuerpo.
La chica asiente y se lleva al niño en sus brazos saliendo el lugar.
—Quería decirles que cada uno tendrá su habitación, ya están listas, así que los llevaré a ellas —los niños sonríen y Ava se aleja bastante del científico, Adrien se siente un poco mal al ver esa reacción de ella.
El hombre les hace un gesto con la mano para que lo sigan, los pequeños lo siguen saliendo por la gran puerta y miran todo a su alrededor, el pasillo es bastante amplio, se ve un poco aburrido por sus paredes simples y blancas. Los niños van en una pequeña fila y Adrien deja a André en una habitación con una gran puerta de metal.
El pequeño mira todo con curiosidad entrando al lugar, y la puerta se cierra automáticamente, la siguiente puerta un poco más adelante es la de Alice, la nena entra con bastante confianza y Adrien se lleva a los dos últimos niños.
Aitor aún no puede creer que una de sus compañeras sea tan... extraña. Observa todo su rostro, su cabello, sus ojos, le sorprende que una persona pueda ser así.
"Parece una muñeca de porcelana" piensa con una pequeña sonrisa en su rostro, se acerca un poco más para observarla mejor, pero Ava voltea a mirarlo con extrañeza. El niño un poco asustado se aleja de ella agarrándose la mano nervioso.
Adrien deja al niño en su cuarto y Aitor mira por última vez a la niña entrando a su nuevo hogar. Adrien camina unos cuantos pasos y mira de reojo a la jovencita que tiene cara de aburrimiento, se detienen en otra puerta más adelante y ella entra rápido a la habitación.
No quiere ver más a ese hombre.
Ella observa toda la habitación con curiosidad, hay una grande cama color gris en medio del lugar con dos pequeñas mesas de cada lado, hay varias estrellas que brillan pegadas en el techo que llaman la atención de la niña. Se acerca despacio al gigante estante de libros que hay en una esquina, se ve bastante vacío ya que tiene pocos libros.
Ella abre sus ojos con sorpresa al darse cuenta del acuario que está en una pared del otro lado de la habitación, se acerca lentamente y observa los peces de colores de diferentes tamaños que hay en él.
Todas las habitaciones tienen acuarios, estos tienen un poco de luz para que el ambiente sea agradable; aunque se ven bastante exagerados por la cantidad de peces que tienen.
Ava agarra uno de los libros del estante y se sienta en la cama tratando de calmarse, hace poco le ha estado doliendo demasiado la cabeza; la máquina le genera esos dolores que se han vuelto muy contantes ya que el artefacto le está afectando la memoria.
Pasan algunas horas y ella se encuentra demasiado cansada, quiere dormir, pero tiene miedo que le suceda algo si se queda dormida. No quiere volver a esa espantosa máquina.
La puerta de un momento a otro se abre mostrando a dos pequeños niños, Ava grita lanzando un libro asustada, se escucha un fuerte golpe y un pequeño quejido.
Se asoma un poco y observa a Aitor en el suelo sosteniendo su cabeza, Axel está al lado de él riéndose; ya se siente mucho mejor al recibir un pequeño tratamiento especial de Adrien.
—Lo siento... pensé que era él científico malo —Ava dice acercándose al niño.
—No pasa nada —se levanta del suelo con ayuda de Axel, y le sonríe a la niña—. Queríamos pasar a saludarte.
—Pensé que las puertas estarían cerradas...
—Podemos salir de vez en cuando, eso dijo el hombre alto —habla Axel entrando a la habitación mirando todo a su alrededor, aun se ve un poco pálido, pero ya tiene un poco de fuerzas para caminar—. ¡Ese pez es transparente!
Los otros niños se acercan al acuario al lado de Axel y observan al gigante pez transparente de ojos negros.
—Es cierto...
—Puede ser un pez gato cristal, no estoy seguro —Aitor habla y los dos niños al lado de el lo miran fijamente.
—¿Cómo sabes eso? —pregunta Ava.
—Me gusta leer... Cuando tengo alguna duda sobre algo, busco en libros.
—A mí me aburre leer —Axel dice tirándose de cara en la cama.
Ava se sienta al lado del niño que se encuentra en la cama y se queda viendo su cabello, las puntas son de color gris pero lo demás es blanco. Ella piensa que se ve un poco extraño.
Aunque no puede opinar mucho sobre eso, porque la apariencia de ella no es muy normal.
—¿Les gustan las fresas? —Aitor les muestra una pequeña bolsa llena de varias fresas, se sienta también en la cama y le entrega una a cada uno.
Axel se sienta bien y se queda mirando a la extraña fresa que se ve muy diferente a como él las conoce.
—Me gusta quitarle las semillas y limpiarlas... También las corto un poco, siempre elijo las más rojas me parecen más... —Aitor habla y se sonroja callándose por la mirada de sus compañeros—. Soy raro lo sé.
—Más que él, no creo —le dice Ava señalando a Axel comiendo una fresa.
Ava se queda mirando el brazo que le falta al niño que tiene al lado por unos momentos, come algunas fresas; pero no deja de mirarlo.
—¿Cómo perdiste el brazo? —le pregunta a Aitor.
—En un accidente... La mitad de mi brazo quedó atrapado en la puerta del auto y tuvieron que cortarlo.
—¡Auch! —Axel hace una cara de terror y la niña rueda los ojos por su exageración.
Los niños disfrutan de las demás fresas y se burlan un poco de la apariencia de ellas, duran toda la tarde hablando entre ellos formando una extraña amistad entre ellos.
Pero después llega Adrien a la habitación y se sorprende al ver los tres niños juntos sentados en la cama.
—Ava... Tenemos que irnos —musita.
—¿A dónde? —ella pregunta extrañada, pero él científico no sabe que decirle.
—Después te enterarás...
La niña se acerca a él y los dos salen de la habitación dirigiéndose a un gran ascensor, este los lleva a la superficie y atraviesan un gran parqueadero que Ava mira con bastante curiosidad, mira por un momento las estrellas y sonríe al ver que hay bastantes.
Adrien la invita a subirse a un auto y ella con un poco de desconfianza se sube sin decir nada. El auto se pone en marcha saliendo de la instalación y el silencio que se forma en el vehículo es un poco abrumador.
Un fuerte dolor pasa por la cabeza de Ava y se confunde un poco al ver que está en un auto, ella mira todo asustada y trata de recordar cómo llegó hasta ahí. Mira al extraño hombre que siente que lo reconoce, pero no lo recuerda para nada.
El auto se detiene al frente de una casa muy elegante y Adrien la baja.
«Qué lindo» la pequeña Ava piensa mientras mira todo a su alrededor. Le gusta analizar todos los adornos que hay en el lugar, siempre la han gustado las casas elegantes y bonitas.
Él científico entra con ella y la deja en una habitación, le dice que espere en ese oscuro lugar. Ella asiente y se acomoda en la gran cama que al verla le gusta enseguida.
Un hombre diferente entra a la habitación mirando a la niña como una carnada exquisita.
El ministro no lo piensa y se acerca a la niña agarrándola con fuerza.
—Tranquila no te dolerá... —él le dice mientras se desabrocha su pantalón y se le acerca un poco más.
Ella trata de zafarse, pero al ser tan pequeña no tiene tanta fuerza para hacerlo.
La niña empieza a gritar y sus llantos se escuchan por todo el lugar, pero nadie la ayuda, nadie la escucha.
O eso creía ella, ya que Adrien se encontraba afuera esperando que terminarán con ella.
Ava muerde la mano del primer ministro y trata de salir de ahí, pero él hombre la golpea en la cabeza tan fuerte que ella cae al suelo perdiendo el conocimiento.
Desde aquel día, todo se convirtió en un infierno. Un infierno que crecía cada día con más fuerza dentro de ella, hasta que no pudo más, y empezó a quemar a todos a su alrededor.
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_Nath_
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